(Asteriscos Tv). El afecto y la emoción que siente el ser humano depende de la interpretación y la evaluación consciente o inconsciente que realiza frente a diferentes situaciones de su propia vida y de los demás.
La angustia, el enojo, la ira son sentimientos displacenteros vinculados a situaciones de perturbación que si permanecen en el tiempo sin posibilidad de dar una respuesta satisfactoria, involucran una serie de mecanismos que en su conjunto corresponden al disestrés. Éste a su vez puede conducir a una enfermedad o agravar el curso de la misma.
Para María Cristina La Bruna, coordinadora de Psicopatología del Instituto Cardiovascular de Buenos Aires (ICBA), "reconocer los síntomas y/o signos que se pueden presentar permite alertar frente a los mismos y hacer una consulta médica en el momento oportuno".
La Bruna destacó que "esos síntomas y/o signos se producen porque durante esas emociones se segregan sustancias que pueden causar enfermedad coronaria".
"También se pueden desencadenar, debido a las emociones displacenteras, enfermedades metabólicas como la diabetes, las dislipidemias o trastornos de los lípidos; enfermedades autoinmunes. Todas patologías a su vez tienen repercusión en el aparato cardiovascular", señaló la especialista.
La médica puso de relieve que "es probable que una persona intente a través de conductas compulsivas, de adicciones de calmar su angustia, pero los resultados no van a ser los esperados".
"Las manifestaciones de labilidad emocional generan cambios de comportamientos que repercuten en la vida familiar, laboral y social de una persona con el riesgo de padecer quiebre en los vínculos afectivos, inestabilidad económica", puntualizó.
Para la experta, el enfoque terapéutico "debe abarcar la aplicación de intervenciones prácticas de prevención y no sólo de tratamientos cuando ya está instalado el problema".
"La consulta y el trabajo interdisciplinario no sólo implica el accionar del cardiólogo o del psicoterapeuta, también y como ejemplo, el maestro, el periodista, permiten esclarecer y arbitrar los diferentes recursos que puede tener el ser humano para realizar prevención primaria y secundaria , evitando afecciones que se focalizan fundamentalmente en el aparato cardiovascular", concluyó.
La angustia, el enojo, la ira son sentimientos displacenteros vinculados a situaciones de perturbación que si permanecen en el tiempo sin posibilidad de dar una respuesta satisfactoria, involucran una serie de mecanismos que en su conjunto corresponden al disestrés. Éste a su vez puede conducir a una enfermedad o agravar el curso de la misma.
Para María Cristina La Bruna, coordinadora de Psicopatología del Instituto Cardiovascular de Buenos Aires (ICBA), "reconocer los síntomas y/o signos que se pueden presentar permite alertar frente a los mismos y hacer una consulta médica en el momento oportuno".
La Bruna destacó que "esos síntomas y/o signos se producen porque durante esas emociones se segregan sustancias que pueden causar enfermedad coronaria".
"También se pueden desencadenar, debido a las emociones displacenteras, enfermedades metabólicas como la diabetes, las dislipidemias o trastornos de los lípidos; enfermedades autoinmunes. Todas patologías a su vez tienen repercusión en el aparato cardiovascular", señaló la especialista.
La médica puso de relieve que "es probable que una persona intente a través de conductas compulsivas, de adicciones de calmar su angustia, pero los resultados no van a ser los esperados".
"Las manifestaciones de labilidad emocional generan cambios de comportamientos que repercuten en la vida familiar, laboral y social de una persona con el riesgo de padecer quiebre en los vínculos afectivos, inestabilidad económica", puntualizó.
Para la experta, el enfoque terapéutico "debe abarcar la aplicación de intervenciones prácticas de prevención y no sólo de tratamientos cuando ya está instalado el problema".
"La consulta y el trabajo interdisciplinario no sólo implica el accionar del cardiólogo o del psicoterapeuta, también y como ejemplo, el maestro, el periodista, permiten esclarecer y arbitrar los diferentes recursos que puede tener el ser humano para realizar prevención primaria y secundaria , evitando afecciones que se focalizan fundamentalmente en el aparato cardiovascular", concluyó.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario