LUJAN, Marzo 06, (PUNTO CERO-El Civismo) A tres años de haber sido presentado el proyecto de cambio de nombre, los concejales decidieron por unanimidad denegar el pedido.
Entre otros argumentos, sostienen que modificar la denominación de una calle acarrea numerosos trastornos, tanto para los vecinos como administrativos.
En el despacho tratado en la sesión de ayer, figura que existe otro pedido para llamar a una calle “Evita”, y desliza la posibilidad de que esto se concrete en el futuro.
La avenida Julio A. Roca seguirá manteniendo su nombre en lugar de llamarse Eva Perón, como pretendía el Grupo de Jubilados Independientes (GJI). Por unanimidad de las dos comisiones donde fue tratado el pedido del GJI, los concejales llegaron a la conclusión que no resulta conveniente el cambio de nombre de calles sino que provoca todo lo contrario.
Ayer, en el marco de la primera sesión extraordinaria del año, los concejales sepultaban el pedido de un grupo de jubilados que, en enero de 2005, había formalizado la solicitud para modificarle el nombre a la avenida que corre por los límites de los barrios El Quinto, San Juan de Dios y Champagnat.
El argumento que en su momento esgrimió el GJI, se basaba en lo que entendían como “saludable revisionismo histórico”. Sin embargo, los concejales consideran que no están para juzgar la historia.
Para el GJI resultaba “imperioso sancionar ética y moralmente a quienes encumbrados en poder oligárquicos de sus tiempos, fueron factores preponderantes y responsables directos del exterminio, saqueo y despojo de los aborígenes”.
A cambio proponía el nombre de Eva Perón, pero no logró seducir ni siquiera a los concejales peronistas que sumados los dos bloques son abrumadora mayoría.
Analizada la propuesta por dos comisiones (Derechos Humanos y Urbanismo) los ediles determinaron por unanimidad que esta avenida, como el resto de calles y paseos públicos que ya tienen un nombre, no sean modificados.
Desestimaron el pedido del GJI al sostener que “los espacios públicos forman del patrimonio de la comunidad”, por ende, “todo cambio de denominación de los mismos debiera responder a un requerimiento de ésta en su conjunto y no a sectores particulares”.
Como fundamento a la negativa del cambio de nombre, los concejales utilizaron un argumento similar al de los autores del proyecto al señalar que de la misma forma que el GJI lo hace a partir de motivos de índole histórico, otro sector de la comunidad se opone por razones idénticas. Por lo tanto, “no está este Honorable Cuerpo capacitado para dirimir sobre cada caso particular que se pretenda revisar de nuestra historia, y mucho menos convertirnos en jueces”.
De esta forma, naufragan otros pedidos recientes como el de cambiar de nombre a la actual calle Joaquín V. González -en el barrio San Bernardo- por el de Tripulantes del Crucero General Belgrano, y de un sector del complejo de plazoletas Antigua Estación Basílica que algunos vecinos querían que pasara a llamarse Miguel Clavero.
DOS MOTIVOS FUERTES
Dos razones de peso que aparecen en el despacho hacen hincapié que “desde el punto de vista geográfico-referencial es opinión de muchos especialistas la inconveniencia del cambio de nombre de las calles atendiendo a razones de identificación con el lugar e independientemente de a quien quiera homenajearse o recordar con esta designación”.
Otro de los considerandos sostiene: “El cambio de nombre de una arteria, más allá de poder afectar en el orden general o el interés particular de una comunidad, afecta de modo particular a los vecinos frentistas lo que puede ocasionar molestias o inconvenientes relacionados con su domicilio constituido a efectos postales, legales, catastrales, administrativos, etc.”.
No obstante este revés para el GJI, existe otra posibilidad que una calle se llame Eva Perón. En Luján, hay numerosas arterias y espacios públicos que no tienen nombre y algunas calles la nomenclatura se repite o aparece el agregado “bis”.
Además, en vez de cambiarle la denominación a la avenida Julio A. Roca, el Concejo Deliberante cuenta con otra petición para imponer el nombre de “Evita”. De la misma manera que en los últimos meses fueron impuestos en calles los nombres de Padre Múgica, Alfredo Zitarrosa y una plaza homenajea a Salvador Allende, en el futuro Eva Perón pasará a llamarse una calle de Luján, aunque al GJI seguirá sin agradarle que Roca continúe siendo el nombre de una avenida.
Una discusión estéril
La discusión por el nombre de una calle se da en ciudades como Luján cuyas arterias tienen nombre de todo tipo y para todos los gustos. Muchas de esas denominaciones probablemente no resultan del agrado de algunas personas.
Cierto es también que la gran mayoría de las ciudades de nuestro país llevan en sus calles nombres de figuras políticas y políticos non sanctos, cuestionados religiosos, personas controversiales o vecinos polémicos, por citar algunos casos.
Otras urbes, como La Plata o Mercedes simplifican el asunto con números y, a la postre, resulta todo más sencillo tanto para guiarse dentro de esa ciudad como para evitar debates que muchas veces terminan siendo estériles y no conducen a nada.
Entre otros argumentos, sostienen que modificar la denominación de una calle acarrea numerosos trastornos, tanto para los vecinos como administrativos.
En el despacho tratado en la sesión de ayer, figura que existe otro pedido para llamar a una calle “Evita”, y desliza la posibilidad de que esto se concrete en el futuro.
La avenida Julio A. Roca seguirá manteniendo su nombre en lugar de llamarse Eva Perón, como pretendía el Grupo de Jubilados Independientes (GJI). Por unanimidad de las dos comisiones donde fue tratado el pedido del GJI, los concejales llegaron a la conclusión que no resulta conveniente el cambio de nombre de calles sino que provoca todo lo contrario.
Ayer, en el marco de la primera sesión extraordinaria del año, los concejales sepultaban el pedido de un grupo de jubilados que, en enero de 2005, había formalizado la solicitud para modificarle el nombre a la avenida que corre por los límites de los barrios El Quinto, San Juan de Dios y Champagnat.
El argumento que en su momento esgrimió el GJI, se basaba en lo que entendían como “saludable revisionismo histórico”. Sin embargo, los concejales consideran que no están para juzgar la historia.
Para el GJI resultaba “imperioso sancionar ética y moralmente a quienes encumbrados en poder oligárquicos de sus tiempos, fueron factores preponderantes y responsables directos del exterminio, saqueo y despojo de los aborígenes”.
A cambio proponía el nombre de Eva Perón, pero no logró seducir ni siquiera a los concejales peronistas que sumados los dos bloques son abrumadora mayoría.
Analizada la propuesta por dos comisiones (Derechos Humanos y Urbanismo) los ediles determinaron por unanimidad que esta avenida, como el resto de calles y paseos públicos que ya tienen un nombre, no sean modificados.
Desestimaron el pedido del GJI al sostener que “los espacios públicos forman del patrimonio de la comunidad”, por ende, “todo cambio de denominación de los mismos debiera responder a un requerimiento de ésta en su conjunto y no a sectores particulares”.
Como fundamento a la negativa del cambio de nombre, los concejales utilizaron un argumento similar al de los autores del proyecto al señalar que de la misma forma que el GJI lo hace a partir de motivos de índole histórico, otro sector de la comunidad se opone por razones idénticas. Por lo tanto, “no está este Honorable Cuerpo capacitado para dirimir sobre cada caso particular que se pretenda revisar de nuestra historia, y mucho menos convertirnos en jueces”.
De esta forma, naufragan otros pedidos recientes como el de cambiar de nombre a la actual calle Joaquín V. González -en el barrio San Bernardo- por el de Tripulantes del Crucero General Belgrano, y de un sector del complejo de plazoletas Antigua Estación Basílica que algunos vecinos querían que pasara a llamarse Miguel Clavero.
DOS MOTIVOS FUERTES
Dos razones de peso que aparecen en el despacho hacen hincapié que “desde el punto de vista geográfico-referencial es opinión de muchos especialistas la inconveniencia del cambio de nombre de las calles atendiendo a razones de identificación con el lugar e independientemente de a quien quiera homenajearse o recordar con esta designación”.
Otro de los considerandos sostiene: “El cambio de nombre de una arteria, más allá de poder afectar en el orden general o el interés particular de una comunidad, afecta de modo particular a los vecinos frentistas lo que puede ocasionar molestias o inconvenientes relacionados con su domicilio constituido a efectos postales, legales, catastrales, administrativos, etc.”.
No obstante este revés para el GJI, existe otra posibilidad que una calle se llame Eva Perón. En Luján, hay numerosas arterias y espacios públicos que no tienen nombre y algunas calles la nomenclatura se repite o aparece el agregado “bis”.
Además, en vez de cambiarle la denominación a la avenida Julio A. Roca, el Concejo Deliberante cuenta con otra petición para imponer el nombre de “Evita”. De la misma manera que en los últimos meses fueron impuestos en calles los nombres de Padre Múgica, Alfredo Zitarrosa y una plaza homenajea a Salvador Allende, en el futuro Eva Perón pasará a llamarse una calle de Luján, aunque al GJI seguirá sin agradarle que Roca continúe siendo el nombre de una avenida.
Una discusión estéril
La discusión por el nombre de una calle se da en ciudades como Luján cuyas arterias tienen nombre de todo tipo y para todos los gustos. Muchas de esas denominaciones probablemente no resultan del agrado de algunas personas.
Cierto es también que la gran mayoría de las ciudades de nuestro país llevan en sus calles nombres de figuras políticas y políticos non sanctos, cuestionados religiosos, personas controversiales o vecinos polémicos, por citar algunos casos.
Otras urbes, como La Plata o Mercedes simplifican el asunto con números y, a la postre, resulta todo más sencillo tanto para guiarse dentro de esa ciudad como para evitar debates que muchas veces terminan siendo estériles y no conducen a nada.
Y a pesar de que Luján combina ambas cosas (y los números sólo quedan como denominación central en calles aún no bautizadas), terminan por confundir a propios y extraños. (PUNTO CERO-El Civismo).
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