BUENOS AIRES, Agosto 13, (PUNTO CERO-La Política On Line) El ex presidente y el hombre fuerte de la UIA vuelven a confluir en una estrategia común: depreciar la moneda y llevar el dólar a cuatro pesos. El armado político del duhaldismo, el rol de Barrionuevo y el empresario papelero Massuh. La bronca de Lascurain y el silencio de Techint.
La falta de competitividad es la excusa. Un sector de la Unión Industrial Argentina liderado por el ex ministro José Ignacio de Mendiguren, y el ex presidente Eduardo Duhalde, lanzaron una ofensiva común para que el gobierno nacional devalúe -otra vez- la moneda.
El tema cobra fuerza teniendo en cuenta los antecedentes de la dupla: en 2002, cuando Duhalde se hace cargo de la Presidencia, la UIA encabezada por De Mendiguren fue el agente de relaciones públicas que instaló en la agenda los "beneficios productivos" de la depreciación del peso.
Se ha escrito mucho sobre los costos y beneficios de la devaluación duhaldista, como ser la licuación del poder adquisitivo de los asalariados y de las deudas multimillonarias de las principales empresas.
También se mencionó a esta medida que favoreció a grandes grupos como Techint como la razón real del "golpe blando" que supuestamente sufrió Fernando de la Rúa, quien se aferraba a la convertibilidad.
Lo cierto es que al asumir Duhalde la Presidencia se apresuró a romper la paridad cambiaria y ubicó a Ignacio de Mendiguren al frente del Ministerio de la Producción.
También es justo reconocer, que luego vino el "rebote" de la economía y el campo y los industriales recuperaron competitividad -algunos sostienen de manera artificial-.
Como sea, este ciclo parece estar llegando a su fin. Situación que se agravó por la caída del dólar que en los hechos impuso el gobierno en el medio de la pelea con el campo.
La embestida
Ahora, una ala de los industriales -otra vez encabezada por De Mendiguren-, propone una nueva devaluación, pese a que destacados economistas pro modelo como Roberto Frenkel, advierten que la herramienta cambiaria ya está agotada para recuperar competitividad, y a lo sumo, sólo se lograría agravar la inflación con una nueva depreciación de la moneda.
En este contexto, según pudo saber La Política Online, el acuerdo es parte de una estrategia política en la que De Mendiguren (que actualmente ostenta una de las vicepresidencias de la UIA) aparece como candidato a diputado nacional en 2009 por una lista duhaldista.
También, el gremialista Luis Barrionuevo tendría un representante sindical entre los candidatos de Duhalde, y desde su flamante central obrera Azul y Blanca, apoyaría las presiones por una nueva devaluación, como en su momento hizo Hugo Moyano. Notable paradoja de los sindicalistas argentinos que proponen medidas que deprecian el poder adquisitivo.
Pero detrás de Ignacio de Mnediguren aparece la sombra del empresario papelero Héctor Massuh, enojado con el gobierno -entre otras cosas- por la clausura que sufrió en una de sus plantas, acusada de contaminar por la secretaria de Medio Ambiente, Romina Picolotti.
La idea que barajan es consolidarse como alternativa "productiva" a los Kirchner y correr del escenario electoral a Elisa Carrió y en todo caso "domesticar" a dirigentes como Felipe Solá y José Manuel de la Sota, que se sumen al programa devaluador y al control político de Duhalde.
Ruidos internos
A diferencia de lo que ocurrió en el 2001, la UIA no aparece monolítica en esta coyuntura. Por caso, el titular de la entidad, Juan Carlos Lascurain ya mostró su descontento con las críticas que formulara la semana pasada por De Mendiguren respecto al Indec y, en silencio, sobre la devaluación. Esto desató una ola de rumores que aseguraban que dejaría la presidencia de la UIA. pero en rigor la embestida viene de semanas atrás, cuando fuentes industriales comenzaron a atribuir a De Mendiguren las curiosas denuncias por corrupción en el otorgamiento de subsidios que sufre el secretario de Industria Fernando Fraguío.
La falta de competitividad es la excusa. Un sector de la Unión Industrial Argentina liderado por el ex ministro José Ignacio de Mendiguren, y el ex presidente Eduardo Duhalde, lanzaron una ofensiva común para que el gobierno nacional devalúe -otra vez- la moneda.
El tema cobra fuerza teniendo en cuenta los antecedentes de la dupla: en 2002, cuando Duhalde se hace cargo de la Presidencia, la UIA encabezada por De Mendiguren fue el agente de relaciones públicas que instaló en la agenda los "beneficios productivos" de la depreciación del peso.
Se ha escrito mucho sobre los costos y beneficios de la devaluación duhaldista, como ser la licuación del poder adquisitivo de los asalariados y de las deudas multimillonarias de las principales empresas.
También se mencionó a esta medida que favoreció a grandes grupos como Techint como la razón real del "golpe blando" que supuestamente sufrió Fernando de la Rúa, quien se aferraba a la convertibilidad.
Lo cierto es que al asumir Duhalde la Presidencia se apresuró a romper la paridad cambiaria y ubicó a Ignacio de Mendiguren al frente del Ministerio de la Producción.
También es justo reconocer, que luego vino el "rebote" de la economía y el campo y los industriales recuperaron competitividad -algunos sostienen de manera artificial-.
Como sea, este ciclo parece estar llegando a su fin. Situación que se agravó por la caída del dólar que en los hechos impuso el gobierno en el medio de la pelea con el campo.
La embestida
Ahora, una ala de los industriales -otra vez encabezada por De Mendiguren-, propone una nueva devaluación, pese a que destacados economistas pro modelo como Roberto Frenkel, advierten que la herramienta cambiaria ya está agotada para recuperar competitividad, y a lo sumo, sólo se lograría agravar la inflación con una nueva depreciación de la moneda.
En este contexto, según pudo saber La Política Online, el acuerdo es parte de una estrategia política en la que De Mendiguren (que actualmente ostenta una de las vicepresidencias de la UIA) aparece como candidato a diputado nacional en 2009 por una lista duhaldista.
También, el gremialista Luis Barrionuevo tendría un representante sindical entre los candidatos de Duhalde, y desde su flamante central obrera Azul y Blanca, apoyaría las presiones por una nueva devaluación, como en su momento hizo Hugo Moyano. Notable paradoja de los sindicalistas argentinos que proponen medidas que deprecian el poder adquisitivo.
Pero detrás de Ignacio de Mnediguren aparece la sombra del empresario papelero Héctor Massuh, enojado con el gobierno -entre otras cosas- por la clausura que sufrió en una de sus plantas, acusada de contaminar por la secretaria de Medio Ambiente, Romina Picolotti.
La idea que barajan es consolidarse como alternativa "productiva" a los Kirchner y correr del escenario electoral a Elisa Carrió y en todo caso "domesticar" a dirigentes como Felipe Solá y José Manuel de la Sota, que se sumen al programa devaluador y al control político de Duhalde.
Ruidos internos
A diferencia de lo que ocurrió en el 2001, la UIA no aparece monolítica en esta coyuntura. Por caso, el titular de la entidad, Juan Carlos Lascurain ya mostró su descontento con las críticas que formulara la semana pasada por De Mendiguren respecto al Indec y, en silencio, sobre la devaluación. Esto desató una ola de rumores que aseguraban que dejaría la presidencia de la UIA. pero en rigor la embestida viene de semanas atrás, cuando fuentes industriales comenzaron a atribuir a De Mendiguren las curiosas denuncias por corrupción en el otorgamiento de subsidios que sufre el secretario de Industria Fernando Fraguío.
Denuncia que en rigor golpearía al subsecretario Alejandro Tinivelli. Auqnue esa, es otra historia. Como sea, por ahora, Techint -el verdadero poder de la UIA- se mantiene en un estricto silencio. Fue notable la cara de poker del líder de este grupo, Paolo Rocca, en las fotos que se sacó junto a Cristina Kirchner el viernes pasado en San Juan, en un acto en el que se firmó un convenio para financiar la finalización de la construcción del Dique Caracoles sobre el Río San Juan, que realiza su empresa. Bussines are bussines. (PUNTO CERO-La Política On Line).
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