Diputados de las distintas fuerzas coinciden en evitar que Cristina Kirchner tenga otra vez poder para definir partidas a gusto. Para eso deberán aprobarlo en general y dejar las objeciones en particular. “Fue un error no hacerlo el año pasado; deberíamos aprender”, se sinceró el radical Miguel Giubergia.
En 10 días el Gobierno debería enviar a la Cámara de Diputados el presupuesto de 2012 y en la oposición ya evalúan no repetir el escándalo del año pasado, cuando terminó sin tratarse y así le abrió a la presidenta la opción de ampliar cuánto quisiera las partidas del año en curso.
Eso establece la ley de administración financiera y fue aprovechado por Cristina Kirchner para victimizarse ante la fallida sesión de noviembre último, en la que la oposición no concilió un dictamen sobre el presupuesto.
Luego el bloque K convocó a debatir el texto enviado desde la Casa Rosada, no tuvo quórum y a la presidenta no le interesó convocar a extraordinarias para volver a intentarlo, aún cuando en ese período se sancionaron la mayoría de los presupuestos de los últimos 20 años.
La secuencia sepultó al Grupo A, la agrupación de bloques opositores que durante 2010 marcó la agenda de la Cámara de Diputados. Para este debate, ninguna fuerza plantea por ahora una estrategia conjunta y la mayoría, en diálogos informales, asegura que lo mejor es no dejar a Cristina con las manos libres.
“Nosotros no vamos a repetir errores del año pasado. Nos equivocamos al no tener presupuesto y haber sido funcional a lo que planteaba el Ejecutivo: victimizarse y tener un manejo discrecional sin control ni sujeción a la ley”, admitió a LPO Miguel Giubergia, diputado radical y vicepresidente de la Comisión de Presupuesto, que preside el kirchnerista Gustavo Marconato.
“La decisión la tomará el partido. No vamos a tener ningún acuerdo con otras fuerzas. No tener presupuesto nos significó por ejemplo que el Gobierno haga cualquier cosa con la entrega de subsidios”, se lamentó Giubergia.
El radicalismo, segunda minoría en Diputados, tuvo una estrategia poco clara en la conflictiva sesión en la que se debatió el presupuesto 2011. Los más cercanos a Ricardo Alfonsín dieron quórum y el resto se plegó al discurso a favor del dictamen firmado por la mayoría de las fuerzas opositoras, informado en el recinto por Alfonso Prat Gay.
Las denuncias por corrupción en pleno recinto postergaron la votación y nunca se supo que haría cada uno. Walter Agosto, del peronismo federal, asegura que jamás se pensó en no tener presupuesto y que menos lo piensa para el año que viene.
“Al no poder mejorar absolutamente nada ese instrumento se hizo uno en detalle. Pero siempre mi opinión fue que había que tener presupuesto como una herramienta importante”, señaló a LPO.
A la Comisión de Presupuesto ya llegó el avance que siempre el Gobierno envía semanas antes de alcanzar el texto final. Los datos no dan esperanzas de un diálogo mejor entre oficialismo y oposición: otra vez, Cristina Kirchner insiste en una pauta inflacionaria y un crecimiento más bajo. Los calcula en 4,5% y 9% respectivamente, además de un superávit primario del 3% del PBI.
La queja de siempre es que esa subestimación no es más que una maniobra para recaudar más y manejar discrecionalmente esos excedentes. “Yo quiero ver lo que se presenta, ese avance suele ser distinto al texto final. Pero queremos también aprobar algo que esté acorde con la realidad. Fui presidente de la Comisión de presupuesto (en 2008, durante la discusión de la 125) y renuncié porque no tenía sentido discutir cualquier cosa”, recordó.
En una entrevista que concedió a LPO meses atrás, Graciela Camaño también sostuvo que lo mayor error de la oposición fue no haber aprobado el presupuesto en general y hacer objeciones en particular.
En ese caso, la presidenta debería haber vetado los artículos corregidos y someter el veto al Congreso, o sea, abrir una nueva discusión antes de disponer de los recursos a gusto. “Tenemos que aprender de los errores. Y más después de esta elección”, confió a LPO el diputado de un bloque minoritario que integra el Frente Amplio Progresista.
En ese costal está el socialismo, cuyo principal exponente, el gobernador de Santa Fe Hermes Binner, se victimiza cada vez que puede por la minoría que tiene en su Senado. Su sucesor, Antonio Bonfatti, tendrá minoría en las dos Cámaras.
La duda que persiste es si el Gobierno buscará debatir el presupuesto con la actual composición de la Cámara o esperar hasta las extraordinarias, cuando quede a pocos votos del quórum.
Si bien los números indicarían que la última opción es la más conveniente, la incertidumbre sobre las nuevas alianzas y la convivencia de la nueva bancada, además de la disputa por las autoridades, colocan como una opción debatirlo con esta Cámara. Sobre todo si la oposición está más dócil. (La Política OnLine).
En 10 días el Gobierno debería enviar a la Cámara de Diputados el presupuesto de 2012 y en la oposición ya evalúan no repetir el escándalo del año pasado, cuando terminó sin tratarse y así le abrió a la presidenta la opción de ampliar cuánto quisiera las partidas del año en curso.
Eso establece la ley de administración financiera y fue aprovechado por Cristina Kirchner para victimizarse ante la fallida sesión de noviembre último, en la que la oposición no concilió un dictamen sobre el presupuesto.
Luego el bloque K convocó a debatir el texto enviado desde la Casa Rosada, no tuvo quórum y a la presidenta no le interesó convocar a extraordinarias para volver a intentarlo, aún cuando en ese período se sancionaron la mayoría de los presupuestos de los últimos 20 años.
La secuencia sepultó al Grupo A, la agrupación de bloques opositores que durante 2010 marcó la agenda de la Cámara de Diputados. Para este debate, ninguna fuerza plantea por ahora una estrategia conjunta y la mayoría, en diálogos informales, asegura que lo mejor es no dejar a Cristina con las manos libres.
“Nosotros no vamos a repetir errores del año pasado. Nos equivocamos al no tener presupuesto y haber sido funcional a lo que planteaba el Ejecutivo: victimizarse y tener un manejo discrecional sin control ni sujeción a la ley”, admitió a LPO Miguel Giubergia, diputado radical y vicepresidente de la Comisión de Presupuesto, que preside el kirchnerista Gustavo Marconato.
“La decisión la tomará el partido. No vamos a tener ningún acuerdo con otras fuerzas. No tener presupuesto nos significó por ejemplo que el Gobierno haga cualquier cosa con la entrega de subsidios”, se lamentó Giubergia.
El radicalismo, segunda minoría en Diputados, tuvo una estrategia poco clara en la conflictiva sesión en la que se debatió el presupuesto 2011. Los más cercanos a Ricardo Alfonsín dieron quórum y el resto se plegó al discurso a favor del dictamen firmado por la mayoría de las fuerzas opositoras, informado en el recinto por Alfonso Prat Gay.
Las denuncias por corrupción en pleno recinto postergaron la votación y nunca se supo que haría cada uno. Walter Agosto, del peronismo federal, asegura que jamás se pensó en no tener presupuesto y que menos lo piensa para el año que viene.
“Al no poder mejorar absolutamente nada ese instrumento se hizo uno en detalle. Pero siempre mi opinión fue que había que tener presupuesto como una herramienta importante”, señaló a LPO.
A la Comisión de Presupuesto ya llegó el avance que siempre el Gobierno envía semanas antes de alcanzar el texto final. Los datos no dan esperanzas de un diálogo mejor entre oficialismo y oposición: otra vez, Cristina Kirchner insiste en una pauta inflacionaria y un crecimiento más bajo. Los calcula en 4,5% y 9% respectivamente, además de un superávit primario del 3% del PBI.
La queja de siempre es que esa subestimación no es más que una maniobra para recaudar más y manejar discrecionalmente esos excedentes. “Yo quiero ver lo que se presenta, ese avance suele ser distinto al texto final. Pero queremos también aprobar algo que esté acorde con la realidad. Fui presidente de la Comisión de presupuesto (en 2008, durante la discusión de la 125) y renuncié porque no tenía sentido discutir cualquier cosa”, recordó.
En una entrevista que concedió a LPO meses atrás, Graciela Camaño también sostuvo que lo mayor error de la oposición fue no haber aprobado el presupuesto en general y hacer objeciones en particular.
En ese caso, la presidenta debería haber vetado los artículos corregidos y someter el veto al Congreso, o sea, abrir una nueva discusión antes de disponer de los recursos a gusto. “Tenemos que aprender de los errores. Y más después de esta elección”, confió a LPO el diputado de un bloque minoritario que integra el Frente Amplio Progresista.
En ese costal está el socialismo, cuyo principal exponente, el gobernador de Santa Fe Hermes Binner, se victimiza cada vez que puede por la minoría que tiene en su Senado. Su sucesor, Antonio Bonfatti, tendrá minoría en las dos Cámaras.
La duda que persiste es si el Gobierno buscará debatir el presupuesto con la actual composición de la Cámara o esperar hasta las extraordinarias, cuando quede a pocos votos del quórum.
Si bien los números indicarían que la última opción es la más conveniente, la incertidumbre sobre las nuevas alianzas y la convivencia de la nueva bancada, además de la disputa por las autoridades, colocan como una opción debatirlo con esta Cámara. Sobre todo si la oposición está más dócil. (La Política OnLine).
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