Amado Boudou desempeñará un doble rol como compañero de fórmula de la presidenta Cristina Fernández, ya que por un lado sostendrá la defensa del "modelo" y por el otro se convertirá en "fuerza de choque" de la dupla, para preservar lo más posible a la mandataria de los embates de la oposición.
Aplicado y audaz, el ministro amante de las motos Harley Davison puso manos a la obra apenas unas horas después de que la mandataria anunciara que era el "elegido" en Olivos. En la mañana del domingo se lo vio caminando por Puerto Madero junto a su novia, regalando sonrisas a sus vecinos y sin custodia alguna.
El lunes arrancó un raid de declaraciones que se potenció durante la cumbre del Mercosur en Paraguay y continuó toda la semana. Es que la fórmula presidencial tiene un problema de comunicación, que a su vez es una ventaja en una campaña: la Presidenta sólo habla en actos públicos, algunos de los cuales se transmiten en cadena nacional, pero en ningún momento se prestaría, por ejemplo, a un debate.
Desde que Néstor Kirchner llegó al poder en el 2003, el matrimonio presidencial fue desconfiando de los medios como intermediarios entre la palabra del político y la opinión pública. Fue creciendo entonces la idea del líder asumiendo la comunicación directa con su "pueblo", sin intermediarios, que se transformó en eje de un estilo polémico de gobierno en cadena nacional permanente, y le da la ventaja de transmitir sus posiciones unidireccionalmente, sin aceptar repreguntas.
Pero a diferencia de Cristina, quien se mostrará por encima de cualquier polémica, Boudou parece estar dispuesto a caminar por el barro a veces demasiado fangoso de la política. Por eso, ya desafió a Javier González Fraga, candidato a vice de Ricardo Alfonsín y economista como él, a un debate.
Boudou librará entonces la batalla cuerpo a cuerpo con los opositores para defender la solidez del modelo, pero también para prometer al electorado "otros ocho años de crecimiento". El candidato a vice ya habla de una "nueva Argentina" que llegó para quedarse, tal vez para salir al cruce del propio González Fraga, quien sostuvo que "con el viento de cola que tiene la Argentina, hasta Boudou puede manejar la economía".
El Gobierno apuntalará también su discurso en materia económica en comparar las variables económicas de la actualidad con las que había en el 2003. Así, el crecimiento del 9 por ciento promedio anual, la baja del desempleo y el aumento de reservas a un nivel de 52.000 millones de dólares, serán algunos de los caballitos de batalla de la pata económica de la campaña, que predominará en la mayoría de los discursos.
El gobierno promete mantener el crecimiento de la economía a largo plazo, con superávit fiscal y comercial, y la acumulación de reservas. Pero parece decidido a ningunear un problema central de la política económica, que es la aceleración de precios.
Si se toman los datos de las consultoras privadas, sin la capacidad de medición del INDEC pero tampoco sin los controles de estilo estalinista sobre la información que se aplican en esferas oficiales, durante el gobierno de la presidenta Cristina Fernández la inflación acumulada ronda el 80 por ciento.
Semejante nivel de inflación, aunque estuviese magnificado, torna insostenible cualquier modelo a aplicar. Y a partir de esta controversial estrategia no deberían esperarse grandes cambios después del 10 de diciembre si, como indican ahora los sondeos, Cristina logra la reelección.
En ese caso Boudou marchará rumbo al Senado y seguramente utilizará la oficina en la Casa Rosada destinada al vicepresidente, muy cercana a la de Cristina, y no como ocurre ahora que Julio Cobos tiene vedado allí el ingreso por "traidor". En el Palacio de Hacienda, en ese caso, desembarcará algún economista heterodoxo de los muchos que inundan los puestos de poder del kirchnerismo en la actualidad.
Quien podría ocupar un cargo en la esfera económica, sin que necesariamente asuma como ministro, es Axel Kicillof, doctor en Economía de la UBA y figura en ascenso entre los jóvenes de La Cámpora.
Una frase sintetiza cómo ve Kicillof el momento actual de la economía y cuál puede ser el camino a seguir: "Los procesos de crecimiento e industrialización vienen siempre acompañados de una inflación cercana a los dos dígitos", dijo el economista. A confesión de parte, relevo de pruebas. (Asteriscos Tv).
Aplicado y audaz, el ministro amante de las motos Harley Davison puso manos a la obra apenas unas horas después de que la mandataria anunciara que era el "elegido" en Olivos. En la mañana del domingo se lo vio caminando por Puerto Madero junto a su novia, regalando sonrisas a sus vecinos y sin custodia alguna.
El lunes arrancó un raid de declaraciones que se potenció durante la cumbre del Mercosur en Paraguay y continuó toda la semana. Es que la fórmula presidencial tiene un problema de comunicación, que a su vez es una ventaja en una campaña: la Presidenta sólo habla en actos públicos, algunos de los cuales se transmiten en cadena nacional, pero en ningún momento se prestaría, por ejemplo, a un debate.
Desde que Néstor Kirchner llegó al poder en el 2003, el matrimonio presidencial fue desconfiando de los medios como intermediarios entre la palabra del político y la opinión pública. Fue creciendo entonces la idea del líder asumiendo la comunicación directa con su "pueblo", sin intermediarios, que se transformó en eje de un estilo polémico de gobierno en cadena nacional permanente, y le da la ventaja de transmitir sus posiciones unidireccionalmente, sin aceptar repreguntas.
Pero a diferencia de Cristina, quien se mostrará por encima de cualquier polémica, Boudou parece estar dispuesto a caminar por el barro a veces demasiado fangoso de la política. Por eso, ya desafió a Javier González Fraga, candidato a vice de Ricardo Alfonsín y economista como él, a un debate.
Boudou librará entonces la batalla cuerpo a cuerpo con los opositores para defender la solidez del modelo, pero también para prometer al electorado "otros ocho años de crecimiento". El candidato a vice ya habla de una "nueva Argentina" que llegó para quedarse, tal vez para salir al cruce del propio González Fraga, quien sostuvo que "con el viento de cola que tiene la Argentina, hasta Boudou puede manejar la economía".
El Gobierno apuntalará también su discurso en materia económica en comparar las variables económicas de la actualidad con las que había en el 2003. Así, el crecimiento del 9 por ciento promedio anual, la baja del desempleo y el aumento de reservas a un nivel de 52.000 millones de dólares, serán algunos de los caballitos de batalla de la pata económica de la campaña, que predominará en la mayoría de los discursos.
El gobierno promete mantener el crecimiento de la economía a largo plazo, con superávit fiscal y comercial, y la acumulación de reservas. Pero parece decidido a ningunear un problema central de la política económica, que es la aceleración de precios.
Si se toman los datos de las consultoras privadas, sin la capacidad de medición del INDEC pero tampoco sin los controles de estilo estalinista sobre la información que se aplican en esferas oficiales, durante el gobierno de la presidenta Cristina Fernández la inflación acumulada ronda el 80 por ciento.
Semejante nivel de inflación, aunque estuviese magnificado, torna insostenible cualquier modelo a aplicar. Y a partir de esta controversial estrategia no deberían esperarse grandes cambios después del 10 de diciembre si, como indican ahora los sondeos, Cristina logra la reelección.
En ese caso Boudou marchará rumbo al Senado y seguramente utilizará la oficina en la Casa Rosada destinada al vicepresidente, muy cercana a la de Cristina, y no como ocurre ahora que Julio Cobos tiene vedado allí el ingreso por "traidor". En el Palacio de Hacienda, en ese caso, desembarcará algún economista heterodoxo de los muchos que inundan los puestos de poder del kirchnerismo en la actualidad.
Quien podría ocupar un cargo en la esfera económica, sin que necesariamente asuma como ministro, es Axel Kicillof, doctor en Economía de la UBA y figura en ascenso entre los jóvenes de La Cámpora.
Una frase sintetiza cómo ve Kicillof el momento actual de la economía y cuál puede ser el camino a seguir: "Los procesos de crecimiento e industrialización vienen siempre acompañados de una inflación cercana a los dos dígitos", dijo el economista. A confesión de parte, relevo de pruebas. (Asteriscos Tv).
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