(La Politica OnLine, Por Javier Laquidara). El gobernador estuvo en Italia por más de una semana y se le abrieron tres ejes de conflicto, personificados en Massa, Moyano y De Narváez. Luego de su vuelta, se abocó a la gestión para combatir el fantasma del intendente de Tigre y a las maniobras políticas para contener al líder de la CGT y al empresario.
Luego de su viaje a Italia por cuestiones médicas, Daniel Scioli no dejó pasar el tiempo y se puso a la cabeza de los trances que se le presentaron al oficialismo bonaerense en los últimos días, que representaron el comienzo definitivo de la campaña para las elecciones de 2011.
Durante la ausencia del gobernador, que se prolongó por más de una semana, al Ejecutivo bonaerense se le abrieron o profundizaron al menos tres ejes de conflicto.
Uno lo representa desde hace tiempo la figura amenazante de Sergio Massa, que sigue teniendo diálogo con Néstor Kirchner y parece estar decidido a disputarle a Scioli a los intendentes uno por uno, con miras a la interna justicialista entre ambos que ya cuenta con la bendición del santacruceño.
Contra ese fantasma, Scioli apuesta a la gestión y para eso inició una estrategia de contención de jefes comunales, que se traduce básicamente en dinero para obras y en un fondo de desendeudamiento para los municipios que el gobernador espera ver aprobado el mes que viene en la Legislatura.
El ex motonauta quiere a los intendentes cerca y ejemplo de ello es que sólo en esta semana viajará a unos 15 distritos del interior de la provincia para anunciar obras y programas de gestión.
En el mismo sentido, mañana a la tarde entregará asistencia financiera para obras a los municipios de Salliqueló, Benito Juárez y Guaminí, todos del interior bonaerense.
La acción política
Para los otros dos focos de conflicto, el gobernador aplicó una salida más política. Como anticipó este medio, el nuevo eje de controversia en el oficialismo lo encarna Hugo Moyano, que comenzó a presionar fuerte para que lo dejen asumir la presidencia del PJ bonaerense, que heredó por la convalecencia de Alberto Balestrini.
El líder de la CGT ya había dado señales de malestar por la comisión de acción política impulsada por Kirchner que le puede sacar el partido de las manos, cuando a través del diputado provincial de su riñón, Jorge Mancini, había dejado en claro que el movimiento obrero se apartaría del PJ si no le daban la presidencia.
Hoy la presión llegó desde su esfera más cercana. El titular del gremio de los canillitas, el diputado nacional Omar Plaini, que responde directamente a Moyano, dijo que el líder de la CGT tendría que asumir “interinamente” la conducción del partido.
Moyano incluso recibió el apoyo uno de los intendentes del Conurbano, la zona más reacia a la escalada del camionero en la estructura del justicialismo provincial. El jefe comunal de Tres de Febrero, Hugo Curto, confirmó a La Política Online sus declaraciones radiales de la mañana y señaló sin dar vueltas que "Moyano es el presidente natural del partido".
A la hora de interpretar la movida de Kirchner, Curto explicó que la comisión de acción política impulsada por el santacruceño no se crearía para reemplazar al PJ sino para hacer llegar reclamos de los intendentes relacionados a la coparticipación y la suba de la tarifas de los servicios públicos.
Como sea, frente a este panorama de tensión entre los actores del justicialismo bonaerense, Scioli fue fiel a su estilo conciliador y accedió a participar de la marcha de antorchas convocada por Moyano y el Movimiento Evita para rememorar la muerte de Eva Perón.
Y de paso, para no dejar a nadie afuera y recomponer la relación con el Movimiento Evita, el gobernador le otorgaría una secretaría a la organización de Emilio Pérsico, destinada a controlar los trabajos de las cooperativas sociales, el principal capital político del piquetero que debió alejarse del gobierno nacional luego de que detuvieran a su hijo transportando plantas de marihuana con una camioneta oficial.
El debate
Por último, durante la ausencia del gobernador se reabrió la disputa del sciolismo con Francisco De Narváez, que había dicho que el gobierno provincial era de cartón. Como explicó este medio, el empresario recibió la dura réplica de varios ministros bonaerenses que salieron a responderle en tándem, casi con la misma premisa, acusándolo de utilizar slogans y chicanas como única herramienta para oponerse a la gestión.
Luego de su llegada al país, Scioli apuntó al Colorado y dijo que “los que ofenden, los que agraden o los que se expresan en estos términos no entienden nada”. Luego, en una clara señal del comienzo de la carrera por el 2011, el gobernador instruyó a su jefe de gabinete, Alberto Pérez, para que explotara su perfil mediático y mantuviera la pelea con De Narváez en los medios.
Es así que el sciolismo le propuso un debate televisivo al empresario, que contestó con otra chicana y les dijo que ponía a disposición del oficialismo bonaerense a sus “equipos técnicos” para “hacerlos debatir” en vez de ponerlos a trabajar.
Pérez le tomó la palabra y como pudo saber este medio, el debate ya estaría prácticamente arreglado para la semana que viene en uno de los programas políticos del canal Todo Noticias.
Eso sí, como no es Scioli quien se hará presente, el ex dueño de Casa Tía también lo mirará por TV. En su lugar iría su mano derecha, el diputado nacional Gustavo Ferrari.
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