En septiembre del año 2006 arrancaron las clases del secundario para adultos en el Centro Integrador Comunitario (CIC) de Barrio Mitre. Hoy “ya hay una egresada hace un mes aproximadamente”, comentaba el profesor Claudio Furman. Las clases se dictan los martes y jueves de 13:30 a 17:30 horas. Para anotarse los interesados deben llenar una ficha de inscripción en el CIC y tienen que traer el certificado de nacimiento, fotocopia del DNI y certificado de primaria completa y “si en alguna época han hecho el secundario, se les pide el analítico, entonces pueden tener equivalencias, por lo cual se les hace mucho más corta la carrera”, argumentaba Furman.
Desde diciembre de 2007, Claudio Furman enseña en secundarios de adultos, como por ejemplo en el Barrio Barrufaldi y el CDI El Faro, antes lo hacía en polimodal. La diferencia entre ambos, según el profesor, radica en que “en este colegio los alumnos o alumnas vienen dos veces por semana y lo hacen de a poco (al secundario)”. Además, en cuanto a la currícula, “los chicos en este secundario tienen 21 materias para rendir y cada materia es diferente, o sea, las materias más largas son matemática que tiene 6 módulos, lengua, pero las materias contables o jurídicas y administrativas que doy yo tienen uno o dos módulos, y un módulo como mucho puede durar tres meses”, explicaba.
A partir de los 18 años los estudiantes pueden entrar al secundario de adultos. “Mayormente estudian las personas que están en el plan Jefas y Jefes y aparte del plan le pagan $50 el gobierno para poder estudiar y los módulos, por lógica, los tiene que dar el estado”, aseguraba el profesor Furman. En estas cursadas, hay mucha variedad de edades, lo cual, según el profesor no es motivo de inconvenientes, “se integran bien, son grupos chicos, cada docente no puede tener más de 10 alumnos, entonces se arman mesas debates; en los módulos tienen actividades a las que van respondiendo y cuando las terminan se toma una evaluación y con eso se termina la materia”.
“Este año vamos a tener, si Dios quiere, a los primeros egresados”, comentaba Claudio Furman. Una de las ventajas es que los estudiantes se pueden anotar en cualquier época del año. “Mucha gente viene, empieza y luego encuentra un trabajo, abandonan y después empiezan de nuevo, lo van haciendo de a poco”, teniendo en cuneta también que “de los tres meses de un módulo, no es necesario que vengan los tres meses seguidos, tienen que tener un mínimo de 25% de asistencia, porque como es semipresencial hacen las actividades en sus casas y acá venimos para explicarles las dudas que tienen”, explicaba Furman.
Como bien decía el profesor, “es una linda posibilidad para poder terminar, mucha gente piensa seguir estudiando”. Y así es, la mayoría de los estudiantes testimoniaban que desean continuar una carrera universitaria o terciaria y que, en su momento, dejaron los estudios por trabajo. En la actualidad, tienen la posibilidad de terminar sus estudios en su barrio y alimentar el sueño de continuar sus estudios.
Desde diciembre de 2007, Claudio Furman enseña en secundarios de adultos, como por ejemplo en el Barrio Barrufaldi y el CDI El Faro, antes lo hacía en polimodal. La diferencia entre ambos, según el profesor, radica en que “en este colegio los alumnos o alumnas vienen dos veces por semana y lo hacen de a poco (al secundario)”. Además, en cuanto a la currícula, “los chicos en este secundario tienen 21 materias para rendir y cada materia es diferente, o sea, las materias más largas son matemática que tiene 6 módulos, lengua, pero las materias contables o jurídicas y administrativas que doy yo tienen uno o dos módulos, y un módulo como mucho puede durar tres meses”, explicaba.
A partir de los 18 años los estudiantes pueden entrar al secundario de adultos. “Mayormente estudian las personas que están en el plan Jefas y Jefes y aparte del plan le pagan $50 el gobierno para poder estudiar y los módulos, por lógica, los tiene que dar el estado”, aseguraba el profesor Furman. En estas cursadas, hay mucha variedad de edades, lo cual, según el profesor no es motivo de inconvenientes, “se integran bien, son grupos chicos, cada docente no puede tener más de 10 alumnos, entonces se arman mesas debates; en los módulos tienen actividades a las que van respondiendo y cuando las terminan se toma una evaluación y con eso se termina la materia”.
“Este año vamos a tener, si Dios quiere, a los primeros egresados”, comentaba Claudio Furman. Una de las ventajas es que los estudiantes se pueden anotar en cualquier época del año. “Mucha gente viene, empieza y luego encuentra un trabajo, abandonan y después empiezan de nuevo, lo van haciendo de a poco”, teniendo en cuneta también que “de los tres meses de un módulo, no es necesario que vengan los tres meses seguidos, tienen que tener un mínimo de 25% de asistencia, porque como es semipresencial hacen las actividades en sus casas y acá venimos para explicarles las dudas que tienen”, explicaba Furman.
Como bien decía el profesor, “es una linda posibilidad para poder terminar, mucha gente piensa seguir estudiando”. Y así es, la mayoría de los estudiantes testimoniaban que desean continuar una carrera universitaria o terciaria y que, en su momento, dejaron los estudios por trabajo. En la actualidad, tienen la posibilidad de terminar sus estudios en su barrio y alimentar el sueño de continuar sus estudios.
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