lunes, noviembre 27, 2006

MAIPÚ. Enteque seco: un viejo problema de importancia creciente.

MAIPU, Noviembre 27, (PUNTO CERO-Infoazuldiario) El aula Magna de la UADE fue el lugar para presentar la jornada organizada por el Grupo Operativo de Trabajo Salado Sur del INTA, con sede en Maipú, de la EEA Cuenca del Salado. Se dio una exhaustiva mirada sobre qué es el enteque seco, sus causas, sus consecuencias, cómo manejar potreros entecadores, y si es posible su control mediante el uso de agroquímicos.
“El enteque seco una calcinosis enzoótica, enfermedad crónica que afecta al ganado, caracterizada por gran deterioro físico y el depósito de sales de calcio en tejidos blandos. Se produce por la ingesta involuntaria de hojas de duraznillo blanco, que tiene altas concentraciones tóxicas” así lo definió Enrique Costa, médico veterinario, docente e investigador de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad Nacional de La Plata en la Jornada de Enteque Seco realizada en el aula magna de la UADE, ante un auditorio de 80 personas.
“Hasta hace pocos años, la presencia de enteque seco se circunscribía, en forma generalizada, a una acotada superficie correspondiente al este de la Cuenca del Salado”, comenta Ignacio Rípodas, ingeniero agrónomo y técnico del INTA. Sin embargo, en los últimos años han aparecido numerosos casos de rodeos entecados en áreas teóricamente no entecadores, como Azul, Laprida, Maipú. “Probablemente,” explica Rípodas, “la razón sea que la agricultura ha empujado la ganadería a los bajos –donde crece el duraznillo blanco- y ha provocado la generalización y ampliación geográfica del problema enteque.”
Según los estudios y trabajos a campo realizados por el grupo de técnicos del INTA de Maipú, se ha podido conocer porqué algunos duraznillares son más entecadores que otros. “La peligrosidad de un duraznillar varía con la cantidad de plantas presentes, con el tipo de pastos que lo acompañan y por las condiciones climáticas”, comenta Rubén Lucesoli, uno de los técnicos del INTA que trabaja en el tema. Así es que en veranos y principios de otoños secos, aumentan las situaciones de riesgo de enteque, especialmente, en los bajos dulces. Estas zonas del potrero tienen mayor presencia de vegetación, y las hojas caídas del duraznillo son levantadas junto con el bocado de pasto.
Una de las medidas tradicionales para el manejo de los potreros entecadores es retirar la hacienda del potrero, a partir de la detección de animales con síntomas. Sin embargo, Costa aclara que “una vez que se observan los síntomas, significa que la enfermedad comenzó a actuar de 90 a 100 días antes, por lo tanto, por cada vaca con síntomas clínicos visibles, hay muchos más animales con alteraciones metabólicas que no se ven a simple vista”. Por lo tanto, se recomienda tomar medidas preventivas: “si se observan de tres a cuatro hojas caídas por tallo de duraznillo blanco, con poco grado de descomposición y sustentadas sobre un pastizal de bajo dulce, estaría indicando el momento de retirar animales del potrero”, aconseja Lucesoli. Y también recomienda fuertemente la observación, sobre todo del tipo de forraje disponible y el estado de las plantas de duraznillo.
Resulta muy difícil evaluar el perjuicio económico ocasionado por esta enfermedad en la Argentina, sin embargo, se pueden detallar algunas variables como pérdida de peso de los animales enfermos, reducida conversión alimenticia, secuelas relacionadas con la “vaca flaca”, animales enviados a faena prematuramente, aumento de la tasa de reposición de vientres y muchos potreros que no pueden usarse en el verano.
El equipo de trabajo del INTA Maipú trabaja en el control químico del duraznillo blanco. Desde 1999 realiza pruebas aplicando glifosato con un rolo químico, tomando como antecedente trabajos realizados por la Facultad de Veterinaria de Buenos Aires (Indelicato, Herrero y Alegretti).
Al día de hoy, los resultados obtenidos son muy alentadores y demuestran que es posible controlar el crecimiento del duraznillo blanco. Aún teniendo en cuenta que “la planta tiene vigorosas raíces gemíferas cuyas yemas de crecimiento se activan fácilmente ante situaciones particulares y eso genera nuevas plantas”, como explicó en su disertación la Dra. Marta Ronco, de la Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales de la Universidad Nacional de la Plata, y que desarrolló su tesis sobre la Ecofisiología del duraznillo blanco. (PUNTO CERO-Infoazuldiario).

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