lunes, julio 23, 2018

Llueve sobre mojado: el oficialismo bonaerense afronta su peor momento


A la dura situación económica se suma la primera crisis política que golpea a la Gobernadora.

La primera crisis política desatada en el gobierno de María Eugenia Vidal tiene, curiosamente, origen exógeno. No surgió de algún típico y recurrente grave hecho de inseguridad que hizo volar por los aires a algún ministro. Por el contrario, alumbró desde un costado imprevisto e inusual pero no menos inquietante para el oficialismo.

Cambiemos se presentó ante la sociedad enarbolando la bandera de la transparencia. Puso la vara bien alta en materia de lucha contra la corrupción y el desmanejo de los dineros públicos con el indisimulado objetivo de aparecer ante la gente como la antítesis del kirchnerismo. Por eso le pega con dureza y lo deja expuesto la serie de denuncias por supuestos aportantes “truchos” a la campaña proselitista del año pasado.

Esa investigación que se inició a partir de una nota periodística, parece ir tomando forma. A las cuatro causas que se ventilan en la Justicia producto de denuncias de sectores del kirchnerismo, de una entidad cuya cabeza reporta al círculo cercano al Papa Francisco y de la actuación de oficio de un fiscal electoral, se suma la auditoría interna que ordenó la propia Vidal en la que, al menos, ya se habrían comprobado diversas inconsistencias.

La Gobernadora demoró definiciones en medio de la bola de nieve que se iba armado en derredor del polémico asunto. Incluso, avanzó con la designación de Fernanda Inza como Contadora General de la Provincia -apuntada en la investigación por ser una de las responsables centrales de los fondos de campaña- cuando la denuncia había salido a la luz.

El tamaño del episodio que viene a descorrer el velo sobre la opacidad de parte de los fondos que maneja la política en casi todos los partidos, obligó a Vidal a deshacerse de su funcionaria. Estiró la definición hasta donde pudo, pero terminó accionando cuando juzgó que estaba empezando a pagar un costo político demasiado alto.

Curioso el caso de Inza. Apenas desembarcó en la Contaduría repartió un rosario de pedidos de renuncia a funcionarios políticos y de carrera. “Entró con un lanzallamas”, graficaron en ese organismo. El despido, al final, le tocó a ella.

En el oficialismo no existen certezas de hasta dónde llegará la Justicia en su pesquisa por los aportantes irregulares a la campaña de Cambiemos. Sí, en cambio, hay convencimiento de que la denuncia provocó un daño, todavía no medible, en la credibilidad oficial en cuanto a su cruzada por la transparencia como premisa innegociable.

Existen alrededor de este caso las especulaciones más diversas. Cerca de Vidal se tientan con adjudicarle al kirchnerismo la autoría. “Una jugada política berrreta”, definen. Otras miradas admiten ese origen pero también hablan de algún “fuego amigo” que, acaso, terminó alimentando la incomodidad en la Gobernación.

De una u otra forma, la investigación recién comienza. La Justicia tendrá el trabajo de determinar si numerosos beneficiarios de planes sociales que paga la Anses contribuyeron de buena gana para sostener la campaña legislativa bonaerense de Cambiemos o si sus nombres fueron incluidos sin consentimiento como forma de enmascarar aportes de orígenes difusos.

La detonación que terminó impactando sobre el gabinete provincial llegó en un escenario ya por demás delicado. La inflación sigue sin dar tregua y el parate económico comenzó a sentirse en diversas actividades.

En la Provincia algunos de esos desbarajustes se han vuelto por demás impiadosos. En el Gran Buenos Aires -donde viven miles de personas en condiciones sociales lacerantes- el aumento del precio de los alimentos fue sensiblemente superior al promedio global de la inflación que midió el INDEC para el mes de junio: 4,7 contra 3,9.

El reciente incremento de la ayuda social dispuesta por el gobierno provincial apunta a mitigar esa realidad. Vidal acaba de destinar unos 320 millones de pesos para reforzar y ampliar los programas en marcha que hacen foco básicamente en los sectores sociales más postergados del Conurbano.

Se trata de la segunda fase de un plan que procura salir a dar respuesta a la emergencia derivada de la crisis económica. La primera de ellas buscó hacer foco sobre la clases media y media baja y se tradujo en el aumento de las asignaciones familiares, créditos accesibles para las Pymes y el adelanto de la cuota de la paritaria que vencía en septiembre para los empleados estatales.

Vidal se dispondría ahora a mejorar la propuesta salarial a los maestros. Sus funcionarios recibirán mañana a los gremios y la Provincia ofrecería el mismo porcentaje que la inflación acumulada a julio. Traducido: entre un 19 y un 20% para los primeros siete meses del año a lo que habría que descontar los pagos a cuenta que realizó la administración bonaerense.

La propuesta difícilmente convenza a los sindicatos -reclaman un 30 por ciento-, que avanzarían con medidas de fuerza que impedirán el normal reinicio de las clases tras el receso escolar.

En medio de ese complejo escenario, Vidal busca cerrar la negociación con el gobierno nacional y el resto de las provincias en torno del ajuste que deberá hacer el año próximo para cumplir con las metas de reducción del déficit fiscal que acordó la Nación con el Fondo Monetario Internacional.

Se trata de 300 mil millones de pesos de los cuales la Nación deberá absorber 200 mil millones. Las provincias, el resto. Vidal planteó y Mauricio Macri accedió, a que cada estado provincial se ajuste el cinturón en sintonía con los fondos que recibe por coparticipación federal.

Siguiendo esa línea, la Provincia debería hacerse cargo de unos 23 mil millones de pesos, una cifra bastante inferior a los 45 mil millones de pesos que se preveía. La discusión no está saldada porque los gobernadores peronistas quieren que Buenos Aires le ponga el pecho a una porción mayor del ajuste.

Esa disputa ha puesto en guardia a los intendentes del PJ, que temen que el achique los deje sin recursos provinciales para hacer obras en el año electoral. Por eso comenzaron a presionar para que en 2019 se recree el Fondo de Infraestructura Municipal, que este año se suprimió. Vidal necesita del peronismo para contar con su último Presupuesto. El tironeo recién comienza. (El Dïa).

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