BUENOS AIRES, Agosto 08, (PUNTO CERO-Empresas News) La consultora Ecolatina, en su informe económico semanal nº 624, señala que más allá del descrédito de las estadísticas oficiales de precios, en la Argentina existe un problema innegable: la aceleración de la inflación en los últimos meses.
En lo que va del año, diferentes indicadores confirman esta hipótesis. Por caso, mediciones alternativas de precios y una recaudación que crece por encima del 30% en términos nominales.
En julio los precios continuaron pujantes. Hubo un fortísimo aumento en verduras y frutas (por problemas de heladas), una suba en turismo (por las vacaciones de invierno), en las expensas (por el ajuste en los salarios de los encargados de edificios) y en los combustibles.
La inflación real del mes habría superado el 1% y la variación interanual ya se aproxima a una tasa cercana a 15%.
Como agravante, el desborde de los acuerdos de precios afecta mayormente a los sectores de bajos ingresos, pues estos están focalizados en los rubros más sensibles. Así, las mayores subas se centraron en alimentos y bebidas y en combustibles básicos.
En este sentido, la tendencia del primer semestre refleja un freno en la reducción de la pobreza. Por caso, si se considera al salario informal como ‘proxi’ de los ingresos de los hogares pobres y los precios de los alimentos como ‘proxi’ de la Canasta Básica Total (CBT), es posible apreciar el deterioro.
A pesar de este contexto, las decisiones de política económica en todos los frentes (fiscal, monetario, de ingresos y de precios) reflejan el deseo del gobierno de mantener el sesgo expansivo de la demanda.
Para los próximos meses el panorama no es alentador pues seguirá siendo muy sostenido el aumento en la demanda tanto interna como externa, -fogoneada por el gobierno- y tiende a ser escaso el margen de crecimiento de la oferta.
La idea generalizada de que la inflación se ubica en un nivel superior a las cifras oficiales configura un escenario en el que las demandas sectoriales podrían acelerar la puja distributiva. La acumulación de desequilibrios está generando un deterioro de las variables clave del modelo productivo.
En lo que va del año, diferentes indicadores confirman esta hipótesis. Por caso, mediciones alternativas de precios y una recaudación que crece por encima del 30% en términos nominales.
En julio los precios continuaron pujantes. Hubo un fortísimo aumento en verduras y frutas (por problemas de heladas), una suba en turismo (por las vacaciones de invierno), en las expensas (por el ajuste en los salarios de los encargados de edificios) y en los combustibles.
La inflación real del mes habría superado el 1% y la variación interanual ya se aproxima a una tasa cercana a 15%.
Como agravante, el desborde de los acuerdos de precios afecta mayormente a los sectores de bajos ingresos, pues estos están focalizados en los rubros más sensibles. Así, las mayores subas se centraron en alimentos y bebidas y en combustibles básicos.
En este sentido, la tendencia del primer semestre refleja un freno en la reducción de la pobreza. Por caso, si se considera al salario informal como ‘proxi’ de los ingresos de los hogares pobres y los precios de los alimentos como ‘proxi’ de la Canasta Básica Total (CBT), es posible apreciar el deterioro.
A pesar de este contexto, las decisiones de política económica en todos los frentes (fiscal, monetario, de ingresos y de precios) reflejan el deseo del gobierno de mantener el sesgo expansivo de la demanda.
Para los próximos meses el panorama no es alentador pues seguirá siendo muy sostenido el aumento en la demanda tanto interna como externa, -fogoneada por el gobierno- y tiende a ser escaso el margen de crecimiento de la oferta.
La idea generalizada de que la inflación se ubica en un nivel superior a las cifras oficiales configura un escenario en el que las demandas sectoriales podrían acelerar la puja distributiva. La acumulación de desequilibrios está generando un deterioro de las variables clave del modelo productivo.
Para Ecolatina es hora de reevaluar el foco de la administración para comenzar a atacar rápidamente los principales riesgos, cuando todavía hay margen.
De lo contrario la herencia inflacionaria para la próxima administración será una pesada carga cuando se tengan que, por ejemplo, comenzar a conceder los aumentos ya anunciados en las tarifas públicas luego de las elecciones de octubre. (PUNTO CERO-Empresas News).
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