BUENOS AIRES, Febrero 27, (PUNTO CERO) "Que a los jóvenes no les interesa la política ya es sabido. Un estudio realizado por Carlos Fara & Asociados, a solicitud del Programa Odisea 2050 de la Fundación Trabajo y Equidad Social, indica que solo uno de cada cuatro se involucra de alguna manera en esas cuestiones.
El fenómeno no es solo argentino. En todas partes del mundo, se detecta que aquellos votantes más jóvenes se sienten menos involucrados con la temática política que el resto de la sociedad. Sin embargo, el fenómeno se viene registrando hace bastante tiempo, lo cual lleva a deducir que, a medida que una persona se ve obligada a tomar decisiones personales relevantes –cambiar de trabajo, casarse, tener hijos, elegir un sistema jubilatorio, elegir colegio para sus chicos, decidir si tener un seguro médico- la perspectiva vital va cambiando, y ahí es cuando la mirada sobre la política crece, no por gusto, sino por necesidad.
La Argentina ha tenido en los últimos 20 años al menos dos crisis casi terminales, y eso sin duda generó un descreimiento de la gente en la política y sus protagonistas, los políticos. Pero otros lugares de la región, que no han vivido hecatombes semejantes, también están afectados por el fenómeno que aquí se analiza, como el caso de Chile. Es decir: toca a todos, en mayor o menos medida.
El estudio realizado por nuestra consultora también arroja otras conclusiones interesantes:
1) Pese a no creer en los políticos, ni a interesarles la cuestión, son muy optimistas respecto a su futuro y el de su familia: el 72 % cree que las cosas le irán mejor o igual de bien en los próximos meses. Alguien podría aducir que piensan así porque en realidad desligan su suerte de la del país o de las decisiones que se tomen dentro del sistema político. Y es posible, ya que la política implica atarse a una suerte más colectiva, mientras que la tendencia cultural predominante es hacia el invidualismo.
2) Pese a que consideran a los políticos, junto con los sindicalistas, los estamentos de menor prestigio, no ponen a todos dentro de la misma bolsa: los tres dirigentes oficialistas sondeados –Néstor y Cristina Kirchner, y Daniel Scioli- poseen superávit en materia de imagen, mientras que los tres opositores medidos –Carrió, Macri y Lavagna- cosechan más percepciones negativas que positivas.
3) El fenómeno de Internet. Por supuesto que ser usuario de Internet está muy ligado con el nivel socioeconómico de los entrevistados: dos tercios de los que no usan Internet pertenecen a la clase baja, mientras que el 70 % de los que sí la utilizan son del sector medio o medio alto. Sin embargo, el estudio descubre que dentro de un mismo nivel socioeconómico no es lo mismo ser usuario que no serlo. Dentro de la clase baja –el estrato que es menos usuario- al 28 % de los que utilizan Internet les interesa la política mucho o bastante, contra el 15 % de los que no son usuarios. En la clase media, las proporciones son del 30 % y el 12 % respectivamente. Conclusión: el acceso a Internet está produciendo una diferencia mayúscula, implicando una inclinación a la búsqueda de información, tomar conocimiento de los temas, y eventualmente formarse opinión.
4) El nivel socioeconómico manda. Tal cual se analizó en los resultados de la última elección presidencial, Cristina Kirchner recoge más votos a medida que desciende el nivel socioeconómico de los entrevistados: 10 % en clase media alta, 25 % en clase media y 38 % en el sector popular. Esto indica que los jóvenes, en materia electoral, son un reflejo de cómo se comportan las generaciones que los precedieron, trasladándose las pautas culturales originadas en el lugar social que los vio nacer.
5) Participar sí, votar más o menos. Casi el 60% cree que se podrían solucionar los problemas del país participando más en organizaciones como partidos, sindicatos, etc. Pero solo el 42 % piensa que eso se podría lograr yendo a votar. Esto es positivo en la medida que la democracia no empieza y termina el día del comicio.
El fenómeno no es solo argentino. En todas partes del mundo, se detecta que aquellos votantes más jóvenes se sienten menos involucrados con la temática política que el resto de la sociedad. Sin embargo, el fenómeno se viene registrando hace bastante tiempo, lo cual lleva a deducir que, a medida que una persona se ve obligada a tomar decisiones personales relevantes –cambiar de trabajo, casarse, tener hijos, elegir un sistema jubilatorio, elegir colegio para sus chicos, decidir si tener un seguro médico- la perspectiva vital va cambiando, y ahí es cuando la mirada sobre la política crece, no por gusto, sino por necesidad.
La Argentina ha tenido en los últimos 20 años al menos dos crisis casi terminales, y eso sin duda generó un descreimiento de la gente en la política y sus protagonistas, los políticos. Pero otros lugares de la región, que no han vivido hecatombes semejantes, también están afectados por el fenómeno que aquí se analiza, como el caso de Chile. Es decir: toca a todos, en mayor o menos medida.
El estudio realizado por nuestra consultora también arroja otras conclusiones interesantes:
1) Pese a no creer en los políticos, ni a interesarles la cuestión, son muy optimistas respecto a su futuro y el de su familia: el 72 % cree que las cosas le irán mejor o igual de bien en los próximos meses. Alguien podría aducir que piensan así porque en realidad desligan su suerte de la del país o de las decisiones que se tomen dentro del sistema político. Y es posible, ya que la política implica atarse a una suerte más colectiva, mientras que la tendencia cultural predominante es hacia el invidualismo.
2) Pese a que consideran a los políticos, junto con los sindicalistas, los estamentos de menor prestigio, no ponen a todos dentro de la misma bolsa: los tres dirigentes oficialistas sondeados –Néstor y Cristina Kirchner, y Daniel Scioli- poseen superávit en materia de imagen, mientras que los tres opositores medidos –Carrió, Macri y Lavagna- cosechan más percepciones negativas que positivas.
3) El fenómeno de Internet. Por supuesto que ser usuario de Internet está muy ligado con el nivel socioeconómico de los entrevistados: dos tercios de los que no usan Internet pertenecen a la clase baja, mientras que el 70 % de los que sí la utilizan son del sector medio o medio alto. Sin embargo, el estudio descubre que dentro de un mismo nivel socioeconómico no es lo mismo ser usuario que no serlo. Dentro de la clase baja –el estrato que es menos usuario- al 28 % de los que utilizan Internet les interesa la política mucho o bastante, contra el 15 % de los que no son usuarios. En la clase media, las proporciones son del 30 % y el 12 % respectivamente. Conclusión: el acceso a Internet está produciendo una diferencia mayúscula, implicando una inclinación a la búsqueda de información, tomar conocimiento de los temas, y eventualmente formarse opinión.
4) El nivel socioeconómico manda. Tal cual se analizó en los resultados de la última elección presidencial, Cristina Kirchner recoge más votos a medida que desciende el nivel socioeconómico de los entrevistados: 10 % en clase media alta, 25 % en clase media y 38 % en el sector popular. Esto indica que los jóvenes, en materia electoral, son un reflejo de cómo se comportan las generaciones que los precedieron, trasladándose las pautas culturales originadas en el lugar social que los vio nacer.
5) Participar sí, votar más o menos. Casi el 60% cree que se podrían solucionar los problemas del país participando más en organizaciones como partidos, sindicatos, etc. Pero solo el 42 % piensa que eso se podría lograr yendo a votar. Esto es positivo en la medida que la democracia no empieza y termina el día del comicio.
Los jóvenes argentinos no son diferentes de los del resto del mundo. Pese a que, como generación, han vivido quizá la peor crisis de la historia argentina, no les interesa la política, pero tienen claras las prioridades sociales: educación, desempleo y seguridad”.(PUNTO CERO).
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