martes, julio 03, 2012

Las tribulaciones del señor Morales. Por Alberto Fernández.

He dicho en reiteradas ocasiones que la Presidenta, siguiendo el consejo de su nuevo asesor económico Víctor Hugo Morales, ha decidido pesificar su plazo fijo en dólares.
El periodista se ha sentido tocado con mi comentario y se ha dedicado a maltratarme en su espacio radial. Un vez más –como lo hacen “militantes oficialistas” que se le parecen mucho- se ocupó de vincularme al Grupo Clarín y de acusarme de ser lobbysta de Repsol.
Hace algún tiempo atrás, ante mi queja por haberme dispensado acusaciones similares, Víctor Hugo Morales me propuso compartir un café en un bar de Puerto Madero y aclarar nuestras diferencias. Lo hicimos, le expliqué cual era el exacto vínculo entre el Grupo Clarín y el gobierno de Néstor Kirchner y al oírme sólo atinó a disculparse por las veladas imputaciones que antes había lanzado sobre mi.
Ahora, con inocultable molestia, se ha dedicado a difamarme repitiendo las mismas cosas por las que alguna vez se disculpara.
Poco y nada conozco del señor Morales. Recuerdo más sus días de periodista deportivo que su presente de analista político. Sólo una vez mandó a entrevistarme a su equipo de producción del Programa “Baja de línea” y grabó cerca de cuarenta y cinco minutos con mis respuestas. De más está decir que por razones que desconozco -pero intuyo- esa grabación jamás fue emitida.
Lo que no logro dilucidar es en qué ofenden mis dichos a Víctor Hugo Morales. No he sido yo el que lo puso en la condición de “consejero presidencial” si no que ha sido la mismísima Presidenta. Ella fue quien dijo haber tomado la decisión de pesificar su plazo fijo en dólares tras conocer “la campaña” que él venía impulsando para que los argentinos abandonemos la idea de ahorrar en dólares . “Quiero decirle, si me está escuchando Víctor Hugo Morales, que he decidido que voy a poner mi plazo fijo en pesos”, dando cuenta así de haber prestado especial atención a la demanda del periodista.
En realidad, mi comentario no pretendía desmerecer al señor Morales. Sí buscaba dejar en evidencia la insólita razón invocada por la Presidenta a la hora de pesificar sus ahorros en dólares que, como ella misma admitió en la misma oportunidad, databan de “mucho tiempo atrás”. No hubo datos estadísticos, consejos ministeriales ni conductas políticas que la determinaran a actuar de ese modo. Hizo falta que un periodista la “corriera por izquierda” para que se decidiera a hacer aquello que todo su gobierno recomendaba hacer a los demás. Si es tanta la confianza que tiene en su gestión y en la economía del país que gobierna, no debió esperar una petición periodística para reconvertir sus ahorros dolarizados en pesos argentinos.
No voy a responder a ninguno de sus agravios aunque seguramente sabe el señor Morales cuánto me ha agraviado. Estoy persuadido que conoce mis convicciones, las mismas que en algún momento me llevaron a dar un paso al costado del proyecto que lideró Néstor Kirchner y del que fui parte desde su misma génesis. Se también que sabe de la lealtad que siempre dispensé al presidente Kirchner y que no he emitido jamás sobre su persona alguna de las muchas descalificaciones que él si le profirió algunos años atrás.
Si lo ha olvidado, estoy dispuesto a explicarle una vez más que nada me ha vinculado ni me vincula al Grupo Clarín en general ni a Héctor Magneto en particular. Tal vez entonces también le recuerde cual ha sido el vínculo comercial que unió a ese grupo mediático con los productores y periodistas que hoy hacen una defensa cerrada de su persona en el canal público.
Finalmente, es bueno que sepa que sólo fui asesor de YPF cuando el gerenciamiento de la empresa quedó en manos argentinas. Nunca fui contratado por Repsol -como bien sabe el señor Morales- aunque malamente diga lo contario.
En estos días de tanta sensibilidad y tanto maniqueísmo, creí importante aclarar estas cosas. Sólo para no autorizar con mi silencio las palabras falaces dichas por un señor que, irónicamente, se apellida Morales.


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