LUJAN, Noviembre 18, (PUNTO CERO-El Civismo) Llegó como concejal por la Unión Vecinal y terminó conduciendo el Concejo Deliberante durante el gobierno de Prince.
Aseguró que dejó el espacio legislativo “ordenado, pintado, limpio y prolijo”, como indica la “tradición vecinalista”.
Se siente un referente político en su pueblo y no le disgustaría volver a ser el delegado municipal de la comunidad que habita.
Sin proponérselo, el 12 de octubre de 2006 el vecinalista Héctor Melo asumió la presidencia del Concejo Deliberante. Le correspondía ante el alejamiento de Rubén Leopardi.
Contra viento y marea pero, por sobre todo, desafiando hasta los pronósticos más agoreros, el torrense se sostuvo en su puesto logrando, incluso, que quedaran en el olvido las críticas de las que supo ser blanco -principalmente por parte del oficialismo- cuando era un edil más del bloque de la Unión Vecinal.
Melo se define como un “animal político” en una jungla donde suele imponerse la “ley de la selva”.
Terco, de fuerte carácter al menos en las apariencias, en ocasiones mal hablado, bravucón y hasta con rasgos de autoritario, Héctor Melo se considera “un tipo calentón” como así también un “hacedor de cosas”.
A menos de un mes de dejar el cargo y el Concejo accedió a un mano a mano con EL CIVISMO y no eludió ninguna pregunta.
- ¿Qué va a ser de su vida política a partir del 11 de diciembre?
- Somos animales políticos que tenemos alguna predisposición para hacer algo. La verdad que todavía no sé qué voy a hacer, pero estoy al servicio del pueblo y veremos qué es lo que pide el pueblo que haga. Sino, seguiré trabajando en mi carpintería formando chicos para que el día de mañana se ganen la vida.
- ¿Se imaginó alguna vez que iba a terminar como presidente del Concejo Deliberante durante el gobierno del intendente Prince?
- No. Cuando a uno lo elige el pueblo tiene que estar preparado para ocupar el cargo que le adjudiquen. No me sorprendió (el nombramiento) porque mi vida siempre ha sido un gran desafío. Lamentable o afortunadamente, a mí me tocó vivir lo más grave que existió en democracia en la vida política en el partido de Luján, cuando en el famoso 12 de octubre de 2006 una horda de delincuentes tomó el Concejo e hizo cualquier cosa.
Me tuve que hacer cargo como vicepresidente primero. Ni propios ni extraños confiaban en mí pero los que estamos formados para esto, los que venimos desde las bases, los que caminamos las calles, los que nos embarramos los pies o hemos convividos con el pobre, con el rico o con quien sea, sabemos que tenemos que ser coherentes con nosotros mismos.
Y la coherencia es respetar la ley. Entonces, eso fue lo que hicimos: se ordenó, encauzó y hoy queda un Concejo bien armadito, prolijito y, como es nuestra tradición vecinalista, limpio y pintado.
- ¿Cómo fue su relación con el intendente?
- Hemos compartido reuniones, y dentro del establishment político de su partido la relación ha sido una muy buena.
- ¿Esperaba ser vapuleado, vilipendiado o criticado, como lo fue cuando era concejal?
- Cuando se es concejal y se le marca un error a alguien que no le gusta, te tratan de desvirtuar. No creo que seamos enemigos sino adversarios políticos. Hay gente que se enoja el día de las elecciones, pero después tenemos que seguir conviviendo.
- Muchos pensaban que la relación con el oficialismo no iba a ser buena, por el asunto de la biblioteca de Torres o porque a la UV la asocian con violaciones a los derechos humanos y con la dictadura.
- Eso está totalmente desvirtuado. En el tema de la biblioteca no me comprobaron nada y esto lo ve la gente, y ahí es donde pone el voto.
- ¿Cuál fue el tema más difícil que tuvo que enfrentar como presidente del Concejo Deliberante?
- El tema de los empleados del bingo que lloraban acá, pero gracias a Dios tuvo una salida favorable. Por suerte lo pudimos superar y seguir adelante.
Aseguró que dejó el espacio legislativo “ordenado, pintado, limpio y prolijo”, como indica la “tradición vecinalista”.
Se siente un referente político en su pueblo y no le disgustaría volver a ser el delegado municipal de la comunidad que habita.
Sin proponérselo, el 12 de octubre de 2006 el vecinalista Héctor Melo asumió la presidencia del Concejo Deliberante. Le correspondía ante el alejamiento de Rubén Leopardi.
Contra viento y marea pero, por sobre todo, desafiando hasta los pronósticos más agoreros, el torrense se sostuvo en su puesto logrando, incluso, que quedaran en el olvido las críticas de las que supo ser blanco -principalmente por parte del oficialismo- cuando era un edil más del bloque de la Unión Vecinal.
Melo se define como un “animal político” en una jungla donde suele imponerse la “ley de la selva”.
Terco, de fuerte carácter al menos en las apariencias, en ocasiones mal hablado, bravucón y hasta con rasgos de autoritario, Héctor Melo se considera “un tipo calentón” como así también un “hacedor de cosas”.
A menos de un mes de dejar el cargo y el Concejo accedió a un mano a mano con EL CIVISMO y no eludió ninguna pregunta.
- ¿Qué va a ser de su vida política a partir del 11 de diciembre?
- Somos animales políticos que tenemos alguna predisposición para hacer algo. La verdad que todavía no sé qué voy a hacer, pero estoy al servicio del pueblo y veremos qué es lo que pide el pueblo que haga. Sino, seguiré trabajando en mi carpintería formando chicos para que el día de mañana se ganen la vida.
- ¿Se imaginó alguna vez que iba a terminar como presidente del Concejo Deliberante durante el gobierno del intendente Prince?
- No. Cuando a uno lo elige el pueblo tiene que estar preparado para ocupar el cargo que le adjudiquen. No me sorprendió (el nombramiento) porque mi vida siempre ha sido un gran desafío. Lamentable o afortunadamente, a mí me tocó vivir lo más grave que existió en democracia en la vida política en el partido de Luján, cuando en el famoso 12 de octubre de 2006 una horda de delincuentes tomó el Concejo e hizo cualquier cosa.
Me tuve que hacer cargo como vicepresidente primero. Ni propios ni extraños confiaban en mí pero los que estamos formados para esto, los que venimos desde las bases, los que caminamos las calles, los que nos embarramos los pies o hemos convividos con el pobre, con el rico o con quien sea, sabemos que tenemos que ser coherentes con nosotros mismos.
Y la coherencia es respetar la ley. Entonces, eso fue lo que hicimos: se ordenó, encauzó y hoy queda un Concejo bien armadito, prolijito y, como es nuestra tradición vecinalista, limpio y pintado.
- ¿Cómo fue su relación con el intendente?
- Hemos compartido reuniones, y dentro del establishment político de su partido la relación ha sido una muy buena.
- ¿Esperaba ser vapuleado, vilipendiado o criticado, como lo fue cuando era concejal?
- Cuando se es concejal y se le marca un error a alguien que no le gusta, te tratan de desvirtuar. No creo que seamos enemigos sino adversarios políticos. Hay gente que se enoja el día de las elecciones, pero después tenemos que seguir conviviendo.
- Muchos pensaban que la relación con el oficialismo no iba a ser buena, por el asunto de la biblioteca de Torres o porque a la UV la asocian con violaciones a los derechos humanos y con la dictadura.
- Eso está totalmente desvirtuado. En el tema de la biblioteca no me comprobaron nada y esto lo ve la gente, y ahí es donde pone el voto.
- ¿Cuál fue el tema más difícil que tuvo que enfrentar como presidente del Concejo Deliberante?
- El tema de los empleados del bingo que lloraban acá, pero gracias a Dios tuvo una salida favorable. Por suerte lo pudimos superar y seguir adelante.
APLAUSOS, MEDALLAS Y CENA
- ¿Recibió algún tipo de presión, amenaza o soborno?
- De ninguna manera. Yo eso no lo admito, no me presto a ese tipo de cosas. Desde el 12 de octubre de 2006 ustedes no se ocuparon más del Concejo Deliberante y eso significa que estamos funcionando. En la última sesión entregaremos una distinción a todos los concejales que se van y luego, a la noche, tendremos una cena de despedida en el Luján Tenis Club junto con los nuevos (concejales electos) que van a entrar.
- La entrega de una medalla y la cena después de años difíciles, ¿no cree que la gente termina creyendo que se hacen los que se pelean pero en el fondo todos se quieren?
- Como te dije al comienzo: somos animales políticos y dentro del mandato que nos dio el pueblo cada uno trata de defender lo suyo mejor o peor, con o sin sentido. Mientras no nos faltemos el respeto podemos decirnos de todo. Algún grito o algún “carajo” se me escapó, pero era en defensa de la salud pública y quiero que me entiendan. Si algo no funcionaba había que decirlo y a lo mejor me exasperé un poco.
- ¿Todos los concejales son honestos?
- Ah, no sé, eso no lo puedo decir. Yo sé lo que hice. Conmigo se comportaron como políticos.
- ¿Cómo se comportaron?
- Para mí, bien. Pero entendamos algo: en política dos más dos jamás son cuatro.
CUESTIÓN DE NÚMEROS
- ¿Haber sido presidente del Concejo a esta altura de su vida, representa un reconocimiento o el ‘broche de oro’ en su carrera?
- Es muy posible. Por parte de mi comunidad de Torres seguro que es un broche de oro, y si uno ve (el resultado de) las elecciones del 28 de octubre creo que fue un respaldo total y absoluto. También dejaron un mensaje: si prometés y no realizás te castigan luego en las urnas.
- Con relación al resultado en Torres, ¿fue mérito de Luciani o de Melo?
- El resultado en Torres es fruto de un gran trabajo. La Unión Vecinal es una gran cadena y Melo es un eslabón más, como lo es Luciani. Hemos trabajado por y para el candidato. En Torres soy el referente y de eso no caben dudas. La gente trató de elegir al mejor y fuimos los únicos que tuvimos un local abierto dos meses antes (del comicio), escuchamos a la gente y los problemas que tiene la localidad. Como fui delegado municipal, la solución la tenemos.
- ¿Qué sensación tuvo cuando se enteró que Prince había perdido las elecciones? ¿Le sorprendió el resultado?
- Se terminó un período que no fue de lo más brillante. La gente eligió y produjo un cambio. Lo que me sorprendió fue que el Dr. Prince ganara solamente en Olivera, Open Door y Carlos Keen. Eso significa que la Dra. Rosso trabajó bien y caminó mucho.
- Como uno de los que queda de la vieja guardia de la Unión Vecinal, ¿qué sintió al entrar al cuarto oscuro y ver que no estaba la boleta 119 de la UV?
- Nada. A mí me produjo mucha alegría haber tenido un candidato joven, potable, que la comunidad lo aceptó como tal y que tiene un porvenir político muy interesante. Me llena de satisfacción porque desde 2003 dijimos que íbamos a producir cambios, y ahora tenemos líderes como Oscar Luciani y Amanda Robles.
- ¿Le gustó el acuerdo que hizo la UV con el juarismo?
- No me disgustó, pero podría haber sido otra cosa. Estuvimos hablando con el radicalismo pero no aceptaron. Me hubiera gustado ir todos juntos en una lista... hubiéramos ganado.
- ¿Hubieran ganado todos juntos? Porque usted dijo que en política dos más dos no son cuatro.
- Todos juntos hubiéramos ganado. Sumá los votos de Rampazzi y lo que sacamos nosotros. Pero ya está. Esas son las reglas del juego. Por eso en política dos más dos no son cuatro.
Cada uno tiene sus apetencias políticas y está bien que así sea. Nosotros tenemos a un diputado como Juan Carlos Juárez, un bloque con cuatro concejales y con expectativas políticas muy interesantes.
- ¿No teme que en el futuro el juarismo termine copando la Unión Vecinal y el vecinalismo desaparezca?
- Separemos los tantos. La UV es un partido local que tiene estructura desde hace 30 años y tiene base en Luján. Podrá tener alianzas pero no cambia, es puro vecinalismo.
PARA EL PUEBLO LO QUE ES DEL PUEBLO
- La Dra. Graciela Rosso propone un cambio en la elección de los delegados municipales. ¿Le gustaría volver a ser delegado en Torres?
- Esa es una propuesta nuestra del año 93. Yo soy un animal político y hago lo que me pida el pueblo.
- ¿Y si el pueblo se lo pide?
- Habrá que pensarlo y meditarlo. El soberano es el que decide y en Torres el soberano nos dio un respaldo importante.
- ¿Qué consejo le daría a la intendenta Rosso?
- Que elija bien a sus representantes, que sean honestos y tengan capacidad.
- A partir del 11 de diciembre, ¿qué va a extrañar?
- Al grupo humano que son las secretarias del Concejo Deliberante, el sonar permanente de los teléfonos, el “mire Melo, tenemos un problema”. Yo termino como concejal pero en mi comunidad soy el factor de consulta permanente y estoy al servicio de la gente.
- Y la dieta como concejal, ¿también va a extrañarla?
- Yo nunca viví de la política. Todo lo que tengo lo hice con mi trabajo. Hay que seguir traspirando la camiseta para ganarse el mango, muchacho
- Si no hubiera sido concejal durante cuatro años, ¿podría haber cambiado la camioneta?
- ¿Por qué no? El cambio de vehículo lo hice con mi propiedad. Lo que saco en el Concejo no me alcanza para mantenerme.
Los políticos según la óptica de Melo
- Silverio Sallaberry: “Un luchador nato”.
- Rubén Rampazzi: “Un buen muchacho”.
- Gerardo Amado: “Un maestro”.
- Miguel Prince: “Un muchacho caminador que entró en la comunidad”.
- Graciela Rosso: “Una muy buena profesional médica. La obra de la maternidad en el hospital la trajo ella”.
- Juan Carlos Juárez: “Un negro caminador”.
- María Inés Fernández: “Una diputada y senadora que ayudó mucho a Luján”.- Héctor Melo: “Yo creo que Melo no es político sino un hacedor de cosas y que se ha llevado sopapos de todos lados por querer hacer más rápido de lo debido.
En estos cuatro años ha sabido pensar, meditar, especular, hay momentos y momentos, me he llevado paredes por delante pero aprendí un montón de cosas”. (PUNTO CERO-El Civismo).
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