LUJAN, Agosto 05, (PUNTO CERO-El Civismo) El 29 de julio de 1984 la Universidad Nacional de Luján reabrió sus puertas de manera oficial luego de la clausura dispuesta arbitrariamente en marzo de 1980.
La Universidad Nacional de Luján (UNLu) también fue víctima de las decisiones y metodologías de la última dictadura militar. En marzo de 1980, fue clausurada y permaneció en esa condición durante cuatro años, más precisamente hasta el 29 de julio de 1984, cuando reabrió sus puertas de manera oficial.
La UNLu fue creada el 20 de diciembre de 1972 bajo la Ley 20.031 con una fuerte orientación regional y con la búsqueda de articular la actividad académica con el sector productivo. Contaba con 648 alumnos.
Por ese entonces ofrecía carreras no tradicionales que dependían de distintas áreas, entre ellas la de Producción y Alimentos, Ciencias Sociales Aplicados y Museología. La normativa que dio vida a la casa de altos estudios local transfería a la Universidad las instalaciones del hoy ex Instituto Alvear y establecía la creación de centros regionales dependientes de la UNLu.
Durante esos primeros años de existencia, funcionaba un laboratorio de museología -estructurado con recursos de la Organización de los Estados Americanos (OEA)-, donde se realizaban trabajos de restauración. Además, la Universidad contaba con un centro de educación a distancia y estaban en curso distintas investigaciones que en su mayoría correspondían al área de Alimentos. Estas tareas de investigación tenían un fin práctico y estaban relacionadas con el ámbito de influencia de la institución universitaria. En este sentido, el listado de trabajos que quedaron inconclusos debido al cierre incluye la producción de pulpas y jugos de frutas, el estudio de las variedades de duraznos producidos en Mercedes, la prospección de recursos ícticos de la Cuenca del Río Luján y sus factores ecológicos, entre tantas otros.
LA CLAUSURA
El cierre de la Universidad Nacional de Luján se concretó el 31 de marzo de 1980, luego de una campaña de desprestigio dirigida a la propia institución y a muchos de sus docentes. La dictadura militar, que se encontraba en el poder desde 1976, dictó el decreto 22.167 que truncó el desarrollo de la UNLu. Esa disposición -avalada por el entonces ministro de Educación de la Nación, Llerena Amadeo-, establecía el “cierre de todas las carreras, salvo la de Ingeniería en Alimentos” que continuó dictándose en el predio de Luján, pero bajo administración de la Universidad Nacional de Buenos Aires (UBA) a partir de 1981. Muchos docentes fueron declarados prescindibles y otros fueron dejados cesantes. Los bienes materiales (inmuebles, muebles y equipos) pasaron a la UBA.
Al momento de su clausura, la UNLu contaba con 1.626 alumnos, 375 cargos docentes, 126 cargos no docentes y 192 graduados del nivel Tecnicatura de las diversas carreras que se dictaban.
VOLVER A ANDAR
La reapertura de la Universidad local quedó sellada oficialmente el 29 de julio de 1984, mediante un acto en sus instalaciones al que asistió el entonces presidente de la Nación, Raúl Ricardo Alfonsín. Además de la presencia del máximo mandatario nacional, participaron de ese encuentro de reinauguración el vicepresidente de la República, Víctor Martínez; el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Alejandro Armendáriz, y el intendente de Luján, Rubén Rampazzi, entre otros.
En esa oportunidad, Alfonsín opinaba que la reinauguración de la UNLu “era un acto de justicia”. “No viene un gobierno a asumir con algún grado de paternalismo la iniciativa de la obra, viene por el contrario el presidente de los argentinos a dar algo así como un testimonio de la labor de los hombres y mujeres que han estado vinculados a la lucha por la reapertura de la Universidad, ha sido realizada y ha tenido el éxito correspondiente”, decía Alfonsín.
En la extensa cobertura que EL CIVISMO le dio a ese acontecimiento, plasmada en la edición del miércoles 1 de agosto de 1984, también se transcribían las palabras de Enrique Fliess, rector normalizador en esa segunda etapa de la UNLu.
“Muchos de los aquí presentes recordamos todavía entre estas mismas paredes, quizás a algunos metros de distancia, cuando escuchamos aquel discurso en el cual un triste ministro de una triste dictadura anunciaba la condena a muerte de nuestra Universidad.
“Un discurso pleno de falacias, pleno de mentiras, que causó indignación en todos los hombres de bien. Recuerdo también que todos teníamos el firme convencimiento de la lucha que a partir de ese momento iniciábamos para recuperar nuestra Universidad”, expresaba Fliess.
Mediante ese acto se dio por inaugurado el inicio del ciclo de Estudios Generales en una Universidad que volvía a ponerse en marcha.
LA REPARACIÓN
Durante el año pasado, los distintos sectores que integran la comunidad universitaria de la UNLu llevaron adelante una campaña pública con el objetivo de lograr una “reparación histórica” debido al cierre que sufrió la institución.
En diciembre, la Cámara de Diputados aprobó por unanimidad ese pedido. Ahora resta que la decisión sea ratificada por Senadores. Por esa iniciativa, la UNLu recibirá 50 millones de pesos, a razón de cinco pagos de 10 millones. Esa cifra intenta reparar los daños morales y materiales ocasionados por la clausura arbitraria dispuesta por la dictadura militar en 1980.
En el documento elaborado por las actuales autoridades universitarias referido al pedido de reparación histórica, se destaca que los daños de orden material ascienden a los 140.879.405 pesos. En el caso de los perjuicios morales se hace mención a la pérdida de la personería jurídica y del nombre, como así también los trastornos que ocasionó el cierre a los alumnos de ese momento y el “oscurecimiento del proyecto inicial, despreciado y omitido”.
El monto calculado por daños morales que figura en ese documento es de 84.527.643 pesos.
A días del reinicio de las clases
Futuro incierto para los comedores
Tal como informó EL CIVISMO en su edición del miércoles, esta semana dejó de brindar servicio el único lugar de expendio de comida que funcionaba en el predio de la UNLu. La firma “Salvador Pérez y otros S.A.”, que tenía una orden de desalojo en su contra por incumplimiento en el pago del alquiler, abandonó el local donde estaba emplazado el último comedor abierto en la Universidad local.
Si bien la decisión de la empresa se transformó en el final de una historia con desenlace anunciado, el cierre de ese espacio agudizó una discusión que no resulta nueva en la institución.
Desde hace algún tiempo, distintas organizaciones estudiantiles reclaman que se ponga en funcionamiento un sistema de comedores autogestionado por los distintos claustros que conforman la comunidad universitaria. Ahora, a una semana del reinicio de las clases, parecen acotarse los tiempos para una gestión que deberá tomar una decisión: volver a privatizar el servicio o poner en funcionamiento un nuevo sistema donde la propia Universidad maneje los comedores.
El martes, se realizó una reunión informativa en una dependencia del rectorado que contó con la participación de una no docente que tiene a su cargo el proyecto de autogestión implementado en la Universidad Nacional de Río Cuarto.
Pero más allá de ese encuentro, la comisión creada por el Consejo Superior de la UNLu para analizar y discutir los pormenores de la iniciativa de autogestión todavía no ha comenzado a funcionar. Según pudo saber este bisemanario, ese espacio aún no cuenta con los integrantes correspondientes, ya que los claustros, salvo contadas excepciones, no presentaron a las personas que deberán representar a cada sector en esa mesa de discusión.
Desde el Frente Universitario de Luján (FUL) ya advirtieron, en una nota aparecida en este medio, sobre la intención de las autoridades de volver a privatizar el servicio de comedores. En este sentido, se sabe que desde el rectorado se establecieron contactos con distintas empresas para tercerizar nuevamente el expendio de comida por un plazo de un año, hasta que se termine de pulir el proyecto de autogestión.
Durante el miércoles y jueves de esta semana, EL CIVISMO intentó contactarse, a través de personal que trabaja en Radio Universidad, con algún responsable de la UNLu para conocer la opinión de la actual gestión sobre el futuro de los comedores. Desde el rectorado decidieron desestimar la consulta y optaron por guardar silencio.Cabe recordar que a principios del año pasado el rector Osvaldo Arizio decidió el cierre de un comedor comunitario manejado por estudiantes y docentes. En ese momento, se anunció la inminente puesta en marcha de un sistema de becas alimenticias, iniciativa que no llegó a implementarse por completo y que, además, despertó la oposición de muchos alumnos. (PUNTO CERO-El Civismo).
La Universidad Nacional de Luján (UNLu) también fue víctima de las decisiones y metodologías de la última dictadura militar. En marzo de 1980, fue clausurada y permaneció en esa condición durante cuatro años, más precisamente hasta el 29 de julio de 1984, cuando reabrió sus puertas de manera oficial.
La UNLu fue creada el 20 de diciembre de 1972 bajo la Ley 20.031 con una fuerte orientación regional y con la búsqueda de articular la actividad académica con el sector productivo. Contaba con 648 alumnos.
Por ese entonces ofrecía carreras no tradicionales que dependían de distintas áreas, entre ellas la de Producción y Alimentos, Ciencias Sociales Aplicados y Museología. La normativa que dio vida a la casa de altos estudios local transfería a la Universidad las instalaciones del hoy ex Instituto Alvear y establecía la creación de centros regionales dependientes de la UNLu.
Durante esos primeros años de existencia, funcionaba un laboratorio de museología -estructurado con recursos de la Organización de los Estados Americanos (OEA)-, donde se realizaban trabajos de restauración. Además, la Universidad contaba con un centro de educación a distancia y estaban en curso distintas investigaciones que en su mayoría correspondían al área de Alimentos. Estas tareas de investigación tenían un fin práctico y estaban relacionadas con el ámbito de influencia de la institución universitaria. En este sentido, el listado de trabajos que quedaron inconclusos debido al cierre incluye la producción de pulpas y jugos de frutas, el estudio de las variedades de duraznos producidos en Mercedes, la prospección de recursos ícticos de la Cuenca del Río Luján y sus factores ecológicos, entre tantas otros.
LA CLAUSURA
El cierre de la Universidad Nacional de Luján se concretó el 31 de marzo de 1980, luego de una campaña de desprestigio dirigida a la propia institución y a muchos de sus docentes. La dictadura militar, que se encontraba en el poder desde 1976, dictó el decreto 22.167 que truncó el desarrollo de la UNLu. Esa disposición -avalada por el entonces ministro de Educación de la Nación, Llerena Amadeo-, establecía el “cierre de todas las carreras, salvo la de Ingeniería en Alimentos” que continuó dictándose en el predio de Luján, pero bajo administración de la Universidad Nacional de Buenos Aires (UBA) a partir de 1981. Muchos docentes fueron declarados prescindibles y otros fueron dejados cesantes. Los bienes materiales (inmuebles, muebles y equipos) pasaron a la UBA.
Al momento de su clausura, la UNLu contaba con 1.626 alumnos, 375 cargos docentes, 126 cargos no docentes y 192 graduados del nivel Tecnicatura de las diversas carreras que se dictaban.
VOLVER A ANDAR
La reapertura de la Universidad local quedó sellada oficialmente el 29 de julio de 1984, mediante un acto en sus instalaciones al que asistió el entonces presidente de la Nación, Raúl Ricardo Alfonsín. Además de la presencia del máximo mandatario nacional, participaron de ese encuentro de reinauguración el vicepresidente de la República, Víctor Martínez; el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Alejandro Armendáriz, y el intendente de Luján, Rubén Rampazzi, entre otros.
En esa oportunidad, Alfonsín opinaba que la reinauguración de la UNLu “era un acto de justicia”. “No viene un gobierno a asumir con algún grado de paternalismo la iniciativa de la obra, viene por el contrario el presidente de los argentinos a dar algo así como un testimonio de la labor de los hombres y mujeres que han estado vinculados a la lucha por la reapertura de la Universidad, ha sido realizada y ha tenido el éxito correspondiente”, decía Alfonsín.
En la extensa cobertura que EL CIVISMO le dio a ese acontecimiento, plasmada en la edición del miércoles 1 de agosto de 1984, también se transcribían las palabras de Enrique Fliess, rector normalizador en esa segunda etapa de la UNLu.
“Muchos de los aquí presentes recordamos todavía entre estas mismas paredes, quizás a algunos metros de distancia, cuando escuchamos aquel discurso en el cual un triste ministro de una triste dictadura anunciaba la condena a muerte de nuestra Universidad.
“Un discurso pleno de falacias, pleno de mentiras, que causó indignación en todos los hombres de bien. Recuerdo también que todos teníamos el firme convencimiento de la lucha que a partir de ese momento iniciábamos para recuperar nuestra Universidad”, expresaba Fliess.
Mediante ese acto se dio por inaugurado el inicio del ciclo de Estudios Generales en una Universidad que volvía a ponerse en marcha.
LA REPARACIÓN
Durante el año pasado, los distintos sectores que integran la comunidad universitaria de la UNLu llevaron adelante una campaña pública con el objetivo de lograr una “reparación histórica” debido al cierre que sufrió la institución.
En diciembre, la Cámara de Diputados aprobó por unanimidad ese pedido. Ahora resta que la decisión sea ratificada por Senadores. Por esa iniciativa, la UNLu recibirá 50 millones de pesos, a razón de cinco pagos de 10 millones. Esa cifra intenta reparar los daños morales y materiales ocasionados por la clausura arbitraria dispuesta por la dictadura militar en 1980.
En el documento elaborado por las actuales autoridades universitarias referido al pedido de reparación histórica, se destaca que los daños de orden material ascienden a los 140.879.405 pesos. En el caso de los perjuicios morales se hace mención a la pérdida de la personería jurídica y del nombre, como así también los trastornos que ocasionó el cierre a los alumnos de ese momento y el “oscurecimiento del proyecto inicial, despreciado y omitido”.
El monto calculado por daños morales que figura en ese documento es de 84.527.643 pesos.
A días del reinicio de las clases
Futuro incierto para los comedores
Tal como informó EL CIVISMO en su edición del miércoles, esta semana dejó de brindar servicio el único lugar de expendio de comida que funcionaba en el predio de la UNLu. La firma “Salvador Pérez y otros S.A.”, que tenía una orden de desalojo en su contra por incumplimiento en el pago del alquiler, abandonó el local donde estaba emplazado el último comedor abierto en la Universidad local.
Si bien la decisión de la empresa se transformó en el final de una historia con desenlace anunciado, el cierre de ese espacio agudizó una discusión que no resulta nueva en la institución.
Desde hace algún tiempo, distintas organizaciones estudiantiles reclaman que se ponga en funcionamiento un sistema de comedores autogestionado por los distintos claustros que conforman la comunidad universitaria. Ahora, a una semana del reinicio de las clases, parecen acotarse los tiempos para una gestión que deberá tomar una decisión: volver a privatizar el servicio o poner en funcionamiento un nuevo sistema donde la propia Universidad maneje los comedores.
El martes, se realizó una reunión informativa en una dependencia del rectorado que contó con la participación de una no docente que tiene a su cargo el proyecto de autogestión implementado en la Universidad Nacional de Río Cuarto.
Pero más allá de ese encuentro, la comisión creada por el Consejo Superior de la UNLu para analizar y discutir los pormenores de la iniciativa de autogestión todavía no ha comenzado a funcionar. Según pudo saber este bisemanario, ese espacio aún no cuenta con los integrantes correspondientes, ya que los claustros, salvo contadas excepciones, no presentaron a las personas que deberán representar a cada sector en esa mesa de discusión.
Desde el Frente Universitario de Luján (FUL) ya advirtieron, en una nota aparecida en este medio, sobre la intención de las autoridades de volver a privatizar el servicio de comedores. En este sentido, se sabe que desde el rectorado se establecieron contactos con distintas empresas para tercerizar nuevamente el expendio de comida por un plazo de un año, hasta que se termine de pulir el proyecto de autogestión.
Durante el miércoles y jueves de esta semana, EL CIVISMO intentó contactarse, a través de personal que trabaja en Radio Universidad, con algún responsable de la UNLu para conocer la opinión de la actual gestión sobre el futuro de los comedores. Desde el rectorado decidieron desestimar la consulta y optaron por guardar silencio.Cabe recordar que a principios del año pasado el rector Osvaldo Arizio decidió el cierre de un comedor comunitario manejado por estudiantes y docentes. En ese momento, se anunció la inminente puesta en marcha de un sistema de becas alimenticias, iniciativa que no llegó a implementarse por completo y que, además, despertó la oposición de muchos alumnos. (PUNTO CERO-El Civismo).
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