(La Política OnLine). A un mes del cierre de listas el gobernador pidió no confrontar con la Rosada y olvidarse de las listas.
El miércoles pasado Daniel Scioli se encerró en la sede del Banco Provincia para definir los pasos a dar en el mes previo a la presentación de candidaturas presidenciales, acaso el mas crítico de su carrera política.
Y sus instrucciones fueron claras: no cruzarse con la Casa Rosada, no pedirle ni por casualidad lugares en listas legislativas al Gobierno y soportar, pasivos, las caricias de Cristina Kirchner a Florencio Randazzo, su rival en la interna presidencial. La idea básica era evitar caer en cualquier provocación que enrareciera una relación ya de por si inestable.
Lo escuchó Santiago Montoya, hasta ese día candidato a gobernador del sciolismo junto a Cristina Álvarez Rodríguez.
El ex recaudador bonaerense ya había alquilado oficinas de campaña, pero no tardó en entender que iba a tener que usarlas para otra cosa. Su fugaz candidatura, ni siquiera fue utilizada para cobrar algún lugar en las nóminas. Como siempre, Scioli prefiere retirarse antes que amenazar.
También se dieron una vuelta por esa reunión clave Aníbal Fernández y Julián Domínguez, únicos candidatos a gobernador habilitados por Cristina.
Como adelantó LPO, el círculo del gobernador es chico. Además de Karina, emblema de la marca Scioli, pululan cerca suyo su hermano Pepe, el jefe de Gabinete Alberto Pérez, el senador bonaerense Alberto De Fazzio y Raúl Timerman, consultor y creador de la marca naranja, enterrada desde que la primaria del FPV pasó a ser un tema a atender.
Quienes cruzaron a Scioli en el Banco lo vieron más tenso de lo habitual. Entienden que comprendió que las señales presidenciales a Randazzo irán creciendo y la interna tal vez no sea tan sencilla como esperaba.
Este fin de semana tuvo otro mensaje: la presidenta lo bajó del festejo de Juan Manuel Urtubey en Salta, el primero de un gobernador oficialista.
Como adelantó LPO, la escena del festejo fue monitoreada por Eduardo Wado de Pedro y regaló escenas reveladoras. Scioli no fue, pero Randazzo tuvo un lugar privilegiado y fue el primero en hablar con la prensa, en una región donde sus propios colaboradores admiten que prácticamente no lo conoce nadie.
El gobernador quiso estar: llamó a Urtubey todo el fin de semana y envió a Karina el viernes cuando ya percibía que no tendría lugar en la tribuna salteña.
Aníbal y Domínguez pudieron mostrarse, como también el mendocino Adolfo Bermejo, quien pese a pelearse con La Cámpora, ahora entusiasma a Cristina con la posibilidad de sorprender con un triunfo en Mendoza sobre el radical macrista Alfredo Cornejo. Sería un golpe de efecto inesperado.
Otro que llegó a Salta fue el vicegobernador de Catamarca, Dalmacio Mera, enfrentado a la gobernadora Lucía Corpacci. Y Gabriel Mariotto, que suena como vice de Aníbal.
Tensa calma
La tensión al campamento sciolista llegó tras meses de cruzar gestos amables con el kirchnerismo duro, que incluyó hasta una sesión del consejo del PJ bonaerense con críticas de Wado De Pedro a los ataques de Randazzo al gobernador.
Pero algo pasó tras la participación de Scioli en el programa de Marcelo Tinelli junto a Sergio Massa y Mauricio Macri. Algo de esa coreografía de amigotes enardeció a la Casa Rosada, donde además reprocharon que Scioli no haya mencionado a Cristina. Una pavada, pero de las que importan en el kirchnerismo.
De hecho, los embates de Randazzo contra Scioli nunca cesaron y hasta alcanzaron lo grotesco y Wado, ahora, cumple órdenes de Cristina y comparte escenarios con el ministro.
Wado encarna un sector de La Cámpora que no le perdona a Randazzo haber eclipsado los funcionarios camporistas que ubicaron en su cartera en 2011. No le disgusta Scioli, como tampoco a Mariano Recalde y, sobre todo, a José Ottavis, socio en lo que puede con la gobernación bonaerense.
Pero los randazzistas aseguran que Máximo Kirchner está con ellos. “Habla varias veces por semana con él. Cuando empiece la campaña las regionales de La Cámpora trabajarán para nosotros”, confían desde el equipo del ministro. Andrés “Cuervo” Larroque, es el referente de la agrupación más interesado en que gane Randazzo. El secretario general de La Campora llegó a prometer en una reunión con once dirigentes, revelada en su momento por LPO, que si ganaba Scioli la presidencial "agarro un bidón de nafta y me prendo fuego en la Plaza de Mayo". Hoy, con la elección mucho más cerca, parece que moderó esas pulsiones suicidas.
¿Qué le puede pasar a Scioli que lo tiene tan expectante? Sus principales laderos no llegan a percibirlo y esa intriga los inquieta. "DE acá al cierre de listas es el momento crítico" sueltan apenas. Como afiliado al PJ, no le podrían negar presentarse, pero sí complicarle el cruce de boletas con candidatos provinciales, donde juegan fuerte los apoderados del Frente para la Victoria, que serán Carlos Zannini, Eduardo “Wado” De Pedro y Jorge Landau.
Todo apunta a que será candidato pero condicionado, con un Randazzo que buscará crecer con el voto duro de Cristina. Pero claro, con el kirchnerismo nunca se sabe. (La Política OnLine).
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