A más de un integrante del Gabinete nacional se le habrá atragantado la cena del domingo cuando vio en la televisión la denuncia sobre el oscuro manejo de fondos del empresario Lázaro Báez, un íntimo de la familia Kirchner. El cimbronazo que generó esa revelación del programa Periodismo Para Todos aún perdura y por ahora hay absoluto silencio.
Según supo LPO, la noticia fue una bomba que golpeó durísimo en la Casa Rosada. A diferencia de otras denuncias sobre casos de corrupción en el Gobierno nacional (el caso Ciccone o Schocklender, por ejemplo), el impacto es diferente porque la acusación contra Báez toca directamente a Cristina Kirchner.
A diferencia de otros empresarios cercanos que reportan al ministro Julio De Vido u otros funcionarios, es inocultable que el santacruceño reportaba directamente al matrimonio Kirchner: durante años a Néstor y, tras su muerte, a la mandataria. Es por eso que la magnitud del impacto es tan grande.
Aunque por ahora se mantendrá el silencio oficial, por estas horas el círculo de confianza de Cristina analiza la respuesta a la denuncia. La alternativa más fuerte que se piensa para lanzar a través de los canales habituales es que la acusación contra Lázaro es una respuesta de las corporaciones a la reforma de la justicia impulsada por el gobierno.
Los operadores del kirchnerismo creen que la estrategia del Grupo Clarín de darle una difusión extraordinaria al tema es la muestra cabal de que se trata de una embestida política no contra el empresario santacruceño sino contra el Gobierno. La prueba de eso sería -según esta visión- la reunión de periodistas que armó ayer Telenoche, donde no sólo estuvieron empleados del Grupo sino también de otros medios. Ese encuentro fue leído en la Casa Rosada como parte de una clara estrategia para golpear a Cristina.
La tibia defensa de Báez fue en ese sentido. Aunque LPO supo que el empresario tiene definido no dar explicaciones ni hablar en público, su diario Prensa Libre publicó una nota sobre la denuncia y le apuntó a Jorge Lanata y el Grupo Clarín.
"No es la primera vez que el Grupo Clarín, en la figura de Lanata, busca emparentar a la denominada cuna del modelo K con hechos de corrupción", afirma el artículo, que califica la acusación como "mediática e intrincada" y remarca que los denunciantes no realizaron ninguna presentación judicial.
Psicosis en el gabinete
En el gabinete kirchnerista por estas horas hay dos tipos de preocupaciones. En el círculo presidencial, es decir quienes tienen contacto directo con Cristina y la acompañan desde hace mucho tiempo como Julio de Vido y Carlos Zannini, el principal temor es sobre quién será el próximo “salpicado” por las denuncias.
Lanata ya anunció que en el próximo programa habrá más revelaciones y esto genera algo más que incertidumbre. El mayor temor está en Planificación, donde imaginan que De Vido y su secretario privado, José María Olazagasti, serán protagonistas del próximo informe. Ambos tuvieron un vínculo directo con Lázaro durante la presidencia de Néstor Kirchner.
La otra preocupación que atraviesa al gabinete afecta a los ministros y funcionarios que no integran ese círculo íntimo, pero que también están asustados. “El resto del gabinete está paralizado”, resumió una fuente. La denuncia llega tan cerca de Cristina que ningún funcionario se atreve a hablar por temor a equivocarse y sufrir una dura reprimenda. Aunque lo cierto es que tampoco saben bien qué decir.
Prevenido, quien salió a cuidarse fue Cristóbal López, que fue mencionado por la diputada Elisa Carrió en la denuncia que presentó ante la justicia. Su abogado, Carlos Beraldi, habló en el canal C5N -propiedad de López- y afirmó que su cliente "jamás lo vio a (Leonardo) Fariña. No lo conoce". "Aparecen manifestaciones que pretenden retomar cuestiones ya resueltas por la justicia y construir una historia negra respecto al señor López que no tienen nada que ver con la verdad", dijo un Beraldi a la defensiva.
El riesgo de la “farandulización”
Ante el silencio de la mayoría de los medios amigos del kirchnerismo, la noticia sobre el caso Báez se divulgó principalmente -además de los medios del Grupo Clarín- en los programas de chimentos.
Leonardo Fariña el presunto “valijero” de Báez es el marido de la modelo Karina Jelinek. Además, uno de los señalados por los denunciantes es el marido de la vedette Iliana Calabró, Fabián Rossi, que tiempo atrás ganó fama por acompañar a su mujer en el programa de Marcelo Tinelli.
Este caso fue el tema principal de los programas de chimentos y afines. “Intrusos”, “Dale la tarde!”, “Infama” y “Animales sueltos” fueron algunos de los programas donde se trató el tema, siempre centrado en las figuras de Fariña y Rossi, o de Jelinek y Calabró para ser precisos. Con seriedad o livianamente -hasta hubo una parodia de Fariña-, el tema se trató y mucho, y continuará.
En algunos diarios se sostiene que la estrategia del kirchnerismo es que el caso quede reducido a un tema de farándula. Pero en el oficialismo tienen una visión muy distinta y creen que esto es sumamente riesgoso.
¿Cuál es el riesgo? Que el tema se amplificó e ingresó fácilmente en los temas de conversación de la gente que habitualmente está alejada de la política o que no tiene claro que implican este tipo de maniobras como la de Báez. Pero en este caso, la amplificación del tema genera un sentido común sobre la corrupción, lo que puede ser sumamente perjudicial para el Gobierno.
Así como el falso Francisco De Narváez de “Gran Cuñado” le dio un envión a la figura del Colorado en las elecciones de 2009 y terminó aportando para la derrota de Néstor Kirchner, la “farandulización” de este caso podría golpear duramente la imagen de Cristina. (La Política OnLine).
Según supo LPO, la noticia fue una bomba que golpeó durísimo en la Casa Rosada. A diferencia de otras denuncias sobre casos de corrupción en el Gobierno nacional (el caso Ciccone o Schocklender, por ejemplo), el impacto es diferente porque la acusación contra Báez toca directamente a Cristina Kirchner.
A diferencia de otros empresarios cercanos que reportan al ministro Julio De Vido u otros funcionarios, es inocultable que el santacruceño reportaba directamente al matrimonio Kirchner: durante años a Néstor y, tras su muerte, a la mandataria. Es por eso que la magnitud del impacto es tan grande.
Aunque por ahora se mantendrá el silencio oficial, por estas horas el círculo de confianza de Cristina analiza la respuesta a la denuncia. La alternativa más fuerte que se piensa para lanzar a través de los canales habituales es que la acusación contra Lázaro es una respuesta de las corporaciones a la reforma de la justicia impulsada por el gobierno.
Los operadores del kirchnerismo creen que la estrategia del Grupo Clarín de darle una difusión extraordinaria al tema es la muestra cabal de que se trata de una embestida política no contra el empresario santacruceño sino contra el Gobierno. La prueba de eso sería -según esta visión- la reunión de periodistas que armó ayer Telenoche, donde no sólo estuvieron empleados del Grupo sino también de otros medios. Ese encuentro fue leído en la Casa Rosada como parte de una clara estrategia para golpear a Cristina.
La tibia defensa de Báez fue en ese sentido. Aunque LPO supo que el empresario tiene definido no dar explicaciones ni hablar en público, su diario Prensa Libre publicó una nota sobre la denuncia y le apuntó a Jorge Lanata y el Grupo Clarín.
"No es la primera vez que el Grupo Clarín, en la figura de Lanata, busca emparentar a la denominada cuna del modelo K con hechos de corrupción", afirma el artículo, que califica la acusación como "mediática e intrincada" y remarca que los denunciantes no realizaron ninguna presentación judicial.
Psicosis en el gabinete
En el gabinete kirchnerista por estas horas hay dos tipos de preocupaciones. En el círculo presidencial, es decir quienes tienen contacto directo con Cristina y la acompañan desde hace mucho tiempo como Julio de Vido y Carlos Zannini, el principal temor es sobre quién será el próximo “salpicado” por las denuncias.
Lanata ya anunció que en el próximo programa habrá más revelaciones y esto genera algo más que incertidumbre. El mayor temor está en Planificación, donde imaginan que De Vido y su secretario privado, José María Olazagasti, serán protagonistas del próximo informe. Ambos tuvieron un vínculo directo con Lázaro durante la presidencia de Néstor Kirchner.
La otra preocupación que atraviesa al gabinete afecta a los ministros y funcionarios que no integran ese círculo íntimo, pero que también están asustados. “El resto del gabinete está paralizado”, resumió una fuente. La denuncia llega tan cerca de Cristina que ningún funcionario se atreve a hablar por temor a equivocarse y sufrir una dura reprimenda. Aunque lo cierto es que tampoco saben bien qué decir.
Prevenido, quien salió a cuidarse fue Cristóbal López, que fue mencionado por la diputada Elisa Carrió en la denuncia que presentó ante la justicia. Su abogado, Carlos Beraldi, habló en el canal C5N -propiedad de López- y afirmó que su cliente "jamás lo vio a (Leonardo) Fariña. No lo conoce". "Aparecen manifestaciones que pretenden retomar cuestiones ya resueltas por la justicia y construir una historia negra respecto al señor López que no tienen nada que ver con la verdad", dijo un Beraldi a la defensiva.
El riesgo de la “farandulización”
Ante el silencio de la mayoría de los medios amigos del kirchnerismo, la noticia sobre el caso Báez se divulgó principalmente -además de los medios del Grupo Clarín- en los programas de chimentos.
Leonardo Fariña el presunto “valijero” de Báez es el marido de la modelo Karina Jelinek. Además, uno de los señalados por los denunciantes es el marido de la vedette Iliana Calabró, Fabián Rossi, que tiempo atrás ganó fama por acompañar a su mujer en el programa de Marcelo Tinelli.
Este caso fue el tema principal de los programas de chimentos y afines. “Intrusos”, “Dale la tarde!”, “Infama” y “Animales sueltos” fueron algunos de los programas donde se trató el tema, siempre centrado en las figuras de Fariña y Rossi, o de Jelinek y Calabró para ser precisos. Con seriedad o livianamente -hasta hubo una parodia de Fariña-, el tema se trató y mucho, y continuará.
En algunos diarios se sostiene que la estrategia del kirchnerismo es que el caso quede reducido a un tema de farándula. Pero en el oficialismo tienen una visión muy distinta y creen que esto es sumamente riesgoso.
¿Cuál es el riesgo? Que el tema se amplificó e ingresó fácilmente en los temas de conversación de la gente que habitualmente está alejada de la política o que no tiene claro que implican este tipo de maniobras como la de Báez. Pero en este caso, la amplificación del tema genera un sentido común sobre la corrupción, lo que puede ser sumamente perjudicial para el Gobierno.
Así como el falso Francisco De Narváez de “Gran Cuñado” le dio un envión a la figura del Colorado en las elecciones de 2009 y terminó aportando para la derrota de Néstor Kirchner, la “farandulización” de este caso podría golpear duramente la imagen de Cristina. (La Política OnLine).
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