(PortalBA). Admito que es legítima esa sensación que tenemos muchas mujeres militantes de que poco podemos hacer dentro de las reglas de juego de la democracia para lograr alcanzar nuestros anhelos igualitarios.
En ocasiones nos sentimos desahuciadas ante una justicia que se rige por los patrones absolutistas del patriarcado, y cuyos fallos nos dejan atónitas. El último ejemplo de lo que está a mi alcance registrar es el de la joven que quedó imposibilitada de la cintura para abajo al ser atropellada por un auto. El tribunal en primera instancia fijó una indemnización de $ 200.000. Al apelar el fallo ante Casación, la joven expresó que su discapacidad le impediría ser madre, por lo que el nuevo fallo multiplicó por diez el monto de la compensación. Una posible madre vale diez veces más que una mujer. Clarísimo.
Desahuciadas también por poderes políticos que parecen no llegar a comprender nuestras demandas, o que temen enfrentar el statu-quo haciéndoles lugar. Pasan las legisladoras sin poder terminar con la difusión de imágenes que nos cosifican a las mujeres. O los gobiernos sin lograr hacer cumplir con la ley que prohíbe el proxenetismo con lo que cerrarían los cabarets dando comienzo a políticas activas para terminar con la trata de mujeres para esclavitud sexual, cuyas proporciones en el país avergüenzan.
Denunciamos cada vez que se incumple con la Ley de Cupo Femenino, cada acto de discriminación o abuso, a muchos docentes universitarios que dicen barbaridades desde sus cátedras… la mayoría de las veces sin resultados.
Denunciamos el femicidio como práctica habitual en nuestro país sin lograr que se reconozca que miles de mujeres mueren aquí por el solo hecho de ser mujeres.
Podríamos puntualizar cientos de situaciones que nos habilitan a bajar los brazos pensando que todo está perdido.
Pero sucede que nos queda mucho más por perder si no marcamos posición clara frente a algunos temas políticos que están hoy en el debate. Y que pasen a ser centrales está en nuestras manos.
Hace dos semanas puntualicé que el tratamiento de la nueva ley de medios audiovisuales abría oportunidades únicas para las mujeres.
Pero no es lo único que está pasando. La Ministra Carmen Argibay en el Senado de la Nación la semana pasada, invitó a debatir seriamente el tema aborto, condenando a los sectores sociales que se oponen hasta al dictado de Educación Sexual en las escuelas. Varias legisladoras de diferentes bloques que coinciden con su postura estaban presentes. Paradójicamente, el mismo sector político que tildó de “fascista” al proyecto de ley de medios, atribuyó las declaraciones de la Ministra al clima social que se está gestando por leyes como la aludida. Miren si no es para estar alertas…
En la Provincia también hay un clima propicio para empezar a discutir temas tabú. Sé de un legislador provincial interesado en lograr que la Legislatura Provincial recomiende incluir la figura de “Femicidio” en el Código Penal.
También se votó un paquete impositivo que tiene una clarísima impronta de redistribución de la riqueza. Y las mujeres sabemos que somos mayoría entre los pobres del mundo, es decir, que debemos apoyar toda iniciativa de redistribución ya que nos afecta en forma directa.
Son hechos trascendentes para nosotras, porque implican que al menos se empezarán a escuchar nuestros argumentos. Por eso, creo que debemos estar cerca para darlos.
Si no lo hacemos, dejamos que las mismas voces de siempre, con sus argumentos de raíz ancestral, sigan erigiéndose como la “opinión pública”. Así es que, ciudadanas, a las cosas.
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