Con la salida obligada de Aníbal Fernández, en el Gobierno ya se desató la pelea interna para ocupar su lugar. Cansado por la gestión en el ministerio de Planificación, De Vido comenta en sus habituales cenas con empresarios que sólo seguiría si le ofrecen ese cargo. Randazzo le da batalla y busca sumar puntos pegándole a Clarín.
De Vido está cansado, harto por el desgaste de muchos años en la gestión pública. Cada vez son más los interlocutores que los escuchan decir que se quiere ir del Gobierno. Pero desde el abultado triunfo de Cristina Kirchner también menciona en sus habituales cenas con empresarios y dirigentes políticos que sólo seguiría si tuviese un destino más tentador, un cargo que implique un crecimiento político.
Una de las posibilidades que tienta a De Vido es hacerse cargo de un hipotético súper ministerio que fusione Planificación y Economía. Pero las señales de Cristina van en dirección contrario a ese sueño: en los últimos tiempos crecieron los rumores respecto a un desmembramiento de su cartera, que quedaría dividida en Energía, por un lado. y Obra Pública, por otro. El ascendente Boudou, además, debería ceder parte del control que tejió en Economía.
El destino más viable para De Vido, entonces, sería nada menos que la jefatura de Gabinete, el lugar que dejará vacante Aníbal Fernández, quien partirá hacia el Senado.
Para gran parte del establishment, sería una buena noticias. Es que De Vido es el funcionario más moderado, más dialoguista; es el intermediario del Gobierno con los intendentes, los empresarios, la conducción de la CGT e incluso con los dueños de medios, como Daniel Hadad o los de Telefónica, que controlan Telefe.
A pesar de ser un hombre de confianza de la Presidenta -y más aún de Néstor Kirchner-, el ministro de Planificación nunca integró el ala más radicalizada del kirchnerismo. Uno de sus competidores para el la jefatura de Gabinete es Florencio Randazzo.
El actual ministro del Interior goza de una buena consideración por parte de la Presidenta y quienes lo conocen dicen que desde que Aníbal fue anotado para encabezar la lista de senadores, intenta por todos los medios hacer buena letra con Cristina.
En ese marco es que se puede comprender la postura que tomó ayer en la conferencia de prensa, en donde no sólo dio a conocer los resultados del escrutinio definitivo, sino que aprovechó para criticar duramente a la prensa, en especial a Clarín y a La Nación, enemigos íntimos de Cristina.
El razonamiento de Randazzo no es del todo equivocado. El secretario de Comercio Interior fue uno de los alfiles del kirchnerismo para atacar por varios flancos al Grupo Clarín (el caso de Papel Prensa o de la prohibición en los aumentos de las cuotas de Cablevisión, por ejemplo) y recibió a cambio un apoyo incondicional.
Amado Boudou también se sumó en esa lucha, y el resultado está a la vista: se convirtió en un hombre de especial confianza de Cristina, al punto de convertirse en su compañero de fórmula. Pero acaso el caso más emblemático sea el de Gabriel Mariotto, punta de lanza en la discusión por la nueva ley de medios. Hoy es el hombre de confianza de la Rosada en el Gobierno de Scioli.
Pero Randazzo cometió también un error político estratégico, porque no eligió un buen momento para enredarse en la pelea con los medios. Es que los resultados definitivos del escrutinio le daban la razón. En definitiva, su cruce con los periodistas no hizo más que "regalarle" una nueva tapa a los medios más críticos del Gobierno, que en lugar de confirmar el amplio triunfo de Cristina, resaltaron el "ataque" de su ministro del Interior. (La Politica Online).
De Vido está cansado, harto por el desgaste de muchos años en la gestión pública. Cada vez son más los interlocutores que los escuchan decir que se quiere ir del Gobierno. Pero desde el abultado triunfo de Cristina Kirchner también menciona en sus habituales cenas con empresarios y dirigentes políticos que sólo seguiría si tuviese un destino más tentador, un cargo que implique un crecimiento político.
Una de las posibilidades que tienta a De Vido es hacerse cargo de un hipotético súper ministerio que fusione Planificación y Economía. Pero las señales de Cristina van en dirección contrario a ese sueño: en los últimos tiempos crecieron los rumores respecto a un desmembramiento de su cartera, que quedaría dividida en Energía, por un lado. y Obra Pública, por otro. El ascendente Boudou, además, debería ceder parte del control que tejió en Economía.
El destino más viable para De Vido, entonces, sería nada menos que la jefatura de Gabinete, el lugar que dejará vacante Aníbal Fernández, quien partirá hacia el Senado.
Para gran parte del establishment, sería una buena noticias. Es que De Vido es el funcionario más moderado, más dialoguista; es el intermediario del Gobierno con los intendentes, los empresarios, la conducción de la CGT e incluso con los dueños de medios, como Daniel Hadad o los de Telefónica, que controlan Telefe.
A pesar de ser un hombre de confianza de la Presidenta -y más aún de Néstor Kirchner-, el ministro de Planificación nunca integró el ala más radicalizada del kirchnerismo. Uno de sus competidores para el la jefatura de Gabinete es Florencio Randazzo.
El actual ministro del Interior goza de una buena consideración por parte de la Presidenta y quienes lo conocen dicen que desde que Aníbal fue anotado para encabezar la lista de senadores, intenta por todos los medios hacer buena letra con Cristina.
En ese marco es que se puede comprender la postura que tomó ayer en la conferencia de prensa, en donde no sólo dio a conocer los resultados del escrutinio definitivo, sino que aprovechó para criticar duramente a la prensa, en especial a Clarín y a La Nación, enemigos íntimos de Cristina.
El razonamiento de Randazzo no es del todo equivocado. El secretario de Comercio Interior fue uno de los alfiles del kirchnerismo para atacar por varios flancos al Grupo Clarín (el caso de Papel Prensa o de la prohibición en los aumentos de las cuotas de Cablevisión, por ejemplo) y recibió a cambio un apoyo incondicional.
Amado Boudou también se sumó en esa lucha, y el resultado está a la vista: se convirtió en un hombre de especial confianza de Cristina, al punto de convertirse en su compañero de fórmula. Pero acaso el caso más emblemático sea el de Gabriel Mariotto, punta de lanza en la discusión por la nueva ley de medios. Hoy es el hombre de confianza de la Rosada en el Gobierno de Scioli.
Pero Randazzo cometió también un error político estratégico, porque no eligió un buen momento para enredarse en la pelea con los medios. Es que los resultados definitivos del escrutinio le daban la razón. En definitiva, su cruce con los periodistas no hizo más que "regalarle" una nueva tapa a los medios más críticos del Gobierno, que en lugar de confirmar el amplio triunfo de Cristina, resaltaron el "ataque" de su ministro del Interior. (La Politica Online).
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