Científicos argentinos estudian plantas autóctonas que desde hace siglos son usadas como tratamiento para malestares comunesDetrás de las plantas medicinales y su uso terapéutico hay algo más que saberes tradicionales y populares. Desde hace años científicos del CONICET investigan la química de estas plantas para descubrir sus principios activos.
Científicos argentinos estudian plantas autóctonas que desde hace siglos son usadas como tratamiento para malestares comunes
Detrás de las plantas medicinales y su uso terapéutico hay algo más que saberes tradicionales y populares. Desde hace años científicos del CONICET investigan la química de estas plantas para descubrir sus principios activos.
La fitoquímica estudia los compuestos presentes en las plantas y sus propiedades. Virginia Martino, investigadora del CONICET en el Instituto de Química y Metabolismo del Fármaco (IQUIMEFA) trabaja con flora medicinal autóctona, de uso tradicional o popular.
Junto con su equipo estudia los metabolitos secundarios producidos por las plantas, compuestos de los cuales no se conoce en general su función pero que se cree tienen propiedades terapéuticas.
“Estos derivados nos interesan desde el punto de vista farmacéutico porque son compuestos activos que la naturaleza diseñó con sintonía muy fina, y ejercen una actividad biológica en la planta, lo que permite pensar que también pueden tener efecto en otro ser vivo”, explica Martino.
Uno de los metabolitos con los que trabajaron fue la Psilostachina C, producida por la Ambrosia scabra, una planta asterácea que crece en suelos arenosos del norte de la provincia de Buenos Aires. De acuerdo con sus resultados, la Psilostachina C tendría actividad contra el Trypanosoma cruzi, agente causal de la enfermedad de Chagas.
En la medicina tradicional hay registro de tratamientos para los síntomas aislados del Chagas pero no para curar la enfermedad. “En el laboratorio buscamos derivados químicos tripanocidas en plantas de la familia Asteraceae, y de hecho encontramos una serie de compuestos con una interesante actividad”, asegura Martino.
Para César Catalán, investigador del CONICET en el Instituto de Química del Noroeste (INQUINOA), no sólo gran parte de los medicamentos disponibles en el mercado son de origen vegetal, “sino que la mayor parte de la población en el mundo todavía usa y depende de medicinas tradicionales”, comenta.
Según un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), los remedios herbales son la forma más popular de medicina tradicional. Sólo en Europa occidental generaron 5 billones de dólares entre 2003 y 2004, mientras que en Brasil las ganancias totalizaron 160 millones de dólares en 2007.
Catalán es especialista en fitoquímica de plantas tradicionales de la zona andina. Su trabajo consiste en determinar la composición química para conocer los principios bioactivos y poder estudiarlos individualmente.
“El caso de las especies del género Senecio es interesante porque están ampliamente difundidas en las zonas áridas del norte,” señala el investigador. El Senecio es la planta que comúnmente se conoce como Chachacoma, y que en el norte argentino se utiliza como una terapia tradicional para el malestar estomacal y para contrarrestar el apunamiento.
“Nosotros creemos que este efecto de protector gástrico y antiulcerante se debe a su aceite esencial y a un metabolito secundario derivado de la para-hidroxiacetofenona que produce la planta para protegerse de la radiación ultravioleta B”, explica Catalán. De acuerdo con sus resultados, la Chachacoma tiene además propiedades antioxidantes.
“El uso de plantas como agentes medicinales es muy antiguo, incluso anterior a la historia escrita. Hoy los productos naturales continúan siendo una importante fuente de nuevas drogas y medicinas: alrededor del 55% de los compuestos utilizados como anticancerígenos y el 75% de las drogas empleadas para el tratamiento de enfermedades infecciosas son productos naturales o derivados semi-sintéticos de éstos”, destaca Catalán.
Detrás de las plantas medicinales y su uso terapéutico hay algo más que saberes tradicionales y populares. Desde hace años científicos del CONICET investigan la química de estas plantas para descubrir sus principios activos.
La fitoquímica estudia los compuestos presentes en las plantas y sus propiedades. Virginia Martino, investigadora del CONICET en el Instituto de Química y Metabolismo del Fármaco (IQUIMEFA) trabaja con flora medicinal autóctona, de uso tradicional o popular.
Junto con su equipo estudia los metabolitos secundarios producidos por las plantas, compuestos de los cuales no se conoce en general su función pero que se cree tienen propiedades terapéuticas.
“Estos derivados nos interesan desde el punto de vista farmacéutico porque son compuestos activos que la naturaleza diseñó con sintonía muy fina, y ejercen una actividad biológica en la planta, lo que permite pensar que también pueden tener efecto en otro ser vivo”, explica Martino.
Uno de los metabolitos con los que trabajaron fue la Psilostachina C, producida por la Ambrosia scabra, una planta asterácea que crece en suelos arenosos del norte de la provincia de Buenos Aires. De acuerdo con sus resultados, la Psilostachina C tendría actividad contra el Trypanosoma cruzi, agente causal de la enfermedad de Chagas.
En la medicina tradicional hay registro de tratamientos para los síntomas aislados del Chagas pero no para curar la enfermedad. “En el laboratorio buscamos derivados químicos tripanocidas en plantas de la familia Asteraceae, y de hecho encontramos una serie de compuestos con una interesante actividad”, asegura Martino.
Para César Catalán, investigador del CONICET en el Instituto de Química del Noroeste (INQUINOA), no sólo gran parte de los medicamentos disponibles en el mercado son de origen vegetal, “sino que la mayor parte de la población en el mundo todavía usa y depende de medicinas tradicionales”, comenta.
Según un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), los remedios herbales son la forma más popular de medicina tradicional. Sólo en Europa occidental generaron 5 billones de dólares entre 2003 y 2004, mientras que en Brasil las ganancias totalizaron 160 millones de dólares en 2007.
Catalán es especialista en fitoquímica de plantas tradicionales de la zona andina. Su trabajo consiste en determinar la composición química para conocer los principios bioactivos y poder estudiarlos individualmente.
“El caso de las especies del género Senecio es interesante porque están ampliamente difundidas en las zonas áridas del norte,” señala el investigador. El Senecio es la planta que comúnmente se conoce como Chachacoma, y que en el norte argentino se utiliza como una terapia tradicional para el malestar estomacal y para contrarrestar el apunamiento.
“Nosotros creemos que este efecto de protector gástrico y antiulcerante se debe a su aceite esencial y a un metabolito secundario derivado de la para-hidroxiacetofenona que produce la planta para protegerse de la radiación ultravioleta B”, explica Catalán. De acuerdo con sus resultados, la Chachacoma tiene además propiedades antioxidantes.
“El uso de plantas como agentes medicinales es muy antiguo, incluso anterior a la historia escrita. Hoy los productos naturales continúan siendo una importante fuente de nuevas drogas y medicinas: alrededor del 55% de los compuestos utilizados como anticancerígenos y el 75% de las drogas empleadas para el tratamiento de enfermedades infecciosas son productos naturales o derivados semi-sintéticos de éstos”, destaca Catalán.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario