Nos encontramos en tiempos de pandemia de las enfermedades no transmisibles. La obesidad, por ejemplo, comenzó su aumento en los años 60 y en el siglo XXI, en asociación con la Diabetes tipo 2, muestra tasas de prevalencia que van en franco aumento. Muchos especialistas suelen utilizar para esta asociación de patologías el término Diabesidad.
La obesidad aumentó de forma alarmante tanto en los países desarrollados como en desarrollo, constituyendo un problema de salud pública por su la relación directa con enfermedades cardiovasculares. Los datos refieren que es responsable del 28% de las muertes y del 12% de los años potenciales de vida perdidos en nuestro país. Esta situación está dada por los cambios en el estilo de vida siendo la mala alimentación, el sedentarismo, el medio ambiente parte de los factores que influyen. La Encuesta Nacional de Factores de Riesgo mostró que el 49% de los argentinos tienen sobrepeso y obesidad y que la poca actividad física está presente en el 46% de los encuestados; a su vez esta encuesta demostró que el 15,3% de las mujeres entre 10 y 49 años presenta obesidad.
Los pacientes con diabetes se incrementan globalmente sin respetar etnias o naciones. Existen en el mundo, además de los pacientes con diabetes mellitus, una gran cantidad de personas con riesgo de sufrir la enfermedad ya sea por presentar alteraciones de los valores de las glucemias en ayunas o alteraciones de las glucemias luego de una comida sin llegar a valores considerados diabetes llamados intolerantes a la glucosa. Este grupo de personas presentan riesgo de enfermedades cardiovasculares, riesgo de muerte temprana y un incremento en los gastos en salud 3.7 mayor que el de personas sin estas características.
Sabemos que el 92% de los pacientes con diabetes tipo 2 presentan insulino resistencia y que ésta duplica el riesgo de un evento cardiovascular ya que la insulino resistencia está implicada en el 47% de los eventos cardiovasculares de los diabéticos tipo 2. Las intervenciones con intensa modificación del estilo de vida han sido muy efectivas (58% de reducción a 3 años). Por la gran asociación de esta con la obesidad es fundamental tanto para la prevención como para el tratamiento lograr una pérdida de peso corporal y su mantenimiento a lo largo del tiempo, solo así se logra mejorar los síntomas de enfermedades como la Diabetes tipo 2, la HTA, la Dislipemia (colesterol elevado) y la enfermedad cardiovascular.
Es necesario elegir diferentes herramientas terapéuticas para lograr el descenso de peso en cada caso ya que todos los abordajes terapéuticos entrañan algún grado de riesgo. El objetivo del tratamiento es prevenir las complicaciones disminuyendo la masa grasa corporal, principalmente la adiposidad central que se asocia a mayor proporción de grasa visceral y por lo tanto mayor riesgo cardiovascular. Los fármacos disponibles para el tratamiento de la obesidad deben ser utilizados teniendo en cuenta su eficacia siendo fundamental como primer paso y en forma permanente la educación alimentaria ya que los medicamentos no dejan de tener potencial riesgo de abuso y efectos adversos. La cirugía bariátrica ha demostrado ser una excelente herramienta terapéutica en el corto y mediano plazo logrando mejoría el peso corporal y el perfil metabólico; está indicada en pacientes con obesidad mórbida que no responden a las primeras indicaciones. Debemos tener en cuenta que el enfoque terapéutico actual de la obesidad en la diabetes tipo 2 exige tener en cuenta el cambio de estilo de vida, farmacoterapia y eventualmente abordaje quirúrgico.
Debemos tener en cuenta entonces las siguientes recomendaciones en las personas con tolerancia alterada a la glucosa, glucemia alterada en ayunas con o sin presencia de otras comorbilidades como puede ser la obesidad, la hipertensión, la alteración del colesterol (aumento de triglicéridos, descenso del HDL, aumento del LDL): referirlos a un efectivo programa de cambios de estilo de vida con el objetivo pérdida de 5 a 10 % del peso, aumento de actividad física de al menos 150 minutos por semana de moderada actividad y plan alimentario adecuado a la edad y situación biológica. El seguimiento de estos cambios es lo más importante para su éxito además de generar un potencial de ahorro de los costos de salud la prevención debe ser cubierta por los gerenciadores de salud y serde una estrategia partir de un plan de políticas de salud poblacional.
La obesidad aumentó de forma alarmante tanto en los países desarrollados como en desarrollo, constituyendo un problema de salud pública por su la relación directa con enfermedades cardiovasculares. Los datos refieren que es responsable del 28% de las muertes y del 12% de los años potenciales de vida perdidos en nuestro país. Esta situación está dada por los cambios en el estilo de vida siendo la mala alimentación, el sedentarismo, el medio ambiente parte de los factores que influyen. La Encuesta Nacional de Factores de Riesgo mostró que el 49% de los argentinos tienen sobrepeso y obesidad y que la poca actividad física está presente en el 46% de los encuestados; a su vez esta encuesta demostró que el 15,3% de las mujeres entre 10 y 49 años presenta obesidad.
Los pacientes con diabetes se incrementan globalmente sin respetar etnias o naciones. Existen en el mundo, además de los pacientes con diabetes mellitus, una gran cantidad de personas con riesgo de sufrir la enfermedad ya sea por presentar alteraciones de los valores de las glucemias en ayunas o alteraciones de las glucemias luego de una comida sin llegar a valores considerados diabetes llamados intolerantes a la glucosa. Este grupo de personas presentan riesgo de enfermedades cardiovasculares, riesgo de muerte temprana y un incremento en los gastos en salud 3.7 mayor que el de personas sin estas características.
Sabemos que el 92% de los pacientes con diabetes tipo 2 presentan insulino resistencia y que ésta duplica el riesgo de un evento cardiovascular ya que la insulino resistencia está implicada en el 47% de los eventos cardiovasculares de los diabéticos tipo 2. Las intervenciones con intensa modificación del estilo de vida han sido muy efectivas (58% de reducción a 3 años). Por la gran asociación de esta con la obesidad es fundamental tanto para la prevención como para el tratamiento lograr una pérdida de peso corporal y su mantenimiento a lo largo del tiempo, solo así se logra mejorar los síntomas de enfermedades como la Diabetes tipo 2, la HTA, la Dislipemia (colesterol elevado) y la enfermedad cardiovascular.
Es necesario elegir diferentes herramientas terapéuticas para lograr el descenso de peso en cada caso ya que todos los abordajes terapéuticos entrañan algún grado de riesgo. El objetivo del tratamiento es prevenir las complicaciones disminuyendo la masa grasa corporal, principalmente la adiposidad central que se asocia a mayor proporción de grasa visceral y por lo tanto mayor riesgo cardiovascular. Los fármacos disponibles para el tratamiento de la obesidad deben ser utilizados teniendo en cuenta su eficacia siendo fundamental como primer paso y en forma permanente la educación alimentaria ya que los medicamentos no dejan de tener potencial riesgo de abuso y efectos adversos. La cirugía bariátrica ha demostrado ser una excelente herramienta terapéutica en el corto y mediano plazo logrando mejoría el peso corporal y el perfil metabólico; está indicada en pacientes con obesidad mórbida que no responden a las primeras indicaciones. Debemos tener en cuenta que el enfoque terapéutico actual de la obesidad en la diabetes tipo 2 exige tener en cuenta el cambio de estilo de vida, farmacoterapia y eventualmente abordaje quirúrgico.
Debemos tener en cuenta entonces las siguientes recomendaciones en las personas con tolerancia alterada a la glucosa, glucemia alterada en ayunas con o sin presencia de otras comorbilidades como puede ser la obesidad, la hipertensión, la alteración del colesterol (aumento de triglicéridos, descenso del HDL, aumento del LDL): referirlos a un efectivo programa de cambios de estilo de vida con el objetivo pérdida de 5 a 10 % del peso, aumento de actividad física de al menos 150 minutos por semana de moderada actividad y plan alimentario adecuado a la edad y situación biológica. El seguimiento de estos cambios es lo más importante para su éxito además de generar un potencial de ahorro de los costos de salud la prevención debe ser cubierta por los gerenciadores de salud y serde una estrategia partir de un plan de políticas de salud poblacional.
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