SAN ISIDRO, Diciembre 18, (PUNTO CERO) Un hombre, vecino de la localidad de Boulogne denunció a otro hombre como su abusador sexual. Lo llamativo del hecho es que la denuncia ocurrió cuarenta años después de acahecidos los delitos denunciados.
Carlos Lemme hoy tiene 48 años de edad. Su actividad profesional es la arquitectura y goza de un reconocido pretigio entre sus pares. Lemme sigue viviendo en Boulogne, cerca de la estación del ferrocarril y del futuro túnel carretero. La casa ya no es la misma de su niñez pero el barrio si. Con el tiempo pudo formar una familia y hoy se enorgullece con las notas que le trae su hija de la escuela. Pero un secreto muy grande guardaba Carlos. Un secreto que un día de este año en curso el destino lo forzó a recordar, a revivir: encontrarse cara a cara con quien abusaba de él en su niñez.
Lemme, como muchos chicos de su barriada, asistían a practicar sus primeros pasos en el fútbol en el Club Atlético Boulogne, ubicado a la vera de la Avenida Márquez en pleno centro comercial de la citada localidad. Pero la actividad deportiva formativa y recreativa que allí recibía de sus entrenadores infantiles trocaba en pesadilla cuando llegaba la hora de retirararse a casa. Ahí aparecía en escena "El Chacarero" y todo se oscurecía.
"El Chacarero" era un hombre de esos tantos que pueblan los clubes de barrio y que bien no se sabe a que se dedican. Aparentemente, recuerda Lemme, era la persona encargada de entrenar a todos los equipos. Según consta en la denuncia radicada por el damnificado en la Fiscalía local "lo hizo concurrir solo al lugar donde se guardaban los elementos del entrenamiento, siendo este un cuarto de chapa y vidio traslúcido, diciéndole que tenía que hablar con él. Al llegar "El Chacarero" cerró la puerta con llave, conversó con él y lo incitó a tocarle sus partes íntimas".
A este hecho le siguieron otros ya que el abusador actuaba con amenazas de la talla de "se donde vivís", "Si hablás... (y hacía el caraterístico gesto de cortarle el cuello) generándole terror que él no comentaba en su hogar y que se le fue transformando en una tortura con el correr de las décadas generándole perjuicios tanto personales, psicológicos como laborales.
El tiempo fue pasando, la vida para Lemme continuó y pudo formar una familia y viajar por el mundo. Ya de regreso en su Boulogne este profesional de la arquitectura comenzó a tener inquietudes de ídole solidarias. Durante este año, próximo a finalizar, este vecino formalizó proyectos comunitarios que buscan devolver la alegría de salir a la calle y disfrutar, por ejemplo, de un corso de carnaval juntando a chicos y adultos "como era antes".
En una de sus recorridas por el centro de Boulogne repartiéndo volantes que promocionaban murgas callejeras, Lemme vio el rostro que pensaba no ver nunca más: el del Chacarero. Su figura, avejentada por el paso del tiempo, hoy aparecía en un bar céntrico, frente a las vías, haciendo las veces de lavacopas. Lemme no se amedrentó e ingresó al bar a entregar volantes. Ahí, cuando lo tuvo frente a frente, optó por no agredirlo pero si confirmar que se tratara de él. Incluso pudo recordar que su apellido era González y que lo algunos lo llamaban "gonzalito".
Lemme recorrió el centro comercial avisando a los demás comerciantes de la presencia de este sujeto. También lo denunció en la Fiscalía y UFI Nº2 y hasta tomó una fotografía de su abusador. Pero fue un día, en que al pasar por el bar observó al Chacarero "juguetear" con un niño, que bien podría ser hijo de alguno de los parroquianos del lugar, cuando no pudo más, ingresó al local y le reciminó a los gritos todo su pasado al supuesto depravado, adelantándole que será la cárcel su destino.
Pero la pero de las sospechas comenzaron a tomar cuerpo con el corre de los días. Más vecinos de Lemme recuerdan o dicen recordar el relato de otros niños de aquel entonces acusándo a "El Chacarero" de haber cometido abusos contra ellos y varios se animan de declararlo ante la Justicia.
La peor de las sospechas va tomando cuerpo en Boulogne.
Ampliaremos...(PUNTO CERO).
Carlos Lemme hoy tiene 48 años de edad. Su actividad profesional es la arquitectura y goza de un reconocido pretigio entre sus pares. Lemme sigue viviendo en Boulogne, cerca de la estación del ferrocarril y del futuro túnel carretero. La casa ya no es la misma de su niñez pero el barrio si. Con el tiempo pudo formar una familia y hoy se enorgullece con las notas que le trae su hija de la escuela. Pero un secreto muy grande guardaba Carlos. Un secreto que un día de este año en curso el destino lo forzó a recordar, a revivir: encontrarse cara a cara con quien abusaba de él en su niñez.
Lemme, como muchos chicos de su barriada, asistían a practicar sus primeros pasos en el fútbol en el Club Atlético Boulogne, ubicado a la vera de la Avenida Márquez en pleno centro comercial de la citada localidad. Pero la actividad deportiva formativa y recreativa que allí recibía de sus entrenadores infantiles trocaba en pesadilla cuando llegaba la hora de retirararse a casa. Ahí aparecía en escena "El Chacarero" y todo se oscurecía.
"El Chacarero" era un hombre de esos tantos que pueblan los clubes de barrio y que bien no se sabe a que se dedican. Aparentemente, recuerda Lemme, era la persona encargada de entrenar a todos los equipos. Según consta en la denuncia radicada por el damnificado en la Fiscalía local "lo hizo concurrir solo al lugar donde se guardaban los elementos del entrenamiento, siendo este un cuarto de chapa y vidio traslúcido, diciéndole que tenía que hablar con él. Al llegar "El Chacarero" cerró la puerta con llave, conversó con él y lo incitó a tocarle sus partes íntimas".
A este hecho le siguieron otros ya que el abusador actuaba con amenazas de la talla de "se donde vivís", "Si hablás... (y hacía el caraterístico gesto de cortarle el cuello) generándole terror que él no comentaba en su hogar y que se le fue transformando en una tortura con el correr de las décadas generándole perjuicios tanto personales, psicológicos como laborales.
El tiempo fue pasando, la vida para Lemme continuó y pudo formar una familia y viajar por el mundo. Ya de regreso en su Boulogne este profesional de la arquitectura comenzó a tener inquietudes de ídole solidarias. Durante este año, próximo a finalizar, este vecino formalizó proyectos comunitarios que buscan devolver la alegría de salir a la calle y disfrutar, por ejemplo, de un corso de carnaval juntando a chicos y adultos "como era antes".
En una de sus recorridas por el centro de Boulogne repartiéndo volantes que promocionaban murgas callejeras, Lemme vio el rostro que pensaba no ver nunca más: el del Chacarero. Su figura, avejentada por el paso del tiempo, hoy aparecía en un bar céntrico, frente a las vías, haciendo las veces de lavacopas. Lemme no se amedrentó e ingresó al bar a entregar volantes. Ahí, cuando lo tuvo frente a frente, optó por no agredirlo pero si confirmar que se tratara de él. Incluso pudo recordar que su apellido era González y que lo algunos lo llamaban "gonzalito".
Lemme recorrió el centro comercial avisando a los demás comerciantes de la presencia de este sujeto. También lo denunció en la Fiscalía y UFI Nº2 y hasta tomó una fotografía de su abusador. Pero fue un día, en que al pasar por el bar observó al Chacarero "juguetear" con un niño, que bien podría ser hijo de alguno de los parroquianos del lugar, cuando no pudo más, ingresó al local y le reciminó a los gritos todo su pasado al supuesto depravado, adelantándole que será la cárcel su destino.
Pero la pero de las sospechas comenzaron a tomar cuerpo con el corre de los días. Más vecinos de Lemme recuerdan o dicen recordar el relato de otros niños de aquel entonces acusándo a "El Chacarero" de haber cometido abusos contra ellos y varios se animan de declararlo ante la Justicia.
La peor de las sospechas va tomando cuerpo en Boulogne.
Ampliaremos...(PUNTO CERO).
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