PILAR, Noviembre 27, (PUNTO CERO-Pilar de Todos) Más de 60 mil personas necesitan de la ayuda del Estado para poder comer; 167 mil no cuentan con cobertura médica y unos 4 chicos por día abandonan la escuela. Un tema clave que debe estar al tope de la agenda política.
Es el Pilar que casi nunca está en el centro de la discusión. El que apenas se aborda cuando las circunstancias así lo requieren, como cuando se acerca un año electoral. Pero es el distrito que más necesita la mano del Estado para subsistir. El del hambre, la exclusión y la falta de oportunidades.
Según proyecciones de la Secretaría de Salud, actualmente hay en Pilar 266 mil 566 habitantes, de las cuales el 24.8% tiene sus necesidades básicas insatisfechas y más de 60 mil necesitan de la ayuda del Estado para alimentarse.
Según informaron desde la Dirección de Acción Social, alrededor de 13 mil familias se acercan al municipio para retirar sus bolsones de comida, con las que se alimentan cerca de 39 mil personas. A esa cantidad hay que sumarle los más de 5 mil abuelos que reciben alimentos por mes, los beneficiarios del Plan Más Vida, y los niños que almuerzan en la docena de comedores que administra el gobierno local.
Es aquí donde se evidencia uno de los más claros conflictos dentro del distrito, en el que se dificulta pensar en la existencia de estos índices que claramente se contraponen con el lujo y la riqueza que se concentra en algunos puntos de Pilar. Pensar en que más de 60 mil personas necesitan del Estado para comer mientras que al mismo tiempo aumenta la creación de barrios cerrados – más de 250 – es claramente un golpe al imaginario colectivo.
El problema de la pobreza, enmarcado en el escenario de la expansión, es desde ya de orden estructural. A la privación de bienes y de derechos básicos se sobreimprimen montos inenarrables de frustración frente al ostentoso espectáculo de la concentración de la riqueza.
Sin obra social
A pesar de los esfuerzos realizados desde el municipio para garantizar la salud a la población pilarense, aún es preciso redoblar la labor permanentemente para que el acceso a esos servicios esté asegurado.
En este sentido, es nuevamente el Estado el que sale a subsanar un mal que aqueja a muchos.
Desde el área de Atención Primaria informaron que del total de la población, existe un 62.8% que no tiene ningún tipo de cobertura social. Se trata de, alrededor de 167.453 personas que deben ser asistidas en las dependencias públicas. “Llegamos a más de un millón de prestaciones anuales, pero ante la demanda de la población también la oferta nuestra debe crecer constantemente”, explicaron desde la Secretaría de Salud. Y como ejemplo un dato clave: En el distrito la tasa anual de crecimiento poblacional se ubica en el orden del 14%.
Actualmente el distrito cuenta con 300 médicos especialistas, cantidad que el propio secretario de Salud, Federico Pazzi Pla resaltó como “pocos” para la gran afluencia de pacientes que tienen los centros de salud. Es también evidente que, al igual que ocurre con los barrios cerrados, en el área de la salud también conviven centros asistenciales públicos abarrotados de gente, al lado de emprendimientos hospitalarios.
Educación en riesgo
Planteando las premisas que enarbolan los “creadores” de la Ley Nacional de Educación cuyo principal objetivo es la inclusión de todos los chicos en el sistema educativo, es preciso dar cuenta del estado actual en el que se encuentra la educación pilarense. En el partido hay 114 servicios educativos a los que acuden alrededor de 51.078 alumnos. Sin embargo es preciso destacar que el nivel de deserción que se registra es alto: se trata de 4 chicos por día que abandonan la escuela, cifra que incluso preocupó al propio Ministro de Educación de la Nación, Daniel Filmus, cuando visitó Pilar la semana pasada.
Los gabinetes pedagógicos son sólo 28 que se comparten entre todas las instituciones —cuando por lo menos debería haber uno por escuela y en algunos casos hasta dos—y en gran parte de los establecimientos se registra, además, una superpoblación estudiantil que atenta contra el óptimo dictado de clases. La violencia también se hace presente, producto de las situaciones de pobreza y marginalidad que viven los alumnos. Según datos de la Red de Maltrato Infantil, el 90 % de los chicos del distrito tiene la vida marcada por hechos de violencia física, sexual o psicológica.
Ante este panorama, es preciso comenzar a debatir soluciones de fondo para lograr revertir los números.
Desplazar la cuestión social de la pobreza y evitar su debate parece ser más sencillo que intervenir en los procesos que la producen; más aún si se tiene en cuenta que esto último exige un tratamiento político antes que técnico. Pero ese debate no debe darse de manera circunstancial, sino como verdadero punto de partida que apunte a buscarle una solución a los que menos tienen. Y es el Estado el primer invitado a la cita. (PUNTO CERO-Pilar de Todos).
No hay comentarios.:
Publicar un comentario