MERCEDES, Enero 31, (PUNTO CERO-El Nuevo Cronista) La sorpresiva apertura y cierre de la sala de juegos del Club Mercedes da lugar a un gran número de conjeturas en torno a los aspectos enigmáticos de la operación.
En primer lugar, la escurridiza identidad de los empresarios, que fueron nominados según las fuentes de modos diversos y contradictorios: hombres de origen oriental, un conocido capitalista del juego lujanense, etcétera. Es curioso que, habiéndose debatido durante semanas previas el emprendimiento, y teniendo como epicentro una prestigiosa institución, este punto nunca se haya aclarado.
En segundo lugar, es llamativo que un particular o un grupo haya arriesgado semejante suma de dinero en maquinarias para instalar un establecimiento sin habilitación de Loterías y Casinos. No parece prudente pensar que calcularon pasar inadvertidos. Por otra parte, la celeridad con que se movió el organismo fiscalizador para clausurar el local infractor sugiere que maneja demasiados recursos como para desafiarlo. El sentido común de los argentinos olfatea que en estos casos hubo algún preacuerdo de alto nivel que se rompió, un atroz malentendido, o una estrategia demencial a juzgar por los resultados.
El tercer punto tiene que ver, precisamente, con los actores de este enredo. El papel del Municipio queda perfectamente salvaguardado esta vez: fue coherente con la negativa a conceder la habilitación y actuó con celeridad y decisión pese a estar al frente el Interino Castelucci.
Pero la comisión directiva del Club Mercedes queda mellada. Más allá del debate moral acerca de la conveniencia o no de instalar una sala de juegos, surge la pregunta acerca de cómo fue posible que se embarcara en un proyecto que tenía tan poco respaldo legal. ¿Inexperiencia y desconocimiento de las reglas que se aplican en estos casos? La ausencia de papeles que sustentaran el emprendimiento puede haber sido una sorpresa para muchos mercedinos, pero es inaudito que le pasara inadvertido a la institución que "ponía la cara" a nivel local.
El punto más enigmático pasa por la actuación del juez Rogelio Massón:
• El magistrado intercedió personalmente con llamativo tesón para permitir la apertura. Su dictamen acerca de la "factibilidad definitiva" que le otorgó al emprendimiento no alcanzaba para forzar la figura de una habilitación, –que es potestad del Municipio– pero le advirtió al interino Castelucci que lo podía detener por desacato si impedía la apertura.
• Es extraño que como juez desconociera que sólo Loterías y Casinos puede habilitar una sala de juegos.
• Finalmente, sus declaraciones en defensa del emprendimiento parecen más las de un político en campaña o las de un abogado privado de los empresarios, que las de un magistrado. Massón habló de cuestiones opinables en lugar de citar reglamentos y leyes, y alentó la idea de que un establecimiento puede "Empezar a funcionar" provisoriamente para luego "Arreglar sus papeles". Extraños conceptos en boca de un juez.
Más allá de las motivaciones de Massón, lo cierto es que este episodio le granjeó enemigos políticos y la ira de muchos colegas, que prometen reactivar los dormidos pedidos de jury que el magistrado ya tiene en La Plata.
El tema tiene potencial para acarrear graves consecuencias en los próximos meses. Sin embargo, también puede diluirse en la nada, y convertirse en otra jugosa leyenda que alimente el realismo mágico de nuestra vida cotidiana. (PUNTO CERO-El Nuevo Cronista).
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