SALADILLO, Noviembre 27, (PUNTO CERO-Infoazuldiario) En la pequeña ciudad argentina de Saladillo se ofrece un festival que comienza el 12 de octubre y lo denominan "cine con vecinos". Un testimonio único de cómo dos directores jóvenes argentinos encontraron una salida para su creatividad mientras desarrollan sus trabajos comunes y habituales.
Desde que se lanzó el festival en 2004 la idea de que la gente común pueda transformar simples guiones en películas protagonizadas por gente de la manzana donde viven los cautivó y han creado un boom en toda la Argentina.
El cine con vecinos de Saladillo está lejos del glamour de Cannes o San Sebastián, pero sus fundadores Julio Midú y Fabio Junco ya han recorrido un largo camino. De hecho, este año, el ganador va a recibir más que una simple estatuilla realizada en la escuela técnica local de alumninio reciclado.
El premio incluye una chance para transformar el trabajo del ganador en formato fílmico por la compañía Metrovisión, mientras que algunos otros premios incluyen un micrófono profesional y seis becas para estudiar en una escuela de arte cinematográfico de Buenos Aires.
Además, Junco y Midú, han tenido que seleccionar diez de las 46 películas inscriptas este año. Otro testimonio de que el festival ha crecido muchísimo y ha ganado en popularidad. En el primer años, en 2004, solamente había doce inscriptos.
El festival de saladillo que dura tres días en una ciudad de 37 mil habitantes que está ubicada a 182 kilómetros al suroeste de Buenos Aires. En el se proyectan realizaciones en video extremadamente modestas. Pero ha sido todo el esfuerzo y las ganas que le han puesto a esto, tanto Junco como Midú, lo que nos ha probado es que una vez más la gente con una cámara digital puede estar llena de entusiasmo y lanzarse a hacer películas.
Toda la escenografía, las propiedades y todo lo que vemos en sus películas ha sido prestado para esta causa. Y alguna gente inclusive presta sus propios hogares o automóviles importados u otros artículos valiosos para que este cine pueda llevarse a cabo.
Midú y Junco han realizado 18 largometrajes en la ciudad que los vio nacer, aunque ellos viven en estos momentos en Buenos Aires y se ganan la vida con la televisión, realizando telenovelas y eventos públicos.
Ellos han podido convencer a Saladillo a que los ayude financieramente en estos eventos pero a lo largo de este año han podido encontrar otras fuentes y recursos.
Midú, de 31, vino con la idea cuando no pudo costear los viajes para estudiar dirección en Buenos Aires. Entonces trató de acercarse tanto como le fuera posible a su sueño, sin tener que dejar su ciudad natal. Esto es un mensaje para quienes tengan sueños similares acerca de la vida.
El fenómeno de las películas con vecinos se está desparramando por todos lados y tiene que ver con un deseo muy profundo de hacer algo, "aún cuando no tengamos los medios económicos para hacerlo" le dijo Midú a la Deutsche Presse Argentar DPA.
Junco, de 36, dijo que en las películas con vecinos la tarea del director es casi como hacer filmes mudos. Hay enormes limitaciones en tratar de hacer ficción utilizando actores no profesionales cuando uno trabaja con vecinos y están relacionadas con su experiencia actoral y su entrenamiento. Pero también hay muchas ventajes, como la necesidad de adaptarse a todo.
No podemos hacer nada que los vecinos no puedan hacer, dijo Junco. Los roles están escritos para hacerlos con gente real, de carne y hueso, y para eso no hay casting. Junco rechaza la idea de que el concepto de un cine tan austero creciera en Argentina y tenga relación con la crisis económica de 2001 que afectó a todos con respecto al peso. Tanto que tiró la economía abajo dejando el peso a un tercio del valor del dólar.
"La crisis siempre estuvo allí y nunca tienen que caer las olas de creatividad de los seres humanos por más que la crisis económica esté al lado. La creatividad permanece", dijo Junco.
"La gente se siente tan mal que se sienten involucrados en esta clase de proyectos y es para ellos como una catarsis", agregó Midú.
Para Midú, quien hace quince años comenzó a hacer películas con no mucho más que su deseo personal de hacerlas, el festival en Saladillo es la realización de otro sueño porque ha puesto su ciudad en el mapa cultural de la Argentina".
Periodista: Janos Burghart
Traducción: Marcela Sabata
Fuente: DPA, Deutsche Prese Agentur
www.dpa.de
Saladillo honra al cine con vecinos
En Saladillo, pequeña ciudad de la pampa argentina, una parte de sus habitantes, es protagonista de los films realizados localmente, desde hace 10 años; un éxito que permite a la ciudad, acoger hasta el domingo próximo, la tercera edición del Festival Nacional del Cine con Vecinos.
La originalidad de este festival reside en un único criterio impuesto a los participantes: la utilización en su mayoría, de actores no profesionales (vecinos, amigos, familia...)
"Nosotros no tenemos dinero para contratar actores. Trabajar con los vecinos permite realizar películas con pequeños presupuestos, lo que no quiere decir no profesionales", - explicó Fabio Junco a la Agencia France Presse. Junco es uno de los organizadores del festival, junto a Julio Midú.
Diez largometrajes y diez cortometrajes han sido seleccionados para la competencia.
En la primera edición del Festival, del año 2.004, participaron 40 films en la preselección, contra 140 de este año, lo que testimonia, la amplitud ganada por el festival, en esta ciudad situada a 180km., al sur de Buenos Aires, capital.
"Existe una gran libertad de creación ,pues la mayoría de los realizadores no posee ninguna formación cinematográfica. Las producciones del festival, por lo tanto, son muy auténticas y no tienen nada de complicado, sino la magia se perdería",-asegura Fabio Junco.
Su socio Julio Midú, comenzó este proyecto un poco alocado, a los 17 años ,cuando propuso a la televisión local de Saladillo, realizar telenovelas con la participación de los habitantes. Estos, poco entusiastas al principio, finalizaron por prestarse al juego y hoy en día, de los 37.000 habitantes, 200 se han convertido en actores en cada film. Todos trabajan gratuitamente y son espectadores orgullosos de esta producción local, tanto en el cine Marconi, como en los canales locales de televisión "En cada nueva proyección, muchos nos piden de participar, lo que nos permite siempre tener actores nuevos, sin tener la necesidad de organizar casting",- explica Fabio Junco, quien secunda a Julio Midú, detrás de la cámara.
Este proyecto sirve, por otra parte, de terapia para algunos y representa una ocupación nada despreciable, en esta Argentina rural en situación crítica desde la crisis económica de 2.001.
"El Festival da prestigio a Saladillo y los habitantes sienten que les pertenece. Esto representa mucho para ellos. Es la confirmación de que lo que se hace es serio".
El 17º encuentro de cine de América Latina, en Toulouse, en 2.005, había programado la participación de 8 producciones de cine hecho con vecinos, como una curiosidad, curiosidad que divierte a Fabio Junco.
Su 18º film con Julio Midú, El último mandado, cerrará el festival. Este film aborda el tema del nazismo a través de la relación entre una anciana de origen alemán, que aún sigue adorando secretamente a Hitler, y un adolescente. Este último es interpretado por uno de los hermanos de Julio Midú.
"Nosotros hemos hecho un salto cualitativo, en lo que respecta al guión, los medios técnicos. El próximo film no podrá ser mejor técnicamente, pues un vecino no puede estar 8 horas para una toma"- reconoce Fabio Junco. "Nosotros estamos en el límite entre el profesionalismo y el amateurismo. Lo que nos queda por hacer ahora, es perfeccionarnos." Periodista: Julie AlbertTraducción: Zulema Maio de Languasco Fuente: Agencia France Presse www.afp.com/espanol
EXPERIENCIA ÚNICA EN EL MUNDO: UNA PEQUEÑA CIUDAD DE ARGENTINA, VIVE AL RITMO DE LAS PELÍCULAS DE DOS REALIZADORES QUIENES FILMAN SIN DINERO NI ACTORES PROFESIONALES, MOVILIZANDO A LA POBLACIÓN. LA ALTERNATIVA SALADILLO. Con la paranoia capitalista propia de los Estados Unidos (Uno contra todos, todos contra uno), Peter Weir había imaginado, en The Truman Show (l998), un escenario de televisión a escala de una ciudad. Con la solidaridad efectiva, propia de la Argentina (Todos para uno, uno para todos), Julio Midú y Fabio Junco utilizan, en lo que respecta a ellos, una ciudad, su ciudad natal, Saladillo, como un gigantesco escenario de filmación. Situada a 182 km. al sur de Buenos Aires, Saladillo, tiene 36000 habitantes, semejante a cualquiera otra ciudad del interior del país, con su plaza principal y su municipalidad del más puro estilo español, apacible (se circula tanto en bicicleta como en auto) y no se habría hablado jamás de ella sin estos dos embajadores, que en el término de seis años, han realizado no menos de 17 películas (cortos, medios y largometrajes) en condiciones únicas en el mundo. Midú (31 años) y Junco (36 años), han filmado, sin ningún medio, dramas, policiales, películas para chicos, comedias, todos interpretados por los habitantes de la ciudad. Padres, hijos, vecinos, comerciantes, empleados municipales, contribuyen en la medida de los roles a interpretar. Más de cien personas participan en cada film y según las necesidades de ambos realizadores, disponen ya sea de un coche, un perro, una casa, e incluso de un helicóptero. No hay necesidad de actores profesionales ni de estudios; todo es filmado con personas que interpretan su propio rol (un comerciante en la vida real es un comerciante en la ficción, un agente de policía, es un agente de policía, un intendente es el intendente municipal), todo está filmado en decorados reales. No hay necesidad de autorizaciones especiales para filmar: Midú y Junco gozan del beneficio de disponer con gran facilidad, de las instalaciones de un colegio, del hospital, de la prisión, de la iglesia, de las calles de la ciudad, todo está a su disposición gratuitamente. Además pueden disponer de la grúa municipal y desde que adquirieron material de iluminación se les facilita el uso de la electricidad sin gasto alguno. En plena bancarrota del sistema neoliberal que presidió la crisis de 2001 (la quiebra económica de una nación reconocida en ese momento como modelo a seguir, por el FMI), el cine de Midú y Junco, valía y vale como una contrapropuesta, que lejos de buscar réditos económicos, genera un proyecto colectivo que cultiva la amistad y celebra la vida. Una forma de "cine pobre", de "cine casero", asumido y reivindicado por sus autores, como lo testimonia la tercera edición del "Festival de Cine con vecinos", que los autores organizan en Saladillo mismo. Midú y Junco han sabido, con los medios que ofrece la situación, constituir un sistema de producción-distribución-difusión imparable. Término medio, han filmado hasta el día de hoy, tres películas por año, siempre en verano y que luego proyectan en la única sala cinematográfica de la ciudad, el Cine Marconi, antes de difundirlas, en el canal local Canal 5, y sin ninguna remuneración. De esta manera, una de sus últimas películas, "Lo bueno de los otros" (2004), ha sido vista por veinte mil personas. ¡La mitad de Saladillo!
Historias de familia
Desde la edad de siete años, Julio Midú sueña con la ficción. Sobre todo sueña con la televisión (se nutre de las telenovelas) y con ser actor. Pero una familia numerosa (seis hermanos) lo obliga a trabajar en una fábrica de zapatillas, sin que el deseo disminuya. Finalmente entra a Canal 5, pero como le rechazan los proyectos de filmación que propone, se decide a filmar él mismo. Sin dinero, pero con la ayuda de toda la población, quien se deja convencer para participar en los rodajes que son iluminados con los faros de los coches.
El encuentro con Fabio Junco, en 1997, es decisivo. Este último, en ese momento, estudiante de teatro y seducido por la empresa de Midú, se une a él para formar un binomio que se complementa y que se concretiza, en el año 2001, en la primera película de ambos, "La Vieja".
Los dos escriben alternativamente los guiones y discuten juntos la puesta en escena. Al primer film, seguirán otros como: Prisioneros, Gema, El Oso, La Trampera, Dama Aire, Pasiones Ocultas, Pobres Mujeres. Se puede reconocer en cada película quién es el realizador. Midú, por sus influencias televisivas, está más inclinado a la palabra. En él, el drama nace de los diálogos e implica un importante recorte en el montaje.
A la inversa, Junco, por su trayectoria teatral, privilegia el tiempo y su voluntad de organizar el espacio, hace que el drama nazca de la acción. También tiene en cuenta la no profesionalidad de los actores convocados. La interpretación actoral puede a veces destruir la ilusión que la apariencia física, completamente adecuada al personaje, podría sostener.
Esto no impide una cierta exigencia de parte de los dos realizadores en lo que concierne a la dirección de los actores y a las numerosas repeticiones de las tomas para lograr el resultado deseado. Esto es lo que se ha podido percibir en el rodaje del último film, "El último mandado", finalizado a fines de agosto último. El film aborda el tema de una realidad argentina aún inexplorada en la ficción: la de las ciudades del interior que sirvieron de refugio a numerosos nazis, y en este caso se trata del encuentro de una anciana alemana con un adolescente argentino.
Los filmes de Midú y Junco cuentan historias de familia, conflictos generacionales e injusticias sociales y por las condiciones de producción tienen un fuerte componente documental. En lo que concierne a la ciudad, se pueden seguir las lentas metamorfosis arquitectónicas, como así también la de los actores que reaparecen bajo la apariencia de distintos personajes, pero que la cámara denota y acompaña el paso del tiempo.
Nada que ver con la carrera y evolución de un actor profesional que se esconde permanentemente detrás del maquillaje, detrás de las vestimentas que no son las propias y que tiende a desdibujarse en pro del personaje que encarna. Los actores de Saladillo, sin maquillaje, vestidos y peinados según su propio gusto, se encuentran completamente expuestos, de tan sutil que es la personificación.
Otra realidad fílmica, en la trayectoria de las películas, que no hay que considerarlas separadamente, es que se percibe una evolución técnica y artística raramente tan bien destacada.
Desde los comienzos en VHS con micrófono incorporado hasta la cámara de los últimos films en video digital, hay un mundo que pasa por la Escuela de Experimentación y Realización Cinematográfica (ENERC), en la cual Midú y Junco han seguido cursos. Recorrido atípico, ya que ellos no conocían nada de teoría, pero que contrariamente a los otros estudiantes, poseían una impresionante experiencia práctica.
Si las escuelas de cine pueden a veces, ejercer cierta aprensión en sus estudiantes en la puesta en práctica de la teoría, no ocurrió lo mismo en Midú y Junco, quienes previamente, solo se interesaron en el hacer.
Los conocimientos que adquirieron los pusieron en práctica en sus nuevas películas donde es notable una ubicación reflexiva de la cámara, ubicación deficiente en los primeros filmes.
Midú y Junco lamentan que lo que ganaron en calidad, lo perdieron en inocencia. Pero les queda la vitalidad y la abnegación que hacen que sigan hoy en día, y hacen pensar en esta frase de Blaise Cendrars: "Después de todo, no sería una gran pérdida si yo fracasara; no me importa tanto el éxito. Pero es normal que uno trate de hacer fructificar la vida, en vez de dejarla perecer y por otra parte se dice que la vida no es insensible a la manera de la cual se dispone de ella."
Periodista: Nicolás Azalbert (Cahiers du cinéma)
Traducción: Zulema Maio de Languasco
Fuente: Cahiers du cinémawww.cahiersducinema.com. (PUNTO CERO-Infoazuldiario). szjsq
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