Grave situación: no tenemos confiabilidad ni la certeza de asegurarnos la provisión de agua potable en el futuro cercano.
El problema más crítico que se vive en el área metropolitana, entendiendo que Buenos Aires como área urbana no termina en la avenida General Paz, es que no tenemos confiabilidad ni la certeza de asegurarnos la provisión de agua potable en el futuro cercano. La razón de esta grave situación es una consecuencia lógica de la continuidad de arrojar las cloacas en el mismo lugar del que extraemos el agua que bebemos. Quiero subrayar esto con un ejemplo ilustrativo: si en la construcción de un edificio el arquitecto proyecta que las descargas de los inodoros desagoten en el tanque de agua, seguramente, le quitarían el título.
Pero eso es lo que estamos haciendo en la Ciudad de Buenos Aires desde hace muchísimo tiempo y va a generar un problema muy grave en mucho menos de lo que se piensa. Se me ocurre que la partida de Suez de la concesión de Aguas Argentinas pudo tener alguna relación con esto. Es imposible asegurar un producto de buena calidad con una materia prima semejante. No hay ningún misterio ni secreto en lo que digo. Basta recurrir a un buscador satelital para comprobar la mancha que se extiende desde el Río Luján, en su desembocadura en el Río de la Plata, cada vez más cerca de la costa.
Esta situación va a hacer crisis pronto, y entonces va a ser tarde para remediarlo. Estamos hablando de la principal toma de agua que tiene la Ciudad, la que abastece a seis millones de personas que viven en el radio urbano, como también podemos comprobar en la misma foto satelital, que muestra la concentración demográfica sobre la costa del río. Núcleos demográficos más distantes se proveen de otras tomas, pero la principal es la del Río de la Plata.
Esta situación de riesgo puede prolongarse hasta el día en que el agua salga de la canilla cada vez en peores condiciones y las autoridades deban advertir que no es potable ni apta para el consumo. Como hoy ocurre en Ciudad de México. Es muy poco lo que se está haciendo al respecto, y aunque siempre es mejor que nada, no es suficiente. La inversión más importante debe orientarse hacia la depuración de cloacas y el control de las industrias, y en este sentido la administración de la ex secretaria de Ambiente, Romina Picolotti, tomó la posición de detener todo.
La administración actual, orientada por Homero Bibiloni, me da cierta esperanza, veo inquietud, al menos, aunque dependerá de otros factores de decisión política, si tiene éxito o no. Hay que educar en la certeza de que los humanos somos un 50% de agua, en este caso, un 50% de agua del Río de la Plata, para tomar conciencia de la gravedad de esta situación. * Docente de la UBA y de la Universidad de Belgrano. Ex defensor adjunto del pueblo de la Ciudad de Buenos Aires en temas ambientales
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