BUENOS AIRES, Setiembre 22, (PUNTO CERO-La política OnLine) Devenido ya en actor fundamental de los avatares políticos diarios, el cardenal Jorge Bergoglio tomó una sorpresiva medida al acceder al pedido de un grupo de amigos y familiares de prestar la Catedral de Buenos Aires para realizar allí una misa por el 25 aniversario del asesinato del sindicalista José Ignacio Rucci.
Como el gobierno de Néstor Kirchner, de neto perfil setentista, está más identificado con el movimiento Montoneros –responsables del homicidio- que con el peronismo sindical que representa la CGT, la misa de Rucci es una clara señal política que llegará sin filtros al despacho presidencial de Balcarce 50, a sólo metros de la Catedral.
Así, en el momento de más enojo del peronismo puro con el gobierno por el armado de las listas que incluyó un porcentaje bajísimo de peronistas según lo que ellos mismos esperaban, sumado al poco aporte de los gremios a las boletas que enfureció a más de un sindicalista que se sintió traicionado, la postura de Bergoglio vuelve a dejar en claro que el prelado se transformó en un duro obstáculo para el andar cómodo del kirchnerismo hacia el 28 de octubre, donde esperan consagrar a Cristina Kirchner como presidente.
"Asesinado por argentino y peronista" rezan los afiches callejeros que convocan al recuerdo al que accedió Bergoglio, firmados sin sellos ni actividades partidarias, sino por familiares y amigos. Incluso, para mostrar aún más los dientes, hasta se especula con que el mismo cardenal presida la ceremonia.
La asistencia que se acercará al ampuloso edificio de la avenida Rivadavia es todo un misterio, aunque por razonamiento lógico se espera una platea plagada de peronistas, muchos de ellos con fuertes odios entre si.
Entre ellos, tal vez se congreguen los sindicalistas Hugo Moyano, su enemigo directo en la CGT, Luís Barrionuevo, y representantes de los "Gordos", la tercera pata que puja por el poder de la central obrera, como ser el titular de empleados de comercio, Armando Cavalieri.
Si a estos se suman otros, como ser dirigentes del peronismo disidente, como los Rodríguez Sáa, o algún otro de ese mismo sector, la Catedral se transformará casi sin quererlo en un núcleo de políticos del peronismo y sindicalistas que pondrán su mirada al sur, hacia la Casa Rosada, aunque sea con recelo, o peor todavía.
Como el gobierno de Néstor Kirchner, de neto perfil setentista, está más identificado con el movimiento Montoneros –responsables del homicidio- que con el peronismo sindical que representa la CGT, la misa de Rucci es una clara señal política que llegará sin filtros al despacho presidencial de Balcarce 50, a sólo metros de la Catedral.
Así, en el momento de más enojo del peronismo puro con el gobierno por el armado de las listas que incluyó un porcentaje bajísimo de peronistas según lo que ellos mismos esperaban, sumado al poco aporte de los gremios a las boletas que enfureció a más de un sindicalista que se sintió traicionado, la postura de Bergoglio vuelve a dejar en claro que el prelado se transformó en un duro obstáculo para el andar cómodo del kirchnerismo hacia el 28 de octubre, donde esperan consagrar a Cristina Kirchner como presidente.
"Asesinado por argentino y peronista" rezan los afiches callejeros que convocan al recuerdo al que accedió Bergoglio, firmados sin sellos ni actividades partidarias, sino por familiares y amigos. Incluso, para mostrar aún más los dientes, hasta se especula con que el mismo cardenal presida la ceremonia.
La asistencia que se acercará al ampuloso edificio de la avenida Rivadavia es todo un misterio, aunque por razonamiento lógico se espera una platea plagada de peronistas, muchos de ellos con fuertes odios entre si.
Entre ellos, tal vez se congreguen los sindicalistas Hugo Moyano, su enemigo directo en la CGT, Luís Barrionuevo, y representantes de los "Gordos", la tercera pata que puja por el poder de la central obrera, como ser el titular de empleados de comercio, Armando Cavalieri.
Si a estos se suman otros, como ser dirigentes del peronismo disidente, como los Rodríguez Sáa, o algún otro de ese mismo sector, la Catedral se transformará casi sin quererlo en un núcleo de políticos del peronismo y sindicalistas que pondrán su mirada al sur, hacia la Casa Rosada, aunque sea con recelo, o peor todavía.
Ni hablar del caso hipotético de que asista el reaparecido ex presidente Eduardo Duhalde, lo cual no sería extraño ya que tuvo un acercamiento a Bergoglio hace sólo unos días, cuando disertó en la Universidad del Salvador, históricamente relacionada a los jesuitas, congregación a la que pertenece el prelado de Buenos Aires. (PUNTO CERO-La política OnLine).
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