(La Política OnLine). El diputado afirmó a su desconcertada tropa que Macri es “la derecha y jugará en la vereda de enfrente”. La designación como jefe de campaña del porteño Daniel Amoroso –íntimo rival del jefe de Gobierno- tiene que ver con ese giro. Sin embargo, no logra frenar la fuga de dirigentes y la caída en las encuestas. “El que se quiera ir que se vaya”, amenazó.
“Macri no es peronista. Representa a la derecha. Tenemos que caminar la provincia de Buenos Aires sin él, que jugará de la vereda de enfrente”.
La afirmación no salió de la boca de un hombre del Frente para la Victoria, sino del mismísimo Francisco de Narváez, que reunió a su alicaída tropa el viernes pasado en su local partidario de la avenida 6, en La Plata, para frenar la diáspora. La definición sorprendió a los diputados y senadores de UNION PRO, ya que así se llama la alianza por la que llegaron a la Legislatura bonaerense, aunque también sirvió para explicarles la curiosa designación de Daniel Amoroso, un hombre de Capital, al frente de la coordinación política bonaerense. Amoroso, dicen, es el principal enemigo de Macri en la Legislatura porteña. Y la decisión, tendría que ver con otra: el respaldo de Mauricio a la candidatura a gobernador bonaerense de su primo Jorge. Macri.
Por cierto, Amoroso no la tendrá fácil. De Narváez lo llevó a la reunión, pero no lo presentó formalmente en sus nuevas funciones. Ordenado, el legislador porteño tampoco abrió la boca. Es probable que no supiera tampoco qué decir. O, como dijo uno de los presentes a LPO, “tal vez tenía miedo de decir algo inconveniente, y que Francisco lo dejara en banda, y perderse entre las diagonales de La Plata”.
Más allá del chiste, está claro que debe recordarse que el hombre que derrotó a Kirchner en el 2009 “por poquito”, lidera el ranking de lo que se llama “ruptura sistemática de códigos” –como dijo un atribulado senador- y de cambios de operadores bonaerenses.
Empezó con Carlos “Tato” Brown, que fue intendente de San Martín y Ministro de la Producción en la provincia, cuando tenía el 2 por ciento de intención de voto. Siguió en el 2005 con el platense Luis Martínez Varela, un político con fuerte inserción en el sector financiero, que fue mano derecha de Julio Alak y hoy está junto al Alfredo Meckievi, presidente del bloque de Senadores de UNION PRO, con quien logró pegar un salto en votos y conocimiento. Luego le siguió Juan José Alvarez, multioperador todorreno, que diseñó el vínculo esencial con el PRO en el 2007, armando un dispositivo que atrajo a gran cantidad de peronistas, también. Más tarde, Néstor Kirchner se lo llevó, porque admiraba su formidable capacidad de cerrar cualquier cosa y rápido.
Hacia la victoria de 2009, fue con la coordinación de Alfredo Atanasoff, pero le dio poca participación en las decisiones políticas que lo llevaron a la victoria. Y poco tiempo después, lo suplantó por José “Pepe” Scioli, hermano del gobernador, que se enteró por LPO que había sido desplazado de su cargo. En el medio, algunos diputados como Jorge D’onofrio o Emilio Monzó, fueron abandonando el espacio, agobiados por la falta de rumbo político que se oculta tras los cambios repentinos de estrategia, y que un dirigente relató de este modo: “un día vamos con Scioli, otro día con Reutemann, después con Cobos, mañana con Macri, pasado intenta hablar con el kirchnerismo, de repente mañana volvemos con el peronismo federal, a la noche, sin explicar por qué, la solución es otra vez Scioli. Mientras, su caída en las encuestas es imparable, se habla de 17 por ciento menos, en relación a junio de 2009”.
Explícito y confuso
En la reunión de La Plata, de Narváez fue explícito. “El que quiera irse de este espacio, que se vaya ya”, pidió. Razonable, por cierto. En efecto, “si no decidimos qué hacer, en diciembre todo está terminado para nosotros; de Narváez puede arreglar cualquier cosa, incluso dejar todo, y nosotros quedamos colgados de una palmera”, explicó una fuente a este portal.
- ¿Es verdad que su mejor opción es Scioli presidente?, preguntó LPO.
- “Tal vez era, antes. Ahora todo volvió a cambiar. Nos dijo que salgamos a caminarle la provincia a Scioli, como compitiendo con él. Es difícil entender su estrategia. Y tal vez no tenga ninguna”.
Estos zigzagueos los padecieron hasta el cansancio sus aliados del peronismo Federal que en la última cumbre –a la que una vez más faltó De Narváez- tomaron una decisión razonable: “ya no lo tomamos en serio”, afirmó uno de ellos a LPO. “Me parece que todavía no se dio cuenta que esta perdiendo y por mucho la elección, que ya no es el mismo de antes”, agregó el dirigente, que conoce como pocos la provincia que aspira a gobernar el empresario.
El 28 de junio de 2009, de Narváez estaba convencido de que todo el peronismo se iría con él, que había ganado. Seguramente no imaginó para sí un destino si se quiere pedestre, como estar sometido a los humores de dirigentes bonaerenses, que pretenden escuchar definiciones. Trabajó e invirtió para gobernar la Argentina y ahora la duda es si querrá seguir adelante con lo que armó, o si volverá a la vida empresaria que tuvo, donde supo obtener grandes ganancias, y también fuertes depresiones.
La afirmación no salió de la boca de un hombre del Frente para la Victoria, sino del mismísimo Francisco de Narváez, que reunió a su alicaída tropa el viernes pasado en su local partidario de la avenida 6, en La Plata, para frenar la diáspora. La definición sorprendió a los diputados y senadores de UNION PRO, ya que así se llama la alianza por la que llegaron a la Legislatura bonaerense, aunque también sirvió para explicarles la curiosa designación de Daniel Amoroso, un hombre de Capital, al frente de la coordinación política bonaerense. Amoroso, dicen, es el principal enemigo de Macri en la Legislatura porteña. Y la decisión, tendría que ver con otra: el respaldo de Mauricio a la candidatura a gobernador bonaerense de su primo Jorge. Macri.
Por cierto, Amoroso no la tendrá fácil. De Narváez lo llevó a la reunión, pero no lo presentó formalmente en sus nuevas funciones. Ordenado, el legislador porteño tampoco abrió la boca. Es probable que no supiera tampoco qué decir. O, como dijo uno de los presentes a LPO, “tal vez tenía miedo de decir algo inconveniente, y que Francisco lo dejara en banda, y perderse entre las diagonales de La Plata”.
Más allá del chiste, está claro que debe recordarse que el hombre que derrotó a Kirchner en el 2009 “por poquito”, lidera el ranking de lo que se llama “ruptura sistemática de códigos” –como dijo un atribulado senador- y de cambios de operadores bonaerenses.
Empezó con Carlos “Tato” Brown, que fue intendente de San Martín y Ministro de la Producción en la provincia, cuando tenía el 2 por ciento de intención de voto. Siguió en el 2005 con el platense Luis Martínez Varela, un político con fuerte inserción en el sector financiero, que fue mano derecha de Julio Alak y hoy está junto al Alfredo Meckievi, presidente del bloque de Senadores de UNION PRO, con quien logró pegar un salto en votos y conocimiento. Luego le siguió Juan José Alvarez, multioperador todorreno, que diseñó el vínculo esencial con el PRO en el 2007, armando un dispositivo que atrajo a gran cantidad de peronistas, también. Más tarde, Néstor Kirchner se lo llevó, porque admiraba su formidable capacidad de cerrar cualquier cosa y rápido.
Hacia la victoria de 2009, fue con la coordinación de Alfredo Atanasoff, pero le dio poca participación en las decisiones políticas que lo llevaron a la victoria. Y poco tiempo después, lo suplantó por José “Pepe” Scioli, hermano del gobernador, que se enteró por LPO que había sido desplazado de su cargo. En el medio, algunos diputados como Jorge D’onofrio o Emilio Monzó, fueron abandonando el espacio, agobiados por la falta de rumbo político que se oculta tras los cambios repentinos de estrategia, y que un dirigente relató de este modo: “un día vamos con Scioli, otro día con Reutemann, después con Cobos, mañana con Macri, pasado intenta hablar con el kirchnerismo, de repente mañana volvemos con el peronismo federal, a la noche, sin explicar por qué, la solución es otra vez Scioli. Mientras, su caída en las encuestas es imparable, se habla de 17 por ciento menos, en relación a junio de 2009”.
Explícito y confuso
En la reunión de La Plata, de Narváez fue explícito. “El que quiera irse de este espacio, que se vaya ya”, pidió. Razonable, por cierto. En efecto, “si no decidimos qué hacer, en diciembre todo está terminado para nosotros; de Narváez puede arreglar cualquier cosa, incluso dejar todo, y nosotros quedamos colgados de una palmera”, explicó una fuente a este portal.
- ¿Es verdad que su mejor opción es Scioli presidente?, preguntó LPO.
- “Tal vez era, antes. Ahora todo volvió a cambiar. Nos dijo que salgamos a caminarle la provincia a Scioli, como compitiendo con él. Es difícil entender su estrategia. Y tal vez no tenga ninguna”.
Estos zigzagueos los padecieron hasta el cansancio sus aliados del peronismo Federal que en la última cumbre –a la que una vez más faltó De Narváez- tomaron una decisión razonable: “ya no lo tomamos en serio”, afirmó uno de ellos a LPO. “Me parece que todavía no se dio cuenta que esta perdiendo y por mucho la elección, que ya no es el mismo de antes”, agregó el dirigente, que conoce como pocos la provincia que aspira a gobernar el empresario.
El 28 de junio de 2009, de Narváez estaba convencido de que todo el peronismo se iría con él, que había ganado. Seguramente no imaginó para sí un destino si se quiere pedestre, como estar sometido a los humores de dirigentes bonaerenses, que pretenden escuchar definiciones. Trabajó e invirtió para gobernar la Argentina y ahora la duda es si querrá seguir adelante con lo que armó, o si volverá a la vida empresaria que tuvo, donde supo obtener grandes ganancias, y también fuertes depresiones.
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