LUJAN, Diciembre 14, (PUNTO CERO-El Civismo). La alianza electoral que la llevó a la Intendencia ya es parte del pasado. Las diferencias con el sector de María Inés Fernández aparecieron a poco de asumir.
En el plano de las obras, la cosecha fue magra: la mayoría de las promesas de campaña todavía permanecen en ese plano.
El miércoles pasado, Graciela Rosso cumplió su primer año como intendenta de Luján. La asunción de su gobierno marcó el final de 12 años de gestión princista y despertó esperanzas incluso en muchos lujanenses que si bien no acompañaron con su voto a la ex diputada nacional consideraban imprescindible un cambio.
Esas expectativas iniciales, sin embargo, encontraron un primer escollo en la difícil situación financiera heredada. Una de las primeras medidas dictadas por Rosso fue justamente declarar al municipio en emergencia económica y limitar los gastos “a lo esencial". El gobierno habló entonces de una deuda cercana a los 21 millones de pesos.
Pero con el correr de los meses, ese “plan de austeridad” entró en contradicción con una realidad que Rosso criticó de Prince en varias oportunidades: la gran cantidad de personal político terminó por superar en número al vigente durante el anterior gobierno.
Otra situación, en este caso de orden estrictamente político, acompañó a Rosso desde el momento mismo de asumir la Intendencia. La alianza por conveniencia que conformó con la ex diputada provincial María Inés Fernández duró apenas un suspiro.
Una vez en el gobierno, el idilio electoral entre ambos sectores se transformó en desconfianza mutua. En las dependencias manejadas por los “fernandistas”, Rosso dispuso una especie de doble comando para “controlar” el trabajo de los funcionarios que respondían a Fernández. El caso más evidente fue el de la Dirección de Prensa, a cargo de Fabián Pérez, un funcionario que durante el tiempo que estuvo en ese cargo no tuvo ninguna incidencia concreta en la política comunicacional de la gestión. Esa tarea recayó en Rubén Zilber, un asesor de comunicación “ad honoren” que llegó a Luján de la mano de la intendenta.
En esos primeros meses de gestión, recorrer las dependencias municipales permitía comprobar el clima tenso que anunciaba una ruptura inminente. La tirantez se trasladó al Concejo Deliberante, donde el bloque oficialista no tardó en mostrar los primeros síntomas de fractura.
Por ejemplo, el conflicto del campo puso en evidencia las diferencias existentes entre los ediles que respondían a uno y otro bando. Mucho antes de la separación formal, la bancada oficialista pasó a funcionar en la práctica como dos bloques separados.
Como parte de una crónica con final anunciado, las diferencias entre Rosso y Fernández derivaron en el alejamiento de varios funcionarios “fernandistas”. En casi todos los casos, los reemplazantes fueron personas domiciliadas fuera de Luján, una marca registrada en este primer año de gobierno.
Las renuncias incluyeron a Humberto Guibaud, quien después de varios rumores decidió dejar la Secretaría de Gobierno. Fue el desenlace de una alianza que duró pocos meses.
Fuera de la Municipalidad, la mesura también estuvo ausente. Por el contrario, los enfrentamientos con distintas entidades fueron una constante. En una especie de carrera por desarticular la siempre presente maquinaria princista, Rosso arremetió contra distintas entidades que “tenían olor a Prince”.
Se enfrentó con ACIFO por las instalaciones que la entidad utiliza según ordenanza municipal en el predio de Bromatología. Más acá en el tiempo, denunció a la Cooperativa Eléctrica a través de un programa de radio y la lista puede continuar. En la mayoría de los casos, las arremetidas de la intendenta terminaron sólo en batalla verbal.
POCAS OBRAS
En materia de obras, este primer año de gestión fue definitivamente magro. El dinero para la realización de trabajos comprometidos durante la campaña brilló por su ausencia y ni la publicitada “amistad” con la presidenta Cristina Fernández de Kirchner logró destrabar la llegada de fondos de los niveles nacional y provincial.
Según el plan de gobierno que Rosso presentó públicamente antes de las elecciones de octubre del año pasado, las promesas incluían el mejoramiento de los caminos rurales, la llegada de planes de viviendas para los barrios más postergados, la implementación de la terapia intensiva para adultos en el Hospital Nuestra Señora de Luján, y hasta la construcción de escuelas y jardines de infantes. En materia ambiental, Rosso anunciaba una planta de reciclaje, mientras que pronosticaba “licitar la zona comercial y turística del balneario municipal para mejorar y enriquecer la oferta turística”.
Los logros alcanzados fueron escasos. El nosocomio local continúa ofreciendo un funcionamiento deficiente, con recurrente escasez de insumos y malestar entre los trabajadores. El Basural Municipal, que la intendenta prometió erradicar en “tres meses”, goza todavía de muy buena salud, tanto como las descargas que los tanques atmosféricos realizan en ese lugar.
Uno de los objetivos alcanzados fue el exitoso operativo desplegado durante la Peregrinación Gaucha con la habilitación de un predio especialmente dispuesto para el acampe de los peregrinos.
Para Rosso y los lujanenses, el primer año de gestión terminó con dos nuevas promesas, que ahora sí parecen prontas a concretarse: las demoradas repavimentaciones de la ruta 192 y del camino a Carlos Keen.
Un tercer compromiso, aunque de más difícil concreción, es el reciente anuncio sobre la llegada de agua corriente y cloacas “para todo Luján”.
La opinión del Concejo Deliberante
EL CIVISMO consultó a un edil de cada uno de los bloques del Concejo Deliberante sobre el primer año de gestión de la intendenta Rosso:
-Jorge Artero (Unión Celeste y Blanca): “Creo que la gestión está a la vista. Muchas promesas de campaña pero realidades son pocas. Después de tres pedidos de comunicación de este bloque, parecería que se va a realizar el Puente de las Tropas. Hubo cero gestión. En este año han sido todas promesas pero realidades no hubo”.
-Salvador Domingo Faro (Reafirmación Peronista): “Para mí, y esto lo comparto con concejales de otros bloques, parece que hace más tiempo que estuviera esta señora gobernando. Creo que puede dar mucho más, en la medida que deje de ver fantasmas y se dedique a gobernar. Hasta ahora no ha gobernado, sino que se ha peleado con todo el mundo. Tiene condiciones como para ser una buena intendenta, pero hasta ahora lamentablemente no las demostró. Esa es mi opinión. Tiene que cambiar mucho su gestión para que la gente la vuelva a ver con esperanza”.
-Iris Bustos (Compromiso Peronista): “Creo que arrancó una gestión con mucho entusiasmo, con muchas ganas de hacer un montón de cosas. No sé si no la acompaña su gabinete o no están dadas las condiciones para llegar a término con las cosas que propuso, pero hasta ahora la gestión ha sido muy pobre. Fue un año de muchos conflictos del gobierno con la comunidad y las instituciones. Ha mantenido muchos enfrentamientos. Creo que tendría que replantarse un montón de cosas para hacer borrón y cuenta nueva y ver si puede hacer parte de lo que se comprometió cuando asumió. No hay absolutamente nada resuelto. Todos los días se generan nuevos conflictos que a mi entender pueden ser evitables. En líneas generales creo que este año ha sido muy pobre”.
-Mauricio Molinero (Bloque oficialista): “Fue un año con muchas ganas de hacer cosas, pero diezmado por la situación en que se encontró la Municipalidad. Se puso mucha voluntad para hacer las cosas. Se puede anticipar un buen futuro con todas las cosas que se anunciaron, como la ruta 192 y el camino a Carlos Keen. Puedo decirte que fue un año positivo en todo lo relacionado con la asistencia a las personas con discapacidad. Otra de las cosas positivas fue la llegada del gobierno a las localidades más alejadas, como Olivera. Se entoscaron calles que nunca se habían entoscado”.
-Oscar Luciani (Frente Unión Vecinal): “En realidad no se han visto muchos cambios con respecto al gobierno anterior. Es un gobierno de confrontación más que de diálogo. Esto quedó plasmado en la relación que entabló con distintas instituciones y sociedades de fomento. En cuanto a obras hubo muchísimas promesas que todavía no se concretaron. Por ejemplo el tema del basural, el tema de la planta depuradora del barrio San Bernardo que sigue sin funcionar. Planes de pavimentación y de viviendas todavía no hay. En el primer año de gestión todavía no mostró ninguna de las promesas realizadas en campañas. Hay que destacar que Rosso recibió un municipio con una deuda de 21 millones de pesos. Si bien mostró intención de reducir esa deuda, no se redujeron los gastos en el tema de los funcionarios políticos. La mayoría son personas que vienen de afuera y no conocen Luján”.
En el plano de las obras, la cosecha fue magra: la mayoría de las promesas de campaña todavía permanecen en ese plano.
El miércoles pasado, Graciela Rosso cumplió su primer año como intendenta de Luján. La asunción de su gobierno marcó el final de 12 años de gestión princista y despertó esperanzas incluso en muchos lujanenses que si bien no acompañaron con su voto a la ex diputada nacional consideraban imprescindible un cambio.
Esas expectativas iniciales, sin embargo, encontraron un primer escollo en la difícil situación financiera heredada. Una de las primeras medidas dictadas por Rosso fue justamente declarar al municipio en emergencia económica y limitar los gastos “a lo esencial". El gobierno habló entonces de una deuda cercana a los 21 millones de pesos.
Pero con el correr de los meses, ese “plan de austeridad” entró en contradicción con una realidad que Rosso criticó de Prince en varias oportunidades: la gran cantidad de personal político terminó por superar en número al vigente durante el anterior gobierno.
Otra situación, en este caso de orden estrictamente político, acompañó a Rosso desde el momento mismo de asumir la Intendencia. La alianza por conveniencia que conformó con la ex diputada provincial María Inés Fernández duró apenas un suspiro.
Una vez en el gobierno, el idilio electoral entre ambos sectores se transformó en desconfianza mutua. En las dependencias manejadas por los “fernandistas”, Rosso dispuso una especie de doble comando para “controlar” el trabajo de los funcionarios que respondían a Fernández. El caso más evidente fue el de la Dirección de Prensa, a cargo de Fabián Pérez, un funcionario que durante el tiempo que estuvo en ese cargo no tuvo ninguna incidencia concreta en la política comunicacional de la gestión. Esa tarea recayó en Rubén Zilber, un asesor de comunicación “ad honoren” que llegó a Luján de la mano de la intendenta.
En esos primeros meses de gestión, recorrer las dependencias municipales permitía comprobar el clima tenso que anunciaba una ruptura inminente. La tirantez se trasladó al Concejo Deliberante, donde el bloque oficialista no tardó en mostrar los primeros síntomas de fractura.
Por ejemplo, el conflicto del campo puso en evidencia las diferencias existentes entre los ediles que respondían a uno y otro bando. Mucho antes de la separación formal, la bancada oficialista pasó a funcionar en la práctica como dos bloques separados.
Como parte de una crónica con final anunciado, las diferencias entre Rosso y Fernández derivaron en el alejamiento de varios funcionarios “fernandistas”. En casi todos los casos, los reemplazantes fueron personas domiciliadas fuera de Luján, una marca registrada en este primer año de gobierno.
Las renuncias incluyeron a Humberto Guibaud, quien después de varios rumores decidió dejar la Secretaría de Gobierno. Fue el desenlace de una alianza que duró pocos meses.
Fuera de la Municipalidad, la mesura también estuvo ausente. Por el contrario, los enfrentamientos con distintas entidades fueron una constante. En una especie de carrera por desarticular la siempre presente maquinaria princista, Rosso arremetió contra distintas entidades que “tenían olor a Prince”.
Se enfrentó con ACIFO por las instalaciones que la entidad utiliza según ordenanza municipal en el predio de Bromatología. Más acá en el tiempo, denunció a la Cooperativa Eléctrica a través de un programa de radio y la lista puede continuar. En la mayoría de los casos, las arremetidas de la intendenta terminaron sólo en batalla verbal.
POCAS OBRAS
En materia de obras, este primer año de gestión fue definitivamente magro. El dinero para la realización de trabajos comprometidos durante la campaña brilló por su ausencia y ni la publicitada “amistad” con la presidenta Cristina Fernández de Kirchner logró destrabar la llegada de fondos de los niveles nacional y provincial.
Según el plan de gobierno que Rosso presentó públicamente antes de las elecciones de octubre del año pasado, las promesas incluían el mejoramiento de los caminos rurales, la llegada de planes de viviendas para los barrios más postergados, la implementación de la terapia intensiva para adultos en el Hospital Nuestra Señora de Luján, y hasta la construcción de escuelas y jardines de infantes. En materia ambiental, Rosso anunciaba una planta de reciclaje, mientras que pronosticaba “licitar la zona comercial y turística del balneario municipal para mejorar y enriquecer la oferta turística”.
Los logros alcanzados fueron escasos. El nosocomio local continúa ofreciendo un funcionamiento deficiente, con recurrente escasez de insumos y malestar entre los trabajadores. El Basural Municipal, que la intendenta prometió erradicar en “tres meses”, goza todavía de muy buena salud, tanto como las descargas que los tanques atmosféricos realizan en ese lugar.
Uno de los objetivos alcanzados fue el exitoso operativo desplegado durante la Peregrinación Gaucha con la habilitación de un predio especialmente dispuesto para el acampe de los peregrinos.
Para Rosso y los lujanenses, el primer año de gestión terminó con dos nuevas promesas, que ahora sí parecen prontas a concretarse: las demoradas repavimentaciones de la ruta 192 y del camino a Carlos Keen.
Un tercer compromiso, aunque de más difícil concreción, es el reciente anuncio sobre la llegada de agua corriente y cloacas “para todo Luján”.
La opinión del Concejo Deliberante
EL CIVISMO consultó a un edil de cada uno de los bloques del Concejo Deliberante sobre el primer año de gestión de la intendenta Rosso:
-Jorge Artero (Unión Celeste y Blanca): “Creo que la gestión está a la vista. Muchas promesas de campaña pero realidades son pocas. Después de tres pedidos de comunicación de este bloque, parecería que se va a realizar el Puente de las Tropas. Hubo cero gestión. En este año han sido todas promesas pero realidades no hubo”.
-Salvador Domingo Faro (Reafirmación Peronista): “Para mí, y esto lo comparto con concejales de otros bloques, parece que hace más tiempo que estuviera esta señora gobernando. Creo que puede dar mucho más, en la medida que deje de ver fantasmas y se dedique a gobernar. Hasta ahora no ha gobernado, sino que se ha peleado con todo el mundo. Tiene condiciones como para ser una buena intendenta, pero hasta ahora lamentablemente no las demostró. Esa es mi opinión. Tiene que cambiar mucho su gestión para que la gente la vuelva a ver con esperanza”.
-Iris Bustos (Compromiso Peronista): “Creo que arrancó una gestión con mucho entusiasmo, con muchas ganas de hacer un montón de cosas. No sé si no la acompaña su gabinete o no están dadas las condiciones para llegar a término con las cosas que propuso, pero hasta ahora la gestión ha sido muy pobre. Fue un año de muchos conflictos del gobierno con la comunidad y las instituciones. Ha mantenido muchos enfrentamientos. Creo que tendría que replantarse un montón de cosas para hacer borrón y cuenta nueva y ver si puede hacer parte de lo que se comprometió cuando asumió. No hay absolutamente nada resuelto. Todos los días se generan nuevos conflictos que a mi entender pueden ser evitables. En líneas generales creo que este año ha sido muy pobre”.
-Mauricio Molinero (Bloque oficialista): “Fue un año con muchas ganas de hacer cosas, pero diezmado por la situación en que se encontró la Municipalidad. Se puso mucha voluntad para hacer las cosas. Se puede anticipar un buen futuro con todas las cosas que se anunciaron, como la ruta 192 y el camino a Carlos Keen. Puedo decirte que fue un año positivo en todo lo relacionado con la asistencia a las personas con discapacidad. Otra de las cosas positivas fue la llegada del gobierno a las localidades más alejadas, como Olivera. Se entoscaron calles que nunca se habían entoscado”.
-Oscar Luciani (Frente Unión Vecinal): “En realidad no se han visto muchos cambios con respecto al gobierno anterior. Es un gobierno de confrontación más que de diálogo. Esto quedó plasmado en la relación que entabló con distintas instituciones y sociedades de fomento. En cuanto a obras hubo muchísimas promesas que todavía no se concretaron. Por ejemplo el tema del basural, el tema de la planta depuradora del barrio San Bernardo que sigue sin funcionar. Planes de pavimentación y de viviendas todavía no hay. En el primer año de gestión todavía no mostró ninguna de las promesas realizadas en campañas. Hay que destacar que Rosso recibió un municipio con una deuda de 21 millones de pesos. Si bien mostró intención de reducir esa deuda, no se redujeron los gastos en el tema de los funcionarios políticos. La mayoría son personas que vienen de afuera y no conocen Luján”.
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