Un hombre y una mujer fueron detenidos el martes por la tarde en una vivienda del barrio Constantini.
Esa tarde habían asaltado a una mujer en Rawson e Hipólito Yrigoyen.
Tras el hecho fueron perseguidos por ciudadanos que colaboraron con la Policía quien terminó por aprehenderlos.
Estaban cebados. Se creían impunes, omnipotentes, escurridizos. Hasta se sospecha que pudieron contar con la complicidad de algún integrante de la Policía para poder robar todo lo que quisieron durante demasiado tiempo.
Tenían por especialidad asaltar a mujeres bajo la modalidad de arrebato. El modus operandi siempre era el mismo. Sus víctimas debían reunir una serie de requisitos: circular en bicicleta o caminar por las calles solas, llevar un bolso o cartera.
No importaba la edad, ni la condición económica. El atraco debía demandar el menor tiempo posible. Actuaban en forma sigilosa pero si la situación lo requería aplicaban métodos violentos, golpes, empujones y solían arrastrarlas por el pavimento con tal de obtener el botín que buscaban.
Tampoco había una zona establecida para cometer los hechos, ni día ni horario. Daba lo mismo un domingo a primera hora de la mañana, como un martes a la tarde o un jueves a la noche.
Aunque no son los únicos delincuentes motorizados que vienen asolando a los ciudadanos, seguramente eran los más buscados. Finalmente, este miércoles la tristemente célebre “parejita de motochorros” fue detenida.
El arresto se produjo minutos después del último golpe de una larga lista cuya cifra definitiva, al cierre de esta edición, no había podido ser establecida ni por la Justicia ni por la Policía.
El número de hechos cometidos puede trepar a cifras pocas veces vistas en caso de mantenerse la interminable peregrinación de personas que, tras la detención de los “motochorros”, se acercaron a la dependencia policial y reconocieron inmediatamente a los aprehendidos como sus victimarios.
La denominada “parejita de motochorros” comenzó a tener sus días contados en las últimas semanas. Sin ir muy lejos, el lunes de esta semana, la capitana Nora Cavallero manejaba información que 24 horas después sería confirmada. Sabía que la mujer estaba teñida de rojo y que tenían la guarida cerca del barrio El Quinto. Faltaban atar algunos cabos. La detención era cuestión de horas.
Esa tarde habían asaltado a una mujer en Rawson e Hipólito Yrigoyen.
Tras el hecho fueron perseguidos por ciudadanos que colaboraron con la Policía quien terminó por aprehenderlos.
Estaban cebados. Se creían impunes, omnipotentes, escurridizos. Hasta se sospecha que pudieron contar con la complicidad de algún integrante de la Policía para poder robar todo lo que quisieron durante demasiado tiempo.
Tenían por especialidad asaltar a mujeres bajo la modalidad de arrebato. El modus operandi siempre era el mismo. Sus víctimas debían reunir una serie de requisitos: circular en bicicleta o caminar por las calles solas, llevar un bolso o cartera.
No importaba la edad, ni la condición económica. El atraco debía demandar el menor tiempo posible. Actuaban en forma sigilosa pero si la situación lo requería aplicaban métodos violentos, golpes, empujones y solían arrastrarlas por el pavimento con tal de obtener el botín que buscaban.
Tampoco había una zona establecida para cometer los hechos, ni día ni horario. Daba lo mismo un domingo a primera hora de la mañana, como un martes a la tarde o un jueves a la noche.
Aunque no son los únicos delincuentes motorizados que vienen asolando a los ciudadanos, seguramente eran los más buscados. Finalmente, este miércoles la tristemente célebre “parejita de motochorros” fue detenida.
El arresto se produjo minutos después del último golpe de una larga lista cuya cifra definitiva, al cierre de esta edición, no había podido ser establecida ni por la Justicia ni por la Policía.
El número de hechos cometidos puede trepar a cifras pocas veces vistas en caso de mantenerse la interminable peregrinación de personas que, tras la detención de los “motochorros”, se acercaron a la dependencia policial y reconocieron inmediatamente a los aprehendidos como sus victimarios.
La denominada “parejita de motochorros” comenzó a tener sus días contados en las últimas semanas. Sin ir muy lejos, el lunes de esta semana, la capitana Nora Cavallero manejaba información que 24 horas después sería confirmada. Sabía que la mujer estaba teñida de rojo y que tenían la guarida cerca del barrio El Quinto. Faltaban atar algunos cabos. La detención era cuestión de horas.
PRINCIPIO DEL FIN
El raid delictivo que desde hace meses resultaba tan imparable como preocupante para buena parte de la población, llegó a su fin este martes a las 18.20 cuando la “parejita” a bordo de un ciclomotor color negro alcanzó a ponerse a la par de una señora que iba en bicicleta por Hipólito Yrigoyen y Rawson. La mujer le arrebató el bolso y a toda velocidad huyeron en dirección a la Escuela de Comercio.
“Era la famosa moto negra que anda robando por todos lados con la pareja. Iba en bicicleta con un bolso al hombro y me robaron todas mi pertenencias. La moto apareció muy silenciosa y fue una caricia la forma en que me sacaron el bolso. Cuando reaccioné ya era tarde”, le dijo a este medio la última víctima. “Grité todo lo que pude, los quise correr en la bicicleta pero era imposible”, agregó.
A partir de ese instante se fue formando una cadena de personas que en solidaridad empezaron a seguir a la moto y fueron aportando datos tanto a la víctima como a la Policía para que proceda al arresto de los delincuentes. “Fuimos preguntándole a chicos que nos dieron información del camino que había tomado la moto, miramos el lugar hasta que llegamos al barrio Constantini donde preguntamos a los vecinos y ubicamos la casa. Luego, dimos aviso a la Policía y los detienen”, relató la vecina perjudicada.
La capitana Cavallero confirmó las detenciones. El primero en ser detenido fue el conductor de la moto. Se llama Gustavo Gutiérrez, alias “Palo Negro”, tiene 35 años y registra antecedentes penales. En su currículum vitae figura que es albañil. Más tarde, fue arrestada su pareja, identificada como Gladis Noemí Reynoso, de 48 años y fácil de reconocer por numerosos tatuajes “tumberos” que tiene en el pecho.
Los “motochorros” vivían en Carmen Gutiérrez 210. Los vecinos indicaron a este medio que esa vivienda era un “nido de malandras” y que allí había “un sabalaje bárbaro”.
La situación judicial de Gutiérrez y Reynoso comenzó a complicarse ni bien fueron trasladados a la seccional en calidad de detenidos. Apenas pisaron sede policial, la última víctima los reconoció. Instantes después al menos cuatro mujeres más hicieron lo propio.
Ante esto, el fiscal Leandro Marquiegui los acusó por “robo” y dispuso que la pareja permanezca tras las rejas. Gutiérrez está preso en Luján Primera mientras que Reynoso fue llevada a una celda de la Comisaría de la Mujer en la ciudad de Mercedes.
“El fiscal dispuso que se reúnan todas las causas en las cuales los autores de los hechos respondieran a la descripción de un hombre y una mujer para continuar con la investigación. Seguramente, va a ordenar reconocimiento en rueda”, señaló la capitana Cavallero, quien admitió la existencia de al menos 8 denuncias en las que se describe a los motochorros con rasgos muy similares a los delincuentes detenidos.
Comentarios al margen
La “parejita de motochorros” estuvo el sábado pasado en la Comisaría Primera en ocasión de un motín encabezado por varios detenidos. La mujer, incluso, habló con la capitana Cavallero ya que su hija es novia del conocido delincuente juvenil Mariano Pavón.
- Ese mismo día, Gustavo Gutiérrez se dedicó a sacar fotografías con una cámara digital de última generación y hasta llevó a familiares de detenidos en su moto de color negra a una radio para dar a conocer lo que estaba pasando en la seccional. Ante la demora del fotógrafo de este medio, ofreció el material y hasta facilitó el uso de la cámara al cronista que estaba cubriendo el motín.
- Hace unos meses, Gutiérrez y Reynoso se acercaron hasta EL CIVISMO para cuestionar un procedimiento policial que terminó con el arresto de Pavón.
- La última vez que Pavón cayó preso fue por escapar de la Policía en una moto y falsear su identidad. Para la Policía, era también uno de los “motochorros”.
- Según la Policía, existe otra pareja de “motochorros” compuesta por dos jóvenes. No se descarta una tercera integrada por un varón y una mujer que aún no ha sido arrestada.
- Los investigadores sospechan que para los arrebatos usaban dos motos: una negra y otra gris con rojo.
El raid delictivo que desde hace meses resultaba tan imparable como preocupante para buena parte de la población, llegó a su fin este martes a las 18.20 cuando la “parejita” a bordo de un ciclomotor color negro alcanzó a ponerse a la par de una señora que iba en bicicleta por Hipólito Yrigoyen y Rawson. La mujer le arrebató el bolso y a toda velocidad huyeron en dirección a la Escuela de Comercio.
“Era la famosa moto negra que anda robando por todos lados con la pareja. Iba en bicicleta con un bolso al hombro y me robaron todas mi pertenencias. La moto apareció muy silenciosa y fue una caricia la forma en que me sacaron el bolso. Cuando reaccioné ya era tarde”, le dijo a este medio la última víctima. “Grité todo lo que pude, los quise correr en la bicicleta pero era imposible”, agregó.
A partir de ese instante se fue formando una cadena de personas que en solidaridad empezaron a seguir a la moto y fueron aportando datos tanto a la víctima como a la Policía para que proceda al arresto de los delincuentes. “Fuimos preguntándole a chicos que nos dieron información del camino que había tomado la moto, miramos el lugar hasta que llegamos al barrio Constantini donde preguntamos a los vecinos y ubicamos la casa. Luego, dimos aviso a la Policía y los detienen”, relató la vecina perjudicada.
La capitana Cavallero confirmó las detenciones. El primero en ser detenido fue el conductor de la moto. Se llama Gustavo Gutiérrez, alias “Palo Negro”, tiene 35 años y registra antecedentes penales. En su currículum vitae figura que es albañil. Más tarde, fue arrestada su pareja, identificada como Gladis Noemí Reynoso, de 48 años y fácil de reconocer por numerosos tatuajes “tumberos” que tiene en el pecho.
Los “motochorros” vivían en Carmen Gutiérrez 210. Los vecinos indicaron a este medio que esa vivienda era un “nido de malandras” y que allí había “un sabalaje bárbaro”.
La situación judicial de Gutiérrez y Reynoso comenzó a complicarse ni bien fueron trasladados a la seccional en calidad de detenidos. Apenas pisaron sede policial, la última víctima los reconoció. Instantes después al menos cuatro mujeres más hicieron lo propio.
Ante esto, el fiscal Leandro Marquiegui los acusó por “robo” y dispuso que la pareja permanezca tras las rejas. Gutiérrez está preso en Luján Primera mientras que Reynoso fue llevada a una celda de la Comisaría de la Mujer en la ciudad de Mercedes.
“El fiscal dispuso que se reúnan todas las causas en las cuales los autores de los hechos respondieran a la descripción de un hombre y una mujer para continuar con la investigación. Seguramente, va a ordenar reconocimiento en rueda”, señaló la capitana Cavallero, quien admitió la existencia de al menos 8 denuncias en las que se describe a los motochorros con rasgos muy similares a los delincuentes detenidos.
Comentarios al margen
La “parejita de motochorros” estuvo el sábado pasado en la Comisaría Primera en ocasión de un motín encabezado por varios detenidos. La mujer, incluso, habló con la capitana Cavallero ya que su hija es novia del conocido delincuente juvenil Mariano Pavón.
- Ese mismo día, Gustavo Gutiérrez se dedicó a sacar fotografías con una cámara digital de última generación y hasta llevó a familiares de detenidos en su moto de color negra a una radio para dar a conocer lo que estaba pasando en la seccional. Ante la demora del fotógrafo de este medio, ofreció el material y hasta facilitó el uso de la cámara al cronista que estaba cubriendo el motín.
- Hace unos meses, Gutiérrez y Reynoso se acercaron hasta EL CIVISMO para cuestionar un procedimiento policial que terminó con el arresto de Pavón.
- La última vez que Pavón cayó preso fue por escapar de la Policía en una moto y falsear su identidad. Para la Policía, era también uno de los “motochorros”.
- Según la Policía, existe otra pareja de “motochorros” compuesta por dos jóvenes. No se descarta una tercera integrada por un varón y una mujer que aún no ha sido arrestada.
- Los investigadores sospechan que para los arrebatos usaban dos motos: una negra y otra gris con rojo.
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