(La Política OnLine). El jefe de la CGT es el vicepresidente primero del cuerpo y debería asumir como titular por la ausencia de Alberto Balestrini, internado tras sufrir un accidente cerebrovascular. Pero los intendentes se resisten a ser conducidos por el sindicalista, a quien responsabilizan por los abultados salarios que reciben los recolectores de residuos. Las especulaciones electorales también explican la pausa.
El Partido Justicialista de la provincia de Buenos Aires está virtualmente paralizado. No volvió a reunirse después del 7 de abril, cuando su presidente, el vicegobernador Alberto Balestrini, quedó internado y sin conocimiento víctima de un accidente cerebrovascular. Y, lo mas grave, no hay encuentros en agenda.
La página web, que Balestrini puso en funcionamiento ni bien asumió, sólo difunde los partes médicos con su estado de salud y, como dato, tiene el detalle del encuentro de jóvenes partidarios con el gobernador Daniel Scioli, a quien el vicegobernador estaba dispuesto a apoyar para que sea reelecto.
Antes de asumir como titular del PJ, el matancero había dicho que ese era el mayor lauro que le quedaba por cumplir, y en el año y medio que permaneció en el cargo dio muestras de que hablaba en serio: trasladó la sede a un coqueto edificio La Plata, renovó las reuniones periódicas, que convocaba cada dos o tres semanas; y trasladó al partido la discusión de cada tema nacional o provincial, casi como nunca en la era kirchnerista.
Sin él, el PJ bonaerense debería quedar a cargo del vicepresidente primero, Hugo Moyano. Pero los intendentes del conurbano, máximos hacedores políticos de orgánica peronista, no quieren bajo ningún aspecto quedar al mando del jefe de la CGT y así el partido no volvió a reunirse en estos dos meses y está virtualmente paralizado.
Es que estos jefes comunales, los más fuertes en el partido, protestan desde hace tiempo por el alto costo que les insume financiar a los recolectores de sus residuos, cuyos salarios se rigen por el convenio de los camioneros y no por el de los empleados municipales, sumamente menor.
Algunos aseguran que ese costo les absorbe la mitad del presupuesto y, con el aumento del 31% que ahora Moyano reclama para todo sus afiliados, muchos dijeron en estos días que volverán a tener déficit fiscal. En ese contexto, no hay quien quiera a Moyano como jefe partidario.
Por si fuera poco, la vicepresidencia segunda está a cargo de alguien también lejana a los intereses de los alcaldes: Cristina Álvarez Rodríguez, ministra de Infraestructura, Obras y Servicios Públicos de la comuna y, como chapa, de muy cordial relación con Cristina Kirchner.
La mesa del Consejo la completa el intendente de Tres de Febrero Hugo Curto, a cargo de la secretaría General; el jefe del bloque de senadores del FpV-PJ; Osvaldo Goicoechea, adjunto; y el intendente de Hurlingham Luis Acuña, en la de Actas. Intimidados por Moyano, en estos meses se rehusaron a convocar a una reunión del partido.
La resistencia a Moyano sólo fue aceptada por algunos intendentes peronistas que no revisten directamente al PJ, como Alberto Descalzo, de Ituzaingo, quien no vaciló en afirmar que el jefe de la CGT debía hacerse cargo del partido.
“Moyano tiene capacidad de sobra para conducir el partido. Igual, el partido se tendrá que poner en movimiento en algún momento”, reclamó quien hace un mes quien reviste como secretario de finanzas del PJ y, se sabe, tuvo siempre un trato directo con Néstor Kirchner.
La única salida que se negoció en la cúpula fue la de darle una salida decorosa al tema con una decisión conjunta que designe a un presidente que no sea Moyano. Y hasta habrían intentado un aval de Néstor Kirchner para esa plan.
Es que la Carta Orgánica es clara en proclamar a Moyano como sucesor natural y, por lo general, las señales del sindicalista nunca son del todo claras, sobre todo desde que, por si fuera poco, especula con ser candidato a gobernador en una interna.
El Partido Justicialista de la provincia de Buenos Aires está virtualmente paralizado. No volvió a reunirse después del 7 de abril, cuando su presidente, el vicegobernador Alberto Balestrini, quedó internado y sin conocimiento víctima de un accidente cerebrovascular. Y, lo mas grave, no hay encuentros en agenda.
La página web, que Balestrini puso en funcionamiento ni bien asumió, sólo difunde los partes médicos con su estado de salud y, como dato, tiene el detalle del encuentro de jóvenes partidarios con el gobernador Daniel Scioli, a quien el vicegobernador estaba dispuesto a apoyar para que sea reelecto.
Antes de asumir como titular del PJ, el matancero había dicho que ese era el mayor lauro que le quedaba por cumplir, y en el año y medio que permaneció en el cargo dio muestras de que hablaba en serio: trasladó la sede a un coqueto edificio La Plata, renovó las reuniones periódicas, que convocaba cada dos o tres semanas; y trasladó al partido la discusión de cada tema nacional o provincial, casi como nunca en la era kirchnerista.
Sin él, el PJ bonaerense debería quedar a cargo del vicepresidente primero, Hugo Moyano. Pero los intendentes del conurbano, máximos hacedores políticos de orgánica peronista, no quieren bajo ningún aspecto quedar al mando del jefe de la CGT y así el partido no volvió a reunirse en estos dos meses y está virtualmente paralizado.
Es que estos jefes comunales, los más fuertes en el partido, protestan desde hace tiempo por el alto costo que les insume financiar a los recolectores de sus residuos, cuyos salarios se rigen por el convenio de los camioneros y no por el de los empleados municipales, sumamente menor.
Algunos aseguran que ese costo les absorbe la mitad del presupuesto y, con el aumento del 31% que ahora Moyano reclama para todo sus afiliados, muchos dijeron en estos días que volverán a tener déficit fiscal. En ese contexto, no hay quien quiera a Moyano como jefe partidario.
Por si fuera poco, la vicepresidencia segunda está a cargo de alguien también lejana a los intereses de los alcaldes: Cristina Álvarez Rodríguez, ministra de Infraestructura, Obras y Servicios Públicos de la comuna y, como chapa, de muy cordial relación con Cristina Kirchner.
La mesa del Consejo la completa el intendente de Tres de Febrero Hugo Curto, a cargo de la secretaría General; el jefe del bloque de senadores del FpV-PJ; Osvaldo Goicoechea, adjunto; y el intendente de Hurlingham Luis Acuña, en la de Actas. Intimidados por Moyano, en estos meses se rehusaron a convocar a una reunión del partido.
La resistencia a Moyano sólo fue aceptada por algunos intendentes peronistas que no revisten directamente al PJ, como Alberto Descalzo, de Ituzaingo, quien no vaciló en afirmar que el jefe de la CGT debía hacerse cargo del partido.
“Moyano tiene capacidad de sobra para conducir el partido. Igual, el partido se tendrá que poner en movimiento en algún momento”, reclamó quien hace un mes quien reviste como secretario de finanzas del PJ y, se sabe, tuvo siempre un trato directo con Néstor Kirchner.
La única salida que se negoció en la cúpula fue la de darle una salida decorosa al tema con una decisión conjunta que designe a un presidente que no sea Moyano. Y hasta habrían intentado un aval de Néstor Kirchner para esa plan.
Es que la Carta Orgánica es clara en proclamar a Moyano como sucesor natural y, por lo general, las señales del sindicalista nunca son del todo claras, sobre todo desde que, por si fuera poco, especula con ser candidato a gobernador en una interna.
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