"No es preciso tener muchos libros, sino tenerlos buenos"; "siempre imaginé que el Paraíso sería algún tipo de biblioteca"; "lee y conducirás, no leas y serás conducido"; "algunos escritores aumentan el número de lectores; otros sólo aumentan el número de libros", son algunas de las citas con las que se encontraron ayer miércoles 15 los concurrentes a la Quinta Los Ombúes, sede del Museo, Biblioteca y Archivo Histórico Municipal "Dr. Horacio Beccar Varela" (Adrián Beccar Varela 774, San Isidro), a la interesante mesa redonda sobre el particular mundo de los libros, su creación, diseño y edición.
Fue así que para llegar a la sala donde se realizó el encuentro, los visitantes debieron primero recorrer la biblioteca y enfrentarse con frases de Jorge Luis Borges, Jacinto Benavente, Adolfo Bioy Casares, Santa Teresa de Jesús, Johannes Gutemberg ("He formado un ejército de veintiséis soldados de plomo capaces de conquistar el mundo"), entre otros.
Frente a una sala de interesados en el tema propuesto, entre los los que se encontraban el historiador Bernardo Lozier Almazán, Ana Mujica -hija del escritor Manuel Mujica Láinez-, Santiago de las Carreras -presidente de la Asociación de Amigos Los Ombúes-, Marcela Fugardo -directora del Museo, Biblioteca y Archivo Histórico Municipal "Dr. Horacio Beccar Varela"-, Raúl Shakespear, entre otros; Daniel Balmaceda, Sophie le Comte y Graciela Sammartino conformaron la mesa redonda para intercambiar sus experiencias y puntos de vista sobre la publicación de un libro.
Daniel Balmaceda -periodista graduado en la U.C.A., editor de las revistas Noticias, Newsweek y El Gráfico, entre otras, y autor de obras como Espadas y Corazones. Pequeñas delicias de héroes y villanos de la historia argentina; Oro y Espadas; Romances turbulentos de la historia argentina; Historias insólitas de la historia argentina; Historias inesperadas de la historia argentina- relató que "disfruto de escribir los libros en casa y creo que a medida que uno va avanzando todo es un espiral donde la primera idea se comienza a desarrollar y después ya surge otra. Estoy escribiendo mi octavo libro y ya sé cuales podrían ser los próximos tres".
Al citar sus comienzos como escritor, Balmaceda señaló que "cuando me di cuenta que los textos en formato periodístico no alcanzaban para expresar lo que quería escribir, me tuve que cambiar al formato literario".
Al trasladar sus aprendizajes del mundo de las revistas, el escritor puso de relieve la importancia que le da al "arranque" de la idea, la necesidad de que el comienzo de un libro sea consistente, que el final sea claro y "se note que se terminó el libro", por el cierre de las ideas que se quisieron comunicar, y que el desarrollo mantenga la atención del lector que, inevitablemente, se ve expuesto a las lógicas interrupciones de la vida cotidiana.
Balmaceda destacó además la importancia de que un escritor sea humilde para trabajar armónicamente con el editor, respetando sus sugerencias e indicaciones, que sepa descubrir su estilo -con paciencia y constancia-, y que esté entre sus búsquedas que la obra tenga "musicalidad, ritmo", por referirse a la armonía que debe contener.
Sophie Le Comte -licenciada en Diseño Gráfico, directora de una editorial y dedicada principalmente al diseño y dirección de arte de libros propios-, por su parte, estableció inicialmente un paralelo entre la actividad del diseñador y el arte de degustar un vino, donde la copa que lo contiene debe serle fiel y conectar a la persona con el contenido.
"Hablar, escribir, imprimir son todas formas de transferencia de pensamiento, responsables de los avances de la civilización humana. Si usted esta de acuerdo con esto, usted coincidirá conmigo que la cosa mas importante en el diseño de un libro es transmitir ideas, imágenes de una mente a otra."
"Esta es la puerta de entrada para la tipografía. Con miles de cuartos. Pero asumiendo esto como punto de partida hace que uno esté en la casa correcta. La tipografía y el diseño bien usados, son invisibles, vehículos invisibles que transportan palabras. Ideas."
"El artista usa la fantasía, el diseñador la creatividad. La fantasía es una facultad del espíritu capaz de inventar imágenes mentales distintas de la realidad, incluso irrealizables, la creatividad se preocupa para que el resultado sea realizable en la práctica. Con la fantasía se puede imaginar todo. El diseñador en cambio analiza un problema que hay que resolver para encontrar una solución óptima. El diseño siempre tiene que dejar ver a través.", concluyó Le Comte.
Finalmente, y antes de las preguntas de los asistentes a la mesa redonda, la editora Graciela Sammartino -diplomada en Gestión Cultural, Patrimonio y Turismo Sustentable por la Fundación Ortega y Gasset de Argentina y la Universidad Complutense de Madrid- expresó "Si buscamos la definición en el diccionario, encontramos que edición viene del latín (editio - onis) que significa "parto". Por lo tanto, bien podíamos decir que se refiere al nacimiento o surgimiento de algo nuevo, de algo que no estaba: era un texto, ahora es un libro."
"La lógica comercial de los que estamos involucrados en la industria del libro no escapa a la lógica de cualquier empresa: invertir, crear productos, obtener ganancias y en el menor lapso temporal posible recuperar la propia inversión, o la de algunos "románticos" que -por suerte- apuestan a la cultura."
"Ante la oferta de demasiados libros, nosotros (me refiero a los responsables de las pequeñas y medianas editoriales independientes) -si bien cada uno elige una línea editorial-estamos abocados a buscar v a descubrir qué libros son necesarios, y entonces respondemos con más libros, mejor hechos, más bellos, con ediciones muy cuidadas. Pensando siempre en las necesidades de los autores (que lo quieren es ser leídos) y de los lectores que merecen recibir buenas obras", destacó.
Fue así que para llegar a la sala donde se realizó el encuentro, los visitantes debieron primero recorrer la biblioteca y enfrentarse con frases de Jorge Luis Borges, Jacinto Benavente, Adolfo Bioy Casares, Santa Teresa de Jesús, Johannes Gutemberg ("He formado un ejército de veintiséis soldados de plomo capaces de conquistar el mundo"), entre otros.
Frente a una sala de interesados en el tema propuesto, entre los los que se encontraban el historiador Bernardo Lozier Almazán, Ana Mujica -hija del escritor Manuel Mujica Láinez-, Santiago de las Carreras -presidente de la Asociación de Amigos Los Ombúes-, Marcela Fugardo -directora del Museo, Biblioteca y Archivo Histórico Municipal "Dr. Horacio Beccar Varela"-, Raúl Shakespear, entre otros; Daniel Balmaceda, Sophie le Comte y Graciela Sammartino conformaron la mesa redonda para intercambiar sus experiencias y puntos de vista sobre la publicación de un libro.
Daniel Balmaceda -periodista graduado en la U.C.A., editor de las revistas Noticias, Newsweek y El Gráfico, entre otras, y autor de obras como Espadas y Corazones. Pequeñas delicias de héroes y villanos de la historia argentina; Oro y Espadas; Romances turbulentos de la historia argentina; Historias insólitas de la historia argentina; Historias inesperadas de la historia argentina- relató que "disfruto de escribir los libros en casa y creo que a medida que uno va avanzando todo es un espiral donde la primera idea se comienza a desarrollar y después ya surge otra. Estoy escribiendo mi octavo libro y ya sé cuales podrían ser los próximos tres".
Al citar sus comienzos como escritor, Balmaceda señaló que "cuando me di cuenta que los textos en formato periodístico no alcanzaban para expresar lo que quería escribir, me tuve que cambiar al formato literario".
Al trasladar sus aprendizajes del mundo de las revistas, el escritor puso de relieve la importancia que le da al "arranque" de la idea, la necesidad de que el comienzo de un libro sea consistente, que el final sea claro y "se note que se terminó el libro", por el cierre de las ideas que se quisieron comunicar, y que el desarrollo mantenga la atención del lector que, inevitablemente, se ve expuesto a las lógicas interrupciones de la vida cotidiana.
Balmaceda destacó además la importancia de que un escritor sea humilde para trabajar armónicamente con el editor, respetando sus sugerencias e indicaciones, que sepa descubrir su estilo -con paciencia y constancia-, y que esté entre sus búsquedas que la obra tenga "musicalidad, ritmo", por referirse a la armonía que debe contener.
Sophie Le Comte -licenciada en Diseño Gráfico, directora de una editorial y dedicada principalmente al diseño y dirección de arte de libros propios-, por su parte, estableció inicialmente un paralelo entre la actividad del diseñador y el arte de degustar un vino, donde la copa que lo contiene debe serle fiel y conectar a la persona con el contenido.
"Hablar, escribir, imprimir son todas formas de transferencia de pensamiento, responsables de los avances de la civilización humana. Si usted esta de acuerdo con esto, usted coincidirá conmigo que la cosa mas importante en el diseño de un libro es transmitir ideas, imágenes de una mente a otra."
"Esta es la puerta de entrada para la tipografía. Con miles de cuartos. Pero asumiendo esto como punto de partida hace que uno esté en la casa correcta. La tipografía y el diseño bien usados, son invisibles, vehículos invisibles que transportan palabras. Ideas."
"El artista usa la fantasía, el diseñador la creatividad. La fantasía es una facultad del espíritu capaz de inventar imágenes mentales distintas de la realidad, incluso irrealizables, la creatividad se preocupa para que el resultado sea realizable en la práctica. Con la fantasía se puede imaginar todo. El diseñador en cambio analiza un problema que hay que resolver para encontrar una solución óptima. El diseño siempre tiene que dejar ver a través.", concluyó Le Comte.
Finalmente, y antes de las preguntas de los asistentes a la mesa redonda, la editora Graciela Sammartino -diplomada en Gestión Cultural, Patrimonio y Turismo Sustentable por la Fundación Ortega y Gasset de Argentina y la Universidad Complutense de Madrid- expresó "Si buscamos la definición en el diccionario, encontramos que edición viene del latín (editio - onis) que significa "parto". Por lo tanto, bien podíamos decir que se refiere al nacimiento o surgimiento de algo nuevo, de algo que no estaba: era un texto, ahora es un libro."
"La lógica comercial de los que estamos involucrados en la industria del libro no escapa a la lógica de cualquier empresa: invertir, crear productos, obtener ganancias y en el menor lapso temporal posible recuperar la propia inversión, o la de algunos "románticos" que -por suerte- apuestan a la cultura."
"Ante la oferta de demasiados libros, nosotros (me refiero a los responsables de las pequeñas y medianas editoriales independientes) -si bien cada uno elige una línea editorial-estamos abocados a buscar v a descubrir qué libros son necesarios, y entonces respondemos con más libros, mejor hechos, más bellos, con ediciones muy cuidadas. Pensando siempre en las necesidades de los autores (que lo quieren es ser leídos) y de los lectores que merecen recibir buenas obras", destacó.
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