Una investigación realizada en el Instituto de Investigaciones en Ingeniería Genética y Biología Molecular –Ingebi/ Conicet- descubrió un nuevo rol para el ácido ascórbico, más conocido como vitamina c, en la retina y el cerebro.
Si bien el estudio del ácido ascórbico, -vitamina C- es muy antiguo, es relativamente reciente el análisis que se hizo sobre la importancia que tiene en el cerebro.
Antes se pensaba que esa vitamina influía en el sistema inmune, servía para evitar resfríos y que mayormente los riñones lo eliminaban rápidamente.
Por eso, las investigaciones se enfocaban en las acciones antioxidantes sobre distintos órganos, pero se creía que poco llegaba al cerebro. Lo que se supo hace unos 5 o 6 años fue que el cerebro acumulaba grandes cantidades de vitamina C, pero el rol que esta vitamina tenía en las neuronas no era muy claro, sobre todo en lo relacionado a la neurotransmisión.
Se sabía que en la retina, por ejemplo, la vitamina C protegía la córnea de la radiación ultravioleta y evitaba los daños que los compuestos oxidantes que ocurren por la transmisión de la luz.
“Pero no se sabía que el ácido ascórbico también podía participar en la manera en que las neuronas pueden computar sus inhibiciones o sus excitaciones, es decir, cómo se produce la neurotransmisión en la retina y que el ácido ascórbico tuviera un papel en ese tipo de proceso fisiológico, particularmente en que el GABA -gama amino butírico, que es un aminoácido- es el neurotransmisor inhibitorio más importante de la retina, y del cerebro”, explica el doctor Daniel Calvo, investigador del Conicet en el Ingebi.
Lo sorprendente radicó en la naturaleza de los compuestos químicos involucrados, que son muy conocidos. Por un lado, hace mucho tiempo que se estudia el GABA, gama amino butírico, que es un aminoácido. Por otro, también hace mucho tiempo que se estudia la Vitamina C. Pero lo que este equipo de investigación descubrió es que la vitamina es necesaria para que ese aminoácido. actúe de manera normal en la retina.
Por lo tanto, tiene importancia desde el punto de vista de la fisiología de la retina particularmente, pero también del cerebro. Tal vez sea necesario recordar que el sistema nervioso central es el encargado de recibir y procesar las sensaciones recogidas por los diferentes sentidos y de transmitir las órdenes de respuesta a los distintos efectores, que son los encargados de ejecutar esas órdenes.
Como empezó esta investigación
Se combinaron técnicas de biología molecular y de electrofisiología. En el primer caso se realizó el estudio con un modelo, es decir con células de unas ranas que permiten expresar grandes cantidades de receptores foráneos.
Por ingeniería genética se obtienen receptores, se ubican dentro de unas células que son ovocitos de rana, que son gigantes y que expresan grandes cantidades de receptor. Esto se hizo en modelos experimentales que son equivalentes a la retina humana y están validados para lo que es la transmisión sináptica en todos los vertebrados.
“Este es un descubrimiento reciente y el laboratorio sigue trabajando en este tema. Entonces el impacto final lo sabremos dentro de unos años. Pero con los resultados alcanzados hasta el momento se puede presagiar su relevancia para enfermedades de la retina, por ejemplo para el glaucoma, y también para enfermedades del cerebro, como la epilepsia”, augura Calvo.
Este proyecto, recientemente publicado en Journal of Neuroscience, se realizó en el Laboratorio de Neurobiología Celular y Molecular del INGEBI y fue dirigido por el doctor Daniel J. Calvo. En él también participó la becaria Cecilia Calero; los doctores Henrique Von Gersdorff y Evan Vickers de la Oregon Health Science University EEUU, Luis G. Aguayo y Gustavo Moraga-Cid, de la Universidad de Concepción Chile.
Si bien el estudio del ácido ascórbico, -vitamina C- es muy antiguo, es relativamente reciente el análisis que se hizo sobre la importancia que tiene en el cerebro.
Antes se pensaba que esa vitamina influía en el sistema inmune, servía para evitar resfríos y que mayormente los riñones lo eliminaban rápidamente.
Por eso, las investigaciones se enfocaban en las acciones antioxidantes sobre distintos órganos, pero se creía que poco llegaba al cerebro. Lo que se supo hace unos 5 o 6 años fue que el cerebro acumulaba grandes cantidades de vitamina C, pero el rol que esta vitamina tenía en las neuronas no era muy claro, sobre todo en lo relacionado a la neurotransmisión.
Se sabía que en la retina, por ejemplo, la vitamina C protegía la córnea de la radiación ultravioleta y evitaba los daños que los compuestos oxidantes que ocurren por la transmisión de la luz.
“Pero no se sabía que el ácido ascórbico también podía participar en la manera en que las neuronas pueden computar sus inhibiciones o sus excitaciones, es decir, cómo se produce la neurotransmisión en la retina y que el ácido ascórbico tuviera un papel en ese tipo de proceso fisiológico, particularmente en que el GABA -gama amino butírico, que es un aminoácido- es el neurotransmisor inhibitorio más importante de la retina, y del cerebro”, explica el doctor Daniel Calvo, investigador del Conicet en el Ingebi.
Lo sorprendente radicó en la naturaleza de los compuestos químicos involucrados, que son muy conocidos. Por un lado, hace mucho tiempo que se estudia el GABA, gama amino butírico, que es un aminoácido. Por otro, también hace mucho tiempo que se estudia la Vitamina C. Pero lo que este equipo de investigación descubrió es que la vitamina es necesaria para que ese aminoácido. actúe de manera normal en la retina.
Por lo tanto, tiene importancia desde el punto de vista de la fisiología de la retina particularmente, pero también del cerebro. Tal vez sea necesario recordar que el sistema nervioso central es el encargado de recibir y procesar las sensaciones recogidas por los diferentes sentidos y de transmitir las órdenes de respuesta a los distintos efectores, que son los encargados de ejecutar esas órdenes.
Como empezó esta investigación
Se combinaron técnicas de biología molecular y de electrofisiología. En el primer caso se realizó el estudio con un modelo, es decir con células de unas ranas que permiten expresar grandes cantidades de receptores foráneos.
Por ingeniería genética se obtienen receptores, se ubican dentro de unas células que son ovocitos de rana, que son gigantes y que expresan grandes cantidades de receptor. Esto se hizo en modelos experimentales que son equivalentes a la retina humana y están validados para lo que es la transmisión sináptica en todos los vertebrados.
“Este es un descubrimiento reciente y el laboratorio sigue trabajando en este tema. Entonces el impacto final lo sabremos dentro de unos años. Pero con los resultados alcanzados hasta el momento se puede presagiar su relevancia para enfermedades de la retina, por ejemplo para el glaucoma, y también para enfermedades del cerebro, como la epilepsia”, augura Calvo.
Este proyecto, recientemente publicado en Journal of Neuroscience, se realizó en el Laboratorio de Neurobiología Celular y Molecular del INGEBI y fue dirigido por el doctor Daniel J. Calvo. En él también participó la becaria Cecilia Calero; los doctores Henrique Von Gersdorff y Evan Vickers de la Oregon Health Science University EEUU, Luis G. Aguayo y Gustavo Moraga-Cid, de la Universidad de Concepción Chile.
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