Los últimos sondeos revelan que el intendente de Tigre es el dirigente con mejor intención de voto de la provincia de Buenos Aires después de Daniel Scioli, con un promedio de 20 puntos. Esta proyección en el distrito que define quien será el próximo presidente, altera el ecosistema bonaerense y abre combinaciones insospechadas. Las propuestas de Mauricio Macri y la Casa Rosada.
Un jarrón chino sirve para muchas cosas, menos para pasar desapercibido. Esa es la insólita situación que Sergio Massa está planteando en la elección que se acerca con la velocidad de un tren bala. Es que los últimos sondeos confirman que el intendente de Tigre es el dirigente con mayor intención de voto en la provincia de Buenos Aires, detrás del gobernador Daniel Scioli.
Y esta realidad imprevista abre una serie de interrogantes políticos que desbordan incluso al propio protagonista. El sociólogo Artemio López publicó ayer una encuesta realizada en la provincia de Buenos Aires entre el 25 de Febrero y el 10 de Marzo de 2011, en base a 1216 entrevistas personales.
El sondeo revela que Scioli encabeza la intención de voto a gobernador con un 33,7% de las preferencias, seguido por Sergio Massa que alcanza el 23,7%; Francisco de Narváez con el 13,1% y Martín Sabbatella con el 9%.
Muy lejos aparecen Margarita Stolbizer con el 5,5%; Pablo Bruera con el 1,5%; Víctor de Gennaro con el 0,3% y Juan Carlos Morán de la Coalición Cívica con el 0,3%.
La encuesta de Artemio López.
La primer lectura es brutal: el kirchnerismo en sus distintas expresiones (Scioli, Massa, Sabbatella, Bruera) captura más del 67% de las preferencias del electorado. Resulta difícil imaginar como logrará el candidato del radicalismo para forzar un ballotage cuando la mejor candidata que tienen para la provincia (Stolbizer) apenas supera el 5% de intención de voto.
La provincia de Buenos Aires concentra el 40% del electorado nacional de ahí la importancia de estos números; que convierten al caso Sergio Massa en una cuestión de interés central para la próxima elección presidencial.
Es conveniente aclarar a esta altura que Artemio López además de encuestador es un declarado militante del kirchnerismo más ortodoxo, que en la ciudad de Buenos Aires trabaja para Amado Boudou, hoy muy distanciado del intendente de Tigre. Y en provincia, suele asesorar al ministro de Desarrollo Social, Baldomero “Cacho” Alvarez, que aspira a secundar a Scioli. Es decir no tiene vínculos políticos ni comerciales con el intendente de Tigre.
Pero no es el único sondeo que refleja esta realidad. La Política Online accedió a un anticipo de otro gran muestreo que realizó el respetado consultor Julio Aurelio, que trabaja en la provincia para Daniel Scioli. Esta encuesta se terminó de realizar el 23 de febrero y el gobernador ya tiene una copia.
En la misma aparece Scioli con un 33% de intención de voto; seguido por Massa con el 19%; De Narváez con el 15%; Sabbatella con el 10% y Stolbizer con el 5,6%. Como se observa los números son muy similares a los de Artemio.
Amenazas a la triple armonía
Esta realidad es la que convierte al intendente de Tigre en un espléndido jarrón chino. Ocurre que el escenario político “normal” se estaba configurando bajo el siguiente esquema: Daniel Scioli candidato oficial del peronismo; acotado por Sabbatella como expresión del progresismo kirchnerista –ambos aportando votos a la candidatura presidencial de Cristina Kirchner-; y Francisco de Narváez como el postulante de la “derecha” que eventualmente lideren Duhalde o Macri.
En ese esquema la comodidad de los mencionados es evidente. El kirchnerismo porque con Scioli se garantiza el triunfo y con Sabbatella lo acota para mantener su subordinación; mientras que el ex intendente de Morón hace un negocio político redondo, financiado por la Casa Rosada. Y esta división del voto kirchnerista no podría ser más funcional a De Narváez, que aspira a dar otra vez el batacazo con un sprint final, como hizo en el 2009.
Es esa triple armonía la que viene a romper Massa. Después de todo no es una novedad que al diablo –o a la sociedad- le gusta meter la cola con especial deleite, cuando percibe entendimientos de los que no participó. De Narvaez en el 2009 y el propio Kirchner en el 2003, fueron agraciados por esos inesperados golpes de timón.
La irrupción de Massa en un segundo lugar, cuando todavía no dijo que esté interesado en disputar la gobernación y sobre todo la proyección sostenida que viene demostrando, lo convierten en un problema –y una oportunidad- mayúscula para el turno electoral de octubre.
Estos números son el secreto peor guardado de la primera línea de la política argentina. Mientras todos hacen de cuenta que ese jarrón -que de manera persistente se instaló en el living- no existe, por lo bajo las negociaciones se aceleran a medida que octubre se acerca.
Los dilemas del señor Massa
En política suele ser tan incómoda una fortuna imprevista como una derrota previsible. Massa se tropieza con una excelente condición electoral, justo cuando la super estructura del peronismo diseño un esquema que no lo contempla. Esta realidad lo ubica en un trance difícil, pero a la vez pleno de oportunidades.
Y no es el único que lo ve. Por caso, Mauricio Macri ya lo sondeó para llevarlo como candidato a gobernador. Con los 20 puntos de base que hoy registra Massa en la provincia, mas la buena elección que el PRO supone hará en Capital y lo que aporten Miguel del Sel en Santa Fe y el ex ombudsman Eduardo Mondino en Córdoba, el jefe de Gobierno imagina posible forzar un ballotage. Es que es en esos cuatro distritos que se define la pelea presidencial.
“Sergio mide muy bien en el primero y segundo cordón, y es en ese mismo electorado donde Mauricio anda bien, sobre todo por su paso por Boca. Creemos que juntos podrían dar una sorpresa”, afirmó a LPO un destacado operador del macrismo.
Pero la Casa Rosada también tomó nota de este riesgo, y un discreto operador kirchnerista le acercó a Massa una propuesta impensada: “¿Si hay una colectora (por la boleta de Sabbatella) porque no dos?”. En ambos casos, la respuesta del intendente de Tigre fue de manual: “falta mucho para las elecciones”. Igual, previsores como son, los intendentes que lo apoyan ya tienen listo un partido provincial. “Por las dudas”, aclaran como si hiciera falta.
Pero la mesa de arena de Massa no se agota en estas dos opciones (colectora kirchnerista o candidato de una alianza que lidere Macri). También está abierta la posibilidad de disputar a Scioli la candidatura a gobernador del PJ en las primarias de agosto, acaso la opción que discretamente más alientan cerca del gobernador, que se imagina triunfante. Y la última opción es una negociación uno a uno con Scioli, que al más tradicional estilo peronista termine en un “renunciamiento” de Massa, a cambio de cargos, candidaturas y otros beneficios para su sector.
Las cuatro opciones entrañan riesgos y oportunidades. Pero existen algunas más complicadas que otras. El salto de Massa del oficialismo al macrismo, contra lo que se imagina, no pondría en crisis la alianza que Massa tejió con varios intendentes de la provincia. “Ellos son pragmáticos y si el candidato opositor con más chances es un amigo, es el escenario ideal, gane quien gane van a caer parados”, explicó a LPO un dirigente que trabaja con esos intendentes.
El problema de Massa en el caso de acordar con Macri sería puramente político: “¿Cómo hace para mostrarse con el mismo líder que condenó la estatización de las AFJP, que él instrumentó desde la Jefatura de Gabinete?”, se preguntó un diputado bonaerense al que ya no lo ofende ninguna voltereta.
Pero tal vez exista un motivo más concreto que impugna la opción de la candidatura con el macrismo, pero aún más la colectora con la que lo tienta la Casa Rosada. La cuña que metería Massa, acaso haría sentir su mayor poder de daño a nivel de los municipios: muchos de los actuales colegas peronistas del intendente de Tigre podrían perder sus distritos a manos de algún radical competitivo, que en la provincia los hay y muchos. “Massa divide el voto peronista y eso podría provocar que en algunos municipios ganen los radicales con apenas el 30 por ciento”, analizó ante LPO uno de los jefes comunales amenazados.
“No creo que Sergio quiere quedarse con la medalla de ser el hombre que llevó al peronismo bonaerense a la derrota, aún cuando ese escenario agrade a la Casa Rosada”, concluyó ante LPO la misma fuente.
Como se ve, no son opciones fáciles las que enfrenta el intendente de Tigre al que se le presenta una opción sin riesgos: reelegir en su minicipio. Pero ya lo dijo Nicolás Maquiavelo hace más de cinco siglos, y mucho antes Virgilio: la fortuna es una mujer veleidosa que premia a los audaces (audentes fortuna iuvat). (La Política OnLine).
Un jarrón chino sirve para muchas cosas, menos para pasar desapercibido. Esa es la insólita situación que Sergio Massa está planteando en la elección que se acerca con la velocidad de un tren bala. Es que los últimos sondeos confirman que el intendente de Tigre es el dirigente con mayor intención de voto en la provincia de Buenos Aires, detrás del gobernador Daniel Scioli.
Y esta realidad imprevista abre una serie de interrogantes políticos que desbordan incluso al propio protagonista. El sociólogo Artemio López publicó ayer una encuesta realizada en la provincia de Buenos Aires entre el 25 de Febrero y el 10 de Marzo de 2011, en base a 1216 entrevistas personales.
El sondeo revela que Scioli encabeza la intención de voto a gobernador con un 33,7% de las preferencias, seguido por Sergio Massa que alcanza el 23,7%; Francisco de Narváez con el 13,1% y Martín Sabbatella con el 9%.
Muy lejos aparecen Margarita Stolbizer con el 5,5%; Pablo Bruera con el 1,5%; Víctor de Gennaro con el 0,3% y Juan Carlos Morán de la Coalición Cívica con el 0,3%.
La encuesta de Artemio López.
La primer lectura es brutal: el kirchnerismo en sus distintas expresiones (Scioli, Massa, Sabbatella, Bruera) captura más del 67% de las preferencias del electorado. Resulta difícil imaginar como logrará el candidato del radicalismo para forzar un ballotage cuando la mejor candidata que tienen para la provincia (Stolbizer) apenas supera el 5% de intención de voto.
La provincia de Buenos Aires concentra el 40% del electorado nacional de ahí la importancia de estos números; que convierten al caso Sergio Massa en una cuestión de interés central para la próxima elección presidencial.
Es conveniente aclarar a esta altura que Artemio López además de encuestador es un declarado militante del kirchnerismo más ortodoxo, que en la ciudad de Buenos Aires trabaja para Amado Boudou, hoy muy distanciado del intendente de Tigre. Y en provincia, suele asesorar al ministro de Desarrollo Social, Baldomero “Cacho” Alvarez, que aspira a secundar a Scioli. Es decir no tiene vínculos políticos ni comerciales con el intendente de Tigre.
Pero no es el único sondeo que refleja esta realidad. La Política Online accedió a un anticipo de otro gran muestreo que realizó el respetado consultor Julio Aurelio, que trabaja en la provincia para Daniel Scioli. Esta encuesta se terminó de realizar el 23 de febrero y el gobernador ya tiene una copia.
En la misma aparece Scioli con un 33% de intención de voto; seguido por Massa con el 19%; De Narváez con el 15%; Sabbatella con el 10% y Stolbizer con el 5,6%. Como se observa los números son muy similares a los de Artemio.
Amenazas a la triple armonía
Esta realidad es la que convierte al intendente de Tigre en un espléndido jarrón chino. Ocurre que el escenario político “normal” se estaba configurando bajo el siguiente esquema: Daniel Scioli candidato oficial del peronismo; acotado por Sabbatella como expresión del progresismo kirchnerista –ambos aportando votos a la candidatura presidencial de Cristina Kirchner-; y Francisco de Narváez como el postulante de la “derecha” que eventualmente lideren Duhalde o Macri.
En ese esquema la comodidad de los mencionados es evidente. El kirchnerismo porque con Scioli se garantiza el triunfo y con Sabbatella lo acota para mantener su subordinación; mientras que el ex intendente de Morón hace un negocio político redondo, financiado por la Casa Rosada. Y esta división del voto kirchnerista no podría ser más funcional a De Narváez, que aspira a dar otra vez el batacazo con un sprint final, como hizo en el 2009.
Es esa triple armonía la que viene a romper Massa. Después de todo no es una novedad que al diablo –o a la sociedad- le gusta meter la cola con especial deleite, cuando percibe entendimientos de los que no participó. De Narvaez en el 2009 y el propio Kirchner en el 2003, fueron agraciados por esos inesperados golpes de timón.
La irrupción de Massa en un segundo lugar, cuando todavía no dijo que esté interesado en disputar la gobernación y sobre todo la proyección sostenida que viene demostrando, lo convierten en un problema –y una oportunidad- mayúscula para el turno electoral de octubre.
Estos números son el secreto peor guardado de la primera línea de la política argentina. Mientras todos hacen de cuenta que ese jarrón -que de manera persistente se instaló en el living- no existe, por lo bajo las negociaciones se aceleran a medida que octubre se acerca.
Los dilemas del señor Massa
En política suele ser tan incómoda una fortuna imprevista como una derrota previsible. Massa se tropieza con una excelente condición electoral, justo cuando la super estructura del peronismo diseño un esquema que no lo contempla. Esta realidad lo ubica en un trance difícil, pero a la vez pleno de oportunidades.
Y no es el único que lo ve. Por caso, Mauricio Macri ya lo sondeó para llevarlo como candidato a gobernador. Con los 20 puntos de base que hoy registra Massa en la provincia, mas la buena elección que el PRO supone hará en Capital y lo que aporten Miguel del Sel en Santa Fe y el ex ombudsman Eduardo Mondino en Córdoba, el jefe de Gobierno imagina posible forzar un ballotage. Es que es en esos cuatro distritos que se define la pelea presidencial.
“Sergio mide muy bien en el primero y segundo cordón, y es en ese mismo electorado donde Mauricio anda bien, sobre todo por su paso por Boca. Creemos que juntos podrían dar una sorpresa”, afirmó a LPO un destacado operador del macrismo.
Pero la Casa Rosada también tomó nota de este riesgo, y un discreto operador kirchnerista le acercó a Massa una propuesta impensada: “¿Si hay una colectora (por la boleta de Sabbatella) porque no dos?”. En ambos casos, la respuesta del intendente de Tigre fue de manual: “falta mucho para las elecciones”. Igual, previsores como son, los intendentes que lo apoyan ya tienen listo un partido provincial. “Por las dudas”, aclaran como si hiciera falta.
Pero la mesa de arena de Massa no se agota en estas dos opciones (colectora kirchnerista o candidato de una alianza que lidere Macri). También está abierta la posibilidad de disputar a Scioli la candidatura a gobernador del PJ en las primarias de agosto, acaso la opción que discretamente más alientan cerca del gobernador, que se imagina triunfante. Y la última opción es una negociación uno a uno con Scioli, que al más tradicional estilo peronista termine en un “renunciamiento” de Massa, a cambio de cargos, candidaturas y otros beneficios para su sector.
Las cuatro opciones entrañan riesgos y oportunidades. Pero existen algunas más complicadas que otras. El salto de Massa del oficialismo al macrismo, contra lo que se imagina, no pondría en crisis la alianza que Massa tejió con varios intendentes de la provincia. “Ellos son pragmáticos y si el candidato opositor con más chances es un amigo, es el escenario ideal, gane quien gane van a caer parados”, explicó a LPO un dirigente que trabaja con esos intendentes.
El problema de Massa en el caso de acordar con Macri sería puramente político: “¿Cómo hace para mostrarse con el mismo líder que condenó la estatización de las AFJP, que él instrumentó desde la Jefatura de Gabinete?”, se preguntó un diputado bonaerense al que ya no lo ofende ninguna voltereta.
Pero tal vez exista un motivo más concreto que impugna la opción de la candidatura con el macrismo, pero aún más la colectora con la que lo tienta la Casa Rosada. La cuña que metería Massa, acaso haría sentir su mayor poder de daño a nivel de los municipios: muchos de los actuales colegas peronistas del intendente de Tigre podrían perder sus distritos a manos de algún radical competitivo, que en la provincia los hay y muchos. “Massa divide el voto peronista y eso podría provocar que en algunos municipios ganen los radicales con apenas el 30 por ciento”, analizó ante LPO uno de los jefes comunales amenazados.
“No creo que Sergio quiere quedarse con la medalla de ser el hombre que llevó al peronismo bonaerense a la derrota, aún cuando ese escenario agrade a la Casa Rosada”, concluyó ante LPO la misma fuente.
Como se ve, no son opciones fáciles las que enfrenta el intendente de Tigre al que se le presenta una opción sin riesgos: reelegir en su minicipio. Pero ya lo dijo Nicolás Maquiavelo hace más de cinco siglos, y mucho antes Virgilio: la fortuna es una mujer veleidosa que premia a los audaces (audentes fortuna iuvat). (La Política OnLine).
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