El cáncer de tiroides es un tumor maligno de crecimiento localizado dentro de la glándula tiroides, un órgano fundamental para el organismo que produce, almacena y libera hormonas tiroideas al torrente sanguíneo.
En la Argentina cada año se registran aproximadamente 2.800 casos nuevos de cáncer de tiroides y aunque se trata de un tumor con buen pronóstico si se lo detecta a tiempo, el tratamiento produce algunas complicaciones que afectan la calidad de vida de los pacientes.
Su tasa de incidencia aumentó con el correr de los años en comparación con otros pero sin embargo, es uno de los cánceres que tienen mejor pronóstico si se lo detecta y trata a tiempo.
En la mayoría de los casos es curable con cirugía, rara vez produce dolor o incapacidad y existe un tratamiento efectivo y tolerable.
El signo principal es un bulto (nódulo) en la tiroides y la mayoría de los cánceres de tiroides no producen ningún síntoma.
El médico puede descubrir el nódulo durante un examen físico de rutina o la misma persona puede notar un bulto al mirarse en un espejo.
Algunos pacientes sufren de dolor en el cuello, la mandíbula o el oído y si el nódulo es lo suficientemente grande puede causar dificultad al tragar, sensación de “cosquilleo en la garganta”, o dificultad para respirar si está presionando la tráquea.
El cáncer de tiroides es más común en personas con historia de exposición de la glándula tiroides a la radiación, con una historia familiar de cáncer de tiroides y en personas mayores de 40 años.
Sin embargo, en la mayoría de los pacientes, no se conoce la razón específica por la cual se desarrolla.
El diagnóstico se realiza en base a una punción con aguja fina de un nódulo tiroideo o después que el nódulo es removido durante la cirugía. Aunque los nódulos tiroideos son muy comunes, se estima que menos de 1 de cada 10 casos corresponde a cáncer de tiroides.
El tratamiento primario de todas las formas de cáncer de tiroides es la cirugía.
Generalmente se recomienda extraer toda la glándula o la mayor cantidad de tejido tiroideo que puedan retirar de una manera segura. Después de la cirugía los pacientes necesitan tomar hormona tiroidea de por vida.
Si el cáncer dentro de la tiroides es grande o se ha extendido a los ganglios linfáticos del cuello, el yodo radiactivo puede ser utilizado para destruir las células tiroideas cancerosas que pudieran haber quedado después de sacar la glándula tiroides con la cirugía.
Los exámenes de seguimiento periódicos son esenciales para todos los pacientes con cáncer de tiroides porque este cáncer puede volver a aparecer.
Las consultas de seguimiento incluyen una historia clínica y examen físico cuidadoso, con especial atención al área del cuello, al igual que exámenes de sangre para determinar si es necesario algún cambio en la dosis de hormona tiroidea.
Además de las pruebas sanguíneas de rutina el médico puede solicitar repetir el centellograma o el rastreo corporal total periódicamente para determinar si todavía persisten células tiroideas.
Esto se puede hacer después de aumentar su nivel de TSH, ya sea dejando de tomar la hormona tiroidea lo cual resultará en desarrollo de hipotiroidismo o administrando inyecciones de TSH humana recombinante.
Nuevo tratamiento para pacientes con cáncer de tiroides
Gracias a los avances de la biotecnología se pueden evitar algunos de estos malestares como cansancio, debilidad, aumento de peso, somnolencia y resequedad de la piel, entre otros.
“Generalmente el paciente llega a la consulta tras detectarse un nódulo en el cuello. Luego del análisis, si se trata de un cáncer siempre se extirpa la glándula tiroides”, explica el doctor Markus Luster del Departamento de Medicina Nuclear de la Universidad de Ulm, Alemania.
Después de la cirugía, comienza la segunda parte del tratamiento, conocida como ablación tiroidea, que consiste en eliminar el tejido remanente y las células tiroideas con iodo radioactivo.
Las células cancerosas de la tiroides absorberán el iodo radioactivo, tal como normalmente absorben el iodo, y así son destruidas. El paciente debe suspender la toma de pastillas de hormonas tiroideas tiempo antes, para poder realizar este procedimiento, lo que le provocará un hipotiroidismo extremo y sus síntomas como fatiga, somnolencia, debilidad, mayor sensibilidad al frío, depresión, dificultad para concentrase y aumento de peso, entre otros.
Sin embargo, a través del uso de tirotropina alfa se puede aplicar el iodo radiactivo para el tratamiento y realizar los estudios de control posteriores sin necesidad de interrumpir un mes antes la terapia hormonal sustitutiva y evitar así los síntomas del hipotiroidismo. “Además, con esta terapia se reduce la cantidad de radiación, lo cual es bueno para el ambiente y el paciente que puede estar menos tiempo en el hospital y continuar con su vida normal rápidamente”, comenta el doctor Markus Luster.
Según el mencionado especialista la nueva terapia biotecnológica, obtenida a partir de la recombinación de ADN humano, es menos agresiva para el cuerpo y logra la eliminación de las células cancerígenas y su diseminación en el resto del organismo.
Luego de un estudio amplio que incluyó a 22 centros médicos de Inglaterra y Francia, el uso de tirotropina alfa está aprobado por Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) y por sus pares en Estados Unidos (Food Drug Administration) y Europa (European Medicines Agency).
“Está especialmente indicada para personas jóvenes y de mediana edad ya que impide que su vida social y obligaciones se vean interrumpidas a causa del tratamiento”, indica el especialista en medicina nuclear y tiroides Markus Luster quien visitó la Argentina para participar del último congreso de la Federación Argentina de Sociedades de Endocrinología (FASEN). En grupos de edad avanzada habitualmente se realiza la indicación debido a que la presencia de patologías asociadas impiden dejar al paciente en estado de hipertiroidismo.
En cuanto al costo de esta terapia biotecnológica, Luster afirma que es menor al de otros tratamientos oncológicos. “Además es más caro para la sociedad que una persona falte por semanas a su trabajo que la droga, sin contar como afectan al paciente los síntomas del hipotiroidismo”.
A nivel mundial el cáncer de tiroides ocupa el uno por ciento en relación con el resto de los cánceres pero se encuentra en aumento.
Los principales factores de riesgo son la exposición a radiaciones y los antecedentes genéticos, mientras que la presencia de hipertiroidismo e hipotiroidismo no tienen relación con la aparición del cáncer. (Asteriscos Tv).
En la Argentina cada año se registran aproximadamente 2.800 casos nuevos de cáncer de tiroides y aunque se trata de un tumor con buen pronóstico si se lo detecta a tiempo, el tratamiento produce algunas complicaciones que afectan la calidad de vida de los pacientes.
Su tasa de incidencia aumentó con el correr de los años en comparación con otros pero sin embargo, es uno de los cánceres que tienen mejor pronóstico si se lo detecta y trata a tiempo.
En la mayoría de los casos es curable con cirugía, rara vez produce dolor o incapacidad y existe un tratamiento efectivo y tolerable.
El signo principal es un bulto (nódulo) en la tiroides y la mayoría de los cánceres de tiroides no producen ningún síntoma.
El médico puede descubrir el nódulo durante un examen físico de rutina o la misma persona puede notar un bulto al mirarse en un espejo.
Algunos pacientes sufren de dolor en el cuello, la mandíbula o el oído y si el nódulo es lo suficientemente grande puede causar dificultad al tragar, sensación de “cosquilleo en la garganta”, o dificultad para respirar si está presionando la tráquea.
El cáncer de tiroides es más común en personas con historia de exposición de la glándula tiroides a la radiación, con una historia familiar de cáncer de tiroides y en personas mayores de 40 años.
Sin embargo, en la mayoría de los pacientes, no se conoce la razón específica por la cual se desarrolla.
El diagnóstico se realiza en base a una punción con aguja fina de un nódulo tiroideo o después que el nódulo es removido durante la cirugía. Aunque los nódulos tiroideos son muy comunes, se estima que menos de 1 de cada 10 casos corresponde a cáncer de tiroides.
El tratamiento primario de todas las formas de cáncer de tiroides es la cirugía.
Generalmente se recomienda extraer toda la glándula o la mayor cantidad de tejido tiroideo que puedan retirar de una manera segura. Después de la cirugía los pacientes necesitan tomar hormona tiroidea de por vida.
Si el cáncer dentro de la tiroides es grande o se ha extendido a los ganglios linfáticos del cuello, el yodo radiactivo puede ser utilizado para destruir las células tiroideas cancerosas que pudieran haber quedado después de sacar la glándula tiroides con la cirugía.
Los exámenes de seguimiento periódicos son esenciales para todos los pacientes con cáncer de tiroides porque este cáncer puede volver a aparecer.
Las consultas de seguimiento incluyen una historia clínica y examen físico cuidadoso, con especial atención al área del cuello, al igual que exámenes de sangre para determinar si es necesario algún cambio en la dosis de hormona tiroidea.
Además de las pruebas sanguíneas de rutina el médico puede solicitar repetir el centellograma o el rastreo corporal total periódicamente para determinar si todavía persisten células tiroideas.
Esto se puede hacer después de aumentar su nivel de TSH, ya sea dejando de tomar la hormona tiroidea lo cual resultará en desarrollo de hipotiroidismo o administrando inyecciones de TSH humana recombinante.
Nuevo tratamiento para pacientes con cáncer de tiroides
Gracias a los avances de la biotecnología se pueden evitar algunos de estos malestares como cansancio, debilidad, aumento de peso, somnolencia y resequedad de la piel, entre otros.
“Generalmente el paciente llega a la consulta tras detectarse un nódulo en el cuello. Luego del análisis, si se trata de un cáncer siempre se extirpa la glándula tiroides”, explica el doctor Markus Luster del Departamento de Medicina Nuclear de la Universidad de Ulm, Alemania.
Después de la cirugía, comienza la segunda parte del tratamiento, conocida como ablación tiroidea, que consiste en eliminar el tejido remanente y las células tiroideas con iodo radioactivo.
Las células cancerosas de la tiroides absorberán el iodo radioactivo, tal como normalmente absorben el iodo, y así son destruidas. El paciente debe suspender la toma de pastillas de hormonas tiroideas tiempo antes, para poder realizar este procedimiento, lo que le provocará un hipotiroidismo extremo y sus síntomas como fatiga, somnolencia, debilidad, mayor sensibilidad al frío, depresión, dificultad para concentrase y aumento de peso, entre otros.
Sin embargo, a través del uso de tirotropina alfa se puede aplicar el iodo radiactivo para el tratamiento y realizar los estudios de control posteriores sin necesidad de interrumpir un mes antes la terapia hormonal sustitutiva y evitar así los síntomas del hipotiroidismo. “Además, con esta terapia se reduce la cantidad de radiación, lo cual es bueno para el ambiente y el paciente que puede estar menos tiempo en el hospital y continuar con su vida normal rápidamente”, comenta el doctor Markus Luster.
Según el mencionado especialista la nueva terapia biotecnológica, obtenida a partir de la recombinación de ADN humano, es menos agresiva para el cuerpo y logra la eliminación de las células cancerígenas y su diseminación en el resto del organismo.
Luego de un estudio amplio que incluyó a 22 centros médicos de Inglaterra y Francia, el uso de tirotropina alfa está aprobado por Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) y por sus pares en Estados Unidos (Food Drug Administration) y Europa (European Medicines Agency).
“Está especialmente indicada para personas jóvenes y de mediana edad ya que impide que su vida social y obligaciones se vean interrumpidas a causa del tratamiento”, indica el especialista en medicina nuclear y tiroides Markus Luster quien visitó la Argentina para participar del último congreso de la Federación Argentina de Sociedades de Endocrinología (FASEN). En grupos de edad avanzada habitualmente se realiza la indicación debido a que la presencia de patologías asociadas impiden dejar al paciente en estado de hipertiroidismo.
En cuanto al costo de esta terapia biotecnológica, Luster afirma que es menor al de otros tratamientos oncológicos. “Además es más caro para la sociedad que una persona falte por semanas a su trabajo que la droga, sin contar como afectan al paciente los síntomas del hipotiroidismo”.
A nivel mundial el cáncer de tiroides ocupa el uno por ciento en relación con el resto de los cánceres pero se encuentra en aumento.
Los principales factores de riesgo son la exposición a radiaciones y los antecedentes genéticos, mientras que la presencia de hipertiroidismo e hipotiroidismo no tienen relación con la aparición del cáncer. (Asteriscos Tv).
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