Como era de esperarse, el alto impacto mediático de ciertos hechos de inseguridad, afectan la percepción que la opinión pública tiene sobre el tema. Concretamente, en la zona metropolitana de Capital y GBA, el tema preocupaba en septiembre pasado al 75 %, y ascendía al 84 % en diciembre, siendo que en agosto de 2008 afligía al 60 %.
Más allá de si el grado de delincuencia es una sensación o es una realidad, tiene consecuencias sobre la conformación de las opiniones ciudadanas respecto a cuestiones sensibles:
1) el nivel de acuerdo con la pena de muerte, pasó del 23 % en junio (plena campaña electoral), al 40 % 6 meses después; el rechazo sigue siendo mayoritario, pero decreció mucho.
2) el grado de acuerdo con que se baje la edad de imputabilidad de delitos de los 16 a los 14 años, subió del 57 % en junio al 70 % en diciembre.
3) el apoyo al servicio militar obligatorio pasó del 47 % a fines de 2004, al 53 %, cinco años después.
A partir de estos datos, evidentemente la sociedad está sintiendo miedo, aunque no todos por igual. Al respecto, son más duros los hombres, los sectores medios y bajos, y los que viven en el conurbano bonaerense. Esto verifica que los bonaerenses, y sobre todo su sector popular, es quien más sufre en carne propia la problemática de los delitos.
Nunca antes se había detectado este nivel de endurecimiento en la opinión pública respecto al delito. Quizá los habitantes de la zona metropolitana estén tocando un punto de saturación como efecto de una acumulación que lleva varios años al tope de las preocupaciones.
De todos modos, cuando se analiza el tema en focus groups (estudios cualitativos grupales) se observan dos cuestiones. Por un lado, una distribución de responsabilidades que atañen no solo a los respectivos gobiernos, sino también a la policía y a los jueces. Por el otro, los ciudadanos ponen un foco muy especial sobre el rol de la educación para resolver este problema, así como mucho otros como la pobreza, el desempleo, etc. Ya se ha convertido en un clásico que la sociedad vea a la educación como la gran solución para buena parte de sus males.
Respecto al retorno del servicio militar, el apoyo a la propuesta es mayor en el GBA, por encima de los 45 años y a medida que baja el nivel socioeconómico. De modo que entre quienes superan los 60 años y son de clase baja aprueba el regreso a la “colimba” en un 73 %. A todas luces es una idea nostálgica, que indica la añoranza por un pasado en el cual “los curas o los milicos” ponían “en caja” a los jóvenes (la sociedad dixit).
¿Se está en presencia de un regreso al pasado, o de una actitud conservadora? Relativamente. Al mismo tiempo que se recogieron estos datos a lo largo de 2009, también en diciembre pasado el 54 % aprobaba el casamiento entre personas del mismo sexo.
¿Actitud esquizofrénica acaso? Alvin Toffler dice que en la transición histórica entre la segunda ola –la era industrial- y la tercer ola –la sociedad del conocimiento- vamos a presenciar choques entre las mismas, donde se podrán observar al mismo tiempo actitudes nostálgicas respecto al pasado y actitudes abiertas a nuevos esquemas de valores.
Ni más, ni menos, es lo que está sucediendo en la Argentina.
Más allá de si el grado de delincuencia es una sensación o es una realidad, tiene consecuencias sobre la conformación de las opiniones ciudadanas respecto a cuestiones sensibles:
1) el nivel de acuerdo con la pena de muerte, pasó del 23 % en junio (plena campaña electoral), al 40 % 6 meses después; el rechazo sigue siendo mayoritario, pero decreció mucho.
2) el grado de acuerdo con que se baje la edad de imputabilidad de delitos de los 16 a los 14 años, subió del 57 % en junio al 70 % en diciembre.
3) el apoyo al servicio militar obligatorio pasó del 47 % a fines de 2004, al 53 %, cinco años después.
A partir de estos datos, evidentemente la sociedad está sintiendo miedo, aunque no todos por igual. Al respecto, son más duros los hombres, los sectores medios y bajos, y los que viven en el conurbano bonaerense. Esto verifica que los bonaerenses, y sobre todo su sector popular, es quien más sufre en carne propia la problemática de los delitos.
Nunca antes se había detectado este nivel de endurecimiento en la opinión pública respecto al delito. Quizá los habitantes de la zona metropolitana estén tocando un punto de saturación como efecto de una acumulación que lleva varios años al tope de las preocupaciones.
De todos modos, cuando se analiza el tema en focus groups (estudios cualitativos grupales) se observan dos cuestiones. Por un lado, una distribución de responsabilidades que atañen no solo a los respectivos gobiernos, sino también a la policía y a los jueces. Por el otro, los ciudadanos ponen un foco muy especial sobre el rol de la educación para resolver este problema, así como mucho otros como la pobreza, el desempleo, etc. Ya se ha convertido en un clásico que la sociedad vea a la educación como la gran solución para buena parte de sus males.
Respecto al retorno del servicio militar, el apoyo a la propuesta es mayor en el GBA, por encima de los 45 años y a medida que baja el nivel socioeconómico. De modo que entre quienes superan los 60 años y son de clase baja aprueba el regreso a la “colimba” en un 73 %. A todas luces es una idea nostálgica, que indica la añoranza por un pasado en el cual “los curas o los milicos” ponían “en caja” a los jóvenes (la sociedad dixit).
¿Se está en presencia de un regreso al pasado, o de una actitud conservadora? Relativamente. Al mismo tiempo que se recogieron estos datos a lo largo de 2009, también en diciembre pasado el 54 % aprobaba el casamiento entre personas del mismo sexo.
¿Actitud esquizofrénica acaso? Alvin Toffler dice que en la transición histórica entre la segunda ola –la era industrial- y la tercer ola –la sociedad del conocimiento- vamos a presenciar choques entre las mismas, donde se podrán observar al mismo tiempo actitudes nostálgicas respecto al pasado y actitudes abiertas a nuevos esquemas de valores.
Ni más, ni menos, es lo que está sucediendo en la Argentina.
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