SAN ISIDRO, Setiembre 19, (PUNTO CERO) Debemos orientarnos al país posible sin perder de vista el deseable, antes que estar atados a formas de acción tradicionales o ideologismos carentes de utilidad concreta.
La búsqueda de nuevos caminos ya no es sólo un objetivo deseable sino una necesidad imperiosa, atento a la aún preocupante exclusión social que vivimos luego de largos años de ausencia de políticas públicas serias tendientes al crecimiento como país y como sociedad.
Hace años declamamos que las alianzas no deben limitarse al campo partidario sino que deben plasmarse en alianzas sociales asumiendo su responsabilidad y rol concreto cada actor del campo político, social, económico o académico, por caso.
Hoy tal declaración es una oportunidad que se abre, puesto que existe algo fundamental como es una decisión política de cambio.
Hablar de autonomía municipal no implica cerrarse en los límites de un distrito, sino por lo contrario, significa generar una verdadera apertura para la convergencia en la acción, humildad suficiente para reconocer la necesidad de capacitación en función de los novedosos desafíos y disciplina en la utilización de los recursos públicos, premisas básicas para toda administración sana de gobierno.
En San Isidro, la mencionada alianza y apertura se manifiesta en la transversalidad de la tarea en cuatro ejes concretos:
1) regionalización de los municipios;
2) cooperación intergubernamental,
3) alianzas con la sociedad civil a través de las organizaciones de la comunidad,
4) definición de objetivos y programas de gobierno que atraviesen las distintas áreas gubernamentales evitando compartimentos estancos en la administración pública.
Si bien las soluciones son de conjunto y los municipios se encuentran condicionados por las políticas que se implementen a nivel nacional, en la zona Norte del Gran Buenos Aires hemos asumido el desafío procurando desarrollar todo lo que esté a nuestro alcance sin caer en actitudes delegativas o esperanzados en que aparezcan soluciones mágicas pues la angustia de la gente golpea antes que a nadie, a las puertas de las oficinas de todos los Intendentes del país.
Nos atrevimos a cambiar y hoy estamos convencidos de que la regionalización es un camino conducente para el desarrollo compartido. La Región Metropolitana Norte no es una propuesta sino una realidad.
Logros concretos de la Región:
- Alcaldía para mejorar la seguridad orientada a tener barrios sin presos y más policías en función de la prevención del delito.
- Centro único de emergencias fundamentalmente para prevenir y actuar cuando sea menester.
- Compatibilización de la legislación sobre servicios públicos para tendidos de cables y reparaciones de las empresas
- Negociación con Aysa para la instalación total de cloacas.
- Obras de saneamiento del río Reconquista y así evitar inundaciones.
- Unificación de criterios para registros y normas de tránsito.
- Negociación con la CEAMSE para la disposición final de residuos.
- Pool de compras de insumos para lograr mejores precios.
- Diseño de políticas de estimulo para la inversión privada
- Redefinición de límites de islas en el Plata.
- Políticas de promoción turística de la Región.
- Integración de funcionarios de los cuatro municipios en equipos de trabajo.
- Acciones conjuntas para la defensa de los vecinos de la Región en materia de servicios públicos concesionados y sus organismos de contralor.
No se trata meramente de un consorcio de servicios municipales, sino que marca un hito que aporta al cambio de la cultura política argentina. Manteniendo nuestras identidades partidarias, los intendentes de Vicente López, San Fernando, Tigre y San Isidro, hemos depuesto las diferencias de apreciación que pudiéramos tener para confluir en la atención de necesidades y generación de proyectos comunes.
Seguimos reclamando la posibilidad de contar con una policía comunitaria que no sea una mera desconcentración sino una verdadera descentralización del área de seguridad, a fin de que ocupándose los municipios por proximidad y cercanía a la labor de prevención, control de contravenciones y represión de delitos menores, se puedan abocar los dispositivos provinciales y nacionales a los delitos de mayor complejidad, para motorizar con eficiencia los recursos en un área por demás sensible.
La descentralización debe ser la otra cara de la moneda de la regionalización.
Estos últimos cuatro años nos brindaron la oportunidad única de poder articular de modo directo con el Estado Nacional.
Esta actitud de diálogo del Presidente con los intendentes provocó un nuevo modo de gestionar basado en la política de proximidad y permitió llevar al más alto estamento, diagnósticos concretos de terreno, ahorro en tiempo y dinero salvando obstáculos burocráticos para llevar respuestas a los vecinos esperadas por décadas.
La urbanización total de las villas, mejoras de viviendas para sectores medios, túneles que salvan vidas y agilizan el tránsito, aliviadores que evitan inundaciones, alcanzar el 100% de las cloacas, son sólo algunos botones de muestra de los resultados de la mencionada articulación gubernamental.
Esperamos que ella se profundice tanto con la Nación como con la Provincia, por ejemplo, desarrollando una recaudación inversa.
San Isidro, como tantas otras comunas, tiene una tasa de cobrabilidad más alta que la de niveles supralocales, producto de las respuestas de gestión que la gente aprecia.
Será de gran ayuda que muchos de los gravámenes que hoy cobra la Provincia o la Nación, pasen al municipio reteniendo este de modo directo su cuota parte de coparticipación. Ello redundará no sólo en una mayor y más rápida cobrabilidad sino también en una agilización burocrática.
Esta transversalidad que vivimos a nivel partidario, territorial e intergubernamental también debe darse entre Estado y sociedad civil.
Debe ser generando alianzas con las organizaciones de la comunidad confiables, representativas y con gran experiencia de terreno, como hemos hecho en San Isidro con la experiencia de urbanización de villas de emergencia, convergiendo no sólo en el diseño y financiación con el Estado Nacional, sino también formando con todos los sectores representativos de nuestra sociedad civil la denominada “Mesa de Integración Social”.
Con dicha Mesa se generó un sistema participativo y transparente de entrega de viviendas, siguiendo las pautas de exhaustivos estudios y diagnósticos sociológicos, orientadas a un objetivo mayor como es la movilidad social ascendente, a través de acuerdos de convivencia que cambien las pautas culturales tradicionales hasta el momento, generando dispositivos para la conclusión de estudios con sistemas de tiempo parcial, capacitando en oficios, promoviendo empleo de los vecinos en las obras con la mencionada capacitación, sumada a la libreta de trabajo y obra social, entre tantos otros aspectos.
Es indispensable generar sinergias entre el municipio y las organizaciones no gubernamentales, aportando éstas su labor desburocratizada y diagnósticos pormenorizados de sus áreas de actuación, en tanto el Estado dota a la tarea de visión, equilibrio de conjunto y legitimidad social.
Asimismo, debemos todos actuar con humildad y orientarnos a la capacitación de los agentes públicos para brindarles herramientas a fin de enfrentar los nuevos desafíos.
Para ello, se pueden tomar, por ejemplo, enseñanzas de organizaciones de la comunidad nacional e internacional como los talleres de capacitación para la mayor eficiencia en las políticas sociales que hemos realizado con la UNESCO, así como también con municipios de otros continentes.
Las reformas estatales no deben forzosamente estar asociadas a reducción de personal sino a una modernización de la gestión con criterios progresistas.
En San Isidro hemos realizado una reforma del Estado municipal basada en políticas anticíclicas de rebaja del gasto público, procurando mayor eficiencia en la compra de insumos, abriendo nuestros programas a la participación de la sociedad civil, fortaleciendo la alianza entre ella y el Estado, procurando la convergencia de recursos humanos y materiales en función de que la comunidad sienta ese Estado como propio y no como coto de caza de un sector del privilegio.
Debemos recrear la mística política desde la base, desde los municipios. Allí es donde revalidan sus títulos los auténticos dirigentes; allí es donde se ven las realizaciones concretas antes que los meros discursos; allí es donde se conoce la honestidad y trayectoria de un político o bien si se limita a hacer declaraciones a la prensa pero vive de la política y no para ella sin modificar un ápice la calidad de vida de sus conciudadanos.
Los partidos deben comportarse como un todo orgánico con distintas expresiones, pero no siempre se responde a esa lógica. No es posible que en determinados ámbitos de esas fuerzas se declame la necesidad de autonomía de los municipios y en otros se impulsen leyes que la limitan prohibiendo, por ejemplo, que modifiquemos o actualicemos nuestros propios Códigos de Ordenamiento Urbano, el Estatuto del Personal Municipal o se pongan trabas a nuestras prioridades presupuestarias.
Insisto con la premisa inicial: pregonar la autonomía no significa abroquelarse sino por lo contrario contar con una actitud de apertura. Tanto en el ámbito de las políticas partidarias como a nivel ejecutivo y legislativo debiera prevalecer el criterio de pensar globalmente pero actuar localmente. Resguardar la visión de conjunto insita a la actividad política pero bajar al terreno para corroborar los resultados de las iniciativas y promover las correcciones pertinentes.
La búsqueda de nuevos caminos ya no es sólo un objetivo deseable sino una necesidad imperiosa, atento a la aún preocupante exclusión social que vivimos luego de largos años de ausencia de políticas públicas serias tendientes al crecimiento como país y como sociedad.
Hace años declamamos que las alianzas no deben limitarse al campo partidario sino que deben plasmarse en alianzas sociales asumiendo su responsabilidad y rol concreto cada actor del campo político, social, económico o académico, por caso.
Hoy tal declaración es una oportunidad que se abre, puesto que existe algo fundamental como es una decisión política de cambio.
Hablar de autonomía municipal no implica cerrarse en los límites de un distrito, sino por lo contrario, significa generar una verdadera apertura para la convergencia en la acción, humildad suficiente para reconocer la necesidad de capacitación en función de los novedosos desafíos y disciplina en la utilización de los recursos públicos, premisas básicas para toda administración sana de gobierno.
En San Isidro, la mencionada alianza y apertura se manifiesta en la transversalidad de la tarea en cuatro ejes concretos:
1) regionalización de los municipios;
2) cooperación intergubernamental,
3) alianzas con la sociedad civil a través de las organizaciones de la comunidad,
4) definición de objetivos y programas de gobierno que atraviesen las distintas áreas gubernamentales evitando compartimentos estancos en la administración pública.
Si bien las soluciones son de conjunto y los municipios se encuentran condicionados por las políticas que se implementen a nivel nacional, en la zona Norte del Gran Buenos Aires hemos asumido el desafío procurando desarrollar todo lo que esté a nuestro alcance sin caer en actitudes delegativas o esperanzados en que aparezcan soluciones mágicas pues la angustia de la gente golpea antes que a nadie, a las puertas de las oficinas de todos los Intendentes del país.
Nos atrevimos a cambiar y hoy estamos convencidos de que la regionalización es un camino conducente para el desarrollo compartido. La Región Metropolitana Norte no es una propuesta sino una realidad.
Logros concretos de la Región:
- Alcaldía para mejorar la seguridad orientada a tener barrios sin presos y más policías en función de la prevención del delito.
- Centro único de emergencias fundamentalmente para prevenir y actuar cuando sea menester.
- Compatibilización de la legislación sobre servicios públicos para tendidos de cables y reparaciones de las empresas
- Negociación con Aysa para la instalación total de cloacas.
- Obras de saneamiento del río Reconquista y así evitar inundaciones.
- Unificación de criterios para registros y normas de tránsito.
- Negociación con la CEAMSE para la disposición final de residuos.
- Pool de compras de insumos para lograr mejores precios.
- Diseño de políticas de estimulo para la inversión privada
- Redefinición de límites de islas en el Plata.
- Políticas de promoción turística de la Región.
- Integración de funcionarios de los cuatro municipios en equipos de trabajo.
- Acciones conjuntas para la defensa de los vecinos de la Región en materia de servicios públicos concesionados y sus organismos de contralor.
No se trata meramente de un consorcio de servicios municipales, sino que marca un hito que aporta al cambio de la cultura política argentina. Manteniendo nuestras identidades partidarias, los intendentes de Vicente López, San Fernando, Tigre y San Isidro, hemos depuesto las diferencias de apreciación que pudiéramos tener para confluir en la atención de necesidades y generación de proyectos comunes.
Seguimos reclamando la posibilidad de contar con una policía comunitaria que no sea una mera desconcentración sino una verdadera descentralización del área de seguridad, a fin de que ocupándose los municipios por proximidad y cercanía a la labor de prevención, control de contravenciones y represión de delitos menores, se puedan abocar los dispositivos provinciales y nacionales a los delitos de mayor complejidad, para motorizar con eficiencia los recursos en un área por demás sensible.
La descentralización debe ser la otra cara de la moneda de la regionalización.
Estos últimos cuatro años nos brindaron la oportunidad única de poder articular de modo directo con el Estado Nacional.
Esta actitud de diálogo del Presidente con los intendentes provocó un nuevo modo de gestionar basado en la política de proximidad y permitió llevar al más alto estamento, diagnósticos concretos de terreno, ahorro en tiempo y dinero salvando obstáculos burocráticos para llevar respuestas a los vecinos esperadas por décadas.
La urbanización total de las villas, mejoras de viviendas para sectores medios, túneles que salvan vidas y agilizan el tránsito, aliviadores que evitan inundaciones, alcanzar el 100% de las cloacas, son sólo algunos botones de muestra de los resultados de la mencionada articulación gubernamental.
Esperamos que ella se profundice tanto con la Nación como con la Provincia, por ejemplo, desarrollando una recaudación inversa.
San Isidro, como tantas otras comunas, tiene una tasa de cobrabilidad más alta que la de niveles supralocales, producto de las respuestas de gestión que la gente aprecia.
Será de gran ayuda que muchos de los gravámenes que hoy cobra la Provincia o la Nación, pasen al municipio reteniendo este de modo directo su cuota parte de coparticipación. Ello redundará no sólo en una mayor y más rápida cobrabilidad sino también en una agilización burocrática.
Esta transversalidad que vivimos a nivel partidario, territorial e intergubernamental también debe darse entre Estado y sociedad civil.
Debe ser generando alianzas con las organizaciones de la comunidad confiables, representativas y con gran experiencia de terreno, como hemos hecho en San Isidro con la experiencia de urbanización de villas de emergencia, convergiendo no sólo en el diseño y financiación con el Estado Nacional, sino también formando con todos los sectores representativos de nuestra sociedad civil la denominada “Mesa de Integración Social”.
Con dicha Mesa se generó un sistema participativo y transparente de entrega de viviendas, siguiendo las pautas de exhaustivos estudios y diagnósticos sociológicos, orientadas a un objetivo mayor como es la movilidad social ascendente, a través de acuerdos de convivencia que cambien las pautas culturales tradicionales hasta el momento, generando dispositivos para la conclusión de estudios con sistemas de tiempo parcial, capacitando en oficios, promoviendo empleo de los vecinos en las obras con la mencionada capacitación, sumada a la libreta de trabajo y obra social, entre tantos otros aspectos.
Es indispensable generar sinergias entre el municipio y las organizaciones no gubernamentales, aportando éstas su labor desburocratizada y diagnósticos pormenorizados de sus áreas de actuación, en tanto el Estado dota a la tarea de visión, equilibrio de conjunto y legitimidad social.
Asimismo, debemos todos actuar con humildad y orientarnos a la capacitación de los agentes públicos para brindarles herramientas a fin de enfrentar los nuevos desafíos.
Para ello, se pueden tomar, por ejemplo, enseñanzas de organizaciones de la comunidad nacional e internacional como los talleres de capacitación para la mayor eficiencia en las políticas sociales que hemos realizado con la UNESCO, así como también con municipios de otros continentes.
Las reformas estatales no deben forzosamente estar asociadas a reducción de personal sino a una modernización de la gestión con criterios progresistas.
En San Isidro hemos realizado una reforma del Estado municipal basada en políticas anticíclicas de rebaja del gasto público, procurando mayor eficiencia en la compra de insumos, abriendo nuestros programas a la participación de la sociedad civil, fortaleciendo la alianza entre ella y el Estado, procurando la convergencia de recursos humanos y materiales en función de que la comunidad sienta ese Estado como propio y no como coto de caza de un sector del privilegio.
Debemos recrear la mística política desde la base, desde los municipios. Allí es donde revalidan sus títulos los auténticos dirigentes; allí es donde se ven las realizaciones concretas antes que los meros discursos; allí es donde se conoce la honestidad y trayectoria de un político o bien si se limita a hacer declaraciones a la prensa pero vive de la política y no para ella sin modificar un ápice la calidad de vida de sus conciudadanos.
Los partidos deben comportarse como un todo orgánico con distintas expresiones, pero no siempre se responde a esa lógica. No es posible que en determinados ámbitos de esas fuerzas se declame la necesidad de autonomía de los municipios y en otros se impulsen leyes que la limitan prohibiendo, por ejemplo, que modifiquemos o actualicemos nuestros propios Códigos de Ordenamiento Urbano, el Estatuto del Personal Municipal o se pongan trabas a nuestras prioridades presupuestarias.
Insisto con la premisa inicial: pregonar la autonomía no significa abroquelarse sino por lo contrario contar con una actitud de apertura. Tanto en el ámbito de las políticas partidarias como a nivel ejecutivo y legislativo debiera prevalecer el criterio de pensar globalmente pero actuar localmente. Resguardar la visión de conjunto insita a la actividad política pero bajar al terreno para corroborar los resultados de las iniciativas y promover las correcciones pertinentes.
"Vuele bajo porque abajo está la verdad", decía un cantante nuestro. La verdad sobre las cruciales necesidades de la gente, la verdad acerca de las consecuencias de las políticas que proponemos, la verdad acerca de la representatividad concreta de quienes se dicen y quienes son verdaderos dirigentes... Por todo ello es que estoy convencido que en la base de los municipios es desde donde regeneraremos el tejido social y reivindicaremos la dignidad de la actividad política. (PUNTO CERO).
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