BUENOS AIRES, Noviembre 27, (PUNTO CERO) “La inclusión supone una revolución en la educación. Con el tiempo, las investigaciones demuestran que la calidad de las escuelas depende de su capacidad de ser inclusivas”. La frase pertenece la especialista chilena en educación inclusiva y asesora de la UNESCO, Cynthia Duk, que la semana pasada habló en una conferencia sobre esta temática en la Ciudad de Buenos Aires, invitada por la Fundación Par.
Y esa “revolución en la educación” es, precisamente, lo que busca esta ONG que, junto a la organización Intus elaboraron una investigación acerca de la percepción de docentes, padres y de la opinión pública sobre la educación inclusiva en la Ciudad. ¿Los resultados? La mayoría de los padres (el 65%) y docentes (el 53%) de escuelas porteñas de gestión pública y privada creen que es posible llevar a la práctica una educación inclusiva en el mediano plazo. Por otro lado, el 27% de los ciudadanos consultados opina que la forma más efectiva de integración es a través del sistema educativo, y el 23% dice que esto se logrará fomentando la construcción de espacios comunes de interacción.
Los datos se desprenden de la encuesta “Educar en la diversidad”, un estudio de opinión realizado entre 2006 y 2007 por organizaciones de sociedad civil sobre más de 800 casos. El relevamiento se basó en la visión respecto de la educación inclusiva, que consiste en la posibilidad de que todas las instituciones estén preparadas para incorporar a personas, que por poseer alguna característica de orden biológico o cultural, necesitan una atención especial del sistema educativo.
“Si bien hay un consenso entre los distintos actores de la sociedad respecto de la importancia de las escuelas inclusivas, la investigación revela una opinión negativa sobre la actitud del sistema educativo con respecto a la diversidad”, destaca Luciana Mantero, responsable de Comunicación de la Fundación Par, quien participó como coordinadora de la investigación. En efecto, los datos destacan que un 75% de los porteños, un 68% de los padres y un 58% de los docentes creen que el sistema educativo es indiferente, evasivo o excluyente con los chicos con necesidades diferentes, y opinan que aún hay muchísimo por mejorar en este sentido.
“Los consultados coinciden también en que la comunidad educativa no está preparada para incluir a personas con necesidades diferentes y entre los motivos, aparecen la falta de capacitación docente y la falta de infraestructura, un problema que depende del Estado. Pero también falta un trabajo fuerte de concientización de la población, ya que la misma encuesta revela que la mayoría de las personas no tiene contacto cotidiano con personas con discapacidad, algo que en la mayoría de los casos genera incomodidad”, destaca Mantero.
En efecto, la opinión generalizada es que la comunidad educativa no está preparada para brindar una educación inclusiva. En relación a la falta de capacitación de los maestros, la mayoría de los docentes y los padres piensa que debería modificarse el sistema de formación docente hoy separado en "especial" y "común", por una base común para todos y luego una especialización específica. Y en forma casi unánime (el 91 %) ambos creen que la oferta de capacitación sobre necesidades educativas especiales es insuficiente.
Además, “la tendencia indica que las opiniones favorables de porteños, docentes y padres respecto de una política de educación inclusiva aumentan según crece la frecuencia y la intensidad de los espacios compartidos con personas con necesidades educativas especiales”, destaca el informe elaborado por Par, Intus y apoyado por la Asociación Civil para el Desarrollo de la Educación Especial y la Integración (ADEEI), la Asociación Síndrome de Down de la República Argentina (ASDRA) y la Fundación para el Desarrollo Autónomo y Laboral (FUNDAL).
El trabajo, de tipo cuantitativo, fue llevado a cabo con la ayuda de más de 50 voluntarios en dos etapas. La primera, en diciembre de 2006, incluyó una muestra de 400 personas representando a los 16 Centros de Gestión y Participación (CGPs) de la ciudad. La segunda se hizo entre septiembre y octubre de 2007 en 20 escuelas comunes porteñas de gestión pública y privada de distintos barrios, seleccionadas al azar, e indagó la opinión de 200 docentes y 250 padres.
“Un rasgo de la investigación que llamó la atención fue que hubiera mayor receptividad entre los padres que entre los mismos docentes, donde hubo mucha reticencia”, contó Guadalupe Rezzonico, investigadora del grupo de jóvenes sociólogos Intus, que formó parte de la encuesta.
Rezzonico recalcó, además, el creciente reclamo de parte de los docentes de la necesidad de contar con un equipo multidisciplinario en la escuela para favorecer la inclusión. “Una sorpresa fue que los docentes con más antigüedad sean los que más piensan en la posibilidad de una escuela inclusiva y, a diferencia de lo que pensábamos, los más jóvenes tienen menos expectativa respecto del cambio”.
Según la Encuesta Nacional de Personas con Discapacidad, del INDEC, que contiene datos de 2002 y 2003, sólo el 15% del alumnado con necesidades especiales está integrado en escuelas comunes, en nivel inicial y primario. En tanto, la Dirección de Educación Especial del gobierno porteño registra que 8022 personas con discapacidad asisten a escuelas especiales y que cerca de 1520 alumnos están integrados en escuelas comunes.
Y esa “revolución en la educación” es, precisamente, lo que busca esta ONG que, junto a la organización Intus elaboraron una investigación acerca de la percepción de docentes, padres y de la opinión pública sobre la educación inclusiva en la Ciudad. ¿Los resultados? La mayoría de los padres (el 65%) y docentes (el 53%) de escuelas porteñas de gestión pública y privada creen que es posible llevar a la práctica una educación inclusiva en el mediano plazo. Por otro lado, el 27% de los ciudadanos consultados opina que la forma más efectiva de integración es a través del sistema educativo, y el 23% dice que esto se logrará fomentando la construcción de espacios comunes de interacción.
Los datos se desprenden de la encuesta “Educar en la diversidad”, un estudio de opinión realizado entre 2006 y 2007 por organizaciones de sociedad civil sobre más de 800 casos. El relevamiento se basó en la visión respecto de la educación inclusiva, que consiste en la posibilidad de que todas las instituciones estén preparadas para incorporar a personas, que por poseer alguna característica de orden biológico o cultural, necesitan una atención especial del sistema educativo.
“Si bien hay un consenso entre los distintos actores de la sociedad respecto de la importancia de las escuelas inclusivas, la investigación revela una opinión negativa sobre la actitud del sistema educativo con respecto a la diversidad”, destaca Luciana Mantero, responsable de Comunicación de la Fundación Par, quien participó como coordinadora de la investigación. En efecto, los datos destacan que un 75% de los porteños, un 68% de los padres y un 58% de los docentes creen que el sistema educativo es indiferente, evasivo o excluyente con los chicos con necesidades diferentes, y opinan que aún hay muchísimo por mejorar en este sentido.
“Los consultados coinciden también en que la comunidad educativa no está preparada para incluir a personas con necesidades diferentes y entre los motivos, aparecen la falta de capacitación docente y la falta de infraestructura, un problema que depende del Estado. Pero también falta un trabajo fuerte de concientización de la población, ya que la misma encuesta revela que la mayoría de las personas no tiene contacto cotidiano con personas con discapacidad, algo que en la mayoría de los casos genera incomodidad”, destaca Mantero.
En efecto, la opinión generalizada es que la comunidad educativa no está preparada para brindar una educación inclusiva. En relación a la falta de capacitación de los maestros, la mayoría de los docentes y los padres piensa que debería modificarse el sistema de formación docente hoy separado en "especial" y "común", por una base común para todos y luego una especialización específica. Y en forma casi unánime (el 91 %) ambos creen que la oferta de capacitación sobre necesidades educativas especiales es insuficiente.
Además, “la tendencia indica que las opiniones favorables de porteños, docentes y padres respecto de una política de educación inclusiva aumentan según crece la frecuencia y la intensidad de los espacios compartidos con personas con necesidades educativas especiales”, destaca el informe elaborado por Par, Intus y apoyado por la Asociación Civil para el Desarrollo de la Educación Especial y la Integración (ADEEI), la Asociación Síndrome de Down de la República Argentina (ASDRA) y la Fundación para el Desarrollo Autónomo y Laboral (FUNDAL).
El trabajo, de tipo cuantitativo, fue llevado a cabo con la ayuda de más de 50 voluntarios en dos etapas. La primera, en diciembre de 2006, incluyó una muestra de 400 personas representando a los 16 Centros de Gestión y Participación (CGPs) de la ciudad. La segunda se hizo entre septiembre y octubre de 2007 en 20 escuelas comunes porteñas de gestión pública y privada de distintos barrios, seleccionadas al azar, e indagó la opinión de 200 docentes y 250 padres.
“Un rasgo de la investigación que llamó la atención fue que hubiera mayor receptividad entre los padres que entre los mismos docentes, donde hubo mucha reticencia”, contó Guadalupe Rezzonico, investigadora del grupo de jóvenes sociólogos Intus, que formó parte de la encuesta.
Rezzonico recalcó, además, el creciente reclamo de parte de los docentes de la necesidad de contar con un equipo multidisciplinario en la escuela para favorecer la inclusión. “Una sorpresa fue que los docentes con más antigüedad sean los que más piensan en la posibilidad de una escuela inclusiva y, a diferencia de lo que pensábamos, los más jóvenes tienen menos expectativa respecto del cambio”.
Según la Encuesta Nacional de Personas con Discapacidad, del INDEC, que contiene datos de 2002 y 2003, sólo el 15% del alumnado con necesidades especiales está integrado en escuelas comunes, en nivel inicial y primario. En tanto, la Dirección de Educación Especial del gobierno porteño registra que 8022 personas con discapacidad asisten a escuelas especiales y que cerca de 1520 alumnos están integrados en escuelas comunes.
Fundación Par: 4772-8892 (int. 147) - 155247-8470 / luciana@fundacionpar.org.ar. (PUNTO CERO).
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