MERCEDES, Enero 25, (PUNTO CERO-El Nuevo Cronista) La polémica sobre la inauguración de una sala de máquinas tragamonedas en Mercedes tuvo un sorpresivo desenlace, con la rápida apertura y clausura del lugar en menos de 24 horas, y el decomiso de las máquinas.
La historia incluyó una insólita resolución judicial, discusiones entre empresarios, funcionarios e inspectores, y hasta una quema de neumáticos en avenida 29 de los trabajadores afectados.
La fuerza del rumor
El jueves a la mañana comenzó a circular el rumor: a las 14 se inauguraba la sala de máquinas tragamonedas en el club Mercedes. Rápidamente el centro mercedino estuvo expectante de ese emprendimiento que tenía críticas y adhesiones.
Al mediodía llegó al municipio un oficio firmado por el juez Rogelio Massón informando que el club Mercedes tenía la “factibilidad definitiva” para instalar la actividad. Desde el municipio interpretaron que factibilidad no era habilitación y decidieron proceder. Le comunicaron a Julio López –jefe de la Estación Comunal- que se apreste a proceder en el lugar como personal de apoyo de los inspectores municipales. “A todos los que está adentro los detenés”, habría sido la orden.
Para esto ya se habían hecho presentes en el lugar los inspectores de Loterías y Casinos para hacer el operativo provincial.
Cerca de la hora prevista para la inauguración, inspectores municipales, al mando de Horacio Deluca como secretario de Control Urbano, y los representantes de Loterías y Casinos, todos con el apoyo de la fuerza pública, se hicieron presentes en las instalaciones de 29 y 20. El lugar todavía no había abierto.
En la oficina donde funciona la Secretaría del club se inició una discusión entre los abogados de los empresarios y los del municipio y Loterías. Nadie sabe bien quien fue él que le avisó, pero ante esa situación se hizo presente el juez Rogelio Massón, claramente dispuesto a hacer cumplir su mandato judicial.
Ni bien ingresó Masson al despacho se produjo un fuerte encontronazo entre el magistrado y los funcionarios presentes. El juez solicitó la presencia de Castelucci en ese lugar. Entonces el secretario de Control Urbano convenció al intendente interino que se apersone en el lugar.
Castelucci llegó visiblemente molesto al club. En la semana, en declaraciones radiales, insistía en decir que si la sala abría “yo la cierro”. Pero su anuncio estaba encontrando escollos. Cuando el escribano ingresó al despacho había cerca de 10 personas. El nivel de discusión que tuvo lugar en ese recinto hizo que poco a poco se vayan retirando abogados y funcionarios hasta quedar solamente el magistrado y el intendente interino.
Al rato, se abrieron las puertas y parecía que existía un entendimiento. Castelucci le pidió a los funcionarios que se retiren tras la notificación de la actuación judicial que realizaría el magistrado; y se fue de mal humor.
Cola para entrar
Mientras la discusión se realizaba en la Secretaría, en las puertas del Club se había agolpado casi un centenar de personas que querían ser los primeros en jugar en las maquinitas. “Abran, che... déjense de joder”, gritaban algunos golpeando las puertas. “Queremos jugar”, dijo una mujer visiblemente molesta por la espera.
Los funcionarios municipales, los de Loterías y Casinos y la policía se retiraron. Massón firmó unos papeles, hizo algunas declaraciones a los medios y se retiró del lugar a bordo de la cuatro por cuatro en la que llegó. Eran poco más de las 18 horas.
Las puertas se abrieron y rápidamente el lugar se llenó de gente. Durante las primeras horas el desfile de gente fue incesante. Algunos salían quejándose: “No hay máquinas”. Y es que a pesar de haber instaladas 105 máquinas, eran poco menos de 30 las que estaban funcionando. Castelucci –en conferencia de prensa– explicaba porqué a pesar de la intención del municipio, la sala de tragamonedas estaba funcionando.
Dos personas con trajes oscuros controlaban sobre la puerta de avenida 29 el ingreso. “Así no puede entrar caballero”, le dijo a un curioso que intentaba conocer la sala en ojotas. A una joven con cara de nena le exigió documento para acreditar su edad. Al carecer del mismo tampoco le permitió entrar.
La joven –decepcionada– se iba y en la puerta se cruzó con tres personas mayores que parecían salir de una peluquería. Felices subían las escaleras y hablaban de martingalas exitosas en Luján.
Guillermo Paladino comenzó a acomodar algunas mesas afuera y varios habitúes de esa esquina se mostraron agradecidos. Ya eran las 20 horas y el desfile de personas aumentaba. Parecía que la sala tragamonedas había llegado para quedarse. Tal cual anunciaron sus propietarios –en contactos informales con la prensa– ese día el salón cerró cerca de las 2 de la madrugada.
El ocaso
Al día siguiente la sala abrió sus puertas a las 10. Era viernes y muchos especulaban sobre el nivel de trabajo durante el fin de semana. Pero cerca del mediodía, Claudio Montes de Oca, uno de los inversores, recibió la llamada. A la tarde vendrían a clausurar el salón desde Loterías y Casinos.
Realizó infructuosas llamadas para saber qué parte de la estrategia había fracasado, pero varios teléfonos no lo atendieron.
Casi al mismo tiempo el subsecretario de seguridad bonaerense, Arias Duvall, le informaba a la comisionado Liliana Balacco que disponga la fuerza pública necesaria de la Departamental para apoyar al personal de Loterías y Casinos en la clausura de la sala de juegos. Fue así como convocó a personal de Suipacha, de Luján, de Chivilcoy y obviamente de Mercedes.Cerca de las 17 cuatro vehículos policiales se hicieron presentes en el salón de 29 y 20. Cuando ingresaron las máquinas estaban apagadas y no había personas jugando. Los hombres ya tenían el dato. El personal policial pidió a los trabajadores que se retiren y luego cerraron las puertas de acceso. Dentro del salón quedaron las partes interesadas: Loterías y Casinos y los empresarios y directivos del club.
“Queremos trabajar”
Al poco de tiempo de cerrar las puertas de acceso fueron llegando lentamente distintos actores. El primero en acercarse al lugar fue el presidente del HCD, David Valerga, quien estuvo casi 30 minutos dentro de las instalaciones hablando con personal de Loterías y se retiró poco después que llegue el juez Massón y antes del arribo del interventor del organismo provincial de los juegos de azar, Franco Laporta.
Al rato llegó y estuvo unos minutos el escribano Mariano Castelucci y el secretario de gobierno, Sergio Apezteguía. Castelucci al salir sólo dijo: “Que quede en claro que este es un operativo de Loterías y Casinos”, explicó y se llamó al silencio. Seguramente ya le habían avisado que el intendente Selva había convocado a conferencia de prensa.
Los trabajadores estaban frente a la sala, algunas mujeres llorando, otras indignadas y los hombres preocupados. “Yo renuncié a otro trabajo porque acá me blanquearon enseguida”, explicaba una de las damnificadas.
Repentinamente se reunieron y de alguien surgió la idea: cortar la 29 en reclamo de las fuentes laborales. Los cerca de 40 trabajadores se dieron la mano y cortaron –de vereda a vereda el tráfico en la avenida a la altura de la calle 20. La policía rápidamente dispuso cortar el tránsito en la 29 en la intersección con 22 y 18 y al este en 27 y 20. Con ese operativo lograron disminuir el impacto de la quema de gomas que organizaron los trabajadores con notoria dificultad para obtener una fogata.
Las gomas se terminaron disolviendo y el caucho quedó sobre el asfalto hasta que cerca de las 21 los bomberos se hicieron presentes.
Durante el corte los trabajadores propusieron a Natalia como vocera de sus reclamos. La joven –visiblemente emocionada pidió la continuidad de la fuente de trabajo y explicó “tengo una hija y no tenía trabajo. Hace quince días que estamos ayudando en este emprendimiento y desde ayer (día de la apertura) estamos inscriptas en la AFIP”, declaró. También afirmó que iba a cobrar una suma cercana a los mil doscientos pesos por mes. “Queremos trabajar”, reclamó al borde del llanto.
Mudanza
Quiso llegar en forma desaperciba tal vez, pero lo hizo de contramano. Un gran y blanco camión de mudanza con la dirección de La Plata, en su parte superior delantera avanzaba por la 20 desde la 33 hacia la 29. Los trabajadores –que seguían apostados sobre la 29–entendieron que el vehículo iba a decomisar las máquinas y rápidamente corrieron hacia la esquina de la 31 para detener el paso del camión.
A pocos metros de la esquina lograron hacer una cadena humana que impedía el paso. El camionero –visiblemente molesto por la situación detuvo su marcha. Se hicieron presentes las fuerzas policiales que hicieron otra cadena de espaldas al camión y frente a los trabajadores. Se intentaba ir empujando suavemente a los trabajadores rebeldes, cosa que generó griteríos varios. Fueron momentos de mucha tensión en las cuales parecía que se podía desencadenar un hecho de violencia.
Fue el capitán Julio López quien se acercó a los trabajadores y dialogó con el designado jefe de personal de la sala. “Adentro todavía están hablando, dejen el camión acá hasta tanto se decida qué se hace”, fue la propuesta del trabajador que aceptó López.El camionero, cuando entendió que debía esperar, apagó el vehículo y los trabajadores hicieron una sentada esperando novedades.
Adentro
Mientras tanto en la secretaría del club el juez Rogelio Massón explicaba la polémica resolución a los asesores jurídicos de Loterías y Casinos y al interventor del organismo, Franco Laporta.
Luego de cerca de dos horas de diálogo, Laporta accedió a un conferencia de prensa con los medios locales en los cuales informó que se clausuraba el salón, que al no contar con la habilitación de Loterías esa actividad era “juego clandestino” y aseguraba que se realizarían las denuncias penales correspondientes (ver aparte). Dio los fundamentos de la actuación del organismo
Cerca de las 22, el juez Rogelio Massón se retiró del lugar. En esta oportunidad el contacto con la prensa fue breve. Insistió en que su medida cautelar “sólo abarcaba la cuestión municipal”. Al ser consultado sobre por qué Loterías y Casinos no había clausurado el día anterior, explicó: “Ellos no se quisieron notificar de mis actuaciones”, comentó. Y se fue. Antes de subir a la camioneta que lo había llevado, recibió la palmada y el abrazo de un par de personas y se fue.
Era cuestión de tiempo que se inicie el decomiso de las máquinas.
Resistencia
Los trabajadores se anoticiaron de esa situación; les informaron que Loterías y Casinos iba a intentar reubicar a las personas y todos esos diálogos convincentes para que den todo por perdido. Para ese entonces, de las cuarenta personas iniciales, quedaban cerca de la mitad. Esos pocos decidieron, a instancia de Diego (el trabajador que le habló a los presentes) hacer “el aguante” en el lugar. “Este es un problema de los políticos y nosotros lo único que queremos es trabajar”, justificó, y adelantó que no iban a permitir que se lleven las máquinas.
Más allá de este discurso inicial, cerca de la una de la madrugada comenzaron a cargar las máquinas, trabajo que concluyeron cerca de las 3 cuando cargaron las 105 máquinas y la ruleta electrónica. En ese momento el camionero puso primera y enfiló para la ciudad de las diagonales donde las máquinas –aseguraron fuentes de Loterías y Casinos serán quemadas a la brevedad. (PUNTO CERO-El Nuevo Cronista).
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