Se llevó a cabo anoche en el Museo, Biblioteca y Archivo Histórico Municipal "Dr. Horacio Beccar Varela" (Adrián Beccar Varela 774, San Isidro) la conferencia del Dr. Juan Archibaldo Lanús, en el ciclo denominado "Mayo: el Bicentenario".
Frente a una sala colmada –como ocurre con cada conferencia realizada en esta histórica casa- Lanús desgranó el último centenario argentino buscando las raíces de nuestros males, toda vez que el pronóstico sobre la Argentina por los años del comienzo del siglo XX era anunciado como inevitablemente venturoso.
“Tuvimos un comienzo turbulento, pocos hombres luchando contra todo, peleas y guerras permanentes y tardamos 50 años en lograr una constitución. Si no hubiera sido por la suerte que tuvimos seríamos muchos países”, señaló el diplomático.
“Si nosotros vemos toda la literatura del centenario vamos a comprender de que nuestros mayores estaban convencidos de que vivían en una tierra de promisión. Rubén Darío decía que la Argentina había pasado ‘de los malones al subterráneo, de las carretas a los rascacielos. El mismo hombre que luchó contra los caciques en el ’80 viajaba en 1913 con galera en los subterráneos de Buenos Aires’”, relató Lanús. El ex embajador en Francia y ex vicecanciller realizó una pintura de cómo se veía a nuestro país. “El Times de Londres citaba ‘tierra prometida del hemisferio sur’, La Prensa daba grandes titulares, casi todos los autores creían que la Argentina iba a ser una gran nación. En 1914 la Argentina tenía más ferrocarriles que los EEUU por habitantes, teníamos el 6º puerto del mundo y todos los índices nos ubicaban como una potencia”.
“Sin embargo –señaló-, si uno analiza el optimismo, el patriotismo y la confianza en el futuro, tenemos que preguntarnos por qué 100 años después esa creencia de seguridad, ese optimismo que teníamos se ha esfumado. Yo creo que los elementos que constituyen la falla de ese gran proyecto ya estaban en el siglo XIX”.
Tras recordar palabras de Joaquín V. González (“Era un país en discordia permanente, no se ponen de acuerdo nunca”, en su libro “El balance del siglo”), Lanús puso de relieve una dinámica que no cesa de repetirse en la que todo el que asume un cargo rechaza de plano la acción de su predecesor desoyendo siempre la voz de la oposición, cuando ésta existe…
“Tenemos que tener prudencia –advirtió el diplomático- cuando erigimos al centenario como la época de oro. Yo creo que la época de oro está por delante, es lo que vamos a construir. La Argentina es un largo camino de construcción que empieza en Mayo de 1810 con gran dificultad, con muchas vidas que se perdieron, con los gauchos que nos defendieron, para lograr el sueño que llevamos en el alma. Hay un sueño argentino que tiene irse cumpliendo.”
Según señaló frente a una atenta audiencia, Lanús ubica en 1960 el comienzo de una caída sostenida de las perspectivas argentinas. “En 1960 la Argentina tenía un producto bruto interno superior a Japón. En 1961 Japón nos supera.” Varios países que no tenían recursos, que pasaban hambre, en poco tiempo se destacaron dejando al nuestro por debajo de ellos.
La Argentina padece un sistema institucional basado en la falta de legitimidad, un tema recurrente que invalida la posibilidad de sostener políticas de Estado. El primer problema de este sistema es el “hegemonismo presidencial”, hecho que ya Roca cuestionaba señalando que “el presidente se cree el dueño” del país.
Definiéndolo como un fenómeno contemporáneo “típicamente africano”, el Dr. Lanús, expuso cómo entiende la clase política su idea de gobierno: “El Estado es el gobierno. Y el gobierno soy yo”. De ese modo no hay instituciones, ni nombramientos por capacidad, ni debate posible, sostuvo.
“El objetivo de la política es la justicia”, decía Santo Tomás. “Y nuestro país es profundamente injusto, hasta cruel diría yo”, afirmó.
Una de las deficiencias fáciles de hallar es que los cuadros políticos carecen de formación. La política ejercida por los dirigentes actuales se basa en la dominación y la codicia, indicó.
“Quien no se asume, no se redime”, dijo Lanús. “Y nosotros debemos asumirnos como lo que somos, como ciudadanos con nuestra responsabilidad colectiva, si queremos retomar ese destino de grandeza que soñaron nuestros mayores”, concluyó.
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