El impulsó de la Casa Rosada al funcionario para que sea vice de Scioli, agravó la tensión con los barones del Conurbano que ya mostraron los dientes con la ruptura de Jesús Cariglino. El tema es tan grave que pone en riesgo el ballotage y obligó a Cristina a anticipar el anuncio de su candidatura. Los intendentes quieren un vice peronista en la provincia y al chaqueñó Capitanich en la fórmula naconal.
Según pudo saber LPO, en las últimas varios jefes comunales le comunicaron a Scioli que Mariotto “de ninguna manera” pasa por el filtro de sus gustos políticos y que como vicegobernador preferirían a un peronista como ellos.
El duro posicionamiento de los intendentes no es un dato menor y varios operadores del oficialismo provincial temen que si Cristina Kirchner se empeña en nombrar a Mariotto se desate una nueva crisis en el justicialismo, como la que provocó la fuga del jefe comunal de Malvinas Argentinas, Jesús Cariglino, que conmovió a la Casa Rosada y forzó a la Presidenta a anticipar el anuncio de su candidatura. De hecho lo hizo en la misma tarde del día que Cariglino confirmó su acuerdo con Duhalde por la mañana.
Es que con los números justos, en el kirchnerismo saben que si otros barones del Conurbano siguen a Cariglino en su pase al duhaldismo, podría concretarse el temido ballotage. Para tener una idea del peso de estos movimientos: En Malvinas Argentinas votas 200 mil personas, un 0,5% del padrón nacional. Tres o cuatro intendentes son varios puntos menos en la presidencial y se sabe que aún las encuestas más optimistas ubican a Cristina en torno a los 40 puntos. O sea, no le sobra casi nada.
Por eso, rápido de reflejos Scioli se reunió ayer con los integrantes del ex Grupo de los Ocho y les prometió que no va a haber colectoras del kirchnerismo en sus distritos y que todos tendrán la boleta de Cristina, algo que la Casa Rosada venía retaceando y ahora aflojó a toda velocidad.
El encuentro se produjo luego de la reunión que Scioli tuvo con la Presidenta el mismo día que anunció su candidatura, lo que llevó a los intendentes a pensar que el mensaje de tranquilidad fue coordinado con la Casa Rosada.
Es que el pase de Cariglino sorprendió a los funcionarios que se enteraron por los portales que anticiparon la noticia -como fue el caso de LPO- y motivó algunos pases de factura al interior del gabinete. "Muchachos mientras pelotudean, se nos escapan los Cariglinos, ponganse a porotear en serio", fue la orden que bajó Carlos Zannini, a tono con la bronca de la Presidenta.
Intendentes envalentonados
En ese marco y concientes de su peso electoral los intendentes también empezaron a presionar a fondo por las listas de diputados provinciales, ya que todos quieren mantener la tradición de colocar legisladores. En ese sentido, el kirchnerismo ya está sufriendo bajas, sobre todo el ministro del Interior Florencio Randazzo, que se había ilusionado con manejar la lapicera.
Por caso, su protegido de San Miguel, el diputado Franco Laporta, sufrió una doble derrota. Tuvo que bajar su candidatura a intendente y ahora nisiquiera tendría garantizada su reelección como diputado.
Lo mismo que el dirigente de Saladillo Walter Abarca, ex secretario de Néstor Kichner, que también se estaría quedando afuera de las listas. Abarca es un subsecretario de Aníbal Fernández que suele criticar a Scioli en las reuniones que organiza en Saladillo.
Otra pelea que la Rosada esta perdiendo es la que libra contra Isidoro Laso, un hombre del riñón del PJ bonarense más tradicional, dirigente de Bolívar y actual funcionario de Scioli, que está logrando ubicar a su esposa Alicia March como candidata a diputada, pese al veto de la Casa Rosada. Se trata en este último caso de otra sonora derrota de Randazzo.
Por otro lado, los intendentes también quieren tener algún tipo de injerencia en la elección del candidato a vicepresidente. Aunque allí no pusieron reparos en ningún candidato, hicieron saber que su preferido es el gobernador del Chaco, Jorge Capitanich. (La Polìtica OnLIne).
Según pudo saber LPO, en las últimas varios jefes comunales le comunicaron a Scioli que Mariotto “de ninguna manera” pasa por el filtro de sus gustos políticos y que como vicegobernador preferirían a un peronista como ellos.
El duro posicionamiento de los intendentes no es un dato menor y varios operadores del oficialismo provincial temen que si Cristina Kirchner se empeña en nombrar a Mariotto se desate una nueva crisis en el justicialismo, como la que provocó la fuga del jefe comunal de Malvinas Argentinas, Jesús Cariglino, que conmovió a la Casa Rosada y forzó a la Presidenta a anticipar el anuncio de su candidatura. De hecho lo hizo en la misma tarde del día que Cariglino confirmó su acuerdo con Duhalde por la mañana.
Es que con los números justos, en el kirchnerismo saben que si otros barones del Conurbano siguen a Cariglino en su pase al duhaldismo, podría concretarse el temido ballotage. Para tener una idea del peso de estos movimientos: En Malvinas Argentinas votas 200 mil personas, un 0,5% del padrón nacional. Tres o cuatro intendentes son varios puntos menos en la presidencial y se sabe que aún las encuestas más optimistas ubican a Cristina en torno a los 40 puntos. O sea, no le sobra casi nada.
Por eso, rápido de reflejos Scioli se reunió ayer con los integrantes del ex Grupo de los Ocho y les prometió que no va a haber colectoras del kirchnerismo en sus distritos y que todos tendrán la boleta de Cristina, algo que la Casa Rosada venía retaceando y ahora aflojó a toda velocidad.
El encuentro se produjo luego de la reunión que Scioli tuvo con la Presidenta el mismo día que anunció su candidatura, lo que llevó a los intendentes a pensar que el mensaje de tranquilidad fue coordinado con la Casa Rosada.
Es que el pase de Cariglino sorprendió a los funcionarios que se enteraron por los portales que anticiparon la noticia -como fue el caso de LPO- y motivó algunos pases de factura al interior del gabinete. "Muchachos mientras pelotudean, se nos escapan los Cariglinos, ponganse a porotear en serio", fue la orden que bajó Carlos Zannini, a tono con la bronca de la Presidenta.
Intendentes envalentonados
En ese marco y concientes de su peso electoral los intendentes también empezaron a presionar a fondo por las listas de diputados provinciales, ya que todos quieren mantener la tradición de colocar legisladores. En ese sentido, el kirchnerismo ya está sufriendo bajas, sobre todo el ministro del Interior Florencio Randazzo, que se había ilusionado con manejar la lapicera.
Por caso, su protegido de San Miguel, el diputado Franco Laporta, sufrió una doble derrota. Tuvo que bajar su candidatura a intendente y ahora nisiquiera tendría garantizada su reelección como diputado.
Lo mismo que el dirigente de Saladillo Walter Abarca, ex secretario de Néstor Kichner, que también se estaría quedando afuera de las listas. Abarca es un subsecretario de Aníbal Fernández que suele criticar a Scioli en las reuniones que organiza en Saladillo.
Otra pelea que la Rosada esta perdiendo es la que libra contra Isidoro Laso, un hombre del riñón del PJ bonarense más tradicional, dirigente de Bolívar y actual funcionario de Scioli, que está logrando ubicar a su esposa Alicia March como candidata a diputada, pese al veto de la Casa Rosada. Se trata en este último caso de otra sonora derrota de Randazzo.
Por otro lado, los intendentes también quieren tener algún tipo de injerencia en la elección del candidato a vicepresidente. Aunque allí no pusieron reparos en ningún candidato, hicieron saber que su preferido es el gobernador del Chaco, Jorge Capitanich. (La Polìtica OnLIne).
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