El joven integrante de La Cámpora y flamante secretario de Justicia, Julián Álvarez, almorzó días atrás con el juez Norberto Oyarbide en el restaurant El Mirasol. Allí le habría pedido que avance contra el líder de Uatre, Gerónimo Venegas. Porqué en la Justicia están alarmados con el funcionario.
Julián Álvarez irrumpió en los discretos despachos del poder judicial con la delicadeza de un conductor de locomotoras. Desde que asumió el cargo de secretario de Justicia empezó reclamar reuniones en los principales despachos de la Corte Suprema, camaristas y jueces federales.
Imperativo se topó con la resistencia silenciosa de la mayoría de los magistrados que no suelen abrirse a conversaciones con desconocidos y menos aún si son recién llegados al mundo del poder.
En Comodoro Py fueron muy pocos los que contestaron los llamados de este joven integrante de La Cámpora que llegó al cargo del ascendente Eduardo “Wado” de Pedro, que en lo formal oficia como vicepresidente de Aerolíneas Argentinas, pero es hombre de consulta habitual de Cristina Kirchner.
Uno de los que aceptó la invitación, fue el desacomplejado Norberto Oyarbide que lo citó en su segundo despacho, esto es la exclusiva parrilla El Mirasol de la recova de Posadas, en la zona más chic de La Recoleta.
Fuentes que conocen algunos secretos de Comodoro Py confirmaron a La Política Online que en esa reunión, Alvarez le pidió a Oyarbide que avance en la detención del líder de Uatre, Gerónimo “Momo” Venegas, entre otros reclamos similares.
Más allá de que seguramente Oyarbide cuenta con elementos en el expediente para justificar la medida que tomó ayer contra el sindicalista, lo que sorprendió en los juzgados federales fue el tenor del pedido. Es que existe una práctica no escrita en la siempre complicada relación del poder político y el judicial: los pedidos son para aliviar la situación procesal de imputados, no para perjudicarlos o perseguirlos.
Esta norma no siempre se cumple, pero pocas veces se vio la ferocidad en la persecución que impulsan desde los despachos del flamante secretario de Justicia. “En general en Tribunales esta muy mal visto que se hagan gestiones para perseguir a la gente”, explicó a LPO la fuente consultada.
Como sea, ninguno de estos remilgos parece amilanar a Julián Alvarez que sigue con su ronda de visitas a despachos importantes. De hecho, ya habría logrado reunirse con al menos un integrante de la Corte Suprema, aunque las fuentes consultadas indican que la reunión no logró superar el nivel de lo “protocolar”.
Donde habría tenido un poco más de suerte es en algunos despachos de camaristas, un escalón al parecer indispensable para los tiempos que vienen. (La Política OnLine).
Julián Álvarez irrumpió en los discretos despachos del poder judicial con la delicadeza de un conductor de locomotoras. Desde que asumió el cargo de secretario de Justicia empezó reclamar reuniones en los principales despachos de la Corte Suprema, camaristas y jueces federales.
Imperativo se topó con la resistencia silenciosa de la mayoría de los magistrados que no suelen abrirse a conversaciones con desconocidos y menos aún si son recién llegados al mundo del poder.
En Comodoro Py fueron muy pocos los que contestaron los llamados de este joven integrante de La Cámpora que llegó al cargo del ascendente Eduardo “Wado” de Pedro, que en lo formal oficia como vicepresidente de Aerolíneas Argentinas, pero es hombre de consulta habitual de Cristina Kirchner.
Uno de los que aceptó la invitación, fue el desacomplejado Norberto Oyarbide que lo citó en su segundo despacho, esto es la exclusiva parrilla El Mirasol de la recova de Posadas, en la zona más chic de La Recoleta.
Fuentes que conocen algunos secretos de Comodoro Py confirmaron a La Política Online que en esa reunión, Alvarez le pidió a Oyarbide que avance en la detención del líder de Uatre, Gerónimo “Momo” Venegas, entre otros reclamos similares.
Más allá de que seguramente Oyarbide cuenta con elementos en el expediente para justificar la medida que tomó ayer contra el sindicalista, lo que sorprendió en los juzgados federales fue el tenor del pedido. Es que existe una práctica no escrita en la siempre complicada relación del poder político y el judicial: los pedidos son para aliviar la situación procesal de imputados, no para perjudicarlos o perseguirlos.
Esta norma no siempre se cumple, pero pocas veces se vio la ferocidad en la persecución que impulsan desde los despachos del flamante secretario de Justicia. “En general en Tribunales esta muy mal visto que se hagan gestiones para perseguir a la gente”, explicó a LPO la fuente consultada.
Como sea, ninguno de estos remilgos parece amilanar a Julián Alvarez que sigue con su ronda de visitas a despachos importantes. De hecho, ya habría logrado reunirse con al menos un integrante de la Corte Suprema, aunque las fuentes consultadas indican que la reunión no logró superar el nivel de lo “protocolar”.
Donde habría tenido un poco más de suerte es en algunos despachos de camaristas, un escalón al parecer indispensable para los tiempos que vienen. (La Política OnLine).
No hay comentarios.:
Publicar un comentario