El aumento del orden del 40 por ciento autorizado por el gobierno comenzó a reflejarse en la boleta del último bimestre. Con los ajustes acumulados durante este año, se duplicaron las tarifas del servicio respecto del invierno pasado. En nuestra ciudad, llegaron consumos de hasta 8.000 pesos. Además, advierten que todavía no se facturaron los meses más fríos.
En la fila para abonar las facturas de los servicios en una de las oficinas de pago de nuestra ciudad, el tema era prácticamente excluyente: los aumentos del gas. Las quejas por el fuerte incremento tarifario se repetían, al tiempo que los vecinos se inclinaban en abonar las abultadas cifras en cuotas, como alternativa para sobrellevar los exorbitantes montos.
El último aumento autorizado por el gobierno nacional en abril pasado comenzó a verse reflejado en las boletas de gas que llegaron a los domicilios en los primeros días de julio. Sin embargo, todavía no se facturaron los períodos más fríos, por lo que se desconoce el alcance real del tarifazo.
Los casos se acumulan. A una vecina del barrio Luna, la factura de gas le desacomodó toda la estructura económica familiar: 7.600 pesos. “El invierno pasado, a la misma altura, llegué a pagar 6.000 pesos”, explicó, al tiempo que detalló que tiene dos estufas -una prendida en piloto y otra al mínimo- para calefaccionar el hogar, además del termotanque.
Para Verónica, jubilada del barrio La Capilla, los valores de la factura se fueron incrementando mes a mes. “La última (correspondiente al tercer bimestre del 2018) fue de 600 pesos aproximadamente. Y la nueva que me llegó en julio es de 5.079 pesos”, contó a este medio, intentando hacer cálculos para ver cómo abonarla. En su casa, posee dos calefactores, un termotanque “y una cocina que no se usa. Por más que me queje, primero tengo que pagar y después consideran ellos si es viable o no, pero no te dan bola. Hay que poner la plata y cerrar la boca”, contó con resignación. Para otra pareja de jubilados de la zona céntrica el último recibo fue de 7.000 pesos. “No saben qué van a hacer “, afirmó un vecino.
Diego vive en la calle Ituzaingó con su mujer y sus dos hijas. “En casa tengo el radiador que está programado que se apaga de noche y cuando no estamos. Después hay un calefactor en la habitación y el calefón”, contó. A pesar de los recaudos, le llegaron 8.800 pesos de gas: “El bimestre anterior había pagado 2.500 pesos. Obviamente ahora consumí más. Pero si lo comparo con el mismo período del año pasado, el consumo era casi idéntico. Es más, tenía un 5 por ciento más. Y en ese momento llegué a pagar hasta 3.000 pesos”.
Por su parte, un trabajador municipal que gana 16 mil pesos por mes aproximadamente deberá destinar el 15 por ciento de su salario solamente para pagar el gas. Mientras que en el invierno pasado había llegado a pagar 700 pesos, el último resumen saltó a 2.392 pesos. “Una locura. El mes pasado no hizo frio y recién ahora arrancó. La última boleta me saltó de 143 a 235 metros cúbicos de consumo. La diferencia en plata son 1.000 pesos más entre un bimestre al otro”, expuso.
En su casa del barrio Padre Varela solamente tiene un termo, la cocina y un calefactor de 2.800 calorías. “No lo usé todos los días el calefactor. Ahora que lo prendo más, cuando me llegue la próxima boleta, me va a venir como 5.000 pesos de gas”, afirmó preocupado sobre el futuro.
En tanto, Ezequiel vive solo y utiliza una cocina y el termotanque aproximadamente cuatro horas por día, mientras que para calefaccionar la casa se vuelca a la energía eléctrica. Entre el tercer y el cuarto bimestre de este año bajó el consumo poco más de 50 metros cúbicos. Sin embargo, la factura se incrementó: pasó de pagar 1.765 a 2.182 pesos, repartidos en dos cuotas mensuales.
Una situación similar atraviesa Romina, del barrio El Trébol: la factura de la luz la sorprendió con la cifra de 3.400 pesos, que piensa abonarla en dos tramos. En su hogar -vive con su pareja- se prende un calefactor a la vez y “en forma moderada”, reconoce. “Bajar más el consumo es morirme de frío adentro de la casa”, expuso.
EL DOBLE
A partir del 1º de abril, se puso en marcha una nueva ronda de aumentos en las tarifas del gas, en línea con el plan del gobierno nacional para reducir los subsidios a los consumidores. Este nuevo tarifazo significó un ajuste promedio en la factura del orden del 32% a nivel nacional, con máximos de hasta el 40%; que se suma al incremento del 45% que se aplicó en diciembre del año pasado. Por eso, los valores respecto al invierno pasado prácticamente se duplicaron.
Las compañías habían pedido en las audiencias públicas de febrero pasado ajustes que superaban el 40% de la factura final, algo que fue otorgado por el Ministerio de Energía. En promedio, se aplicó una suba del 40% para los hogares de menor consumo (categorías R1 a R23), mientras que los de consumo medio (R31 a R33) percibieron incrementos del 32% respecto del bimestre pasado. En tanto, los usuarios de mayor consumo (R34) les correspondió un ajuste del 28%.
Gas Natural Fenosa, la empresa que atiende en Luján y en otros 29 municipios de la provincia, reclamó un incremento de 88 pesos en la factura de un usuario denominado R1, de menor consumo, un aumento de 208 pesos en el caso de un R2-3 (con un nivel intermedio de demanda) y de 591 pesos para los casos de mayor consumo (categoría R3-4).
A pesar de que todavía no se facturaron los períodos más fríos del invierno, el gobierno ya prepara una nueva revisión tarifaria en el gas. El ministro de Energía, Javier Iguacel (ex titular de Vialidad Nacional y quien fuera denunciado penalmente por el “puente angosto” del tren colocado sobre la Autopista 5), adelantó que el servicio volverá a aumentar en septiembre y octubre junto a la luz.
En tal sentido, afirmó que “la luz y el gas tienen tres componentes en la factura. Uno que es la energía en sí misma, producir, el otro es el transporte y el otro la distribución. Del transporte y la distribución, las tarifas ya están corregidas. Ya no hay más aumento salvo la corrección por inflación. Que es la mitad de la boleta”. De todas formas, aseguró que la otra mitad de la boleta está compuesta “por el costo de generación” y advirtió que en ese sentido “todavía tenemos un costo muy grande porque seguimos importando. La diferencia entre lo que nos cuesta y pagamos es de 2 a 1. Nos cuesta el doble de lo que estamos pagando. Ahí debemos seguir con una corrección”. (El Civismo).
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