A poco de haber asumido como intendente de Bahía Blanca, Gustavo Bevilacqua dictó la caducidad del contrato con el Grupo Plaza. Pero la compañía rechazó la medida y presentó una cautelar. La empresa había llegado en 2008, durante la gestión de Cristian Breinteinstein.
El intendente de Bahía Blanca enfrenta a los Cirigliano por el servicio de micros en esa ciudad del sudoeste de la Provincia. El desembarco de la empresa esconde una trama gris que vincula a la anterior gestión comunal con poderosos lobistas de los dueños de la empresa concesionaria TBA.
En los últimos días, Bevilacqua dictó la caducidad del contrato con 12 líneas de ómnibus urbanos a las firmas Plaza y su apéndice Mayo argumentando falta de solvencia ética de la compañía. En el municipio acusan a la empresa de retirar recorridos clave en la periferia de la ciudad, de no hacer inversiones y hasta de quitar las unidades nuevas que había incorporado para llevarlas a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Pero, para la compañía, la decisión del intendente tiene "demasiados vicios" por lo que presentaron una revocatoria a la decisión municipal antes de recurrir a la Justicia para que intervenga en el tema.
"Lo dije desde el primer momento, las herramientas jurídicas son regulares y ellos están en todo su derecho de hacer las presentaciones que crean correspondientes", manifestó el mandatario municipal.
"Esto no nos cambia nada, estamos abocados a tratar de ser eficientes en los recorridos, y antes de fin de mes incorporaremos 10 unidades para empezar a operar una de las líneas", aseguró Bevilacqua.
El Grupo Cirigliano desembarcó en 2008 de la mano de Cristian Breinteinstein. En rigor los artífices de la llegada de la empresa fueron el ex diputado nacional Dámaso Larraburu, jefe político de la sexta sección electoral, y el lobbista de los Cirigliano, el abogado Luis Corcuera Ibáñez.
Apenas llegó a Bahía Blanca la empresa incorporó unidades de piso bajo con aire acondicionado y, en prueba piloto, un vehículo articulado. Pero, la aventura de los Cirigliano en esa ciudad fracasó rotundamente por las fallas del servicio, lo que provocó fuertes reacciones locales.
A los pocos meses, la empresa abandonó recorridos clave de la periferia bahiense. Dejó de hacer inversiones y hasta retiró las unidades nuevas con aire acondicionado y los vehículos articulados para llevarlos a Capital Federal.
La interna Breitenstein-Bevilacqua
Pero las tensiones entre el Grupo Plaza y el gobierno de Bahía Blanca tienen como telón de fondo una puja política entre el actual intendente y Breitenstein, hoy ministro de Producción bonaerense, pero en realidad jefe comunal electo en ese distrito del sur bonaerense.
Apenas asumió como intendente (en reemplazo de Breitenstein que pasó al ejecutivo provincial), Bevilacqua se sacó una foto con Amado Boudou y comenzaron las especulaciones. El nuevo jefe comunal no bajó el tono a esas versiones y apuntaló una relación con el gobierno nacional por encima de Daniel Scioli.
Bevilacqua marcó su postura sobre la empresa apenas asumió en el Ejecutivo. Aseguró que no aceptaría presiones de la empresa y dijo que el servicio público sería grantizado.
Entre las posibilidades de accionar sobre la empresa, se barajó la posibilidad de confiscar las unidades a Plaza por dos años y la puesta en marcha de un servicio municipal consensuado con la oposición y con el gremio que agrupa a los choferes.
Finalmente, se decidió avanzar con la caducidad del contrato argumentando falta de solvencia ética de la compañía. El Grupo Plaza respondió con una revocatoria. La vía judicial parece irreversible. (La Política OnLine).
El intendente de Bahía Blanca enfrenta a los Cirigliano por el servicio de micros en esa ciudad del sudoeste de la Provincia. El desembarco de la empresa esconde una trama gris que vincula a la anterior gestión comunal con poderosos lobistas de los dueños de la empresa concesionaria TBA.
En los últimos días, Bevilacqua dictó la caducidad del contrato con 12 líneas de ómnibus urbanos a las firmas Plaza y su apéndice Mayo argumentando falta de solvencia ética de la compañía. En el municipio acusan a la empresa de retirar recorridos clave en la periferia de la ciudad, de no hacer inversiones y hasta de quitar las unidades nuevas que había incorporado para llevarlas a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Pero, para la compañía, la decisión del intendente tiene "demasiados vicios" por lo que presentaron una revocatoria a la decisión municipal antes de recurrir a la Justicia para que intervenga en el tema.
"Lo dije desde el primer momento, las herramientas jurídicas son regulares y ellos están en todo su derecho de hacer las presentaciones que crean correspondientes", manifestó el mandatario municipal.
"Esto no nos cambia nada, estamos abocados a tratar de ser eficientes en los recorridos, y antes de fin de mes incorporaremos 10 unidades para empezar a operar una de las líneas", aseguró Bevilacqua.
El Grupo Cirigliano desembarcó en 2008 de la mano de Cristian Breinteinstein. En rigor los artífices de la llegada de la empresa fueron el ex diputado nacional Dámaso Larraburu, jefe político de la sexta sección electoral, y el lobbista de los Cirigliano, el abogado Luis Corcuera Ibáñez.
Apenas llegó a Bahía Blanca la empresa incorporó unidades de piso bajo con aire acondicionado y, en prueba piloto, un vehículo articulado. Pero, la aventura de los Cirigliano en esa ciudad fracasó rotundamente por las fallas del servicio, lo que provocó fuertes reacciones locales.
A los pocos meses, la empresa abandonó recorridos clave de la periferia bahiense. Dejó de hacer inversiones y hasta retiró las unidades nuevas con aire acondicionado y los vehículos articulados para llevarlos a Capital Federal.
La interna Breitenstein-Bevilacqua
Pero las tensiones entre el Grupo Plaza y el gobierno de Bahía Blanca tienen como telón de fondo una puja política entre el actual intendente y Breitenstein, hoy ministro de Producción bonaerense, pero en realidad jefe comunal electo en ese distrito del sur bonaerense.
Apenas asumió como intendente (en reemplazo de Breitenstein que pasó al ejecutivo provincial), Bevilacqua se sacó una foto con Amado Boudou y comenzaron las especulaciones. El nuevo jefe comunal no bajó el tono a esas versiones y apuntaló una relación con el gobierno nacional por encima de Daniel Scioli.
Bevilacqua marcó su postura sobre la empresa apenas asumió en el Ejecutivo. Aseguró que no aceptaría presiones de la empresa y dijo que el servicio público sería grantizado.
Entre las posibilidades de accionar sobre la empresa, se barajó la posibilidad de confiscar las unidades a Plaza por dos años y la puesta en marcha de un servicio municipal consensuado con la oposición y con el gremio que agrupa a los choferes.
Finalmente, se decidió avanzar con la caducidad del contrato argumentando falta de solvencia ética de la compañía. El Grupo Plaza respondió con una revocatoria. La vía judicial parece irreversible. (La Política OnLine).
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