El jefe de gobierno porteño estirará hasta el año que viene la definición para cubrir la vacante en el Tribunal Superior de Justicia. De esta manera, mantiene en vilo al Fuero Contencioso, que le fue históricamente adverso y contiene a los jueces que suenan como candidatos. El papel de Angelici y la sugestiva relación con los K.
Durante los primeros años de su gestión, Mauricio Macri debió padecer el embate de los díscolos jueces porteños, en especial de los del Fuero Contencioso Administrativo y Tributario.
Por entonces, el jefe de gobierno porteño delegaba las cuestiones judiciales de la Ciudad en su amigo José Torello y en Fabián “Pepín” Rodríguez Simón. Pero en los últimos dos años esa situación se modificó, y quien toma las decisiones y aconseja a Macri en el mundo de los jueces es Daniel “El Tano” Angelici, hoy presidente de Boca.
Angelici ha ido acumulando influencia de manera vertiginosa en todas las áreas judiciales y con el visto bueno de Macri desplegó una estrategia para adormecer al Fuero Contencioso.
Una de las maniobras más audaces pergeñadas por el Tano fue el desplazamiento del juez Roberto Gallardo del Fuero Contencioso mediante una suerte de “ascenso” a la Defensoría General de la Ciudad.
Como Defensor General adjunto en lo Penal, Contravencional y de Faltas, Gallardo tuvo algunas apariciones mediáticas –sobre todo con el conflicto de los manteros de calle Florida–, pero dejó de significarle una traba en la gestión al PRO.
Acuerdo con los K
La otra movida de Angelici fue la alianza con el ex presidente del PJ porteño, Juan Manuel Olmos, como una manera de generar un nexo con el kirchnerismo en el área judicial, un universo menos visible que el de otras esferas.
Fue El Tano quien convenció a Macri para que Olmos –a quien el jefe de gobierno no tragaba– desembarcara en el Consejo de la Magistratura, donde finalmente obtuvo la silla de presidente.
“Angelici se mueve como Menem: el juez que molesta, asciende pero en un lugar en el que ya no pueda molestar”, sintetizan en Tribunales.
Mediante el acuerdo con Olmos, el PRO avanzó en una masiva designación de jueces, tanto para el fuero Penal como para el Contencioso Administrativo. En el Contencioso se crearán 10 nuevos juzgados, donde recalarán algunos de los jueces que no tienen simpatía con el PRO.
Los pliegos de los postulantes, que expusieron el mes pasado en una audiencia pública, deben ser aprobados por la Legislatura y deben contar con el apoyo de los legisladores del PRO.
Vacante perpetua
La zanahoria con la que Macri mantiene pendientes a algunos jueces contenciosos es la silla a cubrir en el Tribunal Superior de Justicia. Desde 2008 Macri no puede cubrir la vacante que dejó Julio Maier.
El único intento concreto que hizo el jefe de gobierno fue el de la fiscal Daniela Ugolini, que fue vetada por la oposición y debió abandonar su postulación por motivos personales.
Los principales candidatos siguen siendo los mismos que el año pasado. Quien en teoría tiene más chances es, lógicamente, el candidato de Angelici, Esteban Centanaro, presidente de la Cámara de Apelaciones en lo Contencioso Administrativo y Tributario de la Ciudad.
Centanaro, que es un histórico militante radical que se ha convertido en un nexo entre el macrismo y la Justicia porteña, no termina de convencer a los propios legisladores del PRO. Pero su principal obstáculo es la oposición, que recuerda que su hija Ivana, ex legisladora, pasó del ibarrismo al Frente para la Victoria y finalmente terminó en el PRO.
La candidata que más le cierra a Macri es Inés Weinberg de Roca, a quien conoció en el gimnasio y con quien tiene una buena relación. Pero Weinberg de Roca, también del fuero Contencioso, no tiene el apoyo ni del Tano ni de los legisladores.
Quien fuera el principal candidato en otros tiempos, es el abogado Martín Böhmer, investigador principal de Cippec, ex decano de las carreras de Derecho de la Universidad de Palermo y de la Universidad de San Andrés. Pero Böhmer fue recomendado por Torello y Rodríguez Simón y no por Angelici, por lo que en estos momentos no tiene chances prácticamente.
El nombre del camarista Carlos Balbín también da vueltas desde hace un par de años. En su momento era el candidato de Angelici, que le soltó la mano por algunas diferencias personales luego de que Ugolini le ganara la “interna” al camarista.
En tanto que Gabriela Michetti tiene a su propio postulante, Torcuato Sozio. Sozio es uno de sus máximos colaboradores en temas judiciales y fue Procurador Adjunto durante el paso de Pablo Tonelli por la Procuración General de la Ciudad. Sin embargo, Michetti está lejos de tener la incidencia que tenía en el campo judicial en los primeros años de gestión del Macri.
Indefinición por conveniencia
La semana pasada Macri aprobó por decreto un nuevo procedimiento para cubrir la vacante del Tribunal Superior. La puesta en funcionamiento de este procedimiento, que venía siendo trabajado por la Subsecretaría de Justicia desde hace más de un año, no significa que la definición por la silla del Tribunal vaya a acelerarse.
Por el contrario, Macri llegó a la conclusión de que le es más conveniente tener en vilo al Fuero Contencioso que resolver definitivamente la vacante en el Tribunal, que no le trae dolores de cabeza.
Es por eso que en el PRO están analizando estirar la definición hasta el año que viene. Hay dos razones principales que motivan la prórroga.
Por un lado, la inacción de la Legislatura originada por la guerra con el kirchnerismo convierte en una utopía la búsqueda de los 40 votos que necesita el oficialismo para aprobar el pliego del candidato. Por el momento, no sólo no hay candidato firme sino que no están los votos.
Por otro lado, en el macrismo saben que en 2013 vencen los tres principales cargos del ministerio Público. El principal es el del fiscal general, que hoy ocupa el macrista Germán Garavano. También termina su ciclo Mario Kestelboim en la Defensoría General de la Ciudad y Laura Musa, quien ocupa la Asesoría Tutelar. Para el PRO sería más fácil negociar la silla del Tribunal Superior junto a ese paquete. (La Política OnLine).
Durante los primeros años de su gestión, Mauricio Macri debió padecer el embate de los díscolos jueces porteños, en especial de los del Fuero Contencioso Administrativo y Tributario.
Por entonces, el jefe de gobierno porteño delegaba las cuestiones judiciales de la Ciudad en su amigo José Torello y en Fabián “Pepín” Rodríguez Simón. Pero en los últimos dos años esa situación se modificó, y quien toma las decisiones y aconseja a Macri en el mundo de los jueces es Daniel “El Tano” Angelici, hoy presidente de Boca.
Angelici ha ido acumulando influencia de manera vertiginosa en todas las áreas judiciales y con el visto bueno de Macri desplegó una estrategia para adormecer al Fuero Contencioso.
Una de las maniobras más audaces pergeñadas por el Tano fue el desplazamiento del juez Roberto Gallardo del Fuero Contencioso mediante una suerte de “ascenso” a la Defensoría General de la Ciudad.
Como Defensor General adjunto en lo Penal, Contravencional y de Faltas, Gallardo tuvo algunas apariciones mediáticas –sobre todo con el conflicto de los manteros de calle Florida–, pero dejó de significarle una traba en la gestión al PRO.
Acuerdo con los K
La otra movida de Angelici fue la alianza con el ex presidente del PJ porteño, Juan Manuel Olmos, como una manera de generar un nexo con el kirchnerismo en el área judicial, un universo menos visible que el de otras esferas.
Fue El Tano quien convenció a Macri para que Olmos –a quien el jefe de gobierno no tragaba– desembarcara en el Consejo de la Magistratura, donde finalmente obtuvo la silla de presidente.
“Angelici se mueve como Menem: el juez que molesta, asciende pero en un lugar en el que ya no pueda molestar”, sintetizan en Tribunales.
Mediante el acuerdo con Olmos, el PRO avanzó en una masiva designación de jueces, tanto para el fuero Penal como para el Contencioso Administrativo. En el Contencioso se crearán 10 nuevos juzgados, donde recalarán algunos de los jueces que no tienen simpatía con el PRO.
Los pliegos de los postulantes, que expusieron el mes pasado en una audiencia pública, deben ser aprobados por la Legislatura y deben contar con el apoyo de los legisladores del PRO.
Vacante perpetua
La zanahoria con la que Macri mantiene pendientes a algunos jueces contenciosos es la silla a cubrir en el Tribunal Superior de Justicia. Desde 2008 Macri no puede cubrir la vacante que dejó Julio Maier.
El único intento concreto que hizo el jefe de gobierno fue el de la fiscal Daniela Ugolini, que fue vetada por la oposición y debió abandonar su postulación por motivos personales.
Los principales candidatos siguen siendo los mismos que el año pasado. Quien en teoría tiene más chances es, lógicamente, el candidato de Angelici, Esteban Centanaro, presidente de la Cámara de Apelaciones en lo Contencioso Administrativo y Tributario de la Ciudad.
Centanaro, que es un histórico militante radical que se ha convertido en un nexo entre el macrismo y la Justicia porteña, no termina de convencer a los propios legisladores del PRO. Pero su principal obstáculo es la oposición, que recuerda que su hija Ivana, ex legisladora, pasó del ibarrismo al Frente para la Victoria y finalmente terminó en el PRO.
La candidata que más le cierra a Macri es Inés Weinberg de Roca, a quien conoció en el gimnasio y con quien tiene una buena relación. Pero Weinberg de Roca, también del fuero Contencioso, no tiene el apoyo ni del Tano ni de los legisladores.
Quien fuera el principal candidato en otros tiempos, es el abogado Martín Böhmer, investigador principal de Cippec, ex decano de las carreras de Derecho de la Universidad de Palermo y de la Universidad de San Andrés. Pero Böhmer fue recomendado por Torello y Rodríguez Simón y no por Angelici, por lo que en estos momentos no tiene chances prácticamente.
El nombre del camarista Carlos Balbín también da vueltas desde hace un par de años. En su momento era el candidato de Angelici, que le soltó la mano por algunas diferencias personales luego de que Ugolini le ganara la “interna” al camarista.
En tanto que Gabriela Michetti tiene a su propio postulante, Torcuato Sozio. Sozio es uno de sus máximos colaboradores en temas judiciales y fue Procurador Adjunto durante el paso de Pablo Tonelli por la Procuración General de la Ciudad. Sin embargo, Michetti está lejos de tener la incidencia que tenía en el campo judicial en los primeros años de gestión del Macri.
Indefinición por conveniencia
La semana pasada Macri aprobó por decreto un nuevo procedimiento para cubrir la vacante del Tribunal Superior. La puesta en funcionamiento de este procedimiento, que venía siendo trabajado por la Subsecretaría de Justicia desde hace más de un año, no significa que la definición por la silla del Tribunal vaya a acelerarse.
Por el contrario, Macri llegó a la conclusión de que le es más conveniente tener en vilo al Fuero Contencioso que resolver definitivamente la vacante en el Tribunal, que no le trae dolores de cabeza.
Es por eso que en el PRO están analizando estirar la definición hasta el año que viene. Hay dos razones principales que motivan la prórroga.
Por un lado, la inacción de la Legislatura originada por la guerra con el kirchnerismo convierte en una utopía la búsqueda de los 40 votos que necesita el oficialismo para aprobar el pliego del candidato. Por el momento, no sólo no hay candidato firme sino que no están los votos.
Por otro lado, en el macrismo saben que en 2013 vencen los tres principales cargos del ministerio Público. El principal es el del fiscal general, que hoy ocupa el macrista Germán Garavano. También termina su ciclo Mario Kestelboim en la Defensoría General de la Ciudad y Laura Musa, quien ocupa la Asesoría Tutelar. Para el PRO sería más fácil negociar la silla del Tribunal Superior junto a ese paquete. (La Política OnLine).
No hay comentarios.:
Publicar un comentario