(La Política OnLine). Fue leal al diputado Rubén Ledesma y ahora se muestra como referente de Francisco De Narváez. Su agenda suele estar bien cargada: mezcla también actividades inmobiliarias y el rol de dueño encubierto de la confitería Rond Point, una lujosa parada de Palermo. Sus empleados lo desconocen aunque cuando suele convocar a sus amigos de la militancia. Pero su volatilidad política le jugó una mala pasada, ya que el Concejo que integra no habría habilitado unas torres que construyó en el distrito y ya habría vendido.
Sólo a veces, Ricardo Maidana esconde su identidad. Es que si bien su perfil como concejal del Peronismo Federal está disponible por Facebook, en su cheta confitería Rond Point, de la que se jacta de ser dueño ante compañeros de militancia, lo desconocen por completo.
“¿Ricardo Maidana?, ¿Es un mozo?”, respondió una recepcionista ante la consulta de LPO. Cuando se le informó que se trataba del dueño, una voz furiosa siguió la conversación.
-¿Quién? No, no viene, no está –se contradijo, ante la consulta del paradero de Maidana.
-¿Pero es el dueño?
-No no ¿Quién habla? –insistió, más enojado que antes.
La identificación de este portal lo instó a cortar de inmediato y a repetir que no sabía quien era Maidana. Raro, sólo unos días antes el concejal invitaba gustoso a políticos de La Matanza a almorzar en ese restaurante, que definía jocoso como suyo. Una parada difícil de relacionar con quien, en teoría, junta votos en el barro del Gran Buenos Aires.
Maidana esconde muchas facetas detrás de su fachada de político que exhibe gustoso en la red. Además de su estilismo gastronómico, emprende suntuosas construcciones a través de la inmobiliaria que lleva su nombre y apellido y tiene oficinas en Capital Federal y San Justo, localidad cabecera de La Matanza.
Según contó a LPO una fuente del peronismo matancero, entre sus últimas proezas edilicias está la de dos torres que levantó en el distrito antes de tener la habilitación municipal para ese trámite.
Aún así se habría animado a vender los departamentos a la espera de buenas noticias entre sus colegas del Concejo. Pero sus idas y vueltas en la política le jugaron una mala pasada y el trámite sigue pendiente.
Y lo peor, Maidana, ya en rol de político, no sabe bien donde pararse. Acompañó hace una década al ahora diputado nacional Rubén Ledesma, cuando, por entonces desde la senaduría provincial, fue uno de los pioneros en confiar en Néstor Kirchner presidente.
Le siguió los pasos en 2007, época de plena bonanza K, situación que no impidió que Ledesma se fuera con Francisco De Narváez, enojado por el lugar que le ofrecía el kirchnerismo.
Sólo dos años después, su padrino volvió a virar, ahora para volver a las arenas K disgustado, esta vez, por los espacios brindados por el triunfante diputado. Para Maidana fue demasiado y permaneció en el peronismo federal, hasta presentarse como el referente de De Narváez en La Matanza. Toda una abstracción.
La Matanza es el distrito más poblado del país con más de 800 mil ciudadanos habilitados a votar y el máximo referente del PJ es el vicegobernador, Alberto Balestrini, ahora convaleciente.
Su delfín máximo es el intendente Fernando Espinoza, con intenciones de reelegir. Después sigue una pelea encarnizada entre dirigentes de toda estirpe, entre los que saca un cuerpo el empresario frigorífico Ricardo Bruzzese, amparado nada menos que por Madres de Plaza Mayo. Maidana, dicen, también tiene ganas.
“¿Ricardo Maidana?, ¿Es un mozo?”, respondió una recepcionista ante la consulta de LPO. Cuando se le informó que se trataba del dueño, una voz furiosa siguió la conversación.
-¿Quién? No, no viene, no está –se contradijo, ante la consulta del paradero de Maidana.
-¿Pero es el dueño?
-No no ¿Quién habla? –insistió, más enojado que antes.
La identificación de este portal lo instó a cortar de inmediato y a repetir que no sabía quien era Maidana. Raro, sólo unos días antes el concejal invitaba gustoso a políticos de La Matanza a almorzar en ese restaurante, que definía jocoso como suyo. Una parada difícil de relacionar con quien, en teoría, junta votos en el barro del Gran Buenos Aires.
Maidana esconde muchas facetas detrás de su fachada de político que exhibe gustoso en la red. Además de su estilismo gastronómico, emprende suntuosas construcciones a través de la inmobiliaria que lleva su nombre y apellido y tiene oficinas en Capital Federal y San Justo, localidad cabecera de La Matanza.
Según contó a LPO una fuente del peronismo matancero, entre sus últimas proezas edilicias está la de dos torres que levantó en el distrito antes de tener la habilitación municipal para ese trámite.
Aún así se habría animado a vender los departamentos a la espera de buenas noticias entre sus colegas del Concejo. Pero sus idas y vueltas en la política le jugaron una mala pasada y el trámite sigue pendiente.
Y lo peor, Maidana, ya en rol de político, no sabe bien donde pararse. Acompañó hace una década al ahora diputado nacional Rubén Ledesma, cuando, por entonces desde la senaduría provincial, fue uno de los pioneros en confiar en Néstor Kirchner presidente.
Le siguió los pasos en 2007, época de plena bonanza K, situación que no impidió que Ledesma se fuera con Francisco De Narváez, enojado por el lugar que le ofrecía el kirchnerismo.
Sólo dos años después, su padrino volvió a virar, ahora para volver a las arenas K disgustado, esta vez, por los espacios brindados por el triunfante diputado. Para Maidana fue demasiado y permaneció en el peronismo federal, hasta presentarse como el referente de De Narváez en La Matanza. Toda una abstracción.
La Matanza es el distrito más poblado del país con más de 800 mil ciudadanos habilitados a votar y el máximo referente del PJ es el vicegobernador, Alberto Balestrini, ahora convaleciente.
Su delfín máximo es el intendente Fernando Espinoza, con intenciones de reelegir. Después sigue una pelea encarnizada entre dirigentes de toda estirpe, entre los que saca un cuerpo el empresario frigorífico Ricardo Bruzzese, amparado nada menos que por Madres de Plaza Mayo. Maidana, dicen, también tiene ganas.
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