BUENOS AIRES, Octubre 22, (PUNTO CERO-Asteriscos Tv) Lo demuestra un estudio realizado en 31 hospitales del país. Esta teoría evitaría el uso innecesario de un antihipertensivo en el 32% de los pacientes que sufren "presión nerviosa".
Media hora de reposo en una habitación a media luz, sin ruidos ni conversación parece suficiente para estabilizar a algunos de los pacientes que llegan a la guardia de un hospital con la presión muy por encima de los límites peligrosos para el corazón, el cerebro y los riñones, según el primer gran estudio sobre el manejo de la hipertensión en las emergencias.
El reposo suele ser una indicación frecuente dentro de la batería de medidas recomendadas para normalizarle la presión a una persona con valores máximos y mínimos superiores a 180/110 mmHg. Pero un nuevo enfoque no agresivo y escalonado de estos picos de presión, que empieza por evaluar la respuesta a 30 minutos de descanso, evitaría el uso innecesario de un antihipertensivo en el 32% de los pacientes con la mal llamada "presión nerviosa", según un informe publicado este martes por el diario La Nación.
"No existe lo que erróneamente se conoce con ese nombre, sino arterias enfermas y rígidas que reaccionan al exceso de adrenalina que el organismo produce ante el estrés. Esto afecta las áreas más vulnerables, por lo que una persona puede sufrir desde gastritis, un brote de psoriasis o un broncoespasmo hasta hipertensión. En este caso, el estrés ayuda a desenmascarar la enfermedad", explicó a LA NACION la doctora Carol Kotliar, directora del Programa de Relevamiento de Hipertensión Arterial Severa en Servicios de Emergencia (Rehase), del Consejo Argentino de Hipertensión, que depende de la Sociedad Argentina de Cardiología.
El estudio dirigido por el doctor Daniel Grassi, jefe del Servicio de Cardiología del Hospital Universitario Austral, incluyó a 549 hombres y mujeres atendidos en las guardias de 31 hospitales de todo el país con picos de presión cercanos a los 200/110 mmHg. "El 80% de los que llegan con un pico hipertensivo no tienen la presión arterial en los valores correctos", agregó Kotliar. Fundamentalmente, por errores al medir la presión.
Según el Consejo Argentino de Hipertensión, sólo el 14% de los hipertensos medicados en nuestro país tienen menos de 140/90 mmHg. Esto ocurre porque el paciente no adhiere al tratamiento indicado, no cumple con la dieta restringida en sal ni hace actividad física. En el estudio, comentó la experta, apenas el 32% de los pacientes comían sin sal y el 40% hacían actividad física 40 minutos diarios cuatro veces por semana.
"En los pacientes hipertensos que están bajo estrés, la respuesta de la presión sanguínea es más alta que en los pacientes con hipertensión arterial grave" escriben los autores en el artículo aceptado para su publicación en Journal of Clinical Hypertension ". El reposo es una maniobra que reduce esa reacción de alerta al estrés, por lo que podría estar asociado con una disminución de la presión. Tratar a esos pacientes sin tenerlo en cuenta, ni la posibilidad de que la presión baje espontáneamente, podría empujar a un abuso terapéutico y a la disminución de la llegada de sangre (hipoperfusión) al tejido."
Claro que el reposo del que habla el estudio no es el que habitualmente hacen muchos pacientes con tendencia a tener presión alta. Se trata de un descanso controlado por un médico que, ante la falta de respuesta, proporcionará el tratamiento antihipertensivo indicado para reducir un 20% el valor de la presión. Se recomienda que esa disminución sea lenta y progresiva, es decir, no antes de las 3 o 4 horas de su administración.
"Si se reduce demasiado la presión en estos pacientes, se corre el riesgo de que dentro de las 72 horas sufran un accidente cerebrovascular o un infarto que luego no se asocian con el mal manejo previo del pico de presión. Muchas veces, los pacientes o sus familiares presionan a los médicos para que les bajen la presión a valores normales, cuando en ellos es suficiente con reducir un 20% los valores con que llegan a la guardia", advirtió Kotliar, que dirige el Centro de Hipertensión del hospital Austral.
En el estudio, los pacientes se sentaron media hora en una habitación cómoda y tranquila, sin hablar ni conversar. Aquellos en los que la presión se normalizó (160/89 mmHg, en promedio) recibieron el alta y un control ambulatorio a las 72 horas. El 68% restante recibió uno de tres antihipertensivos (amlodipina, perindropil o labetalol). A las dos horas, la mayoría (80%) respondió al fármaco y recibió el alta. El resto (20%) necesitó un tratamiento personalizado.
"Con el manejo del estrés a través del reposo tratamos lo que es manejable de la presión. El 100% de los pacientes respondieron con el reposo, pero en algunos no llegó a normalizarla. En el 30% bajó tanto que no necesitó fármacos. Esto demuestra la importancia del reposo como herramienta terapéutica y diagnóstica", finalizó Kotliar. En el Programa Rehase, organizado por el Consejo Argentino de Hipertensión Arterial y auspiciado por el Ministerio de Salud, el 46% de los pacientes participantes dijo que había vivido una situación estresante dentro de las 48 horas previas, el 29%había modificado el tratamiento antihipertensivo, el 16% había sufrido un dolor agudo (excluida la cefalea) y el resto, otros factores potencialmente desencadenantes.
Media hora de reposo en una habitación a media luz, sin ruidos ni conversación parece suficiente para estabilizar a algunos de los pacientes que llegan a la guardia de un hospital con la presión muy por encima de los límites peligrosos para el corazón, el cerebro y los riñones, según el primer gran estudio sobre el manejo de la hipertensión en las emergencias.
El reposo suele ser una indicación frecuente dentro de la batería de medidas recomendadas para normalizarle la presión a una persona con valores máximos y mínimos superiores a 180/110 mmHg. Pero un nuevo enfoque no agresivo y escalonado de estos picos de presión, que empieza por evaluar la respuesta a 30 minutos de descanso, evitaría el uso innecesario de un antihipertensivo en el 32% de los pacientes con la mal llamada "presión nerviosa", según un informe publicado este martes por el diario La Nación.
"No existe lo que erróneamente se conoce con ese nombre, sino arterias enfermas y rígidas que reaccionan al exceso de adrenalina que el organismo produce ante el estrés. Esto afecta las áreas más vulnerables, por lo que una persona puede sufrir desde gastritis, un brote de psoriasis o un broncoespasmo hasta hipertensión. En este caso, el estrés ayuda a desenmascarar la enfermedad", explicó a LA NACION la doctora Carol Kotliar, directora del Programa de Relevamiento de Hipertensión Arterial Severa en Servicios de Emergencia (Rehase), del Consejo Argentino de Hipertensión, que depende de la Sociedad Argentina de Cardiología.
El estudio dirigido por el doctor Daniel Grassi, jefe del Servicio de Cardiología del Hospital Universitario Austral, incluyó a 549 hombres y mujeres atendidos en las guardias de 31 hospitales de todo el país con picos de presión cercanos a los 200/110 mmHg. "El 80% de los que llegan con un pico hipertensivo no tienen la presión arterial en los valores correctos", agregó Kotliar. Fundamentalmente, por errores al medir la presión.
Según el Consejo Argentino de Hipertensión, sólo el 14% de los hipertensos medicados en nuestro país tienen menos de 140/90 mmHg. Esto ocurre porque el paciente no adhiere al tratamiento indicado, no cumple con la dieta restringida en sal ni hace actividad física. En el estudio, comentó la experta, apenas el 32% de los pacientes comían sin sal y el 40% hacían actividad física 40 minutos diarios cuatro veces por semana.
"En los pacientes hipertensos que están bajo estrés, la respuesta de la presión sanguínea es más alta que en los pacientes con hipertensión arterial grave" escriben los autores en el artículo aceptado para su publicación en Journal of Clinical Hypertension ". El reposo es una maniobra que reduce esa reacción de alerta al estrés, por lo que podría estar asociado con una disminución de la presión. Tratar a esos pacientes sin tenerlo en cuenta, ni la posibilidad de que la presión baje espontáneamente, podría empujar a un abuso terapéutico y a la disminución de la llegada de sangre (hipoperfusión) al tejido."
Claro que el reposo del que habla el estudio no es el que habitualmente hacen muchos pacientes con tendencia a tener presión alta. Se trata de un descanso controlado por un médico que, ante la falta de respuesta, proporcionará el tratamiento antihipertensivo indicado para reducir un 20% el valor de la presión. Se recomienda que esa disminución sea lenta y progresiva, es decir, no antes de las 3 o 4 horas de su administración.
"Si se reduce demasiado la presión en estos pacientes, se corre el riesgo de que dentro de las 72 horas sufran un accidente cerebrovascular o un infarto que luego no se asocian con el mal manejo previo del pico de presión. Muchas veces, los pacientes o sus familiares presionan a los médicos para que les bajen la presión a valores normales, cuando en ellos es suficiente con reducir un 20% los valores con que llegan a la guardia", advirtió Kotliar, que dirige el Centro de Hipertensión del hospital Austral.
En el estudio, los pacientes se sentaron media hora en una habitación cómoda y tranquila, sin hablar ni conversar. Aquellos en los que la presión se normalizó (160/89 mmHg, en promedio) recibieron el alta y un control ambulatorio a las 72 horas. El 68% restante recibió uno de tres antihipertensivos (amlodipina, perindropil o labetalol). A las dos horas, la mayoría (80%) respondió al fármaco y recibió el alta. El resto (20%) necesitó un tratamiento personalizado.
"Con el manejo del estrés a través del reposo tratamos lo que es manejable de la presión. El 100% de los pacientes respondieron con el reposo, pero en algunos no llegó a normalizarla. En el 30% bajó tanto que no necesitó fármacos. Esto demuestra la importancia del reposo como herramienta terapéutica y diagnóstica", finalizó Kotliar. En el Programa Rehase, organizado por el Consejo Argentino de Hipertensión Arterial y auspiciado por el Ministerio de Salud, el 46% de los pacientes participantes dijo que había vivido una situación estresante dentro de las 48 horas previas, el 29%había modificado el tratamiento antihipertensivo, el 16% había sufrido un dolor agudo (excluida la cefalea) y el resto, otros factores potencialmente desencadenantes.
"La realidad es que la presión tan alta, salvo cuando dañó algún órgano blanco, no suele dar síntomas. Por eso es tan importante controlarla con frecuencia", dijo la doctora Carol Kotliar. (PUNTO CERO-Asteriscos Tv).
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