Según datos del Censo 2010, se trata de 5,5 millones de personas. En plena era digital, la brecha se profundiza en el interior del país en donde el porcentaje supera el 60%
Según datos del Censo nacional 2010, el 41% de la gente entre 25 y 50 años no usa computadora. Los datos asustan si se tiene en cuenta que ese porcentaje significa 5,5 millones de personas que se encuentran en plena actividad laboral.
“Estamos hablando de analfabetismo digital”, responde Susana Finquelievich, investigadora del Instituto Gino Germani. “Son personas que no tienen acceso a una computadora, pero que tampoco han descubierto para qué sirve. Para ellos, eso significa quedar fuera de una cantidad de relaciones laborales y sociales que ya son parte de la vida cotidiana”.
Si bien estos datos muestran la manera en que los adultos del país se vinculan la tecnología, un factor determinante en la economía, además, los números trazan un mapa de la desigualdad social: los números revelan que en las provincias más pobres y con menos acceso a la educación las diferencias se disparan. Santiago del Estero, por ejemplo, tiene los peores números: casi el 68% de las personas en ese rango de edad no usa computadoras.
Porcentajes similares, donde quienes no usan computadoras son mayoría, se repiten en todas las provincias del Norte y muestran una fotografía de una Argentina ajena al mundo moderno . Son números que se contraponen con una ciudad de Buenos Aires donde el 15,27% de estos adultos utiliza la computadora o con las provincias del Sur, donde también es alto el porcentaje de alfabetización digital.
“Las regiones con más alfabetización digital son aquellas que tienen el PBI más alto, donde además su población está ocupada en servicios, es decir que sus trabajadores están en contacto con computadoras. Y también en provincias donde existen universidades importantes”, señala Finquelievich. Además, agrega, donde los adultos que no usan computadoras superan el 50% son provincias “donde se invierte poco en educación, donde los gobiernos no están demostrando un interés por revertir esta situación. Son provincias donde el ingreso per cápita es extremadamente bajo y hay una polarización económica muy marcada”.
Según datos del Censo nacional 2010, el 41% de la gente entre 25 y 50 años no usa computadora. Los datos asustan si se tiene en cuenta que ese porcentaje significa 5,5 millones de personas que se encuentran en plena actividad laboral.
“Estamos hablando de analfabetismo digital”, responde Susana Finquelievich, investigadora del Instituto Gino Germani. “Son personas que no tienen acceso a una computadora, pero que tampoco han descubierto para qué sirve. Para ellos, eso significa quedar fuera de una cantidad de relaciones laborales y sociales que ya son parte de la vida cotidiana”.
Si bien estos datos muestran la manera en que los adultos del país se vinculan la tecnología, un factor determinante en la economía, además, los números trazan un mapa de la desigualdad social: los números revelan que en las provincias más pobres y con menos acceso a la educación las diferencias se disparan. Santiago del Estero, por ejemplo, tiene los peores números: casi el 68% de las personas en ese rango de edad no usa computadoras.
Porcentajes similares, donde quienes no usan computadoras son mayoría, se repiten en todas las provincias del Norte y muestran una fotografía de una Argentina ajena al mundo moderno . Son números que se contraponen con una ciudad de Buenos Aires donde el 15,27% de estos adultos utiliza la computadora o con las provincias del Sur, donde también es alto el porcentaje de alfabetización digital.
“Las regiones con más alfabetización digital son aquellas que tienen el PBI más alto, donde además su población está ocupada en servicios, es decir que sus trabajadores están en contacto con computadoras. Y también en provincias donde existen universidades importantes”, señala Finquelievich. Además, agrega, donde los adultos que no usan computadoras superan el 50% son provincias “donde se invierte poco en educación, donde los gobiernos no están demostrando un interés por revertir esta situación. Son provincias donde el ingreso per cápita es extremadamente bajo y hay una polarización económica muy marcada”.
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