BUENOS AIRES, Setiembre 06, (PUNTO CERO) En muchos lugares del país el sistema de salud pública está al borde del colapso porque a la creciente demanda se suman los incrementos de costos por la inflación
Las más de 100 millones de consultas anuales que reciben los hospitales y centros de salud pública, los problemas presupuestarios y el encarecimiento en los costos de los insumos pusieron en una encrucijada al sistema sanitario argentino, a pesar del sostenido crecimiento económico del último lustro.
Así lo revela un informe elaborado por la Asociación Civil de Actividades Médicas Integradas (ACAMI) con vistas al XI Congreso Argentino de Salud, que se realizará entre el jueves 18 y el viernes 19 de septiembre próximo en Salta.
De acuerdo con ese trabajo preliminar, el conurbano bonaerense y varias provincias del norte argentino son las zonas más "calientes" en materia sanitaria, y ponen presión sobre un sistema, que se ve superado por la demanda, y con frecuencia falto de presupuesto y personal.
El aumento de salarios, pero sobre todo la fuerte suba en los insumos, los estudios de alta complejidad, las drogas farmacológicas y el material descartable, pusieron en jaque las estructuras sanitarias en general, y el sistema público en particular, consigna el estudio de ACAMI.
Sólo el sistema de salud pública de la provincia de Buenos Aires, con 14 millones de habitantes, debe atender más de 45 millones de consultas anuales, en tanto que en la Ciudad de Buenos Aires, con una población de 3 millones, se originan casi 10 millones de consultas.
La atención médica en una estructura hospitalaria rebasada --que no logra hacer frente a la superpoblación de pacientes-- es un fenómeno potenciado en el Gran Buenos Aires, donde ya viven unos 9 millones de personas.
Por ello, muchos habitantes del conurbano bonaerense optan por atenderse en hospitales públicos porteños, donde aproximadamente el 35 % de los pacientes procede del Gran Buenos Aires.
Así, en los últimos diez años creció 28 por ciento la demanda de atención en los hospitales públicos porteños, en los que un turno con un especialista puede requerir uno o dos meses y para una cirugía programada debe esperarse con frecuencia mas de un año.
El tema surge de investigaciones previas al XI Congreso Argentino de Salud, que este año se desarrollará en Salta entre el 18 y el 19 de septiembre próximo, organizado por la Asociación Civil de Actividades Médicas Integradas (ACAMI), que nuclea a los prestadores sin fines de lucro e integran CEMIC, FLENI, OSDE y los hospitales Alemán, Británico e Italiano, entre otras instituciones del sistema de salud.
El mejor aprovechamiento de los recursos disponibles y el gasto per cápita será uno de los temas clave que se discutirán en el Congreso.
De acuerdo con los datos del Ministerio de Economía, existe manifiesta inequidad, y –por ejemplo- el gasto por habitante en las provincias de Neuquén y Santa Cruz quintuplica el de provincias como Córdoba, Corrientes o Misiones.
El sistema sanitario es una de las pautas más notorias de la inequidad social: mientras el 97 por ciento de los hogares de clase alta tiene cobertura de salud, entre los de menores recursos apenas el 30 % tiene alguna cobertura y el 70 % se atiende exclusivamente en hospitales o salas de urgencia públicas.
La falta de cobertura se agrava porque al desempleo, que todavía afecta al 8 por ciento de la población económicamente activa, se le suma el porcentaje de personas que trabajan en negro, que supera el 35 por ciento y, encima, no cuentan con descuentos para la compra de medicamentos, lo que implica una carga mayor para estos sectores.
Al mismo tiempo, buena parte de los habitantes que se deben atender en el hospital público pertenece a los grupos más vulnerables: el 10 por ciento son mayores de 65 años, mientras que otro 28 por ciento tiene menos de 15 años.
Según el Barómetro de la Deuda Social Argentina elaborado por la Universidad Católica, el 46 por ciento de las atenciones de pacientes de clase media se hace a través de una obra social, mientras que en el caso de los estratos bajos apenas el 12,4 se atiende a través de ese tipo de prestaciones.
En el área metropolitana, el 61 por ciento de las personas de menores recursos se atienden en hospitales públicos. En cambio, en los estratos medios apenas el 14 por ciento lo hace en centros asistenciales de la esfera estatal.
La zona del país con situación sanitaria más deficiente es la conformada por Formosa y Chaco, donde el 65 por ciento de la población carece de cobertura y debe atenderse con una infraestructura hospitalaria muy pobre.
También Santiago del Estero, con el 64 por ciento de habitantes sin cobertura; Chubut, 62; y Salta, 60; son otras de las provincias que soportan las mayores dificultades.
Para Marcelo Mastrángelo, presidente de ACAMI, la sanidad pública no sólo debe superar la desinversión, sino afrontar asimismo la suba del equipamiento médico de producción nacional que aumentó un 82% sólo en el 2002, y mantuvo la tendencia alcista hasta llegar a un incremento del 136% en el 2008.
El panorama se agrava ante la falta de camas y tecnología. "El sector público que representa aproximadamente el 60 por ciento de la oferta total de camas en el país, dispone de 2,3 camas por cada 1000 habitantes, indicador notoriamente inferior al registrado en los países desarrollados donde alcanza las 8,5 camas por cada1000 habitantes" afirman desde ACAMI.
La ministra de Salud, Graciela Ocaña, admitió esas carencias en el Gran Buenos Aires, y alertó que en el partido de La Matanza, sumando las camas públicas y las del sector privado, hay 0,4 cama cada mil habitantes, mientras la Organización Mundial de la Salud establece una relación que debe ser del 6,3, como promedio.
El Ministerio de Salud de la Nación computa que en el 2000, en el área de la Ciudad de Buenos Aires y el conurbano se contaban con más de 60 instituciones privadas, cuyo tamaño era superior a las 60 camas hospitalarias de atención general de agudos.
Estas instituciones proveían al sector salud de 8.800 camas. Considerando las entidades más importantes que quebraron entre el 2000 y el 2006, surge que la región metropolitana habría perdido con la crisis el 23%, es decir, 2.000 camas aproximadamente.
Las más de 100 millones de consultas anuales que reciben los hospitales y centros de salud pública, los problemas presupuestarios y el encarecimiento en los costos de los insumos pusieron en una encrucijada al sistema sanitario argentino, a pesar del sostenido crecimiento económico del último lustro.
Así lo revela un informe elaborado por la Asociación Civil de Actividades Médicas Integradas (ACAMI) con vistas al XI Congreso Argentino de Salud, que se realizará entre el jueves 18 y el viernes 19 de septiembre próximo en Salta.
De acuerdo con ese trabajo preliminar, el conurbano bonaerense y varias provincias del norte argentino son las zonas más "calientes" en materia sanitaria, y ponen presión sobre un sistema, que se ve superado por la demanda, y con frecuencia falto de presupuesto y personal.
El aumento de salarios, pero sobre todo la fuerte suba en los insumos, los estudios de alta complejidad, las drogas farmacológicas y el material descartable, pusieron en jaque las estructuras sanitarias en general, y el sistema público en particular, consigna el estudio de ACAMI.
Sólo el sistema de salud pública de la provincia de Buenos Aires, con 14 millones de habitantes, debe atender más de 45 millones de consultas anuales, en tanto que en la Ciudad de Buenos Aires, con una población de 3 millones, se originan casi 10 millones de consultas.
La atención médica en una estructura hospitalaria rebasada --que no logra hacer frente a la superpoblación de pacientes-- es un fenómeno potenciado en el Gran Buenos Aires, donde ya viven unos 9 millones de personas.
Por ello, muchos habitantes del conurbano bonaerense optan por atenderse en hospitales públicos porteños, donde aproximadamente el 35 % de los pacientes procede del Gran Buenos Aires.
Así, en los últimos diez años creció 28 por ciento la demanda de atención en los hospitales públicos porteños, en los que un turno con un especialista puede requerir uno o dos meses y para una cirugía programada debe esperarse con frecuencia mas de un año.
El tema surge de investigaciones previas al XI Congreso Argentino de Salud, que este año se desarrollará en Salta entre el 18 y el 19 de septiembre próximo, organizado por la Asociación Civil de Actividades Médicas Integradas (ACAMI), que nuclea a los prestadores sin fines de lucro e integran CEMIC, FLENI, OSDE y los hospitales Alemán, Británico e Italiano, entre otras instituciones del sistema de salud.
El mejor aprovechamiento de los recursos disponibles y el gasto per cápita será uno de los temas clave que se discutirán en el Congreso.
De acuerdo con los datos del Ministerio de Economía, existe manifiesta inequidad, y –por ejemplo- el gasto por habitante en las provincias de Neuquén y Santa Cruz quintuplica el de provincias como Córdoba, Corrientes o Misiones.
El sistema sanitario es una de las pautas más notorias de la inequidad social: mientras el 97 por ciento de los hogares de clase alta tiene cobertura de salud, entre los de menores recursos apenas el 30 % tiene alguna cobertura y el 70 % se atiende exclusivamente en hospitales o salas de urgencia públicas.
La falta de cobertura se agrava porque al desempleo, que todavía afecta al 8 por ciento de la población económicamente activa, se le suma el porcentaje de personas que trabajan en negro, que supera el 35 por ciento y, encima, no cuentan con descuentos para la compra de medicamentos, lo que implica una carga mayor para estos sectores.
Al mismo tiempo, buena parte de los habitantes que se deben atender en el hospital público pertenece a los grupos más vulnerables: el 10 por ciento son mayores de 65 años, mientras que otro 28 por ciento tiene menos de 15 años.
Según el Barómetro de la Deuda Social Argentina elaborado por la Universidad Católica, el 46 por ciento de las atenciones de pacientes de clase media se hace a través de una obra social, mientras que en el caso de los estratos bajos apenas el 12,4 se atiende a través de ese tipo de prestaciones.
En el área metropolitana, el 61 por ciento de las personas de menores recursos se atienden en hospitales públicos. En cambio, en los estratos medios apenas el 14 por ciento lo hace en centros asistenciales de la esfera estatal.
La zona del país con situación sanitaria más deficiente es la conformada por Formosa y Chaco, donde el 65 por ciento de la población carece de cobertura y debe atenderse con una infraestructura hospitalaria muy pobre.
También Santiago del Estero, con el 64 por ciento de habitantes sin cobertura; Chubut, 62; y Salta, 60; son otras de las provincias que soportan las mayores dificultades.
Para Marcelo Mastrángelo, presidente de ACAMI, la sanidad pública no sólo debe superar la desinversión, sino afrontar asimismo la suba del equipamiento médico de producción nacional que aumentó un 82% sólo en el 2002, y mantuvo la tendencia alcista hasta llegar a un incremento del 136% en el 2008.
El panorama se agrava ante la falta de camas y tecnología. "El sector público que representa aproximadamente el 60 por ciento de la oferta total de camas en el país, dispone de 2,3 camas por cada 1000 habitantes, indicador notoriamente inferior al registrado en los países desarrollados donde alcanza las 8,5 camas por cada1000 habitantes" afirman desde ACAMI.
La ministra de Salud, Graciela Ocaña, admitió esas carencias en el Gran Buenos Aires, y alertó que en el partido de La Matanza, sumando las camas públicas y las del sector privado, hay 0,4 cama cada mil habitantes, mientras la Organización Mundial de la Salud establece una relación que debe ser del 6,3, como promedio.
El Ministerio de Salud de la Nación computa que en el 2000, en el área de la Ciudad de Buenos Aires y el conurbano se contaban con más de 60 instituciones privadas, cuyo tamaño era superior a las 60 camas hospitalarias de atención general de agudos.
Estas instituciones proveían al sector salud de 8.800 camas. Considerando las entidades más importantes que quebraron entre el 2000 y el 2006, surge que la región metropolitana habría perdido con la crisis el 23%, es decir, 2.000 camas aproximadamente.
Desde la cartera de Salud se considera que revertir esta situación, requerirá una inversión de unos 5 mil millones de pesos, para la construcción de hospitales y salas en todo el pais, al tiempo que son necesarios unos 500 millones para reparar el actual deterioro. (PUNTO CERO).
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