BUENOS AIRES, Agosto 24, (PUNTO CERO-La Política On Line) El ex presidente aceleró los contactos con los díscolos y no dudó en ceder a las presiones para bajar el acta de Jaime con Marsans para evitar otra catástrofe en el Congreso. La estrategia para desarticular el acercamiento de los rebeldes con el líder bonaerense.
Las “sorpresas” que Néstor Kirchner tenía bajo la manga para “relanzar” su poderío dentro del PJ, que habían sido encriptadas por José Pampuro, finalmente ya tienen nombre y apellido. Se trata del entrerriano Jorge Busti y el pampeano Rubén Marín, dos dirigentes que habían mostrado una férrea oposición y un manifiesto alejamiento de la línea oficialista cuando las retenciones se transformaron en el eje político que dividió al kirchnerismo entre “fieles” y “díscolos”.
Pero esos nombres por sí solos no son el real objetivo de Kirchner. Por detrás de ellos, y adjuntados las reuniones con Carlos Reutemann, la reconciliación de Cristina Kirchner con Juan Schiaretti o los visibles abrazos de Felipe Solá con Agustín Rossi en el cámara de Diputados luego de la aprobación de la reestatización de Aerolíneas Argentinas, evidencian otro sentido aún más profundo. Un manifiesto cambio de rumbo en el corazón del kirchnerismo que tiene como motor, paradójicamente, el temor.
En el entorno del ex presidente Kirchner, comenzó a crecer la preocupación por el armado que, entre las sombras, empezó a hacer Eduardo Duhalde. Según fuentes K, Néstor empezó a sentir que el bonaerense “le respiraba en la nuca” y la presión seguía en ascenso.
A eso se sumó la hábil jugada de aquellos que se sintieron apartados por oponerse a la resolución 125. ¿Qué hicieron? Una rápida foto con Duhalde, como para mostrar que si se los dejaba afuera del poder tenían donde reanimarse. “La respuesta de ellos fue `ojo porque si nos jodés nosotros nos juntamos con Duhalde y armamos camorra´. Pero si los llama Kirchner, ellos van hacia donde está el efectivo. Esa es la realidad”, explicó un diputado del Frente para la Victoria a La Política Online en extremo off the record.
Los contactos de Duhalde con dirigentes de esos que se miden en balanzas especiales repercutieron duro en Olivos. Esto terminó por definir un cambio de rumbo que se evidenciaba urgente.
Claro que ahora a Kirchner le aparece el mayor desafío: demostrar que es un juego serio y no sólo un poco de maquillaje. ¿Por qué? Porque mientras realza su atención a las necesidades de algunos, sostiene a rajatabla a tres de los más cuestionados funcionarios, como son Carlos Fernández, Guillermo Moreno y Ricardo Jaime.
Aerolíneas, la llave
La misma fuente, uno de esos legisladores que integra las mesas donde se tallan el futuro del gobierno y del peronismo, confirmó el cambio de rumbo de Kirchner. Según su opinión, esto se evidenció en el tratamiento que tuvo el tema de Aerolíneas en el bloque K.
“Lo que había firmado Jaime era un desastre y había muchos que pensaban así. Era la mayoría del bloque, no todos, pero sí la mayoría”, no dudó en aclarar la fuente. “Jorge Obeid fue el más reticente –continuó, dando un panorama más amplio-, porque además tiene mucho peso. Él ya votó en contra de la 125 y si le hubieran dado libertad, hubiera votado en contra también del proyecto oficial de Aerolíneas”.
Este era un tema clave para Kirchner. En su entorno repiten, ahora triunfalistas, que “Kirchner no podía perder otra votación, hubiera sido catastrófico. Cuando te quemás con leche, ves una vaca y llorás”. Rápido de reflejos y rápida de reflejos también Cristina, dejaron claro una notable “distensión”, como dicen en el kirchnerismo y que se traduce al llamo como una clara señal política.
“El justicialismo sacó 167 votos y por las retenciones 129. Si además del número se miran los nombres de esos casi cuarenta de diferencia, ahí vas a ver donde están, quienes son, y que pasó entre ellos entre las dos elecciones. En la reunión de bloque de esta semana, estaban los de (Juan) Schiaretti, los de Busti, estaban todos”, argumentó otro vocero. Lo que intentó decir, es que el kirchnerismo ganó, por negociar con los díscolos y que ellos fueron los que marcaron la diferencia.
Kirchner y el peronismo
De a poco, Kirchner viró de la intransigencia y las agresiones a aquellos que se oponían a las directivas de la Casa Rosada a la posibilidad de escuchar cambios y sugerencias en los proyectos, como pasó en el caso de la aerolínea de bandera. Claro que el hombre sigue siendo el mismo, y lo que mandan, son los intereses. Los que hoy, tienen un objetivo claro: 2009.
“Hasta que no pasen las elecciones del 2009, no va a haber líneas internas opositoras dentro del peronismo. Todo lo que armaron periodísticamente con la idea del peronismo disidente, no va a tener consistencia hasta que no se conozcan los resultados de las elecciones del año que viene. Si salen mal para el gobierno va a haber un gran quilombo. Ahí va a haber mucha diversión”, soltó entre risas cómplices otro diputado K.
Pensando en voz alta, el dirigente cree que “haber aflojado por parte de ella (Cristina), demuestra un cambio de rumbo. Lo de Kirchner con Reutemann va en la misma dirección y el almuerzo que hubo con todos los legisladores de La Pampa, incluído Rubén Marín, van en contexto con una línea de reconciliación”.
En consonancia con esta movida, y tras las reuniones que mantuvo con “Lole” Reutemann y con varios intendentes bonaerenses que le expresaron sus críticas ligadas al agro, ahora la agenda de Kirchner tiene anotados a Busti y Marín. La semana que viene podría recibirlos en Olivos, donde lo esperaría con su ya famosa libretita, donde anota los pedidos, quejas y requerimientos de aquellos que necesita volver a sentir cerca.
Las “sorpresas” que Néstor Kirchner tenía bajo la manga para “relanzar” su poderío dentro del PJ, que habían sido encriptadas por José Pampuro, finalmente ya tienen nombre y apellido. Se trata del entrerriano Jorge Busti y el pampeano Rubén Marín, dos dirigentes que habían mostrado una férrea oposición y un manifiesto alejamiento de la línea oficialista cuando las retenciones se transformaron en el eje político que dividió al kirchnerismo entre “fieles” y “díscolos”.
Pero esos nombres por sí solos no son el real objetivo de Kirchner. Por detrás de ellos, y adjuntados las reuniones con Carlos Reutemann, la reconciliación de Cristina Kirchner con Juan Schiaretti o los visibles abrazos de Felipe Solá con Agustín Rossi en el cámara de Diputados luego de la aprobación de la reestatización de Aerolíneas Argentinas, evidencian otro sentido aún más profundo. Un manifiesto cambio de rumbo en el corazón del kirchnerismo que tiene como motor, paradójicamente, el temor.
En el entorno del ex presidente Kirchner, comenzó a crecer la preocupación por el armado que, entre las sombras, empezó a hacer Eduardo Duhalde. Según fuentes K, Néstor empezó a sentir que el bonaerense “le respiraba en la nuca” y la presión seguía en ascenso.
A eso se sumó la hábil jugada de aquellos que se sintieron apartados por oponerse a la resolución 125. ¿Qué hicieron? Una rápida foto con Duhalde, como para mostrar que si se los dejaba afuera del poder tenían donde reanimarse. “La respuesta de ellos fue `ojo porque si nos jodés nosotros nos juntamos con Duhalde y armamos camorra´. Pero si los llama Kirchner, ellos van hacia donde está el efectivo. Esa es la realidad”, explicó un diputado del Frente para la Victoria a La Política Online en extremo off the record.
Los contactos de Duhalde con dirigentes de esos que se miden en balanzas especiales repercutieron duro en Olivos. Esto terminó por definir un cambio de rumbo que se evidenciaba urgente.
Claro que ahora a Kirchner le aparece el mayor desafío: demostrar que es un juego serio y no sólo un poco de maquillaje. ¿Por qué? Porque mientras realza su atención a las necesidades de algunos, sostiene a rajatabla a tres de los más cuestionados funcionarios, como son Carlos Fernández, Guillermo Moreno y Ricardo Jaime.
Aerolíneas, la llave
La misma fuente, uno de esos legisladores que integra las mesas donde se tallan el futuro del gobierno y del peronismo, confirmó el cambio de rumbo de Kirchner. Según su opinión, esto se evidenció en el tratamiento que tuvo el tema de Aerolíneas en el bloque K.
“Lo que había firmado Jaime era un desastre y había muchos que pensaban así. Era la mayoría del bloque, no todos, pero sí la mayoría”, no dudó en aclarar la fuente. “Jorge Obeid fue el más reticente –continuó, dando un panorama más amplio-, porque además tiene mucho peso. Él ya votó en contra de la 125 y si le hubieran dado libertad, hubiera votado en contra también del proyecto oficial de Aerolíneas”.
Este era un tema clave para Kirchner. En su entorno repiten, ahora triunfalistas, que “Kirchner no podía perder otra votación, hubiera sido catastrófico. Cuando te quemás con leche, ves una vaca y llorás”. Rápido de reflejos y rápida de reflejos también Cristina, dejaron claro una notable “distensión”, como dicen en el kirchnerismo y que se traduce al llamo como una clara señal política.
“El justicialismo sacó 167 votos y por las retenciones 129. Si además del número se miran los nombres de esos casi cuarenta de diferencia, ahí vas a ver donde están, quienes son, y que pasó entre ellos entre las dos elecciones. En la reunión de bloque de esta semana, estaban los de (Juan) Schiaretti, los de Busti, estaban todos”, argumentó otro vocero. Lo que intentó decir, es que el kirchnerismo ganó, por negociar con los díscolos y que ellos fueron los que marcaron la diferencia.
Kirchner y el peronismo
De a poco, Kirchner viró de la intransigencia y las agresiones a aquellos que se oponían a las directivas de la Casa Rosada a la posibilidad de escuchar cambios y sugerencias en los proyectos, como pasó en el caso de la aerolínea de bandera. Claro que el hombre sigue siendo el mismo, y lo que mandan, son los intereses. Los que hoy, tienen un objetivo claro: 2009.
“Hasta que no pasen las elecciones del 2009, no va a haber líneas internas opositoras dentro del peronismo. Todo lo que armaron periodísticamente con la idea del peronismo disidente, no va a tener consistencia hasta que no se conozcan los resultados de las elecciones del año que viene. Si salen mal para el gobierno va a haber un gran quilombo. Ahí va a haber mucha diversión”, soltó entre risas cómplices otro diputado K.
Pensando en voz alta, el dirigente cree que “haber aflojado por parte de ella (Cristina), demuestra un cambio de rumbo. Lo de Kirchner con Reutemann va en la misma dirección y el almuerzo que hubo con todos los legisladores de La Pampa, incluído Rubén Marín, van en contexto con una línea de reconciliación”.
En consonancia con esta movida, y tras las reuniones que mantuvo con “Lole” Reutemann y con varios intendentes bonaerenses que le expresaron sus críticas ligadas al agro, ahora la agenda de Kirchner tiene anotados a Busti y Marín. La semana que viene podría recibirlos en Olivos, donde lo esperaría con su ya famosa libretita, donde anota los pedidos, quejas y requerimientos de aquellos que necesita volver a sentir cerca.
Otro caso es el de Solá, otro al que también podría levantarle el “veto” y acceder al derecho de un rico café en la quinta presidencial. Algo a lo que muchos mueren por acceder, aunque intenten demostrar lo contrario. (PUNTO CERO-La Política On Line).
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