La Casa de Moneda puso en circulación billetes de cien pesos que están mal confeccionados. Se trata de dinero con fallas que fue impreso por la Casa de Moneda de Brasil, contratada para esas tareas por el Gobierno Nacional. Aseguran que se trata de una "cantidad irrelevante".
La Casa de Moneda puso en circulación billetes de cien pesos que están mal confeccionados . Ese dinero con fallas que saltan a simple vista fue impreso por la Casa de Moneda de Brasil, contratada para esas tareas por el Gobierno Nacional, según publicó el diario Clarín.
A pesar de que una parte indeterminada de una partida de billetes argentinos que llegó de Brasil tiene errores de corte, las autoridades de la Casa de Moneda decidieron sacar ese dinero a la calle , contaron fuentes de ese organismo que pidieron no ser identificadas.
Se rompió así una regla básica de la política de emisión monetaria.
Algunos funcionarios del Gobierno que fueron consultados para esta nota admitieron que pudo haber existido un problema con billetes que están mal hechos, pero aseguraron que podría tratarse de una “cantidad irrelevante”.
La cúpula de la Casa de Moneda habría tomado la decisión de bajar sus controles de calidad debido a la alta necesidad de circulante que suele percibirse a mediados de año -época en la que se paga el medio aguinaldo en empresas y organismos públicos-, un escenario que se agravó por un conflicto gremial que sacude al organismo, y que impacta también la impresión de dinero que se está haciendo en la ex Ciccone Calcográfica.
Hace una semana que los trabajadores de la Casa de Moneda están de paro tras varias huelgas intermitentes que se realizaron en las último mes: la confección de billetes, pasaportes y cartones de bingo se estancó.
Los empleados reclaman que se les devuelva un plus salarial del 30 % que perdieron en la década menemista. El conflicto se profundizó todavía más cuando alrededor de 30 huelguistas recibieron el sábado un telegrama de despido.
La titular de la Casa de Moneda es Katya Daura, una funcionaria que responde en forma directa al vicepresidente, Amado Boudou , y que tuvo una participación decisiva en el caso Ciccone: su organismo fue el que contrató a la ex Ciccone Calcográfica para que imprimiera 410 millones de billetes de cien pesos.
Esa empresa privada fue contratada a pesar de que estaba siendo investigada por lavado de dinero, y pasando por alto su pésima situación financiera.
La Casa de Moneda habría elevado una protesta a su par brasileña por la mala calidad de una parte considerable de los billetes de cien que entregó, pero aun así los puso en circulación .
Además de Daura, uno de los máximos responsables de lo que pasa en ese organismo es el gerente general adjunto, Diego Oller. El titular del departamento de control de calidad es Adolfo Macías.
Debido a su falta de capacidad productiva, una situación que se profundizó durante la gestión de Boudou como ministro de Economía, la Casa de Moneda debió conformar una UTE con su par brasileña en el 2011 para lograr abastecer de billetes de cien al país. El titular de la Casa de Moneda de Brasil era en ese entonces Luiz Felipe Denucci Martins. Debió renunciar en enero, acosado por las denuncias de corrupción que se acumularon en la prensa brasileña.
La Casa de Moneda puso en circulación billetes de cien pesos que están mal confeccionados . Ese dinero con fallas que saltan a simple vista fue impreso por la Casa de Moneda de Brasil, contratada para esas tareas por el Gobierno Nacional, según publicó el diario Clarín.
A pesar de que una parte indeterminada de una partida de billetes argentinos que llegó de Brasil tiene errores de corte, las autoridades de la Casa de Moneda decidieron sacar ese dinero a la calle , contaron fuentes de ese organismo que pidieron no ser identificadas.
Se rompió así una regla básica de la política de emisión monetaria.
Algunos funcionarios del Gobierno que fueron consultados para esta nota admitieron que pudo haber existido un problema con billetes que están mal hechos, pero aseguraron que podría tratarse de una “cantidad irrelevante”.
La cúpula de la Casa de Moneda habría tomado la decisión de bajar sus controles de calidad debido a la alta necesidad de circulante que suele percibirse a mediados de año -época en la que se paga el medio aguinaldo en empresas y organismos públicos-, un escenario que se agravó por un conflicto gremial que sacude al organismo, y que impacta también la impresión de dinero que se está haciendo en la ex Ciccone Calcográfica.
Hace una semana que los trabajadores de la Casa de Moneda están de paro tras varias huelgas intermitentes que se realizaron en las último mes: la confección de billetes, pasaportes y cartones de bingo se estancó.
Los empleados reclaman que se les devuelva un plus salarial del 30 % que perdieron en la década menemista. El conflicto se profundizó todavía más cuando alrededor de 30 huelguistas recibieron el sábado un telegrama de despido.
La titular de la Casa de Moneda es Katya Daura, una funcionaria que responde en forma directa al vicepresidente, Amado Boudou , y que tuvo una participación decisiva en el caso Ciccone: su organismo fue el que contrató a la ex Ciccone Calcográfica para que imprimiera 410 millones de billetes de cien pesos.
Esa empresa privada fue contratada a pesar de que estaba siendo investigada por lavado de dinero, y pasando por alto su pésima situación financiera.
La Casa de Moneda habría elevado una protesta a su par brasileña por la mala calidad de una parte considerable de los billetes de cien que entregó, pero aun así los puso en circulación .
Además de Daura, uno de los máximos responsables de lo que pasa en ese organismo es el gerente general adjunto, Diego Oller. El titular del departamento de control de calidad es Adolfo Macías.
Debido a su falta de capacidad productiva, una situación que se profundizó durante la gestión de Boudou como ministro de Economía, la Casa de Moneda debió conformar una UTE con su par brasileña en el 2011 para lograr abastecer de billetes de cien al país. El titular de la Casa de Moneda de Brasil era en ese entonces Luiz Felipe Denucci Martins. Debió renunciar en enero, acosado por las denuncias de corrupción que se acumularon en la prensa brasileña.
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